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05. | 𝗜 𝘄𝗶𝗹𝗹


𝙄 𝙬𝙞𝙡𝙡 — 𝙈𝙞𝙩𝙨𝙠𝙞

“ ⁱ ʷⁱˡˡ ᵗᵃᵏᵉ ᵍᵒᵒᵈ ᶜᵃʳᵉ ᵒᶠ ʸᵒᵘ
       
ⁱ ʷⁱˡˡ ᵗᵃᵏᵉ ᵍᵒᵒᵈ ᶜᵃʳᵉ ᵒᶠ ʸᵒᵘ ”

ꨄ︎

—¿Me puedo sentar contigo?

4 palabras. 4 sencillas y claras palabras. Una pregunta, una duda. Algo tan simple como eso, tan simple como una petición, logró cambiar totalmente la vida De Yang Dae-su.

𝕯ae-su no se consideraba a sí mismo como alguien genial. De hecho, dudaba muchísimo ser alguien genial o que la gente le pudiese considerar así. La confianza que tenía sobre sí mismo no era muy grande, ni mucho menos envidiable. Él sólo era un muchacho más. Uno amigable y afable, pero no más allá de eso. No se concebía como un gran partido o excelente opción. Ni siquiera creía ser una opción. Era difícil imaginarse que alguien lo escogiese, que una persona lo prefiriese sobre los demás. Por eso las palabras de Alexis tuvieron tanto impacto en él. No importaba que hubiesen durado toda la mañana hablando, ni que ella pareciese tener un claro interés en seguirlo haciendo, para él era en extremo sorpresivo lo que ella le preguntaba.

—¿Qué? —Le salió al muchacho. Sostenía la bandeja con comida entre sus manos, mirando a la chica frente a él con sus ojos abiertos en sorpresa.

Alexis sonrió nerviosa. Ella jugaba con sus pies, moviéndose inquieta, también con una bandeja de comida en sus manos.

—Te preguntaba si me puedo sentar contigo. —Le repitió, sintiendo perder esa pequeña confianza que ambos habían tomado en el salón.

Dae-su retiró una mano de la bandeja. Uno de sus dedos se señaló a sí mismo.

—¿Te quieres sentar conmigo? —Preguntó, con la cara plasmada en sorpresa.

Alexis asintió. La sonrisa de nervios se le mezcló con una de diversión ante la graciosa expresión de Dae-su.

—Sí. Quiero seguir conversando, me da curiosidad saber cómo termina aquella película de la que me hablabas... —Dijo. Sus dedos se movían ansiosos, dejando restos de sudor en la parte inferior de la bandeja.

Él no podía creerlo. ¿Ella quería sentarse con él? ¿Con él? ¿Por qué? Las chicas solían sentarse con las chicas, y en todo caso, si no se quería sentar con ellas, ¿no habían mejores chicos para acudir?. Entendía que en las clases técnicamente fue una obligación, porque la colocaron en su misma mesa, pero ahora, de forma voluntaria, ¿se quería sentar con él? ¿Quería saber cómo terminaba la película de la cual le hablaba pensando que quizá la estaba fastidiando? Eso no era común. El chico se sintió halagado, sorprendido, nervioso... Demasiados adjetivos para definir su estado en ese momento. Una combinación de no creerse lo que ocurría y al mismo tiempo estar sumamente contento.

Lástima que su cara sólo expresaba su estado anonadado.

Alexis creyó por un segundo que él le diría que no.

—Si no quieres no pasa nada, solamente preguntaba... —Intentó aclarar ella, pero él reaccionó a tiempo.

—¡No! —Negó en voz alta, asustando un poco a la chica frente a él —Quiero decir, sí —Se corrigió, sin tener una idea exacta de que hablaba —. O sea, no es que diga que no quiera, me refiero a que sí te puedes sentar conmigo. —Intentó ser claro, enredandose un poco, pero logrando llegar al punto. Todo con su dicción rápida y voz nerviosa.

Alexis se rio levemente. Verlo nervioso ayudaba a calmar sus propios nervios.

—Gracias.

