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CAPITULO 14

Pov's Sky

Si me hubieses dicho que encontraría una persona en Silver Falls a quien terminaría por contarle mi historia con Lexington probablemente habría pensando que no me conocías en lo más mínimo.

Sin embargo ahí estaba, con un chico a quien había "besado" la noche pasada, hablándole acerca de lo tormentosa que fue mi última relación. La cosa es que no era cualquier chico; era Alex Walter.

Aunque podía afirmar que lo conocía bien, en ese momento hubiese pagado por sus pensamientos.

Intenté resumir lo mejor que pude, pero era difícil hacerlo cuando estábamos hablando de una relación de un año entero. Quedaban anécdotas que aún me avergonzaban, y si podía las guardaría para siempre. Entonces, a pesar de que no le había contado las partes más oscuras me pregunté durante esos segundos de silencio si no habría sobrepasado un límite.

Pero cualquier miedo que pude haber sentido se esfumó cuando Alex me envolvió con sus brazos.

—Lo siento.

Mi corazón se hizo masilla ante sus palabras dichas con tanta delicadeza, como si quisiera aliviar el dolor.

Sonreí devolviéndole el abrazo. Con la barbilla apoyada en su hombro podía percibir más de cerca su perfume. Alex siempre usaba el mismo aroma amaderado, en mi cerebro ya se había adueñado del olor.

—Nunca cambiarás el pasado, ya pasó.

Eso era lo que me repetía a mí misma cuando no podía dejar de pensar en que tal vez las cosas habrían sido diferentes si hubiese tomado otras decisiones.

Se separó ligeramente, solo lo suficiente para mirarme a los ojos. Algo había cambiado entre nosotros; ahora la cercanía física, me di cuenta, no le molestaba. Si era honesta el cambio me agradó más de lo que debería.

Había también algo peculiar en su mirada. Un brillo extraño y desconocido que hizo que esa sensación de nerviosismo me invadiera de nuevo. Era una anomalía en mí pero últimamente sucedía cada vez que tenía a Alex cerca, fue por eso que pregunté.

—¿Qué sucede?

—Admiro cómo puede tu sonrisa brillar de esa forma aún después de todo. Dices que eres cobarde por sentir miedo de volver a amar pero no te das cuenta de la resiliencia que hay en tu corazón. Sky, eres incluso más valiente de lo que piensas que yo soy y desearía que creyeras en ti aunque fuera una cuarta parte de lo que crees en mí.

Ver la fe que tenía en mí sacó a relucir mi fragilidad. Era gratificante tener a alguien que pudiese ver las cosas buenas en ti, sobre todo para los días en que la mente se llena de niebla.

—Gracias.

No me refería solo a sus palabras más recientes. El agradecimiento en realidad venía del "Lo siento". Era el primero en decírmelo y no esperé que removiera tanto.

Cuando todo sucedió mis padres me apoyaron, no hubo reclamos pero tampoco compasión. Es decir, no es que la buscara -sé que lo que pasó no fue más que las consecuencias de mis acciones- sin embargo estaba bien sentir que a alguien le dolía tanto como a mí, que alguien lo veía más allá del error y empatizaba con mi sentir.

Pareció por fin darse cuenta de lo cerca que estábamos, porque de manera un poco torpe se alejó. Extrañé casi al instante su atención cuando pasó de mirarme a mí a ver al frente. No me quedó más que hacer lo mismo.

Las nubes en el cielo de hoy eran de un gris que explicaba el frío tan helado que estaba haciendo. A pesar de que todavía era poco más de medio día podía ver la sombra de la luna en el cielo.

—No debió ser sencillo dejarlo atrás, me refiero a que parecías tan serena mientras me contabas, ¿No sigues enfadada con él? ¿No lo odias?

Descansé la cabeza sobre su hombro. Mi alma se sentía en calma con él, quizás fue por ello que la respuesta fluyó fácil.

—Me costó muchas lágrimas entender que soy una persona que siente mucho y tiene un corazón precioso, pero cada uno da lo que es y aunque hayan personas que nos dañan, al final sanamos y quedamos tranquilos de que no le debemos nada a la vida, ni a nadie. Así que no, no lo odio. Siento lástima por él, porque quizás nunca sepa lo que es amar.

Inclinó su rostro a donde mí, aunque sin ser demasiado brusco para que pudiera seguir recostada en él. Pensé que si seguía mirándome de esa forma, como si le quitara el aliento, no podría asegurar no caer en el encanto de esos ojos verdes.

