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01. | 𝗦𝘁𝗮𝗿𝗶𝗻𝗴

𝙎𝙩𝙖𝙧𝙞𝙣𝙜 - 𝙏𝙞𝙥𝙡𝙞𝙣𝙜 𝙍𝙤𝙘𝙠

"ʸᵒᵘ ᵍᵒᵗ ᵐᵉ ˢᵗᵃʳⁱⁿᵍ ˡⁱᵏᵉ ᵃ ᶠᵒᵒˡ "

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𝕺tra tarde más se iba en el instituto de Hyosan.


Risas y bromas se oían por todo el sitio, música en ciertos auriculares de aquellos que no eran de estar en compañía y los megáfonos sonando con el usual programa de radio formado por estudiantes; ese mismo que hacía de ruido de fondo para hacer la tarea de limpieza más amena. Cada quien buscando la mejor manera de cumplir con sus deberes.

Entre esos estudiantes que buscaban hacer otras cosas además de limpiar, estaban Alexis y Dae-su.

La chica intentaba limpiar las ventanas de su salón por la parte de adentro, siendo distraída por Dae-su, quien del otro lado hacía todo tipo de estupideces para hacerla reír.

Dae-su sabía cuánto le costaba a Alexis la limpieza después de las clases gracias a no ser de sus costumbres, así que siempre que podía, se escapaba del punto que le designaban para limpiar, ayudando a su amiga e intentando todo lo que estuviese en sus manos para hacerle el tiempo y el trabajo más ameno. Y justo en ese momento, Alexis se sentía más cómoda que nunca.

El olor artificial a canela junto con las babosadas de su mejor amigo eran una buena combinación para sacarle una sonrisa. Ahí estaba él, jugando a ser un guerrero con la escoba, moviéndose de un lado a otro con dignos movimientos de peleador.

Una risa más fuerte que las demás se le escapó a Alexis cuando Dae-su golpeó una de las ventanas del pasillo sin querer. La cara alarmada del chico más las pocas miradas curiosas de quienes estaban cerca hicieron de la situación más graciosa aún.

—Vas a conseguir que te llamen la atención. —Dijo Alexis divertida, poniendo esfuerzo en terminar con las ventanas.

Dae-su no la oyó, solamente pudo ver sus labios moverse.

—No te oigo. —Expresó el chico, dejando la escoba a un lado y acercándose a su amiga.

Ella tampoco lo escuchó. El vidrio y la puerta cerrada del aula impedían cualquier comunicación verbal entre ambos. Al notar eso, Dae-su acercó su boca a la ventana, empañando el cristal con su aliento y ganándose un reclamo -que no escuchó- por parte de Alexis.

—¡Dae-su! ¡Ahora tendré que volver a limpiar eso! —Se quejó.

Él solo la ignoró, siguiendo con su trabajo de empañar el vidrio. Al terminar, escribió sobre donde su aliento había dejado marca.

"¿Jugamos videojuegos en mi casa hoy?"

Una sonrisa adornaba la cara de Dae-su, esperando con ansias la respuesta de su amiga.

Alexis negó con diversión. Dejó su trapo en una de las mesas, encaminandose para salir del aula. Él la siguió, llegando ambos a la puerta. Esta se abrió, cortando la barrera entre los dos.

—¿En serio quieres jugar videojuegos hoy? —Preguntó Alexis con una ceja levantada y una obviedad que Dae-su no comprendió.

Él asintió convencido.

—Obviamente, por algo te pregunté. —Le devolvió la obviedad a la chica.

Alexis asintió, haciendo ese gesto con los labios que gracias al tiempo, Dae-su aprendió no significaba algo positivo.

—¿Y el examen de inglés que tenemos en dos días? —Cuestionó la chica, mirándole expectante.

Pequeño detalle.

Dae-su se rio nervioso. Estaba seguro de que sin Alexis se olvidaría de la mitad de los exámenes. Su mano derecha llegó a su nunca, rascándose con la cabeza inclinada y mirada tímida.

—Supongo que eso es un no.

Alexis volvió a asentir, pero ya sin la actitud de antes.

—No, porque vamos a pasar la tarde en mi casa estudiando —Explicó, captando toda la atención de Dae-su —. De hecho, hasta el día del examen vendrás conmigo después de las clases para estudiar. —Aclaró, apoyándose en el marco de la puerta.

