Capítulo 4
Cuando empezaron a describir lo que harían cuando Sasuke se canse del coño y la entrege, Sakura entró en el rincón del baño.
No era un lugar particularmente agradable para pasar el rato, pero había una pared en la que podía esconderse detrás.
Se sentía como una débil y una cobarde, pero al menos podía poner sus manos sobre sus orejas y no mirarlas más.
Se quedó así durante varios minutos, temblando y dispuesta a no estar enferma.
Cuando bajó las manos de las orejas, se sintió aliviada de que sus voces ya no la estaban agrediendo.
Sin embargo, ella no quería volver a la celda sola, como un animal enjaulado para su repugnante entretenimiento.
¿Dónde diablos estaba Sasuke de todos modos? Cabrón egoísta. Dando una vuelta y dejándola aquí sola.
–¿Sakura?–
Ella escuchó el sonido de su voz antes de escuchar la puerta abrirse y abrirse.
Ella se lanzó de vuelta a la celda, enrojeciendo de nuevo con mortificación ante la posibilidad de que Sasuke la atrapara en su cobardía.
Estaba empapado en transpiración, su camiseta se le pegaba húmedamente al pecho y el sudor fluía por los lados de su cara. –¿Qué estabas haciendo?–
–Nada–
Ella suponía que no había ninguna posibilidad de que él creyera que iba al baño. Ella había estado en el lado equivocado del rincón del baño para eso.
Entré en el baño y miró a su alrededor, como si sospechara que ella estaba escondiendo algo allí.
–¿Qué está pasando?– Sus rasgos estoicos se habían endurecido, y ella se dio cuenta de que eran los comienzos de la ira en su cara.
–Solo estaba...–estalló, dándose cuenta de que sería mejor que le dijera la verdad o él pensaría algo peor. –Había chicos que estaban... solo me estaba escondiendo–
Para su alivio, su rostro se aclaró. –Veo– Encendió el agua y comenzó a salpicarse un poco en la cara y los brazos. –Tienes que endurecerte–
–Lo sé–
Ella tragó y se alejó de él, tratando de combatir su ira y resentimiento automáticos.
¿Quién diablos se creía que era, de todos modos? Diciéndole que se endurecer.
Ella no era una criminal. Ella no estaba acostumbrada a este tipo de comportamiento animal.
Era una arqueóloga inofensiva que siempre se había ocupado de sus propios asuntos.
No fue su culpa que la arrojara a este infierno con un montón de bestias.
Y con un culo arrogante y egocéntrico que la trató como a una idiota.
Cuando terminó de lavarse, se secó la cara con una toalla fina. Luego la miró, pareciendo notar todo, desde sus hombros antinaturalmente rígidos hasta su barbilla ligeramente proyenta.
Por primera vez desde que lo conoció, vio que la comisura de su boca se contraía, como si se divirtiera.
Era la única señal que ella había visto de que él realmente poseía sentido del humor.
Un sentido del humor exasperante. Ya que solo surgió para burlarse de ella.
Ella devolvió el comentario agudo que había estado a punto de hacerle.
Ella no podía enojarlo. Ella estaba en una situación demasiado precaria.
Alejiéndose de él, miró fijamente al suelo. Cuando se dio cuenta de que había dejado de mirarla, hizo todo lo posible para presentar su voz como agradable. –Entonces, ¿qué hacemos exactamente aquí?–
–Nada–
–¿Quieres decir que no hay nada que hacer en absoluto?–
Sasuke miró las barras de la celda. –Puedes salir a jugar, si quieres–
Sakura no se perdió la mordida sarcástica en su tono, e hizo que su corazón se sacudió. –No me estaba quejando– dijo rápidamente. –Estaba justo..–
–No hay nada que hacer– dijo, su voz más suave, como si fuera en respuesta a su angustia. –Esta es la vida aquí–
Nada que hacer más que luchar por la comida, el territorio y los compañeros. Las circunstancias perfectas para convertir a los seres humanos en animales.
