07. | 𝗦𝗵𝗼𝘄 𝗺𝗲 𝗵𝗼𝘄
𝙎𝙝𝙤𝙬 𝙢𝙚 𝙝𝙤𝙬 — 𝙈𝙚𝙣 𝙞 𝙩𝙧𝙪𝙨𝙩
“ ⁱ'ᵐ ʰᵃᵛⁱⁿᵍ ᵛⁱˢⁱᵒⁿˢ ᵒᶠ ʸᵒᵘ
ᵇᵘᵗ ᵗʰᵉⁿ ⁱ ᵘⁿᵈᵉʳˢᵗᵃⁿᵈ
ᵗʰᵉ ᶠʳⁱᵉⁿᵈ ⁱ'ᵐ ᵈʳᵉᵃᵐⁱⁿᵍ ᵒᶠ
ⁱˢ ᶠᵃʳ ᵃʷᵃʸ ”
ఌ︎
𝕯ae-su podía recordar con perfecta exactitud la primera vez que Alexis lo abrazó. Quizá no podía decir la tabla periódica, ni las fechas históricas más importantes de su país; pero en definitiva podría contar con lujo de detalle sobre aquella vez que su mejor amiga le ofreció un abrazo.
Él recordaba haberla invitado a su casa para jugar videojuegos junto a Woo-jin y Joon-young. Ella era todavía nueva, no tenía más que un par de semanas en la escuela, donde se la vivían juntos. Ambos terminaron haciendo equipo para el Mario Party, ganando en su primera ronda a los otros dos muchachos presentes.
Dae-su aún podía sentir el peso de Alexis recargarse en el de él. Podía oler la esencia al perfume masculino que extrañamente ella siempre llevaba. Aún con el paso del tiempo podía recordar la aceleración de su corazón ante el cercano contacto.
Y precisamente podía recordarlo porque vivía todo el tiempo reviviendo ese recuerdo.
El chico agradecía enormemente las costumbres extranjeras de su amiga que le permitían poder abrazarla cuanto quisiese sin que ella lo tomase a mal. Cualquier otra chica habría corrido lejos de él, pero Alexis parecía tan gusto de estar entre sus brazos; tan feliz de mantener esa muestra de afecto.
Los brazos de Alexis eran ciertamente el refugio del muchacho. Como en ese momento, donde ambos se apretaban mutuamente y jugaban a intentar volverse uno mismo a través de un abrazo. El corazón de Dae-su sufrió pequeños infartos mientras veía a su querida amiga bajar por aquella cuerda, así que el tenerla sana y salvo consigo era motivo suficiente para no querer soltarla nunca más.
Eran los momentos como ese en donde a Dae-su casi se le escapaba todo lo que su ser sentía por Alexis.
—Nene... Creo que ya es el momento de que hablemos.
Y aquello, como si de un balde de agua helada se tratase, consiguió sacar a Dae-su de su pequeño trance.
Estaban vivos. Extrañamente vivos. Juntos, él y Alexis juntos. La tenía en sus brazos, tal vez demasiado cerca. Ya no percibía el perfume masculino, ni el calor usual que emanaba el cuerpo de su amiga. Ya no había tranquilidad. Cuando se dio cuenta, Alexis estaba temblando.
—¿Alexis? —Preguntó, alejándose un poco y recibiendo la vista de una muy pálida y aterrorizada muchacha.
No le importó que ella quisiese hablar, ni que finalmente parecía que podría descubrir lo que tanto quería. Alexis lucía como si estuviese cerca de desfallecer y eso consiguió alterarlo más de lo que cualquier charla sobre los misterios de su amistad podría.
—Alexis. —Esta vez Dae-su reemplazó su tono de pregunta por uno de llamado.
Alexis quiso responder al llamado, pero las luces se apagaron antes de que siquiera pudiese articular una palabra.
Alexis comenzó a sufrir de pesadillas cuando su padrastro falleció. Año y medio, según sus cuentas. Las noches se volvían desagradables cuando a Dae-su le ganaba el sueño y la dejaba hablando sola en su chat. Dormir pasó de ser su actividad favorita a la que más temía. Cada que su mente se perdía en el limbo del sueño, la noche del accidente automovilístico donde su padrastro falleció se repetía una y otra vez. Era como una clase de tortura, por más que su psicóloga dijese que solo era una respuesta al trauma.