Dae-su sintió la emoción llegar. Amaba pasar las tardes con Alexis, y amaba mucho más cuando las pasaban en la casa de ella. No le interesaba si era para jugar videojuegos, comer o estudiar; cualquier oportunidad de estar con Alexis debía ser aprovechada. Además, estudiar con ella era el método más efectivo para entender. Probablemente, porque la sonrisa en su cara cada vez que él lo hacía bien era la mejor recompensa que se podía obtener, o tal vez porque simplemente la compañía de Alexis lo motivaba.

O bien podría ser por lo enamorado que estaba. Sí, esa era una respuesta más acertada.

—Está bien. —Él asintió, jugando con sus dedos.

Alexis le sonrió.

—Ahora, si me dejases terminar para que podamos irnos... —Se le oyó con su tono redundante.

Dae-su asintió múltiples veces, queriendo entrar para ayudarle y así salir más rápido, pero no llegando a hacerlo gracias a un golpe en su cabeza.

—¡Aquí estabas, idiota! –Woo-jin habló enfadado, saliendo de la nada —Te he buscado por todas partes para que me ayudes a limpiar el pasillo que nos asignaron.

Alexis se aguantó una risa, dándole una mirada curiosa a Dae-su e interviniendo en la clara violencia por parte de Woo-jin.

—No creo que hubiese necesidad de pegarle... —Intentó defender a su mejor amigo, siendo cortada por Woo-jin.

—Oh, no. Tú no digas nada, siempre se escapa para ir a donde tú estás —reclamó irritado —, así que técnicamente es tu culpa.

Ya Alexis no se pudo aguantar la risa, dejándola escapar y haciéndole señas con las manos a Woo-jin para que se llevara a Dae-su.

—Ya, ya. No te enojes, puedes llevártelo. —Dijo divertida, devolviéndose a limpiar.

—¿Qué? —se oyó a un alarmado Dae-su.

Woo-jin lo agarró de la camisa.

—Vámonos.

—¡Hey, hey! —Gritó el más alto, sin querer que se lo llevaran —¡Alexis no me dejes así! —Pidió, haciendo todo más hilarante.

Woo-jin lo llevaba arrastrado.

—Cállate. —Pidió aún molesto por tener que buscar por media escuela a Dae-su.
















—La verdad tu acento sí es muy raro. —Dijo Woo-jin con una de sus sonrisas burlonas en la cara, mirando a Alexis y esperando su reacción.

Él, Dae-su y Alexis iban caminando hacia fuera de la escuela, charlando y bromeando como siempre lo hacían. Para la mala suerte de Alexis, el tema de su acento y cómo pronunciaba ciertas cosas era una broma recurrente, una que con el paso del tiempo había logrado aguantar cada vez más, pero que aun así le irritaba.

—¿Ah, sí? ¿Mi acento es muy raro? —Preguntó, con su gesto de descontento.

Dae-su se mordió la lengua para no reírse. Ya había aprendido que no era mejor meterse con Alexis en cuanto a ese tema.

—¡Claro que lo es! ¿No es cierto, Dae-su? —Woo-jin buscó el apoyo de su amigo.

Este último arrugó las cejas. Woo-jin tenía la manía de dejarlo mal delante de Alexis.

—¿Y a mí por qué me preguntas, idiota? —Se escudó, ganándose cierta mirada de la chica a su lado por no defenderla.

Woo-jin chistó.

—Sabes que sí lo es. —Habló confiado.

Otra vez aquel gesto con la boca por parte de Alexis.

—Cuando hables tres idiomas —Empezó, provocando una gran sonrisa llena de diversión en su mejor amigo —, puedes venir y burlarte todo lo que quieras. Hasta eso, cállate. —Sentenció.

Dae-su, con esa sonrisa divertida que cargaba, se le quedó viendo a Alexis. Cada vez que la veía así, en ese modo donde podía callar a alguien con sus palabras y manera de decirlas, el corazón se le aceleraba. De por sí la veía como la chica más atractiva de la escuela, cuando actuaba de esa forma, se volvía diez veces más atractiva.

Woo-jin asintió, aceptando el comentario hecho por su amiga mientras se reía.