Se acurrucó en la cama y trató de no lloriquear con consternación. ¿Cómo diablos iba a pasar la semana que viene? ¿Mucho menos el resto de su vida?
Sakura le dio la espalda y fue a sentarse en el suelo. Él sacó la sábana del objeto en el suelo, y ella vio que parecía ser una pila de piezas de repuesto de metal y plástico.
Ella consideró preguntar qué era, pero sospechó que él no se lo iba a decir.
Así que ella solo miró mientras él jugueteaba y finalmente se dio cuenta de que alrededor de la mitad de la pila se había reunido en algún tipo de dispositivo.
Tal vez era un motor crudo de algún tipo. Parecía demasiado extraño e incómodo para que ella lo dijera.
Ella observó durante una hora mientras él se las arreglaba para encajar en la masa un trozo de alambre que sacó de su bolsillo. Debe haber encontrado el cable en su carrera. ¿Quién sabía dónde ubicaba todas las piezas de repuesto?
Eventualmente se aburrió tanto al verlo dar la vuelta que en realidad se quedó dormida.
Ella soñó que él había creado un pequeño sumergible del motor y lo había usado para que los dos escaparan de la prisión. Luego, el sumergible se transformó en una nave espacial y los disparó fuera del planeta.
Habían aterrizado en una especie de planeta paradisíaco, hecho de sol, playas y plantas tropicales, cuando ella fue despertada por un sonido de ruido.
Ella se sacudió hacia la conciencia y vio de inmediato que se le había caído el destornillador improvisado que estaba usando.
La miró mientras se levantaba y se estiraba como un gato grande. –¿Quieres dar un paseo?–
Ella parpadeó ante su voz áspera, tratando de procesar la pregunta. –¿Qué?–
–Estaba saliendo– Asintió con la cabeza hacia las barras de la celda para especificar lo que quería decir. –¿Quieres venir también o prefieres quedarte aquí? Pensé que podrías tener fiebre de cabina–
Eso era ciertamente cierto, pero todavía estaba nerviosa por convertirse en una molestia. –Lo soy. Siempre y cuando creas que estaría bien–
Su columna vertebral se endureció casi imperceptiblemente. –Suponiendo que creas que puedo mantenerte a salvo durante unos minutos–
Al enderezarse y frotarse la cara, dijo: –Por supuesto que me mantendrás a salvo– Ella estaba desconcertada porque él pensó que ella lo habría dudado. –Quise decir, ¿sería demasiado problema? Si no puedo seguir el día con tu carrera de maratón o lo que sea–
Su expresión se aclaró y sus hombros se relajaron. –Solo corro por las mañanas. Esta tarde, estoy a la caza–
Su tono no era particularmente amenazante, pero la boca de Sakura se abrió sorprendida. ¿En la cacería? ¿Para qué? Era como si se hubiera transformado en un animal poderoso, y de repente podía verlo destrozando extremidades y devorando a su presa.
Como un león. Excepto que eso no estaba bien. Los leones eran de demasiados colores brillantes y relajados, meando en la hierba la mayor parte del tiempo. Un oso estaba más cerca de capturar el estado de ánimo correcto, pero Caín no estaba lo suficientemente pesado como para un oso.
Era elegante, oscuro y peligroso. Como un lobo con esos ojos negros.
Pero los lobos eran animales de manada, y Sasuke no corria en una manada.
Era un cazador solitario. Como un leopardo. Ágil, elegante y mortal, con poder oculto en sus extremidades.
Sasuke se aclaró la garganta y le dio una mirada desconcertada.
Las mejillas de Sakura se sonrojaron cuando se dio cuenta de que lo haba estado mirando con la boca abierta, durante quién sabía cuánto tiempo, tratando de encontrar el animal adecuado con el que compararlo.
–¿Caza de qué?– Ella jadeó. Luego se sonó más caliente mientras escuchaba el sonido aseso y tembloroso de su propia voz.
Sus labios delgados se sacudió de nuevo, esa débil señal de su sentido del humor, una vez más dirigida a ella. –Nada sangriento–, dijo, como si solo hubiera leído su mente.