No recordaba siquiera la última vez donde un sueño verdadero o agradable la consiliase. No recordaba siquiera la última vez donde verdaderamente descansó.
Sin embargo, ahí estaba, quejándose internamente de las voces que la estaban despertando y alejando de tan buen sueño. ¿Sería verdaderamente un sueño? Su mamá y su abuela, sus tíos, sus primos, toda su familia reunida. Dae-su a su lado, ella presentando a Dae-su como su novio. ¿Quiénes eran esos que gritaban tan alto y no la dejaban disfrutar de esa vida en paz?
Intentó mantenerse en el preciado mundo de los sueños, pero las voces no se callaron y un nuevo dolor de cabeza consiguió sacarla lentamente de su estado.
La luz le lastimó en cuanto abrió un ojo. Sentía los párpados pesados y la garganta seca, sin contar ese taladro que amenazaba con romper su cabeza. Se topó con figuras extrañas, demasiado borrosas para su adormilada vista.
—¿Qué está sucediendo? —Le salió a duras penas, capturando toda la atención de la sala y cesando los gritos.
Una figura más grande que las demás se volteó directamente hacia ella. Durante eternos segundos se mantuvo ahí, como piedra, meramente con su cuerpo en dirección al de ella.
—¡¿Alexis?! —Se escuchó gritar a esta figura.
Ese grito, además de atentar contra los tímpanos de Alexis, logró despertar esa parte de ella que hasta el momento seguía allá en esa otra vida donde los zombies y la friendzone no existían.
—¿Dae-su? —Dijo ella, recobrando la mayoría de sus sentidos.
Ya no era una figura grande y borrosa, era Dae-su. Su querido Dae-su, quien ahora parecía en extremo preocupado.
Fue cuestión de segundos que Dae-su llegase a dónde estaba Alexis. En la lista de cosas por hacer de la chica se agregó la tarea de preguntar qué demonios hacía en un rincón, sentada en el piso y recargada en la pared.
—¡Alexis! —Exclamó el gran chico, rodeando a su amiga y abrazándola como si no el mañana no existiese.
Alexis creyó por un instante que su sueño en realidad estaba sucediendo. Lastimosamente, las manchas de sangre en la camisa de su amigo le indicaron que, en efecto, todo era mentira. Las memorias de todo ese fatídico día se reproducieron como una película en su cabeza, aunque su mente decidió no mostrarle más allá de su pequeña discusión con Dae-su sobre quién bajaría primero por la cuerda. No recordó ni la horrible experiencia de ver la vida de Dae-su peligrar en la manguera, ni su mismo momento de casi morir. Tampoco vio el abrazo con su amigo o ese pequeño paso a la confesión de sus sentimientos.
Por más que no entendió la preocupación del pelinegro que ahora la abrazaba con tanta fuerza, su cuerpo respondió de manera automática. Sus brazos se acoplaron al gran cuerpo del muchacho, así como su cabeza supo encontrar lugar en el cálido hombro de él.
—Nene... —Susurró ella en cuanto percibió un espasmo proveniente de quien la abrazaba.
Dae-su se dejó ver. Ojos rojos y el gesto más preocupado que Alexis alguna vez pudo apreciar en él. Rastros de lágrimas en el rostro que ella amaba tanto ver.
—Nene... —Se le rompió la voz — ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? —Le acarició el cabello.
Dae-su ignoró su pregunta, respondiendo con otra.
—¿Estás bien?
Alexis pensó en su dolor de cabeza, en el frío que sentía y más que todo; la ansiedad que la embargaba desde que vio el rostro de su amigo. No, no estaba bien.
—Sí, estoy bien, pero por favor dime qué pasa.
Avisándole que no eran solo ella y Dae-su en el mundo, una voz mayor llamó su atención.
—Te desmayaste, Alexis... —Comentó su maestra de inglés.
Alexis se sorprendió al oír esa voz. Sus ojos se dirigieron a la dueña de esta, topandose con sus demás amigos y aquella profesora que hizo de sus estudios menos miserables.
—Señorita Park... —Susurró la recientemente consciente chica.
Al oír que se dirigía a alguien más que a Dae-su, la mayoría recién comprendió que su amiga estaba despierta. No tardaron en acercarse. Pronto Alexis tuvo un montón de caras preocupadas a su alrededor.
—Alexis, ¿Estás bien? —Esta vez fue On-jo quién preguntó.
La mencionada, que no oyó que se desmayó por fijarse más en quien se lo comentó, asintió abrumada.
