CAPITULO 24 Parte 1
Pov's Alex
Nunca sabes qué tan enamorado estás hasta que quieres alejarte y no puedes, la mente quiere soltar pero el corazón no te deja. Ese fue uno de mis aprendizajes durante los tres meses que permanecí distanciado de Sky.
Si bien ella no desapareció de mi vida por completo –gracias al cielo por ello–, su ausencia incluso en los momentos más vanos causó un vacío que no esperaba que fuera tan grande.
Nos quedamos a la mitad de la lectura conjunta que teníamos y aunque supuse que podía seguir por mi cuenta no me sentí emocionado de hacerlo. Poco tenía qué ver el género, había algo diferente en leer a su lado, con alguno de los postres que horneaba y traía para que probara, con sus comentarios eufóricos cada dos páginas o su cabello volando por la brisa nocturna.
La extrañaba. Echaba de menos su presencia. Pero la seguía viendo. El hecho es que ahora tenían que haber personas de por medio. Los momentos a solas se acabaron y por más que quisiera traerlos de vuelta sabía que era lo mejor. De eso iba la distancia que planteé.
Me sentía asqueado porque quería ser egoísta y robar su atención, tener su tiempo solo para mí, sin embargo eso sería pedirle y no dar a cambio y al final terminaría dejándola sin nada, no podía ser capaz. Así pues, en lugar de actuar como un imbécil, decidí tomar el control de mi desastre.
El tiempo a solas –por mucho que lo detestara– me ayudó a verme a mí mismo, como realmente prestar atención. La soledad me dejaba como única opción mi compañía y con ella pude reflexionar en el hecho de que si bien no tenía un mal comportamiento (causar problemas y ese tipo de cosas) por dentro sí que era un caos; Una herida tras otra que en lugar de suturar decidí ignorar con la esperanza de que algún día mirara y ya no estuviese. ¡Sorpresa! No sucedió, en cambio se infectó hasta empeorar y había estado tratando de lidiar con ello solo, sin resultados.
¿La relación con Cole? Sí, se fracturó después de Paige y colapsó con Jackie, pero ya había una pequeña grieta antes; desde pequeños cuando por más que intentara alcanzarlo y ser tan bueno como él no lo lograba. ¿Problemas de confianza? Los tenía en mí desde mucho antes de mis relaciones, el hecho de que fallarán de la manera en que lo hicieron solo los intensificó, pero no podía delegar esa responsabilidad a mis ex parejas.
Me costaba entenderme a mí mismo, sin embargo deseaba hacerlo. Quería comprender, sí, solo que aún más importante; necesitaba saber cómo solucionarlo y solo no podía.
Entonces recordé lo que Sky me había dicho cuando me contó su historia con Lexington; dijo que tuvo miedo porque era consciente de que no estaba en el lugar correcto pero al mismo tiempo no sabía cómo irse, así que decidió buscar ayuda. "Fue lo mejor que pude hacer", "Dentro de este proceso comprendí muchas cosas" mencionó.
Honestamente fue el empujón que necesitaba. Agradecí ser cercano a mamá y papá, tomé valor y me acerque para decirles que quería hablar con algún terapeuta. No dije mucho, solo que sentía la necesidad de desahogarme y que a veces en algunos temas, por más que confiara en ellos, necesitaba un consejo que no viniera desde lo personal, una opinión objetiva y no sesgada en base a su cariño hacia mí.
Ocupaba mi tiempo con las tareas en el rancho, la escuela, las sesiones con la psicóloga tres veces a la semana, algunas ocasiones también con las actividades que ella me dejaba. Y cuando sentía que tenía un momento libre buscaba cómo llenarlo, ya fuera leyendo, jugando videojuegos o molestando a los chicos, incluso llegué a ir a visitar a mamá al trabajo para pasar ahí el día con ella, algo que había dejado de hacer desde los doce. Como sea, hacía cualquier cosa con tal de no permitirme extrañar de más a Sky, si no me mantenía ocupado sabía que irían tras ella y eso solo la confundiría.
Esa fue básicamente la rutina los últimos tres meses.
Ahora bien, resultó que las cosas cambiaron, el momento justo fue hace un par de semanas atrás cuando comíamos con todo el grupo; Sky participaba y sonreía como todos los días, pero sus ojos no podían mentir. Ella siempre ha tenido una manera particular de ver al mundo, lo hace desde un lente color rosa, agrega luz incluso a las partes más opacas, esa ilusión hace que los orbes azules le brillen de manera que se vuelven más claros. Ese día en cambio, el azul era opaco, creo que nunca lo vi tan apagado.
Esperé porque sabía que después del almuerzo ella tenía una clase sola. Si se esforzaba por sonreír frente a todos significaba que no quería que se supiera que algo le sucedía. Bien, podía dejar que se escondiera de los demás, pero no de mí. Fue por eso que la seguí antes de que entrara al aula. Mi plan era preguntar, así de sencillo, si ella se negaba a hablar intentaría un poco más y si no cedía respetaría eso, sin embargo necesitaba hacerle saber que tenía mi apoyo a su disposición.
No me dijo nada, pero soltó a llorar sobre mí. Por una parte estuve aliviado de que todavía confiara en mí para mostrarse vulnerable, por otro –la mayor parte– solo me preocupe más. ¿Qué podía poner tan mal a la única persona que siempre, sin falta, ve el lado positivo de todo (situaciones y personas por igual)?
Desde eso la distancia fue disminuyendo de a poco. No habíamos vuelto a las citas de lectura en el rancho o a las salidas recurrentes solo nosotros dos, pero tampoco nos limitábamos a hablar únicamente cuando estábamos con los chicos o Ivy de por medio. De vez en cuando nos sentábamos juntos en clase, como antes, otras veces conversábamos en el jardín de la escuela mientras esperábamos que los demás llegaran. Volvíamos a ser mejores amigos, solo que ahora con los límites marcados.