Dirigió una mirada puntiaguda a su pila de piezas de repuesto, y ella se dio cuenta de que debía estar buscando algo para su dispositivo.
–Oh.–Se levantó y se alisaba la camisa y el pelo. Su cabello se estaba enredando, y se dio cuenta de que solo empeoraría a medida que pasaban los días. –Iré contigo. Gracias–
Al principio, fue agradable salir de la celda y estirar un poco las piernas. Ahora que sabía qué esperar, el Hold no se sentía tan monstruoso y cavernoso. Y, mientras todavía se sentía pequeña y vulnerable
Sakura, no se sintió amenazada por todos lados porque Sasuke estaba a su lado.
Ella no estaba ciega a la forma en que los prisioneros más débiles, muchos sin dientes y casi desnudos, se quitaron del camino cuando él se acercaba. Tampoco se perdió la forma en que los hombres más fuertes se erizan y le dieron miradas encubiertas, pero no se atrevió a enfrentarse a él directamente.
Sasuke no era un macho alfa como lo era Sasori, exigiendo una sumisión descarada, reclamando el poder por el bien del poder y cultivando un séquito de lacayos y aspirantes.
Pero eso no significaba que la gente no reconociera la amenaza que representaba.
Especialmente después de golpear a Sasori el día anterior.
Sasura se quedó tan cerca del lado de Sasuke como pudo, en un momento dado se encogió a él cuando un hombre asqueroso con una cara de sarna hizo un tanteo por ella.
Sasuke derrumbó al hombre, en un movimiento que fue más eficiente que enojado, pero envió al hombre tambaleándose de vuelta a caer contra una pared.
Nadie se acercó a ellos después de eso. Nadie intentó hablar con ellos. Sakura lo habría preferido si hubieran sido ignorados, pero obviamente eso no era lo que estaba pasando aquí.
Todo el mundo era consciente de ellos, y Sakura se sintió dolorosamente en exhibición.
Sasuke no le dijo nada en absoluto. No había mentido cuando dijo que iba a cazar. Sus ojos nunca estuvieron quietos, buscando constantemente las celdas, los prisioneros, todos los objetos en la presa mientras daban dos vueltas alrededor del perímetro.
La única distracción de la búsqueda fue cuando el vehículo blindado se acercó detrás de ellos. La habría atropellado si Sasuke no la hubiera sacado del camino.
Se burló débilmente del vehículo que bajaba hacia las celdas en el extremo lejano.
–¿Un nuevo prisionero?–Preguntó, sintiéndose un poco enferma como recordaba el día anterior. Estaba segura de que sería violada, torturada, asesinada.
Fue un milagro que no lo hubiera sido.
–No. Chequeo–
Habló como si ella supiera lo que eso significaba, y Sakura sintió un parpadeo de molestia cuando tuvo que presionarlo para que lo explicara. –¿Quieres informarme sobre eso?–
–Parte de las afirmaciones públicas de la Coalición sobre los planetas penitenciarios es que la salud de los prisioneros se evalúa regularmente–
Sakura lo estudió de cerca, un poco sorprendido tanto por la redacción articulada de su respuesta como por la inteligencia seca de su tono. Parecía tan puramente físico, como por la inteligencia seca de su tono. Parecía tan puramente físico, como una fuerza contundente, gruñendo y primordial, que ella no había esperado tal tono de él.
Sus ojos se alejaron hacia su mirada, pero ella no podía decir si era por aburrimiento o incomodidad.
–Eso es una broma–dijo ella, respondiendo a lo que él había dicho. –Los humanos son tratados peor que los animales en su agujero. Me sorprende que no solo maten a los prisioneros en lugar de mantenernos a todos encerrados aquí. Sería más barato de esa manera, ¿y quién lo sabría?–
–Demasiados grupos activistas. Alguien lo averiguaría–
Ella pensó que probablemente tenía razón. El Consejo de Coalición mantuvo su poder con un delicado equilibrio que podría alterarse por cualquier error político. El costo de mantener las prisiones no fue nada comparado con la posible reacción política. –¿Afirman evaluar nuestra salud con regularidad?–
–Ellos hacen. Y lo justifican trayendo a cada prisionero para un "chequeo" una vez al año–
Cuando no dijo nada más, Sakura solo observó lo que parecía ser una garra mecanizada extendida desde el vehículo blindado y se apretó alrededor de un hombre barbudo y sucio que había estado encorvado contra una pared. Una vez que se apoderó del hombre, el vehículo se retiró de la bodega.
