── 013
❝ BETWEEN SHADOWS ❞
INEJ GHAFA ✗ FEM! oc
ERA UNA NOCHE TORMENTOSA EN KETTERDAM, aunque la lluvia que caía a cántaros del cielo no ayudaba a calmar los estragos de la ciudad. Bares y clubes estaban llenos hasta los topes de jugadores, bebedores y bailarinas; la música se mezclaba con las voces altas y algún que otro disparo.
Inej se movía entre las sombras, saltando entre los callejones y alejándose de las farolas; el destino estaba fresco en su mente.
Se dirigía a la casa de un mercader, recién comprada por un hombre que venía del otro lado del mar, felizmente inconsciente de en qué se estaba metiendo. La oportunidad perfecta para un trabajo, especialmente cuando está en posesión de los papeles que contienen la información sobre cuándo y dónde llegaría el próximo barco con su cargamento.
Dinero fácil, según Kaz.
La mansión se alzaba orgullosa al final de la calle, iluminada por la débil luz del porche y parcialmente oculta por los altos árboles.
Parecía que no había nadie en casa, lo que lo hacia aún mas perfecto.
Inej se abrió paso por una ventana del segundo piso. Sus pies, ligeros como una pluma, no hicieron ningún ruido al entrar en la casa. La habitación en la que se encontraba parecía una especie de despacho; con un gran escritorio de madera frente a una estantería alta llena de libros, una alfombra roja bajo los pies y una chimenea que parecia recientemente apagada.
Se dirigió al escritorio, abriendo cajón tras cajón en busca de los documentos, hasta que encontró uno con cerradura. Sonrió con satisfacción; era tan predecible. Forzar la cerradura fue un juego de niños y, efectivamente, allí estaban los papeles.
─── Cuánto tiempo sin verte, Inej ───
Al oír la voz, la chica Suli desenvainó una de sus espadas y se giró enérgicamente para ver quién más estaba allí. Aunque ya lo intuía.
Saliste de un rincón oscuro cerca de la puerta, el negro de tu ropa se confundía con la oscuridad y una sonrisa burlona jugueteaba en tus labios mientras tu rostro permanecía semioculto por las sombras.
Inej resopló indignada, bajando la espada pero sin guardarla. ─── ¿Qué haces aquí? ───
─── Podría preguntarte lo mismo, ¿no? ─── juntaste las manos a la espalda y diste un paso más hacia ella. ─── Por lo que sabemos, esta podría ser mi casa ───
─── Ya sé que la casa no es tuya ─── Inej puso los ojos en blanco sin mucho entusiasmo.
─── Si, no lo es ─── tú canturreaste aburrida, haciendo girar tu propia daga entre tus dedos mientras caminabas detras de ella sin entusiasmo, como si la idea de que aquella hermosa mansión no fuese tuya te bajara el ánimo.
─── ¿Por qué estás aquí entonces? ─── volvió a insistir. Tomó los papeles que había venido a buscar antes de seguirte y acortar la distancia que las separaba un paso más.
Sinceramente, Inej no sabe a qué te dedicas la mayoría de las veces que se cruza contigo, ni para quién trabajas, si es que trabajas para alguien. Lo que sabe es que siempre apareces cuando se supone que no deberías. Siempre en momentos inoportunos.
─── Tal vez tenía una... suposición ─── tus labios se movieron mientras te parabas frente a ella, la luz de la luna siendo tu amiga y proyectando un resplandor plateado sobre Inej; podías ver el brillo de sus ojos marrones, los pocos mechones sueltos de su pelo negro. ─── Que tú también vinieras ─── concluiste en un tono más bajo.
Inej frunció el ceño y te miró contra su voluntad. Casi podía oír cómo se aceleraba su ritmo cardíaco; en la quietud de la oscura habitación, se preguntó si tú también lo habrías oído.
Levantaste una mano hacia ella, tentativo, casi tímida, de un modo que no parecía propio de ti.
─── Quizá sólo quería volver a verte ─── rozaste su mejilla con los dedos al apartarle un mechón de pelo rebelde.
Inej odiaba que se le atascara la respiración en la garganta, que sólo pudiera verte, sentirte y oírte a ti.
Se aclaró la garganta y evitó tus ojos. ─── Déjate de juegos ───
Sacudiste la cabeza, pasándote la lengua por el labio inferior aun con la mirada fija en su rostro. ─── Nada de juegos, linda, todo lo que te digo es siempre la verdad ───
Inej te devolvió la mirada, tratando de mantenerse impasible mientras su respiración se entrecortaba. ─── Entonces, aquella noche, cuando tú... ───
De repente se oyó un crujido en el exterior: la puerta principal se abría. Inej y tú miraron hacia la ventana, donde se veía la silueta de un hombre paseando por los jardines.
─── Supongo que ésa es nuestra señal ─── bromeaste, agarrando el brazo de Inej y deslizando los dedos hasta su mano.
A Inej se le puso la piel de gallina. La acercaste y le diste un beso en la mejilla antes de mirarla a los ojos por última vez: ─── Nos vemos, Inej ───
Antes de que pudiera decir una palabra, ya habías salido por la ventana y no te veía por ninguna parte: literalmente desapareciste entre las sombras de la oscura Ketterdam. Inej se quedó pegada al suelo, con el corazón intentando salirse del pecho para seguirte, para no perder tu paso.
Tragó saliva y unos dedos suaves se acercaron a tocar el lugar de su cara que tus labios acababan de besar. Sólo entonces se dio cuenta de que los papeles que llevaba en la mano habían desaparecido.
─── Eres insufrible ─── se rió Inej para sus adentros, antes de escabullirse por la ventana con la misión de encontrarte ella primero la próxima vez.
───── 𝐖𝐑𝐈𝐓𝐓𝐄𝐍 𝐁𝐘
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