Él asintió, expresando su felicidad con una sonrisa tímida. Se quedó mirando un par de segundos a Alexis, cayendo en cuenta de que tenía que guiarla cuando esta alzó una ceja por la espera.

Alexis se sentó con él, Woo-jin, Joon-young, Su-hyeok, Cheong-san y Su-hyeok. Todos igual de sorprendidos de recibir a una chica -y en este caso una nueva- en su mesa. Las miradas curiosas se le clavaron encima, todas demasiado directas e incómodas. Un silencio inundó la mesa, quedándose por varios segundos. Alexis se sentía como lo que era, nueva. Trató de no prestar atención y simplemente comer para dejarlos en su usual ambiente, pero al parecer el simple hecho de su presencia ya lograba alterar las vibras. Lo único que sonaban eran sus palillos chocando entre sí por lo mal que los agarraba.

—¿Necesitas ayuda? —Cuestionó Dae-su al notar como claramente ella no sabía cómo comer con palillos.

Alexis se vio apenada, de nuevo escondiendo su nerviosismo y vergüenza en sonrisas.

—Apenas llevo tres semanas aquí, y esta es la tercera o cuarta vez que debo comer con palillos. —Admitió.

Los demás parecieron interesados por esto. Woo-jin fue el segundo en hablarle después de Dae-su.

—¿Nunca has comido comida coreana? —Hizo la pregunta curioso. Estaba al lado de Dae-su, quién se encontraba enfrente de ella.

Alexis negó.

—En Ecuador nunca lo hice, y confieso que lo único coreano que he comido desde que llegué fue una gran cena cuyo nombre no recuerdo, y fideos instantáneos —Confesó, consiguiendo aún más atención —. Por el tema de la mudanza y organizar las cosas no hemos tenido tiempo para grandes comidas. Anoche ni siquiera comí. —Sé rio ella misma de eso último, contagiando a los demás con su risa. Las costumbres de su familia le corrían por las venas, y entre esas costumbres estaba el decir incluso lo que no le preguntaron.

El resto parecía querer indagar más con Alexis, pero Dae-su no les dejó. No iba a dejarla sin comer por no saber agarrar bien los palillos.

—Mira —llamó su atención —, debes sostenerlos así. —Le mostró, acercando su mano a ella para que pudiese apreciar.

Alexis intentó replicar la forma en que él agarraba las dos piezas de metal, lograndolo a medias. Dae-su, en un intento de que lo hiciese mejor, le tomó la mano y colocó como debía. Sus dedos ubicaron correctamente a los de Alexis, siendo inusualmente delicado.

Aquel contacto no generó demasiado comparado con lo que en un futuro le haría sentir el tacto de Dae-su, pero sin embargo le hizo experimentar un bonito sentimiento en su pecho. Una calidez que llegó a su pecho para ya más nunca marcharse. Ese primer gesto, ese primer acto físico que trazaba la línea del afecto. Una acción que dejaría un gran precedente entre los dos.











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Yendo a tiempos más relevantes, teníamos una acción que le seguía a muchísimas otras. Después de ese primer toque físico realizado como acto de afecto, siguieron muchos más. Abrazos, agarradas de mano, caricias, cabezas posadas en distintas parte de la anatomía contraria, noches abrazados y demás. Aunque era la primera vez que uno estaba literalmente encima del otro.

Aquel suspiró en su rostro le informó a Dae-su que ya no estaba peleando con zombies, que estaba seguro y vivo. Pero no sólo eso. Su amiga también estaba viva, lejos de los zombies y sumamente cerca de él. Cuando se dio cuenta, ese aire en su cara venía de Alexis, quien no tan inesperadamente había terminado encima de él. Oh, si su pobre corazón venía taquicardico por los zombies, probablemente ahora terminaría estallando.

Manos en la cintura de Alexis sosteniéndole con fuerza le hicieron saber que no estaba sola en el piso. Sus grandes ojos se toparon con la cara de su amigo. Esta toda roja, probablemente por la reciente lucha con los zombies, o eso creía ella. El aliento cálido de él daba a parar en el cuello de ella, haciéndole cosquillas y activando más de un nervio.