–¿Quiero saberlo?– Preguntó, una ola de horror pasaba por encima de ella mientras imaginaba las posibilidades para el chequeo.
–No–
Eso fue suficiente para Sakura. Ella no persiguió el tema y trató de no pensar más en ello.
En cambio, observó cómo Sasuke continuaba su caza, su poderoso cuerpo moviéndose en un elegante tallo mientras caminaba alrededor del perímetro de nuevo. Ella hizo todo lo posible para mantenerse al día.
Sakura estaba empezando a cansarse, y su aliento salía en pantalones pequeños mientras trataba de igualar su paso sin quejarse. Finalmente, dijo: –¿Encontraste lo que necesitabas?–
–Sí–Sasuke no dijo más que eso, pero dirigió su curso hacia el espacio abierto en medio de la Hold, donde había mesas y sillas maltratadas, algunas piezas de equipo de entrenamiento en ruinas y una tolva de basura.
Sakura se había dado cuenta de que muchos de los prisioneros tendían a mezclarse en esa zona, haciendo lo que fuera que hicieran para matar el tiempo.
Se enrojeció y chupó un aliento cuando vio a un hombre canoso con un parche en un ojo follando a una mujer que estaba sobre sus manos y rodillas. La mujer debe haber tenido sesenta años y era la mujer menos atractiva que Sakur había visto. Algunos prisioneros estaban mirando el estiesto con un poco de diversión aburrida.
¿Qué tipo de vida debe llevar esa mujer? La idea enfermó a Sakura incluso cuando trató de olvidar la imagen.
Sasuke ni siquiera lo miró, y ella se preguntó si siempre había sido tan insensible o si vivir en este lugar lo había hecho así.
Se dirigió a una pequeña reunión de hombres que parecían estar haciendo apuestas sobre si y qué tan rápido una rata saldría de la rampa de basura.
Ella pensó por un momento que Sasuke iba a hablar con ellos, pero no lo hizo. Pasó, golpeando a uno de ellos con su hombro.
No podría haber sido accidental. Sakura lo vio apuntar con el hombro. El hombre al que había golpeado tropezó hacia el tobogán de basura. Apenas se atrapó a tiempo antes de que su pie quedó atrapado en la rampa. Pero su tropiezo había sobrespado a la rata, que se retiró rápidamente y desapareció.
Uno de sus compañeros no apreció este abrupto final de su apuesta. Atacó al hombre que había tropezado, rompiendo un puño en su mandíbula.
La víctima se defendió, y la pelea atrajo la atención de varios hombres cercanos, muchos de los cuales habían estado mirando a Sakura.
Ella simplemente se abrió la boca cuando estalló la pelea. Y se puso boquiabierto mientras Sasuke la daba la vuelta casualmente, instándola de espaldas hacia la celda con su mano en la parte pequeña de su espalda.
A medida que pasaba el grupo de espectadores, se incló casualmente y cogió algo del suelo, depositándolo discretamente en su bolsillo.
Sakura no habló hasta que regresaron a la celda y él cerró y cerró la puerta detrás de ellos.
Entonces ella jadeó: –¿Qué conseguiste?–
Sacó un tenedor destrozado de su bolsillo y lo arrojó cerca de su pila de tesoros rescatados.
–¿Un tenedor?–
Le dio una mirada de ojos estrechos, como si la desafiara a arrojar asesas sobre el valor de su hallazgo.
–¿Por qué no se lo quitaste al tipo?–
Le dio la espalda y se enfrentó al fregadero, encendiendo el agua. –¿Por qué pelear si no tienes que hacerlo?–
Fue una buena pregunta. Simplemente no era el tipo de pregunta que ella hubiera esperado que un tipo machista y dominante como Sasuke se hiciera a sí mismo.