—¿Por qué tanta preocupación por mí? —Cuestionó riendo incomodamente.
Dae-su, quien se limpiaba las lágrimas y soltaba levemente a su amiga, la miró con aún más preocupación.
—¿No escuchaste a la señorita Park? Te desmayaste, Alexis —había cierto deje de molestia en su voz —. En un momento hablabas conmigo y en el otro no dabas señales de vida.
Ahí Alexis recordó su pequeña aventura por la manguera. Recordó el golpe en su cabeza y los malestares que le siguieron a ese golpe. Vio levemente los últimos instantes de charla con Dae-su antes de perder la conciencia.
Comprendió. Alexis comprendió lo que le estaba sucediendo y eso, por un segundo, casi la hace desmayarse de nuevo.
Al verla tan callada, los demás, quizá asustados, le siguieron hablando.
—¿Por qué te desmayaste, Alexis? —Preguntó Ji-min.
—¿Cómo va a saber por qué se desmayó, tonta? —Regañó Hyo-ryung.
Ji-min pareció ofendida.
—Tal vez se sentía mal y no dijo nada...
Todos apreciaron como Ji-min iba a continuar hablando, pero una voz particular logró helar el ambiente con una pregunta.
—¿Te mordieron? —Nam-ra, la ahora ex-presidenta del curso, decidió extender aún más la preocupación de los demás.
Alexis entrecerró los ojos, confundida.
—No, ¿Desde cuándo desmayarse es síntoma de mordida? —Se defendió.
Dae-su apretó el hombro de Alexis.
—¿Por qué te desmayaste, entonces? —Siguió preguntando Nam-ra.
Alexis tambaleó un poco. No quería decirlo en voz alta.
—No lo sé, quizá porque llevamos horas corriendo de aquí para allá; intentando que no nos arranquen la cara de un mordisco y sometidos a demasiada adrenalina —Se excusó —. ¿Ustedes no están cansados?
Cuando observó que ningún gesto fruncido titubeaba y que nadie parecía tragarse esa excusa, Alexis temió tener que decir la verdad. Para su buena suerte, Joon-young la salvó.
—Mentiría si dijese que no he sentido que me desmayaré en cualquier instante... —Mencionó, y al venir de alguien cuya lucidez no se ponía en duda, los demás parecieron estar de acuerdo.
La mayoría, excepto como no, Nam-ra.
—Pero Alexis, ¿Estás bien? —Insistió la señorita Park. Esta misma bajó a la altura de Alexis, terminando en cuclillas y sosteniendo la mano de su estudiante.
Alexis miró a su lado. Dae-su la abrazaba, ahora sentado con ella. Una escasa sonrisa se coló en los labios de la chica.
—Estoy bien, lo juro. Ayer no dormí y tampoco desayuné antes de salir de casa, fue todo una suma de cosas que terminó por hacerme desmayar. —Continuó mintiendo. Se había atragantado con comida antes de ir a la escuela por los nervios de confesarse ante Dae-su.
Woo-jin, su otro gran amigo (amigo de verdad y no amor eterno), se sentó a su otro lado.
—¿Absolutamente segura de que estás bien?
Alexis asintió.
—Sí.
La señorita Park volvió a tomar su papel como adulta en el lugar.
—¿Necesitas algo, Alexis?
Nuestra protagonista negó. Sí, necesitaba ir con urgencia a un hospital. Necesitaba a su mamá y contarle sobre lo le había pasaso. Pero la señorita Park no podía darle nada de eso, nadie en ese pequeño espacio podría ofrecerle lo que en realidad necesitaban. Así que mentir, y decir que todo estaba bien y no le hacía falta nada era la mejor opción que tenía.
La señorita Park asintió. Alexis no sabía si la había convencido del todo, pero al menos logró que se separase de su persona y fuese con los demás.
Todos miraban a Alexis. No estaban lo suficientemente cerca como para alterarla, pero tampoco estaban lo suficientemente lejos como para hacerla sentir cómoda.
Carraspeó antes de hablar.
—Oí gritos hace un momento, se oía como una discusión. ¿Qué ha ocurrido? —Preguntó, mirando casi por inercia a su lado, esperando fuese Dae-su quien le respondiese.
Sin embargo, nadie le respondió. Un silencio tan incómodo como la misma Alexis se instaló en la sala durante largos segundos, siendo ella misma la responsable de romperlo otra vez.