Siguieron caminando los tres entre broma y broma, algunos empujones entre los dos chicos y tonterías que hacían en lo que finalizaban su camino hasta la salida de la escuela. Alexis se estaba sintiendo bien, tan bien que incluso olvidó aquel pequeño detalle que siempre lograba desanimar su día.

Distraída, jugando y observando con atención la bonita sonrisa de Dae-su, Alexis no notó que ya estaban en la salida de la escuela; ni tampoco notó la presencia de alguien más.

—¡Hey! —Saludó Woo-jin a su hermana, quien le esperaba con su usual seriedad de siempre —¿Cómo te fue hoy en la práctica? —Preguntó curioso el chico, acercándose a su hermana.

Alexis sintió la incomodidad abrazarle en cuanto observó a Ha-ri. Su ánimo y actitud divertida se esfumaron inmediatamente la vio, dando paso a los temibles y lastimosamente muy comunes celos. Por masoquismo, volteó a ver a su mejor amigo, teniendo que aguantar el verlo con su mirada tonta y gesto tímido.

«Dae-su se pone tímido cada que ve a Ha-ri, está enamorado de ella» Recordó las palabras que en algún momento en el pasado Woo-jin le dijo.

Alexis no perdió el tiempo, sacando sus auriculares y celular. En el preciso instante en que Ha-ri comenzó a hablar, la extranjera reproducio a todo volumen su playlist más frecuentemente escuchado. Fue privarse a sí misma de lo que sucedía a su alrededor, de distraerse y fingir que las pláticas entre Dae-su y la hermana de Woo-jin no existían.

—Iré saliendo, me alcanzas. —Avisó a Dae-su, emprendiendo camino lejos de sus amigos y quien ahora estaba con ellos.

No se despidió, no les dirigió la palabra más que para avisarle a solo uno de ellos que iría adelantándose. Ni siquiera saludó a Ha-ri.

La arquera miró a la chica alejarse. No sabía cómo eran los chicos en su país, pero le daba la impresión que muy educados con sus mayores no debían ser.

—¿Tu amiga no tiene modales o qué? —Cuestionó, tan serena como siempre.

Woo-jin hizo un gesto con la mano, restándole importancia.

—No le prestes atención, ella es así.

Ha-ri continuó siguiendo con la mirada a Alexis.

—Comienzo a creer que no le agrado, nunca me saluda. —Comentó tranquila, diciéndolo más por decirlo y no porque le importase realmente.

Woo-jin le dio un punto a su hermana, pero no le quiso prestar atención. Prefirió ignorar ese hecho y centrarse en oír sobre el día de su hermana.

Los hermanos comenzaron la conversación, enfrascándose en su plática y dejando a un Dae-su preocupado. El tiempo lo había llevado a conocer a Alexis, conocerla como probablemente nadie más lo hacía, y eso precisamente le hacía saber que, efectivamente, no le agradaba la hermana de Woo-jin. Nunca se lo dijo explícitamente, ni siquiera lo mencionó, pero podía notarlo, era obvio. Pocas veces le saludaba, evitaba hablar de ella y cada que él la mencionaba con los demás presentes, ella hacía esa típica expresión de desagrado que pensaba nadie notaba.

Y sí, alguien lo notaba. Él.

Podía ver sus labios, los mismos que amaba observar, formar una fina línea cada que él se denominaba así mismo como 'cuñado' de Woo-jin. Le generaba curiosidad, pero más que todo, le preocupaba; ella no era así con nadie más.

Distraído, se despidió de Woo-jin y Ha-ri, pasándolos a un segundo plano y yendo en busca de Alexis. Caminó por la calle buscándole con la mirada, encontrándole apoyada en una pared, oyendo música y moviendo su cabeza de lado a lado. Ella pareció no notarlo, dándole la oportunidad a Dae-su para verla unos segundos más.

Quería echarle la culpa a sus enamorados ojos y creer que quizá exageraban la imagen, pero Alexis se le hacía la chica más bonita que alguna vez conoció. El cabello ondulado y corto, luciendo libre y despeinándose con incluso la más pequeña ráfaga de viendo; los ojos café claro que lo miraban con más atención que cualquiera; la piel morena que le destacaba de los demás. Todo en Alexis era digno de apreciar, y él se sentía más que privilegiado por poder realizar esa tarea.