Los demás, cansados también, veían curiosos. Alexis sobre el pecho de Dae-su. Dae-su debajo de Alexis. Ambos con un especial carmesí adornandoles la cara y expresión de sorpresa.

Silencio absoluto. La voz de Alexis desapareció mágicamente. Después de haber gritado todas esas palabrotas e insultado a más de uno de los presentes, el gato le había comido la lengua. Irónico como llamar "par de idiotas" a sus compañeras era pan comido, pero pensar el algo para decirle a Dae-su era tan complicado. Para su suerte, Dae-su pudo medianamente decir algo.

—Tú... Tú —Repitió incontables veces la palabra —... ¿Tú estás bien? —Le salió en un extraño tartamudeo.

Alexis lo miró, respondiendo mentalmente y quedando a la vista con cara de idiota. Dae-su se asustó, pensando que estaba herida y por no no hablaba. Esa preocupación solo se agravó cuando una gota de sangre resbaló de la frente de su amiga.

—¿Alexis? —Llamó Woo-jin preocupado en cuanto vio lo mismo que Dae-su, acercándose a sus amigos.

Alexis salió de su bloqueó mental en el instante en que esa gota roja salpicó la cara de Dae-su. Su primer pensamiento fue de pánico, no entendiendo que la sangre era de ella y no de él.

—¡¿Dae-su?! —Técnicamente gritó, quitándose de encima de él, tomándolo de la camisa para sentarlo —¡¿Qué te pasó?!

Dae-su lució tan confundido como los demás, ayudándose a sí mismo a sentarse y devolviendo la pregunta a su amiga.

—¿Qué te pasó a ti? —Cuestionó asustado, obligando a Alexis a sentarse en frente suyo.

Las grandes manos de Dae-su llegaron a la cara de Alexis, tocandole con una delicadeza poco creíble por parte del chico.

—¿Eh? —Le salió a una pérdida Alexis. Su confusión sólo creció cuando percibió una sustancia tibia bajando por su cara.

Llevó una mano al sitio donde sentía aquella sustancia, llenándose los dedos de esta misma.

—¿Qué te sucedió? —Preguntó Dae-su, buscando con la mirada el origen de la sangre, tanteando con sus dedos también.

Alexis entendió que la herida era ella. Curiosamente, esto la relajó. En su mente no importaba. Mientras no estuviese muerta, no había motivo de preocupación.

Por supuesto, Dae-su no podía estar más en desacuerdo. El pobre muchacho estaba en pánico, viendo un escenario de pérdida masiva de sangre y probablemente muerte para la chica a su frente. En su mente, todo lo relacionado con Alexis siempre se observaba más exagerado; bien fuese la belleza de la chica; algún gesto de decencia humana básica o en ese caso; una herida. Se le apreciaba terriblemente preocupado, dejando aquellos ojos expectantes en un tono más acorde a la situación.

Woo-jin, lo suficientemente preocupado como para tomarle la seriedad que Alexis no podía y al mismo tiempo mucho más calmado que Dae-su, fue quien tomó las tiendas del razonamiento. Sí, una cabeza funciona mejor que una, pero siempre es mejor agregar una más cuando las otras dos están enamoradas.

—Eso te pasa por jugar a la heroína, Alexis. —Regañó el muchacho, llegando con la pareja.

Alexis chistó.

—Ese fue Su-hyeok, no yo. —Se defendió, cerrando los ojos en un intento de evitar le entrase sangre. Al parecer tendría que curarse.

—Su-hyeok no dio maromas en el aire para taclear a un zombie. —Contraatacó Woo-jin.

Una sonrisa penosa salió de los labios de Alexis. Allí habían dos alternativas, o se vio tremendamente bien y heroica haciendo aquella tacleada, o bien le habría resultado terrible. A juzgar por el tono de Woo-jin, apostaba a lo último.

—¿Estás bien, Alexis? —La voz de Ji-min llegó a sus oídos —La manera en que golpeaste a los zombies... ¿No te lastimaste? Mira, tienes la frente sangrandote.