No voy a mentir, mi corazón se seguía emocionado cada vez que la veía. Todavía pensaba que Sky era la persona más gentil, dulce y divertida que cualquiera pudiese encontrar. Hice las paces con la verdad; estaba enamorado de mi mejor amiga. Con ello también tuve que aceptar que en ese momento no podía ser lo que ella necesitaba.
—Que ahora no estés listo no significa que nunca lo estarás, entonces ¿Por qué te resignas con ella? —había dicho la terapeuta.
Respondí que no podía pedirle que esperara, ella no merecía perder su tiempo cuando era mi proceso.
—Jamás he dicho que se lo pidas. De hecho, me parece muy maduro de tu parte alejarte a pesar de que deseas lo contrario, además claro de comunicarle las razones de tu distanciamiento. Esa es una de las más grandes muestras de amor y respeto, Alex; Aclarar las cosas para que la otra persona no sobre piense, tener en cuenta el bienestar del otro. Pero cómo dije, que ahora no estés listo no significa que nunca lo estarás, así que ¿Qué pasa si en el futuro ambos están disponibles? Tú con tus asuntos resueltos y ella con el corazón abierto.
—¿Por qué me dice todo esto? —pregunté.
—Porque el "hubiese" te ha estado torturando. Te sigues preguntando qué habría pasado si... si se hubieran encontrado en otro momento, si hubieses tomado otras decisiones. Parece que te has resignado a que este es el final y que por ende has perdido una gran oportunidad que nunca volverás a tener, por lo menos no con ella, y esa idea te tiene inquieto, te hace cuestionarte si hiciste lo correcto al alejarte para solucionar tus asuntos primero. Así que te diré; deja de preocuparte por lo que no fue, ya está hecho y no cambiará por mucho que le des vueltas. Trabaja con lo que es, hazlo por ti. Si lo suyo está destinado a suceder, sucederá, si no ahora en algún tiempo, y si no es que nunca fue posible en primer lugar.
Ahí estaba, el ángulo que no había estado considerado. Ahora decidía trabajar por mí, para entenderme y curar mis heridas. No era el momento con Sky. Sin embargo, éramos jóvenes y teníamos el futuro por delante. Quizás me resigne a que este era el final definitivo antes de tiempo. No me aferraría a nada, pero entonces pensé que tal vez, si ese amor era nuestro, si esa conexión tan especial nos pertenecía, la vida se encargaría de darnos una segunda oportunidad. Y si no era posible, estaría agradecido de habermela cruzado, tranquilo de saber que hice lo correcto al dejarla volar.
Así pues, llevaba mi proceso con calma, a mi ritmo. Me sorprendió encontrarme más cómodo en mi propia piel, comprender mejor mis sentimientos me ayudó también a expresarlos y eso contribuyó a mejorar la estructura de mi relación con Cole. Poco a poco todo se iba acomodando.
Ese día estaba en una de las mesas del exterior con Cole. Los demás ya habían entrado, él esperaba a Dylan, yo a Sky. La última me escribió la noche anterior diciendo que tenía algo importante que contarme, por eso dejé que Ivy y los chicos se adelantaran.
—Estaba pensando —dijo —¿Qué te parece irnos el fin de Semana a Creede con los demás?
Creede era un pueblo cercano. Todos los años en abril la feria llegaba ahí. Durante esa semana también se reunían los comerciantes de la zona y se formaba un gran bazar.
—Creí que irías con el equipo de americano.
—Puedo salir con ellos a algún otro lugar, hace mucho que no vamos solo los chicos Walter.
Tenía ganas de asistir. Era uno de los pocos eventos de ocio que teníamos en un pueblo tan pequeño como Silver Falls. Por otro lado era verdad que ya nunca salíamos todos los chicos juntos, al inicio dejamos de hacerlo tan a menudo porque Cole tenía el tiempo ocupado como mariscal y luego, cuando dejó de jugar por su accidente, se terminó por completo porque la tensión entre nosotros incomodaba a nuestros hermanos, aunque ellos no lo dijeran.
—De acuerdo —acepté.
Antes era divertido, lo extrañaba. Podríamos intentarlo de nuevo.
Tal como las últimas semanas cada vez que me mostraba receptivo; él pareció sorprenderse, pero me gustó la sonrisa que le brotó. Cole nunca lo diría porque odiaba mostrar sus sentimientos, sin embargo podía ver que, como yo, estaba contento con la familiaridad que poco a poco volvía a instalarse entre nosotros.
La repentina bulla me hizo mirar al frente, por un segundo mi corazón se detuvo.
Un montón de adolescentes robustos y ruidosos armaban alboroto entre ellos. Pese a eso, no fueron los jugadores de fútbol los que llamaron mi atención. De hecho, fue su capitán y la chica a la que rodeaba con un brazo sobre su hombro. Caminaban al frente con las manos entrelazadas. Él tenía una maldita sonrisa arrogante en la cara y ella reía de lo que sea que él le haya dicho al oído. Parecía contenta. Eso último fue lo que me descolocó realmente, porque estaba ardiendo de rabia pero verla feliz calmaba cualquier riesgo de incendio.
Ellos eran amigos, cercanos de hecho. Ahora bien, siempre tuve claro que Dylan quería más y que Sky merecía volver a enamorarse. Entonces en ese momento solo lo supe. Lo vi venir incluso antes de que él se inclinara y la besara frente a mí; estaban saliendo.
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Hoy hay doble actualización, continua leyendo
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