❝ NIGHTMARES AND ENEMIES ❞

NIKOLAI LANTSOV ✗ FEM! oc

     USTEDES DOS SIEMPRE SE HABIAN ODIADO. Desde que se comprometieron, l odiabas. Era arrogante, un pavo real engreído, y sólo verlo te hacía hervir la sangre. 

 Se burlaba de ti, encontrando formas nuevas y creativas de hacerte enojar constantemente, y tú se lo devolvías. Incluso una vez, cuando estabas agachada junto a un río lavándote la cara, se acercó por detrás y hundio la cara en el agua, encontrando gracioso el hecho de que asi te mojaste hasta el cabello. Lo agarraste del tobillo y lo empujaste tras de ti, por supuesto, pero aún así se rió de ello durante días.

 Ahora, sin embargo.

 El día en que Nikolai fue coronado, el día en que la sangre burbujeó de tu boca mientras toda la sala del trono se derrumbaba bajo el poder de una Grisha drogada, podrías jurar que él había estado jadeando tu nombre a tu lado. Habrías jurado que te había cogido la mano, aunque sólo habías sentido la punta de sus dedos rozar la tuya antes de desmayarte por la falta de oxigeno en tus pulmones.

 Y ahora...

 Estaban casados y ni siquiera compartían habitación. Pero, de algún modo, él seguía oyéndote cuando gritabas entre sueños, despertando de golpe de aquella pesadilla en la que aun estabas en aquella tarima, con el pecho tan apretado que pensabas que nunca volverías a respirar, pero esta vez era Nikolai quien estaba a tu lado, inconsciente, y no podías arrastrar tu débil cuerpo ni un centímetro hacia el suyo.

 Y entonces tu esposo murió. Juraste ver como aquella molesta y engreida mirada se desvanecia, dejando sus ojos inexpresivos al igual que su estupida pero apuesta cara. Y lo peor de todo era, que ya no podias diferenciar si la dolorosa presion en tu pecho era a causa de la falta de oxigeno o por la muerte de tu esposo frente tuyo. 

 Estabas aterrorizada, triste, enojada. Te despertaste con lágrimas en los ojos, el corazón palpitándote con fuerza, y el cuerpo sudoroso a causa del miedo, sintiendo aún esa opresión en el pecho. La puerta de tu habitación se abrió tan rápido que volviste a gritar, insegura de si seguías soñando, pero la luz del pasillo ilumino el cuarto y allí estaba él, desarreglado y alarmado, semi desnudo y con su arma en la mano. Miró alrededor de la habitación alarmado, comprobando que la ventana estuviera cerrada y que no hubiese nadie alli dentro antes de volverse hacia ti.

 Nikolai tenía el pecho agitado, las mejillas sonrojadas y los ojos llorosos. Tú te lo quedaste mirando boquiabierta mientras se pasaba la mano por la cara cansada, tratatando de disipar cualquier rastro de miedo de su rostro para no asustarte aun mas.

──── Pensé...  ──── empezó, con la voz ronca, y se dio la vuelta, apoyando un brazo en la pared. Se quedó callado un momento, recuperando el aliento, antes de volver a mirarte y sentarse lentamente en el borde de la cama ──── Creía que alguien había entrado ────

──── Yo...  ──── seguías con la mirada fija en el. Parecía tan horrorizado como tú, pero aun cuando trataba de disfrazarla, podias ver su preocupacion grabada en sus facciones. Preocupacion por ti

──── Estoy bien. Estaba... ──── tragaste saliva, con la boca seca ──── Estaba teniendo una pesadilla. Estoy bien  ────

 Se tapó la boca con una mano mientras te miraba fijamente, luego suspiró y dejó caer la cabeza entre las rodillas, con el revolver cayendo al suelo. Su voz estaba tensa cuando volvió a hablar al igual que sus hombros y su cuerpo entero, aun en alerta.

──── ¿Qué estabas soñando? ──── preguntó en voz baja, y tú intentaste calmar tu acelerado corazón. Su brusca entrada te había sobresaltado casi tanto como el hecho de que hubiera venido tan rápido cuando te despertaste.