Embobado y perdido, se fue acercando a ella de manera silenciosa, dejando que su cerebro enamorado lo guiase. La música alta tampoco permitió que Alexis se percatase del acercamiento de Dae-su. No fue hasta que lo tuvo de frente a ella, más cerca de lo que se debería, que por fin su atención fue hacia algo más que las líricas obscenas que se oían en sus auriculares.

La presencia de Dae-su siempre la hacía sentir tan diminuta, en muchos sentidos. Él era alto, seguramente uno de los chicos más altos de la escuela, sin contar que era mucho más grande en cuanto proporciones se refería. Ella era baja, más de lo que admitía, y a pesar de tener una contextura más grande que la de sus compañeras, no era ni de lejos parecida a la de Dae-su. Estar ante él era como estar delante de una gran torre, una que hacía su corazón acelerarse y pintar su cara de un leve rosa.

—¿Ya estás listo? —Preguntó, tragando fuerte y pidiendo mentalmente que Dae-su se alejase un poco.

Si no lo hacía, era probable que su corazón terminase saliendo de su pecho.

Él asintió, pareciendo enfocado en algo más. Alexis tomó ese gesto como señal para empezar a caminar, quitándose uno de los auriculares para así escuchar a su amigo si este le hablaba.

Juntos, el uno junto al otro, caminaron por las calles concurridas de Hyosan. Curiosamente, ninguno inició una conversación. Dae-su había tenido la intención de hacerlo, preguntarle a Alexis qué le sucedía con Ha-ri, pero se perdió tanto en sus pensamientos desde el momento que vio a la chica en aquella pared que se olvidó.

Más rápido de lo que pensaron, llegaron al conjunto de apartamentos donde vivía Alexis. Un edificio ubicado en una zona no tan bonita como en la que vivía Dae-su, pero siendo lo que la madre de Alexis podía pagar.

Haciendo una carrera en las escaleras para no perder la costumbre, los dos chicos llegaron al hogar de la extranjera.

Buenas. —Alexis anunció su llegada en español.

Ya Dae-su entendía que esa era una manera de saludar.

La mamá de Alexis respondió desde la cocina.

Hola. —se oyó su voz joven alargando la última sílaba de la palabra.

Ya cuando Dae-su y Alexis estuvieron completamente, la mujer salió. Se le apreciaba con su uniforme de enfermera, teniendo una taza con algo humeante en sus manos. Al verla, Dae-su saludó.

—Hola, señora Torres. —Pronunció con dificultad aquel apellido.

Alexis sonrió. Ya poco a poco lo iba pronunciándose mejor.

—Hola, Dae-su. —Saludó al chico sonriente.

La mujer bebió del contenido de la taza, haciéndole una seña a Alexis para que se acercara. Dae-su se sentó en el comedor, preparándose para no entender nada de la conversación que venía.

Al llegar con su mamá, Alexis la saludó con un beso en la mejilla, notando por su ropa y aspecto que estaba cerca de irse.

¿Qué hace Dae-su aquí hoy, Alexis? —Cuestionó no muy feliz.

Tenemos que estudiar para un examen, mami. —Respondió Alexis, esperando no ser regañada por su mamá.

Una mirada de reproche se apareció en los ojos negros de su madre.

Sabes que no me gusta que traigas muchachos a la casa cuando yo no estoy. —Le recordó.

Alexis fingió no recordar eso.

Ay, mami, es Dae-su. —Se excusó.

Precisamente por ser Dae-su a su mamá no le agradaba la idea.

¿Y acaso él no es un muchacho?

La chica miró hacia abajo incómoda.

¿Se puede quedar? Soló vamos a estudiar un rato. —intentó convencerle, poniendo esa cara de insistencia que usualmente la hacía decir sí.

La mujer miró el reloj en su muñeca, exasperada.

Son las seis —Dijo, poniendo el reloj enfrente de su hija —, a las siete te voy a llamar y si ese muchacho sigue aquí, vamos a tener un problema, ¿Está bien?

Alexis asintió con emoción.

La señora Carmen sabía perfectamente que Dae-su iba a seguir ahí para después de las siete y que ser estricta no le salía bien, pero la menos lo intentaba.

Yo me tengo que ir ya, se me hace tarde para llegar al hospital —Advirtió, poniendo la taza en manos de su hija —. Tienes moro¹ y carne en el microondas para que cenes, no vayas a cenar tarde. —Apuntó con su dedo, sonando amenazante.