—¿Nadie me va a responder? ¿Fue parte de un sueño lo que oí? —Cuestionó, llevando inconscientemente su mano al golpe de la cabeza.
Allí, la única persona que Alexis hubiese preferido no hablase, le respondió.
—Díganle, díganle como estaban defendiendo al subsi este. —Dijo Na-yeon, con el tono más despectivo posible y apuntando hacia Gyeong-su, quién estaba cerca de la ventana.
El comentario de Na-yeon funcionó como un fósforo. No supo cómo, pero Alexis presenció la vuelta de los gritos y pelea otra vez. Fue todo demasiado rápido, siendo la siguiente imagen que sus ojos pudieron analizar la de Gyeong-su siendo sostenido por Cheong-san y Su-hyeok.
Alexis no lo sabía, pero se había despertado justo en el momento donde Na-yeon acusaba a Gyeong-su de estar infectado.
—¡Te dije que no volvieras a repetir eso, Na-yeon! —Exclamó la maestra Park, alejando a la muchacha de Gyeong-su lo más que pudiese.
Este último mencionado le gritaba cosas, evitando moverse meramente porque sus amigos lo tenían agarrado.
Alexis tomó eso como señal para levantarse. Casi se cae por el mareo que le trajo tan abrupta acción, pero con el agarre de Dae-su fue capaz de mantenerse estable.
—¿Qué carajos pasó mientras no estaba? —Preguntó.
Ji-min le resumió. Na-yeon y Gyeong-su peleando por los comentarios de esta, un zombie que quiso entrar por la ventana pero lograron evitar y una acusación muy grave sobre Gyeong-su estando infectado por el zombie con el que peleó momentos atrás en la ventana.
Alexis se dio cuenta que no estuvo inconsciente por mucho tiempo, pero aún así habían pasado muchas cosas.
Al oír todo, tomó la decisión consciente de acercarse a Gyeong-su. Este último no esperaba eso, agarrandolo por sorpresa y quedándose como estatua, para el asombro de todos.
—Hola, amigo. —Le saludó, estudiando su cara con esos ojos grandes y diferente que poseía.
Gyeong-su tragó saliva. Detrás de Alexis se apreciaba la gran figura de Dae-su, quién la seguía siempre como un perro fiel.
Alexis llevó sus manos a la cara de Gyeong-su, moviendola lentamente hacia los lados y luego de arriba a abajo. Parecía concentrada, casi estudiosa. Los demás veían todo en silencio.
—Si observan bien, se ve que la nariz y la piel alrededor de esta están un poco rojas —Comentó, soltándole la cara a Gyeong-su —. No está infectado, es simplemente por el golpe que I-sak dice Su-hyeok le dio.
Gyeong-su sonrió. Cheong-san y Su-hyeok lo soltaron.
—Te lo dije, perra. —Comentó victorioso, haciendo enojar profundamente a la chica que lo acusaba.
Ahora era Na-yeon quien quería acercarse a él, pero la señorita Park no se lo permitía.
—¡Mirale la mano, Alexis! —Gritó enfadada luego de propiciar varios insultos.
Alexis, sin saber por qué le hacía caso a una malcriada como la que le hablaba, le tomó ambas a manos a Gyeong-su. Su gesto amigable se marchó en cuanto vio la herida que había en una de estas.
—¿Qué te pasó? —Le preguntó a su amigo, obsequiándole el beneficio de la duda.
Gyeong-su borró la sonrisa al ver la expresión de su amiga.
—Me raspé tirando la computadora al zombie. —Habló con sinceridad.
Antes de que Alexis pudiese aliviarse, Na-yeon tomó la palabra de nuevo.
—¡El zombie le tomó la mano! —Gritó —. ¡Vamos, díganle! ¡Aquí todos lo vimos!
Alexis apretó levemente las manos de Gyeong-su.
—¿Eso es cierto? —Le preguntó con calma al chico frente a ella, sin querer causarle más males.
Gyeong-su no respondió. Nadie lo hizo.
El silencio volvió a reinar en aquella pequeña sala. Por sólidos segundos, meramente se pudo oír la brisa que entraba por la ventana, así como el ruido de los zombies que estaban abajo.
Una vez más, la inoportuna abrió la boca.
—Tenemos un infectado, ¡¿No piensan hacer nada?!
Alexis se hartó de tener que oír su voz. Soltó las manos de Gyeong-su y se volteó. Dos pasos dio, ni uno más. No quería estar cerca de ella.