──── Estabas...  ──── se te cortó la voz involuntariamente y levantó la cabeza, clavándote los ojos con una mirada intensa ──── Tu- estabas muerto. Estabas... y yo no p-podía...  ────

 No pudiste contenerte, las lágrimas volvieron a brotar y apartaste la mirada, tratando de borrar la imagen de tu mente. La sangre... y él yaciendo allí y... sus ojos. El miedo que te dio ver sus ojos no como tu lo recordabas, no como solias verlo, no como tu Nikolai. 

──── Cariño, por favor ──── las palabras de Nikolai estaban cargadas de emoción cuando se acercó a ti y se sentó a tu lado contra las almohadas. Atrapó tu sollozo estrangulado contra su hombro cuando te sentó en su regazo, apretando cada centímetro de ustedes dos.

 Se fundieron juntos durante un momento, con su voz murmurando palabras tranquilizadoras en tu oído mientras sus anchas manos te acariciaban la espalda y los hombros. Te aferraste a él con fuerza, con los ojos cerrados, pero al cabo de unos instantes tu corazón se calmó y pudiste respirar hondo.

──── Lo siento ──── susurraste contra él, y sus dedos te apartaron el pelo de la cara cuando te apartaste para mirarlo. Suavemente, tan suavemente que te rompió el corazón, se inclinó hacia ti y te besó, y por primera vez pareció real. No había nadie alrededor para mirar, ni cortesanos o funcionarios a los que complacer con un espectáculo de falso romance. Sólo estaban tú y Nikolai, tu Nikolai, y su boca contra la tuya fue tan suave que sentiste cómo se te retorcía el estómago y se te oprimía el pecho.

 Se apartó apenas un centímetro y rozó tu nariz con una suave sonrisa en su atractivo rostro. Le pasaste el pulgar por el pómulo, maravillada por la suavidad de su piel y por el hecho de que te permitiera tocarlo así. Más que eso, que te permitiera abrazarte así, besarte como él... como él...

──── No voy a dejarte ──── prometió, sus ojos amables y cansados ──── Nunca voy a morir y dejarte sola. Lucharé en el más allá con mis propias manos si es necesario  ────

Una lágrima rodó por tu mejilla y él la secó, con el ceño fruncido, enojado con el hecho de ver como una sola lagrima caia de tus ojos. No soportaba el hecho de que estuvieras mal, y menos si era por su culpa.

──── Creía que me odiabas ──── dijiste, deslizando tus dedos en su pelo, y él sacudió la cabeza con una sonrisa de mirada triste.

──── A veces eres tan amable y dulce como un oso hambriento, ¿lo sabías? ──── preguntó, y tú te pusiste rígida ──── ¿Ves? Me trataste como a un imbécil cuando nos conocimos, y cuando me metía contigo, haciendote enojar... fue la única vez que me prestaste un poco de atención. Siempre he sido tuyo. Siempre  ────

──── Yo... ──── parpadeaste, insegura de cómo no te habías dado cuenta de que habían estado dando vueltas el uno alrededor del otro durante todo su noviazgo, y luego matrimonio, acercándose cada vez más a este momento ──── Lo siento. Quería gustarte, queria agradarte pero... nunca supe como reaccionar de otra forma. Me sacabas de quicio  ────

──── ¿Te gusto ahora? ──── se burló, y no pudiste evitar besarlo de nuevo, estrechándolo contra ti. Cuando se separaron, parecía aturdido y sentiste una punzada al ver su expresión de enamorado. Aquellos ojos que brillaban por si solos cuando te miraban ahora parecian brillar el doble.

──── Creo que podría amarte, Nikolai  ────

 Cuando por fin se fueron a dormir, después de varios minutos gastados en besos y caricias, recordando las travesuras más estúpidas que se habian gastado, se acurrucaron el uno junto al otro en la cama, sus manos firmemente sujetas a tu espalda mientras te apretaba contra su pecho, aun con tu cara escondida en su cuello. Asi cayeron dormidos, sin sueños plagados de muerte y horror.

 Por una vez, por primera vez en mucho tiempo, ambos se sintieron realmente amados.

───── 𝐖𝐑𝐈𝐓𝐓𝐄𝐍 𝐁𝐘

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