—No, quizás no lo sepa jamás. —Terminó por decir después de segundos. —Pero tú sí sabes, Sky. Amas de una forma preciosa y no deberías resignarte a nunca más intentarlo por miedo. Te topaste con un imbécil que no te merecía. No dejes que te haga dar todo por perdido, él no lo vale. Mereces ser amada. Créetelo.

Sonreí. —Suena a que deberías decírtelo a ti mismo.

Suspiró profundo acomodándose de nuevo en su posición inicial.

—En ocasiones he pensado que nuestro corazón está roto de la misma manera.

Honestamente por mi mente también había cruzado la idea así que no me sorprendió cuando lo dijo.

Alex una vez mencionó que mi lenguaje del amor era el contacto físico. No le presté demasiada atención, pero en ese momento, al percibir el dejo de tristeza en sus palabras, me di cuenta de cuán cierto era porque quise darle algún tipo de consuelo y la única manera que se me ocurrió fue deslizar mi mano sobre la suya y entrelazarlas.

Podía escuchar el latido de mi corazón en mis oídos. Un gesto tan pequeño parecía demasiado íntimo. Me pregunté si no le incomodaría pero cuando reafirmó su contacto con un pequeño apretón supe que estaba bien, no había cruzado ningún límite.

—No estarán rotos para siempre, Alex.

—No me gusta pensar que he perdido el sentido del amor que tenía. Como si no fuera capaz de volver a amar a alguien como antes. Da miedo creer que nunca me enamoraré perdidamente, no porque no quiera o me atreva, si no porque no pueda.

La cosa con nosotros dos era que coincidíamos en más miedos y dolores de los que pensábamos. Por esa razón uno siempre tenía que ser valiente por el otro, porque si de algo estaba segura es que no íbamos a dejar que el barco se hundiera. Fue por eso que no dije que yo también tenía miedo de que, incluso si lo intentaba, mi corazón agrietado no tuviera remedio.

Levanté la cabeza para que me mirara fijo a los ojos. Creo que pensó que me alejaría porque volvió más firme su agarre en mi mano.

—Eres más que las heridas que te han dejado. Podrán haber destruido tu corazón, pero tu esencia sigue ahí. Tú tienes el poder para reconstruir. Eres capaz. Lo veo, Alex; lo estás intentando —. En ese segundo, con la luna robándose un cachito del día, me atreví a hacer una promesa, no solo a él sino también a mí misma—: Sobreviviremos, volveremos a enamorarnos y cuando eso pase verás la luna y me recordarás diciéndote que al final la luz siempre emerge.

Sonrió de nueva cuenta con ese brillo que lo caracterizaba.

—Quizás por eso nos encontramos. Tal vez fue la manera que tuvo el destino de enmendar el desastre. Como si supiera que necesitábamos la compañía del otro en el camino.

Su suposición me pareció correcta. Todos podíamos tener malos ratos, pensamientos que nos tiraban abajo, pero él siempre me tendría ahí para darle una mano.

—Tal vez, porque si algo es cierto es que no permitiré que dejes de creer en ti.

—Yo tampoco.

Algo desde aquel rose de labios había alterado la química de mi cerebro, pero no me iba a permitir arruinarlo con él. Alex era mi mejor amigo. El extraño que encontré en el camino. La persona que estaba sanando lo que no había lastimado. Y aunque en el fondo deseara volver a sentir el contacto de sus manos sobre mí cintura, sus dedos en la parte posterior de mi cuello y su aliento mentolado mezclado con el mío, me conformaría con el recuerdo que había recuperado. Algún día, estaba segura, cumpliríamos la promesa, aunque no pudiese ser él de quien me permitiera enamorarme.

***

El miércoles por la mañana iba tarde a mi clase de biología cuando me choque con alguien. Al alzar la vista reconocí que se trataba de Jackie. Le di una pequeña sonrisa en lugar de un saludo como tal porque aunque nos habíamos topado un par de veces en realidad nunca intercambiamos palabras. Estaba dispuesta a seguir mi carrera hasta el salón cuando su mano se envolvió en mi brazo frenándome.

—Sky, ¿Verdad?

—Sí.

A pesar de que parecía bastante amable su repentino interés en mí me resultó extraño.

—Alex y tú... —Hubo un tropiezo a media oración, como si no supiera cómo expresar lo que quería decir. —¿Hay algo entre ustedes?

La pregunta fue bastante abrupta tomando en cuenta que eran las siete de la mañana y que esta era la primera conversación que teníamos. No es que yo fuera muy reservada, pero imaginaba que no ibas preguntándole así como así a personas que prácticamente no conocías cosas como esa. Sin embargo, tampoco es que la respuesta fuera un eufemismo así que sin mucho drama respondí.