—Na-yeon —Le llamó con falsa calma —, ¿podrías hacernos el favor de callarte? —preguntó —. Nadie aquí quiere oír tu voz. Por favor, haz silencio.
Solo bastó eso para que la chica de suéter rosa llenará su boca de insultos hacia su compañera extranjera. Los demás estaban un tanto impresionados de la honestidad con la que Alexis había hablado a Na-yeon, callados sin creer que alguien había decidido decir lo que todos pensaban.
Alexis puso sus ojos en blanco al ver como la chica no hacía silencio. Dio la vuelta otra vez y se dirigió a Gyeong-su.
—Sé que lo que te diré sonará escalofriante y lamento tener que hacerlo —Empezó —, pero sí hay una pequeña posibilidad de que estés infectado.
El chico frente a ella palideció.
—¿Qué...? —Le salió casi en un susurro. Se le vio aterrado.
Alexis tomó sus manos para ofrecerle confort. Dar-su miró atentamente ese gesto.
—Es una posibilidad pequeña, ¿vale? —Le aclaró —. Sangre del zombie pudo haber entrado en tu herida —explicó, señalando con la mirada el rasguño —. Todos aquí esperamos que no sea el caso, pero, ¿puedo proponerte una idea para asegurar la seguridad del grupo?
Gyeong-su, asustado aún, pero confiando en su amiga, asintió.
Los demás, como el aterrado chico, se dedicaron a escuchar a la ahora consciente Alexis y lo que tenía para decir.
Alexis cerró sus ojos con fuerza. Los dolores de cabeza se estaban haciendo cada vez más fuertes e intensos, y ese último se sentía como directos golpes en su cien.
Nadie la veía. Ya nadie la observaban. Los cinco minutos de preocupación por su persona habían pasado, y estando ahí en la mesa, con todos a su alrededor charlando sobre a qué eran sensibles los zombies, ella pasaba absolutamente desaparecida.
Ella y su dolor se volvieron invisibles. No le importaba, en realidad, mientras menos lo notasen; mejor.
Cuando el dolor se intensificó, no le quedó de otra que apoyar su cabeza en la pierna de Dae-su. El chico nunca lo supo, pero una lágrima quedó impregnada en su pantalón.
Todos estaban repartidos por el lugar. Cheong-san y On-jo hablaban en la ventana. Nam-ra, en su usual soledad, estaba en un sillón. Hyo-rioung y la maestra Park conversaban en el piso, ambas con expresiones desalentadoras. Y los demás se encontraban en la mesa. Su-hyeok y Joon-yeoung encima de esta, Woo-jin; Dae-su e I-sak sentados en sillas y finalmente Alexis en el piso.
Alexis en el suelo, al lado de Dae-su, con su ahora adolorida cabeza en la pierna de su amigo.
Sin embargo, Alexis creía que estaba en un lugar mejor que Gyeong-su. Este último estaba sólo, aislado de los demás en la cabina; teniendo a la incertidumbre como única compañía.
Lo habían mandado allí con la promesa de que una vez pasados treinta minutos, podría salir. Él, como el buen chico que era, lo duplicó. Alexis se sintió un tanto culpable, siendo ella la que propuso el aislamiento, pero antes de entrar Gyeong-su le dedicó una mirada que le hizo entender que no estaba enojado con ella. Y honestamente, con aquel taladro que ahora daba en su cabeza, no había cavidad para ningún sentimiento.
—¿Qué es ese olor? —Preguntó Dae-su, ignorando el hecho de que tenía a una Alexis técnicamente desmayada en su pierna.
No lo decían en voz alta, pero era sumamente notable que algo ocurría entre Dae-su y Alexis. No algo como lo usual, algo peculiar. Parecía, muy extrañamente, que Dae-su ignoraba a Alexis. Esta última lo notaba, aunque no sabía los motivos.
—Tu sudor. —Respondió Woo-jin a la pregunta de Dae-su.
Alexis levantó la cabeza levemente. Tenía rastros de lágrimas, pero estos se confundían con el sudor.
—Hueles bien, no te preocupes. —Le dijo a Dae-su.
Dae-su no la miró, ni hizo caso. Eso hirió un poco Alexis, así que decidió apartarse de su amigo e ir al mismo rincón en el que la habían puesto cuando se desmayó. Él no fue con ella.