Alexis hizo un gesto con la mano, restándole importancia. Se levantó del suelo, dejando a Dae-su sentando debajo de una de las ventanas. Ya ese sangrado en su frente se le hacía más grave de lo que quería admitir, así que necesitaba encontrar algo para limpiarse y curarse. Woo-jin fue con ella, yendo a sus espaldas listo por si debía ayudarla a curarse si era necesario. Dae-su quizo hacer lo mismo, pero los zombies lo detuvieron antes de siquiera poder levantarse.

Todos se espantaron cuando la grave voz de Dae-su sonó en un aterrador grito. Alexis reaccionó inmediatamente, recibiendo el pánico en su cuerpo de nuevo. Llegó primera con él gracias a lo poco que había avanzado en su búsqueda de objetos para curarse.

Dae-su tenía la mano de un zombie intentando agarrarle la cara, lográndolo hasta cierto punto. Él gritaba asustado y dolido ante los jalones en su cabello.

La suela del zapatos de Alexis dio con fuerza en la sangrienta mano, presionando lo suficientemente como para causar el reflejo de los músculos que le obligarían al zombie soltar el cabello de Dae-su. Rápidamente y en ayuda de Woo-jin, tomó al chico y lo quitó de la peligrosa ubicación donde se encontraba. Una vez ya con Dae-su a su lado, vio esa horrible cantidad de zombies queriendo colarse al salón a través de las ventanas y puertas.

Joon-young los golpeó con un extintor. Alexis apreció, en su estado de emoción, esa manera particular de golpear a los zombies. Allí se dio cuenta lo mal que la estaban pasando todos. Veía miedo, terror y molestia en los ojos que antes brillaban con reflejos de risas. ¿Cómo había sucedido todo eso? ¿Por qué el universo creía gracioso interrumpir su vida de aquella forma?

Ji-min se le sumó al muchacho, tirando tubos de estudio a los zombies con una desesperación que movió el corazón de Alexis. La mano de nuestra protagonista fue directo a la de Dae-su, apretandola en un intento de desactivar su empatia.

Cheong-san llegó con los dos muchachos que se enfrentaban a los zombies, tirando todo lo que estaba en la mesa que les dividía a ellos y a los monstruos del otro lado.

—¡Muevan las mesas! —Ordenó el chico.

Por primera vez desde que todo ese infierno se desató, Dae-su reaccionó primero que Alexis. Él corrió junto con Woo-jin, ambos ayudando a subir una mesa encima de la otra.

Alexis solo se movió cuando vio una mano demasiado cerca del rostro de Dae-su. Y no una cualquiera, no. Una de esas que querían alcanzarlo para hacerle cosas horribles. Era ciertamente increíble como su cerebro reaccionaba únicamente cuando Dae-su se veía involucrado. Llegó con sus mejores amigos, quitando la mano ansiosa por tomar la cara de su amigo y sentándose en un pequeño espacio de la mesa base para apoyar su cuerpo contra una silla y así ayudar a retener a los zombies. Su espalda no agradeció eso, es más, ya se encontraba cerca de ponerle una denuncia por maltrato.

—¿Estás bien? —Le preguntó a Dae-su, sabiendo que lo estaba, pero de todas maneras queriendo confirmar.

Él se ubicaba frente a ella, poniendo una silla en la ventana rota sobre la cabeza de su amiga.

—Sí. —Contestó, terminando de encajar el objeto.

Alexis miró con suma atención a Dae-su. La sangre no le quedaba tan mal si tomaba en cuenta que no era de él. Combinada con aquella posición de brazos flexionados haciendo fuerza, y su claro aspecto cansado, era algo... Interesante de ver.

—Te han jugado una de Carrie. —Bromeó ella, quizá algo atontada por el golpe en la cabeza.

Era la primera vez que bromeaba con Dae-su en ese día. Éste, ya con su tarea acabada, la miró directamente. Ella aún tenía sangre bajándole de la frente, y su herida no parecía tener intenciones de curarse sola.

—No te has visto en un espejo. —Le devolvió el juego, aunque sin ninguna sonrisa. Se quitó su chaleco verde, queriendo usarlo para limpiar el rostro de su amiga.

Alexis le detuvo.