—Solo somos amigos.

No se molestó en disimular el alivio que la invadió. Su sonrisa de hecho se hizo más amplia.

—Bien. Por supuesto.

Me generó un poco de molestia el tono obvio del final. Como si no hubiese posibilidad entre Alex y yo... no para eso. Llevaba días ahuyentando ese tipo de pensamientos de mi mente así que estaba bien si ella creía que era evidente que él y yo no teníamos chance de ser algo más que amigos. Así era.

Me alejé de nueva cuenta -porque en serio llevaba prisa-, esta vez no me retuvo. Supongo que ya había conseguido la información que quería.

¿Por qué no se lo preguntó a Alex? Quizás lo hizo pero quería confirmar, en ese caso, ¿Qué le importaba?

Lo último que supe al respecto de su relación fue que después de la charla que tuvieron en el desván Alex intentaba actuar con naturalidad a su alrededor, como si no hubiesen sido pareja nunca. Él dijo que estaba listo para superar, pero continuar adelante no significaba olvidar. Sobre todo cuando se trata del corazón.

No me había atrevido a preguntar si seguía enamorado de ella. Era fácil deducir que la apreciaba, sin embargo ¿el sentimiento romántico prevalecía? Por alguna razón desconocida prefería vivir en la ignorancia al respecto. Esta vez no cedería a mi curiosidad.

***

La sonrisa de Dylan era presuntuosa de una forma linda. Siempre estaba de buen humor además de que sin falta cuando nos juntábamos se comportaba servicial, rayando lo demasiado, conmigo. En esta ocasión había un brillo juguetón en sus ojos. Podía imaginarme lo que estaba pensando. Casi lo confirmé cuando me tomó de la cintura acercándome a él.

—Dylan en serio tenemos que hablar.

No lo cité detrás de todos los salones para lo que sea que tuviese en la mente.

—¿Qué sucede?

Me pasaba con él que aunque algunos decían por ahí que era arrogante y un capullo la verdad es que, por lo menos en lo que llevábamos conviviendo, no lo parecía. Respetaba mi espacio cuando se lo pedía y no se enfadaba cuando marcaba límites. Pero me recordé que eso era lo mínimo en una relación. Aunque claro, no es que tuviésemos una relación. No como tal.

Por un segundo se sintió incorrecto. Porque si no teníamos nada juntos entonces era innecesario estar aquí escondidos. Pudimos haber tenido esta conversación en cualquier otro lugar. Pero claro, una parte de mí sabía que este juego con Dylan no era de simples amigos.

—Es sobre lo que viene pasando desde la fiesta.

—Te lo dije, no es necesario que te preocupes por ello. —Tanteó el terreno dando dos pasos hasta que las puntas de sus zapatos chocaron contra los míos. Me alejé despacio, no queriendo hacer esto incómodo. —¿Es que te has cansado?

Después del primer partido de la temporada lo había acompañado a la fiesta que su equipo organizó. La pasé bien, todos eran amables y divertidos y encontré agradable compartir tiempo con él. Pero quizás me sentí demasiado en confianza porque dejé que cruzáramos una línea. Esa noche Dylan me besó y yo no lo detuve.

A partir de ahí habíamos estado en un ir y venir. Le aclaré que lo sucedido fue un error, pero él argumentó que no teníamos que rompernos la cabeza por ello. La verdad es que había días en los que lo último que quería era estar en casa y no podía pasar más tiempo del que ya lo hacía con Alex o Ivy, entonces Dylan estaba ahí, siempre disponible. Dijo que lo dejáramos fluir, sin etiquetas o ataduras. A pesar de que salíamos como amigos en un par de ocasiones el asunto del beso se había repetido y cuando intentaba hablar de ello con él repetía lo mismo "Si no quieres una relación no tenemos porqué tenerla."

La cosa es que ni siquiera sabía lo que quería. Este tira y afloja me pareció bien al principio porque ambos éramos solteros, me resultaba atractivo, me ayudaba a distraerme y pasar un buen rato sin necesidad de compromiso. Él era consciente de que no estaba interesada en una relación y le parecía bien así que no estaba engañando a nadie. Ambos éramos libres de hacer lo que quisiéramos y de vez en cuando, cuando teníamos ganas, matábamos el tiempo juntos.

Pero las cosas habían cambiado últimamente. En mi cabeza, cuando Dylan intentaba acercarse no era él en quien pensaba, cuando hablaba no era él con quien me encontraba deseando estar. Y como me parecía injusto estar con alguien mientras piensas en otra persona -incluso cuando no hay compromisos de por medio- había decidido que lo mejor era cortar por lo sano lo que fuera que tuviéramos.

