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Mark sabía que él era diferente al resto, y eso no le molestaba, porque sus amigos le habían enseñado que eso no era nada malo y lo aceptaban tal cual era.

Pero al él le gustaría darles más.

Le gustaría unirse a sus juegos con pelotas, le gustaría disfrutar de las escandalosas risas de Youngjae y Jackson, incluso sonreír ante los nuevos gritos que soltaba Yugyeom. ¡No podía! Una vez lo intentó y su cuerpo se sacudió con desesperación. ¡El ruido era horrible!

¿Por qué no podía ser un niño normal? Uno que reía, hablaba y jugaba como cualquier otro. Le gustaría que sus amigos disfrutaran de estar con él, y tenía miedo de que se aburriesen de sus acciones, ¡Pero era tan difícil cambiar! ¡Su cabecita no era igual!

Bufó y abultó sus labios, queriendo bajar su ceja y que está no tuviese vida propia.

—¿Sucede algo? —preguntó Jaebum con preocupación, mirando atento a Mark.

El niño miró la mesita de su amigo, y sonrió contento al mirar el par de estrellitas doradas que había conseguido por fin. Negó con la cabeza y dejó sus colores a un lado. —B-bien.

—¿Estás seguro? No me mientas, Markie. ¡Eso no lo hacen los amigos! —los ojitos de Mark se apretaron con fuerza al escuchar el chillido de Jaebum, y el niño se arrepintió de hacerlo—. Lo siento, Markie, no quería molestarte.

A eso se refería, ¡Él no quería ver los ojitos triste de Jaebum! Si tolerara solo un poco más los ruidos, —un poquito más— no haría una cara mala al escucharlos, y sus amigos no estarían tan arrepentidos por lo que hacen.

—Es-stoy bien —aseguró con torpeza, sintiéndose frustrado por no hablar correctamente.

Jaebum recompuso su rostro, y ahora sonrió de forma alegre. —Tengo algo que contarles a todos, pero como tú eres mi mejor amigo te lo diré primero. Voy a tener un hermanito, Markie~

El niño abrió sus ojitos con asombro y sonrió de igual modo, sintiéndose muy feliz con su amigo. —F-felicidades, B-Bum.

—Mi mami me lo dije ayer a mi papi y a mí —contó Jae con emoción—. Dijo que dentro de un tiempo tendré un hermanito, aunque me dijo que no sabía si era niña o niño, yo sé que será un hermanito.

—S-si se parece a t-ti será m-muy bonito.

Las mejillas de Jaebum se sonrojaron y una tímida sonrisa salió de sus labios. Él era un niño bueno y bonito, su mami siempre lo decía.

Sin pensarlo mucho, —ya que era algo que siempre hacía con los menores— acercó su rostro hasta Mark y besó su mejilla de forma sonora y cariñosa, tomando por sorpresa a Mark, quien quedó paralizado en lugar.

—Gracias, Markie~ —susurró Jaebum, volviendo a sus tareas, ignorando el lío que tenía el contrario en su cabeza.

El contacto más cercano que había tenido con sus amigos eran los abrazos, y Youngjae que había besado su brazos cuando sucedió el problema con el niño que se había burlado de ellos.

Pero un beso en la mejilla no.

Tocó esa porción de piel donde Jaebum había pegado sus labios, y tuvo que admitir que no era tan malo. A pesar de no gustarle mucho el contacto físico, podía tolerar un beso.

—J-Jae...

El nombrado miró a su amigo, para prestarle atención, y sin esperarlo recibió un suave beso en su mejilla derecha. Abrió los ojos sorprendido. —¿Tú...?

—¿Lo h-hice bien?

Jaebum asintió fervientemente. —¿Me das otro?

Mark soltó una pequeña sonrisa y negó.

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—Mi papi es manda sauos —les comentó Bambam, al tiempo en que se acurrucaba en el pechito de Jackson, quien lo abrazaba contra él.

—¿Dónde está tu papá? —preguntó Jin, al tiempo en que le daba pequeños trozos de pera a Yugyeom.

—Talandia, allá tabaja.

—Mi papi está en China, ¡También trabaja allá! —Jackson abrió su boquita en dirección a Jinyoung, quien no tuvo de otra que darle de comer también—. No sé cuándo viene, pero siempre hablamos.

—Yo no podía etá tanto tiempo sin mi papi... —jadeó Youngjae, sin querer imaginarse el estar separado de su padre y sus cálidos abrazos, y bonitos besos. ¡Su corazón dolía de solo imaginarlo! ¡Papi lo era todo!

—¡Oh, Makie y Bumie! —exclamó Bambam al ver a los dos que faltaban en el lugar.

—¡Ma! ¡Bu! —gritó Yugyeom feliz de ver a sus amigos—. ¡Ahhhh!

Jaebum sonrió en cuanto miró al bebé estirar sus manitos hasta él, pidiendo que fuese hasta su lugar y lo abrazara. Sin hacerlo rogar, se acercó hasta Yugy y lo abrazó, también feliz de verlo.

Eso lo hizo acordarse de algo.

—¡Voy a tener un hermanito! —anunció sin más, procurando no gritar mucho por Mark, quien había tomado asiento al lado de Youngjae.

Todos comenzaron a felicitar y celebrar por la noticia de Jaebum. Yugyeom no entendía mucho lo que era un "hermanito", pero sus amigos se veían muy alegres por eso, así que aplaudió y sonrió para estar en sintonía con ellos.

—Ah, ah, pero eso no es todo —siguió Jaebum, e infló su pecho con orgullo—. Markie me dio un besito en la mejilla.

Todos miraron al susodicho con asombro, y este solo bajó su cabeza con timidez. Yugyeom sí sabía lo que eran los besos, y dejó un baboso y torpe " beso", —si es que abrir su boquita y pegarla en algún lado podía ser considerado un beso— en la mejilla de Bam.

—Uh, g-gacias, Yugy... —balbuceó el niño, sintiendo la saliva fresca en su rostro y las ganas inmensas de limpiarse con agua y jabón. Asqueroso.

El bebé sonrió orgulloso y volvió a abrir su boquita a Jinyoung para un nuevo trozo de fruta.

Youngjae abultó sus labios, y miró a Mark suplicante. —Yo tambie quero un bisito, Makie~

Tomando una buena cantidad de aire, Mark se acercó hasta el niño y dejó un delicado beso en su frente.

—¡Yo, yo! —limpió la saliva de su mejilla y gateó hasta Mark.

El mayor sonrió nervioso y dejó un besito en la punta de la nariz de Bambam.

—Markie~ dame un besito a mi también.

Jackson abultó sus labios y cerró sus ojitos con fuerza, y así fue como un besito cayó en uno de sus párpados cerrados.

—¡Aahhh! —gritó Yugyeom indignado, ¿Por qué todos recibían besitos menos él? —¡Ma! ¡Eso!

Mark sonrió y se acercó con lentitud hasta Yugyeom para depositar un suave besito en una de sus gorditas mejillas.

—Yo también quiero uno —exigió Jinyoung cual niño, y sonrió alegre cuando recibió un beso en su mejilla.

—¿Yo puedo repetir? —preguntó Jaebum, y Mark negó.

Muchos besos por el día de hoy.

—L-los quiero m-mucho... —murmuró avergonzado, y ocultó su rostro contra sus manitos cuando todos comenzaron a decirle cosas bonitas.

Mark sabía que él no era un niño normal, pero hoy había podido darle un beso a cada uno de sus amigos, y eso se sentía bien.

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