Está bien, está bien.

Carmen tomó su bolso, llegando hasta la puerta.

—Ah, y Alexis, nada de estudiar en tu cuarto. —Dijo esa vez en coreano para que Dae-su entendiera.

El chico se hundió en la timidez, teniendo un gran sonrojo pintando sus mejillas.

Chao, mami. —Habló rápido la chica, en busca de no salir avergonzada.

Con una última mirada a los dos jóvenes, la mujer se fue.

Ojos cómplices se encontraron, yendo directo al cuarto e ignorando todo lo anteriormente dicho por la mamá de Alexis.
















Horas habían pasado desde el momento en que Dae-su y Alexis abrieron sus cuadernos para estudiar. Eran aproximadamente las nueve de la noche, ya la llamada de la señora Carmen había sido realizada y entre mover al chico por toda la casa, Alexis le "mostró" a su madre que ya "no estaba".

Ahora ambos chicos estaban acostados. Dae-su en la cama de Alexis y la misma Alexis en el piso. La música en el parlante les hacía compañía en su plática de cosas sin sentido, quedando como sonido de fondo junto con las risas que se soltaban de manera habitual.

La última media hora se les había ido en conversar sobre películas y las cosas absurdas en ella.

—Solo digo que me parece muy tonto eso del amor a primera vista. —Dijo Alexis, comenzando sin querer un pequeño debate.

Dae-su negó, sin comprender cómo su amiga podía decir eso.

—¿Es en serio? ¿No te gustan esas historias donde los protagonistas se enamoran de una vez se ven? —Preguntó, entre curioso e indignado.

Alexis suspiró, tomándose en su cabeza a ella misma como ejemplo.

—No me parece realista. Es imposible enamorarte de alguien con tan solo verle —Explicó, oyendose sumamente convencida de lo que decía —, para eso se necesita tiempo, charlas, momentos juntos. —Recordó todo lo vivido con Dae-su, lo que le tomó enamorarse de él.

Dae-su tuvo que discernir.

—A mí sí me parece realista y creo que sí se puede sentir amor a primera vista. —Pensó en él y en la milésima de segundo que le tomó enamorarse de Alexis.

Alexis se encogió de hombros.

—No lo sé... —Dejó en el aire, terminando su comentario al mismo tiempo que una canción.

Un silencio se instaló entre los dos chicos, dando paso a una canción.

Sin saberlo, ambos estaban pensando en el otro.

—Alexis. —Llamó Dae-su.

—¿Si?

—¿Has estado enamorada?

Silencio incómodo, pulso en proceso de acelerarse, saliva siendo tragada con dureza.

Alexis tardó varios segundos en responder.

—Sí. —Fue lo único que dijo.

Una duda gigante se hizo paso en el pecho de Dae-su.

—¿De quién?

Alexis estuvo muy cerca de decir su nombre.

—Alguien cercano a mí.

—¿Y le dijiste?

—No.

De nuevo, no se podía oír más que la canción.

—¿Y tú? —Alexis rompió el nuevo silencio

-Sí, también. —Admitió el chico, dejando que su corazón latiese tan rápido como pudiese.

—De la hermana de Woo-jin, ¿no?

No.

—Sí.

Esa respuesta dolió.

—¿Y se lo dirás?

¿Cómo te le declaras a alguien por quien no sientes nada?

—Tal vez.

Esta vez el silencio se quedó por mucho más tiempo. No había palabras que pudiesen hablar, no había manera de comunicarse.

Y es que a veces los secretos son ruidosos para todos, excepto para quienes de verdad deberían oírlos.

Esa noche Dae-su se fue a su casa, sin saber que había provocado todo tipo de conflictos en la cabeza de Alexis. Esta solo podía pensar en ese "tal vez".

Si Dae-su se le declaraba a Ha-ri, ¿Qué iba a hacer ella? ¿Verlos salir? ¿Apoyarlo cómo si no estuviese perdidamente enamorada?

Dormir no fue una opción, muy por el contrario, pasó toda la madrugada despierta llenándose de valor para lo que haría el día siguiente.

Iba a confesarle a Dae-su sus sentimientos.

𝐌𝐨𝐫𝐨¹: Arroz y lentejas mezclados, plato típico de la costa ecuatoriana.


- 𝙸𝚜𝚛𝚘𝚓𝚒.

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