Se había inclinado hacia adelante para colocar sus manos bajo el agua corriente cuando absorbió con una respiración aguda y se endureció de repente.
Algo sobre la forma en que se movió le dijo a Sakura algo que debería haber sabido antes. –?Estás herido?–
Él no respondió. Ni siquiera reconoció la pregunta mientras se inclinaba hacia el agua de nuevo.
Instintivamente, Sakura se levantó y se acercó a él. –En serio, ¿estás herido? Debería haber preguntado antes. ¿Fue de la pelea de ayer?–
–No estoy herido–gritó, buscando una toalla.
Mientras se distraía secándose la cara, Sakura levantó el costado de su camiseta para exponer el lado que parecía favorecer un momento antes.
Todo su costado era una masa de moretones feos y morados.
–Dios mío. Sasuke . ¡Dios mío!–
Se ha masturbado. –Son moretones. Nada de lo que quejarse–
–Se ven horribles–dijo, tratando de que su camiseta se empujara más hacia arriba para que pudiera ver el alcance del daño. '¿Por qué no dijiste nada? E hiciste todos esos ejercicios esta mañana. Debe haber dolido como el infierno–
Él le dio una mirada desagradable. –¿Ha pasado?–
–No– dijo, demasiado molesta para siquiera tenerla en cuenta
Era si ella estaba siendo sabia al presionar su atención sobre él en este asunto. –¿Puedo ver lo malo que es?–
–¿Por qué?–
‐Conozco algunos primeros auxilios. Si te rompiste una costilla o algo así..–
–No me rompí una costilla–
Pero él no se opuso cuando ella le subió la camiseta y luego se la quitó con cuidado por encima de la cabeza. El moretón fue desde su omóplato izquierdo hasta el final de su costado y hacia adelante hacia la parte inferior de su vientre.
Sakura se cepilló los dedos a lo largo del daño, deseando poder recordar más de su formación médica. –Esta debe ser la razón por la que no querías pelear ahora mismo–.
Se tensó de forma palpable. –Podría haberlos tomado fácilmente–
–Estoy segura de que podrías– le aseguró rápidamente. –No quise dar a entender que no podías–Sakura se estremeció al notar un moretón particularmente oscuro en su lado inferior. –Pero esto parece terrible. Sasori te hizo un número–
Su voz había sido gentil, pero claramente era lo equivocado de decir, una vez más. Sasuke se endureció y se apartó. –Prometo que se ve peor–
Ella parpadeó a su cara cerrada, y se dio cuenta de que todavía estaba erizado con un ego masculino herido.
¿Qué coño les pasaba a los hombres de todos modos? No importaba lo duros y resistentes que fueran, aún así se las arreglaron para ser sensibles ante la más mínima pista de que no eran invulnerables.
–Estoy segura de que lo hace–dijo a la ligera, en lugar de seguir su impulso de quejarse de que él actúa como un bebé. –Debe verse tan mal que ha tenido miedo de mostrar su cara todo el día–
Al parecer, esto era lo correcto. Sasuke se relajó y resopló lo que casi sonaba como diversión. –Estoy bastante seguro de que le rompí la nariz–
–Bien– Ella sonrió y continuó inspeccionando el daño en su cuerpo, tomando nota instintiva de los músculos ondulantes de su espalda y la dispersión, por supuesto, de cabello oscuro en su pecho. –Espero que se cure torcido–
Él no respondió, pero ella vio que la comisura de sus labios se levantaba. Esta vez fue más largo que un momento. No era una sonrisa en toda regla, pero estaba más cerca que cualquier cosa que ella hubiera visto.
Ella le corrió los dedos por la espalda, pretendiendo comprobar si había daños, pero sobre todo porque encontró irresistibles los aviones suaves y fuertes. –Ojalá me hubieras hablado de tus moretones antes– murmuró. –Anoche, quiero decir. Cuando estábamos... Espero no haberte hecho daño–
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