—Dylan, no se trata de estar cansada. Es que a largo plazo esto no pinta bien. Te lo dije antes; no busco una relación. No pretendo que te quedes sentado a esperar algo que podría no cambiar. No me siento bien con eso.

Si era honesta ahora más que nunca veía lejano que pudiese haber algo serio entre nosotros, quizás en algún momento me pareció posible pero después de lo que sucedió con Alex en la fogata eso cambió.

—Sky, no te compliques. Es obvio que me gustas, no me molestaría que fueras mi novia, sí, pero si no es lo que buscas está bien, lo sabía desde el inicio. Está claro que también te atraigo. Entonces, si tenemos química ¿Por qué no solo disfrutarlo y ya? Si te enamoras bien, y si no también.

Porque siento que en el fondo, con todas tus atenciones, esperas que en algún momento lo haga; enamorarme de ti. Y no quiero alimentar esa ilusión.

Pero no me sentí en confianza para ser sincera así que mejor pregunté.

—¿No te gusta alguien más? ¿No quisieras conocer a otra persona en lugar de estar aquí conmigo, incluso cuando sabes que es probable que no obtengas nada a cambio?

—¿Es eso?¿Te gusta alguien más? —Por un momento creí que me acusaría de algo que en verdad no sabía qué tan cierto o no era. De cualquier forma, no fue así. Siguió con su actitud relajada —. Si no me equivoco ambos estamos solteros. Que pasemos el rato juntos no quiere decir que me debas nada, ¿no? Puedes conocer a quien quieras Sky, y es tú decisión si decirme o no, a mí no me molesta.

—No estoy conociendo a nadie más, —No creo hacerlo, por lo menos no hasta que cierto castaño de ojos verdes salga de mi cabeza —. Es que, no sé lo que quiero, Dylan. Es eso. Y no me parece justo tenerte ahí esperando hasta que yo decida.

No podía estar con Alex, estaba claro. Ni siquiera lo intentaría. Pero ¿Quería estar con Dylan? Tampoco lo sabía. Lo único exacto eran dos cosas; 1) No quería seguir con el juego que teníamos y 2) Necesitaba tiempo para sacarme a Alex de la mente porque no me estaba permitido sentirme así con él. Y mientras no lo lograra lo mejor era estar sola.

—De acuerdo, lo entiendo. Ya no quieres seguir sin las líneas bien trazadas pero tampoco estás segura de estar lista para una relación. Estando así no te sientes bien porque no puedes asegurarme nada para el futuro.

—Exacto.

Era la verdad si omitíamos el detalle de que además de eso los últimos días me daba por pensar en mi mejor amigo de una manera no tan platónica. Pero, en esencia estaba en lo correcto.

—¿Y qué si te digo que no me molesta esperar? No más nada de lo ha venido sucediendo entre tú y yo. Si quieres espacio te lo daré. Pero si en algún momento cambias de opinión y quieres intentarlo, esta vez bien, promete que me lo dirás.

Me exaspero un poco que todavía no comprendiera lo que ya le había repetido. Con Dylan era "normal" tener que decir las cosas dos veces para que procesara la información. Lo hacía de una forma un poco más lenta que el resto pero había notado que, sorprendentemente, no era intencional, fue por eso que me armé de paciencia para responder.

—A ti no te molesta, pero a mí me hace sentir incómoda. No quiero que esperes, sé que estás dispuesto a hacerlo, la cosa es que a mí me haces sentir comprometida y no me gusta.

—De acuerdo. Entonces no esperaré, yo seguiré en lo mío, y si algo sucede en el futuro entre nosotros entonces estaré abierto a ello. Me sigues gustando, que lo sepas, pero no significa que me debas nada, has sido clara.

Fue un alivió ver que por fin entendía el meollo del asunto.

—Gracias. Me agradas Dylan, pero es mejor solo como amigos.

—No te preocupes, lo entiendo.

Me gustaba pensar que después de todo lo que sucedió tomaba mejores decisiones. Había aprendido la lección y sabía que tener esta conversación con Dylan me evitaría posibles problemas a futuro, o al menos eso creí. 

.

.

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Lo subo ahora porque por más que escribía algo no me convencía y conociéndome era capaz de seguir posponiendo el capitulo hasta una semana.

Que sepan que QUIERO que Sky le cuente a Alex lo que sucede con Dylan, ya pronto tendrán esa charla.

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