—Espera, espera —removió algo de sangre que amenazaba con entrarle en los ojos —. ¿Ves esa botella blanca de allí? —Señaló una de las mesas lejanas cerca del escritorio, consiguiendo que su amigo voltease a ver y ubicase el objeto mencionado —Tráela. —Pidió.

Dae-su fue sin chistar, volviendo con lo pedido en sus manos.

—¿Pará qué lo necesitas? —Preguntó.

—Es agua oxigenada, ¿cierto? —Cuestionó, recibiendo aprobación —Vierte el contenido en tu chaleco. —Volvió a ordenar.

Dae-su hacía todo lo que ella le pidiese. Su confianza en Alexis era equivalente a su amor por ella, infinita.

—Listo. —Avisó él cuando sintió la prenda mojada.

Ella estiró la mano para tomarlo, pero él no le dejó quitárselo.

—¿Qué hago? —Fue lo que le ofreció Dae-su a Alexis.

Se escuchó a la chica chistar.

—Lo puedo hacer yo, dame. —Intentó una vez más quitarle el chaleco, pero igual que antes, él no la dejó.

—¿Qué hago? —Repitió, un tanto frutado por tanta independencia de parte de ella.

Alexis supo que él no la dejaría curarse a sí misma.

—Limpia la herida. —Fue lo último que dijo ella, cediendo ante las insinuaciones de cuidado que le eran ofrecidas.

Dae-su llevó su chaleco a la frente de Alexis. Le limpió la herida con suavidad, sin querer causarle más daño. Ya de por sí la pobre se veía cansada y abatida, no se imaginaba causarle un dolor extra. De a poco y a lentas trazadas que fácilmente se podrían confundir con caricias, la sangre se fue borrando. Pudo apreciar el tamaño de la herida. Por suerte no era profunda ni extensa, o al menos no lo suficiente como para necesitar cuidados profesionales. Dejó la prenda en la herida, haciendo una leve presión en busca de detener el sangrado.

—No tengas miedo, anda, presiona. —Lo alentó Alexis. Le dolía, pero podía soportarlo.

Él sólo apretó un poco más, aún miedoso de hacerle daño. En su pequeña burbuja de cuidados, ninguno se dio cuenta del conflicto a su alrededor, no hasta que fue demasiado grande como para sus cerebros lo ignorasen.

—¡¿Cómo te atreves a tocarme?! —Gritó una exaltada Na-yeon, quitándose de encima a Gyeong-su.

Alexis y Dae-su prestaron atención al conflicto, aunque ninguno se entrometio directamente. Dae-su se negaba a moverse un centímetro lejos de Alexis, y la misma Alexis tenía una barricada que sostener.

—Gyeong-su, no seas un imbécil, por favor. —Pidió la extranjera, captando la atención de su amigo.

—¡Ella se sigue metiendo conmigo! —Intentó defenderse el muchacho, al cual lo habían alejado de Na-yeon.

—No me interesa, ella podrá insultarte todo lo que quieras, mas nunca te ha golpeado. Dile lo que gustes, pero no le pongas una mano encima. —Intentó ser objetiva, algo complicado por el dolor en su cabeza.

Gyeong-su se sintió ofendido. Fue como si Alexis hubiese defendido a Na-yeon, y aunque no fuese cierto, le dolió.

Dae-su, siguiendo la corriente de comentarios hechos por Ji-min y Hyo-ryung, habló.

—Peleen cuando terminemos esto, Gyeong-su.

El chico puso de su parte, alejándose de su agresora verbal y dejándola sola para que hiciese su berrinche.

—Y tú —Alexis le habló esta vez a Na-yeon —, recuerda que tienes diecisiete. Comportate cómo tal.

Na-yeon, en su propia furia, ni siquiera alcanzó a oír a Alexis. Hizo su pataleta y luego le dio la bienvenida a una corta calma para el ambiente.

Dae-su volvió a la tarea de curar a Alexis. Esta disfrutó del doloroso placer de ser curada por él. Le dolía, sí, pero también le reconfortaba ser cuidada de tal manera.

—Lo siento... —Susurró ella, bajando la cara y dificultando la labor de Dae-su.