Lo cierto es que, tristemente, Alexis estaba un tanto acostumbrada a eso. Ella era pésima comunicando las cosas que le sucedían, y Dae-su siendo quien era, terminaba enojado porque a pesar de poder sentir todo lo que Alexis sentía; ella no era capaz de decírselo. Dae-su odiaba que Alexis le ocultase cosas, y Alexis era de las que creía que lo mejor siempre es no molestar a nadie.
No era la primera vez que por falta de comunicación acababan tomando distancia. Se podría decir que esas eran sus peleas.
El tiempo pasó y con él los dolores de cabeza se fueron haciendo más sobrellevables. Los chicos conversaban de toda clase de cosas relacionadas a los zombies, mientras que Alexis se mantenía con los ojos cerrados en aquel rincón.
Cheong-san fue el primero y único en notar que los treinta minutos inicialmente propuestos habían pasado. Dejó a On-jo en la ventana y fue a buscar a su amigo.
—Señorita Park, pasaron más de treinta minutos, pero Gyeong-su no quiere salir. —Dijo el chico después de ver cómo su amigo ignoró su petición de reintegrarse al grupo.
Alexis abrió los ojos. En muchas ocasiones odiaba su sentido de responsabilidad hacia los demás.
—Iré a hablar con él. —Le ganó el comentario a la señorita Park.
Se puso de pie y caminó hasta la puerta de la cabina. Ahí finalmente esa voz que le había estado ignorando, le habló.
—¿Por qué vas a entrar tú? —Preguntó Dae-su, acercándose a ella.
Alexis quiso enfadarse, quiso responderle groseramente y preguntarle si ahora sí hablaría con ella, pero su corazón no la dejó.
—Yo lo puse adentro, yo lo traigo acá afuera. —Fueron sus palabras, procediendo a entrar en la cabina de grabación.
Dae-su hizo el gesto de estirar el brazo para agarrarla, pero su mano dio a parar con la puerta.
Adentro, Alexis carraspeó para llamar la atención de Gyeong-su. Éste se volteó al oírla, sonriendo levemente cuando la topó.
—¿Viene a hacerme otro chequeo, doctora? —Preguntó.
Alexis sonrió, pero esa sonrisa no llegó a sus ojos.
—Lamento haberte traído acá —Se disculpó de forma honesta —. Simplemente quería tener el seguro de que estabas bien y callar por un rato a Na-yeon. —Confesó eso último, haciendo reír al muchacho.
Se acercó a Gyeong-su, sentándose en la mesa.
—Lo entiendo, por eso me quedaré aquí hasta que se cumpla la hora. —Avisó, jugando con la tabla de papeles en su manos.
Alexis lo miró con pesar.
—No estás infectado y lo sabes, ¿por qué no sales? —Cuestionó —. De verdad lamento haber desconfiado... —Él cortó sus palabras.
—No quiero salir porque eso significaría toparme con ella —Le explicó, siendo sus ojos delatores de lo mal que se sentía detrás de aquella sonrisa —. Estoy a un insulto de golpearla, y no creo que nadie quiera eso. —Intentó bromear.
—Puedes hacerlo, no hay problema. —Alexis siguió la broma, aunque sin reírse.
Gyeong-su sonrió.
Dae-su lo veía todo desde afuera.
—¿No saldrás? ¿En serio? —Preguntó de nuevo Alexis, aún con el sentimiento de culpa.
Gyeong-su asintió, regalándole ese gesto vencido con el que ella sabía no podía pelear. Alexis estiró su mano hasta el brazo de su amigo, dando un leve apretón e intentando ser lo más amable que pudiese; a pesar del malestar en su cuerpo.
Woo-jin pudo observar cómo el gesto de Dae-su se apagó. Le colocó la mano en la espalda como señal de apoyo.
Alexis salió de la cabina con expresión cansada. Estaba un poco pálida y a diferencia de los demás, seguía sudando.
—No va a salir hasta pasada la hora —Avisó al grupo, yendo a sentarse en una silla —. Y es tu culpa. —Acusó a Na-yeon.
Esta última hizo de oídos sordos, ignorando a Alexis.
—Que testarudo —Habló Dae-su, mirando con cansancio a través de ventana —. Está enojado.
—Voy a entrar. —Dijo Cheong-san, absolutamente dispuesto a traer a su amigo de vuelta.
Ji-min habló antes de que el muchacho se moviese.
—¿Por qué? Si alguien debería entrar, es Na-yeon.