Este, sin entender a qué se refería, simplemente la tomó del mentón y le obligó a colocar la cara correctamente.

—¿Por qué? ¿De qué hablas? —Preguntó, dándole menos atención de la que Alexis pensó que le daría.

—Por insultarte.

La mano de Dae-su se detuvo.

—¿Por insultarme?

Alexis asintió.

—Te dije idiota allá afuera. Perdón, no estuvo bien. —Volvió a disculparse.

Dae-su no podía creer que se estuviese disculpando por eso. Se rio tontamente, disimulando muy bien que en realidad sí le dolió cuando lo llamó de esa manera.

—Has insultado a medio mundo y me pides disculpas a mi. —Resaltó, continuando la tarea de limpiar.

Alexis iba a defenderse, pero una angustiada On-jo no la dejó.

—¿Dónde está Su-hyeok? —Preguntó, mirando preocupada hacia todas las direcciones.

Los demás se percataron de la ausencia del muchacho. Alexis en especial.

—¿Alguien lo vio? —Cuestionó de nuevo On-jo —Tú —señaló a Alexis —, tú estabas con él, ¿no?

Alexis recibió las miradas de todos. Dae-su con ella de barrera para las menos deseadas, como las de Na-yeon.

—La última vez que lo vi, él pateaba a un zombie en la cabeza. Lo siento. —Ofreció la única información que tenía.

No era mentira. Él le ayudó cuando llegaron al segundo piso, encargándose de varios zombies mientras corría en busca de Dae-su.

—¿Y tú? —la pregunta fue dirigida a Cheong-san —¿Tú no estabas con él?

Se notaba que el muchacho no sabía qué responderle exactamente a su amiga.

—Estaba detrás mío, pero... —Cheong-san fue intervenido por On-jo.

—¿Y dónde está? —Sus ojos llorosos se encargaron de hablar esta vez.

Cheong-san tardó segundos en contestar.

—No lo sé.

Aquella respuesta claramente lastimó algún lugar en On-jo. Y lo hizo de una manera muy diferente que a los demás. Alexis intentó ayudar un poco.

—Si no hay cadáver, no hay muerto —Dijo. Recibió una mirada de reprimenda de Dae-su, pero la ignoró —. Hay chances de que esté vivo.

Eso no ayudó de mucho, por no decir que sólo desanimó más a la pobre On-jo, pero era lo que en su realista actitud Alexis podía ofrecer.

El grupo cayó en una extraña tristeza colectiva. Mi-jin en un principio y Su-hyeok probablemente igual que ella. ¿Se irían muriendo de uno poco a poco? Una duda que taladraba la ya adolorida cabeza de Alexis. Todos cayeron en la peculiar calma de la incertidumbre, y esta sólo se agravó cuando en medio de su angustia, la voz de su querida maestra se oyó. Intentos de explicación terribles, palabras desgarradoras de por medio y un final con tintes melancólicos que se disfrazaban de esperanza. Ese fue el discurso de la señorita Park por medio de los megáfonos.

Las cosas no podían pintar peor para el grupo de jóvenes encerrados en el aula del responsable de todo lo que vivían. Ellos no sabían que un pincel puede pintar sobre cualquier cosa, y que la situación en la que se encontraban no era más que un vil boceto.

Otro capítulo más <3

Quise traer un paralelismo y mostrar a un Dae-su igual de preocupado y protector que Alexis ♥︎

Díganme, ¿les gustó? ¿Qué les pareció? ¿Qué opinan de la historia hasta ahora? Curiosamente hice este capítulo más corto por querer preguntarles si les parece que los demás son muy largos. No se, a veces siento que se pueden aburrir, así que me gustaría saber que prefieren, si los capítulos igual de largos que los anteriores o más cortos.

Una disculpa por la tardanza en actualizar, estuve de viaje y bueno, no tuve tiempo de escribir.

Les muestro a nuestra bella Alexis, o bueno, la idea que tengo de ella:

¿Ustedes cómo se la imaginan?

En fin, ahora sí me voy. Gracias por leer y estar aquí. Nos vemos ❣︎❣︎

— 𝙸𝚜𝚛𝚘𝚓𝚒.

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