Alexis encontró eso como una pésima idea, pero no tenía los suficientes ánimos como para intervenir. Si bien el dolor de cabeza se había apaciguado, el malestar no. Sentía como lentamente llegaba la fiebre a su cuerpo.
Todos miraron a Na-yeon, acusándole colectivamente.
—¿Por qué? —Preguntó. Su cara delataba lo acorralada que se encontraba.
Ji-min se acercó.
—Está así por tu culpa.
—¿Qué hice? —Se victimizó, ignorando que más allá de las desiciones de Alexis, era ella quien siempre había intentado aislar a Gyeong-su.
I-sak pareció irritarse ante esa actitud.
—Como si no supieras.
Na-yeon se alteró.
—¿Hice mal en sospechar? Ustedes también sospecharon —se defendió —. Alexis fue quien lo mandó allí.
Alexis detestó el cómo utilizó a su persona.
—Sácame de tu sucia boca —le advirtió. Estaba recostada en la silla, con los ojos cerrados —. Yo no me porté como una niña malcriada y clasista con él.
—Alexis. —Regañó la señorita Park.
Curiosamente, Alexis nunca insultaba, y aún así sus comentarios se las arreglaban para ser los más bruscos.
—Yo nunca sospeché de él. —Comentó Cheong-san, devolviendo la atención a lo importante.
—Yo tampoco. —Le siguió Dae-su.
Alexis, por mera inercia y reflejo, abrió los ojos al oír su voz. Su corazón era un necio, y su cerebro también.
—Yo sí. Tiene razón —Ji-min retomó la palabra —. Pero no le falté el respeto como tú, Alexis no se equivoca.
De nuevo, la mencionada se disgustó al oír su nombre.
—Dejen de utilizar mi nombre. —Pidió calmadamente, aunque nadie le hizo caso.
Na-yeon se robó una vez el protagonismo.
—¿Por qué te metes conmigo?
Alexis encontró asqueante aquel victimismo.
—Sólo tú actúas así. —Explicó Ji-min
La señorita Park interrumpió, recordando que ella era la adulta ahí.
—Ya basta, Ji-min. —Pidió, sabiendo perfectamente que todo lo que decía su alumna era cierto.
Ji-min, notando que finalmente su maestra tomaría cartas en el asunto, se retiró.
La señorita Park suspiró pesadamente. Se acercó a Na-yeon, colocándose a su altura.
—Recuerdas tu promesa, ¿verdad? —Cuestionó —. Dijiste que te disculparias a los 30 minutos.
Eso era absolutamente cierto. Una vez Alexis planteó la idea, la señorita Park le hizo prometer a Na-yeon que una vez pasado el tiempo, tendría que disculparse con Gyeong-su.
—Sí. —Respondió Na-yeon, luciendo humillada.
La señorita Park se enderezó.
—Han pasado treinta minutos. —Aclaró, aunque sabía perfectamente que Na-yeon lo tenía presente.
La chica levantó la mirada. Era una mezcla de enfado, vergüenza y humillación. Todos la miraban expectantes. Todos, claro, excepto Nam-ra y Alexis, quienes coincidían en que esa "disculpa" era una pésima idea.
—Bien. —Terminó por decir.
Alexis lo sintió, sintió en su piel ardiente en una reciente fiebre que nada bueno vendría de aquella falsa acción. Sin embargo, no hubo nada que hacer.
Jeje, hola.
Reviví, como Jesús. Nomas que muchos más días de los que se tomó él para volver JAJA.
Diomio, cuanto tiempo sin pasarme por aquí. ¿Qué pensaban? ¿Qué esta historia no seguiría? Ay, mis niños, la tía Isroji nunca decepciona (lo decía teniendo mil historias sin actualizar).
Ya saben lo que dicen. Nuevo año, nueva vida. Este año estará lleno de actualizaciones, ustedes nomas esperen y vean.
¿Les gustó el capítulo? Son libres de dejar sus opiniones en los comentarios, yo los leo con mucho cariño.
Sin mucho más, procedo a dejar memes jijiji.
Alexis todo el cap:
Dae-su y Alexis en los sueños de ella:
Dar-su viendo a Alexis casi moribunda:
Dae-su viendo a Alexis con Gyeong-su:
nos vemos en la próxima (que sí va a ser pronto, trankis)
besitos<3
—𝙸𝚜𝚛𝚘𝚓𝚒.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro