💚┋JACKSON, EL AMIGO DE TODOS
💚
—¿Te está empezando a gustar la guardería, cariño? —preguntó la madre del chico, con la mirada fija en la carretera.
Jinyoung pensó su respuesta. El lugar no era del todo malo, y su maestra siempre lo felicitaba por ser un niño tan bien portado e inteligente. También, cuando era la hora de descanso, podía utilizar ese tiempo para leer algún libro para niños que se encontraban en la pequeña biblioteca.
—No está mal —respondió simple.
—¿Y ya has hecho algún amigo?
—No.
La mujer miró por el retrovisor a su hijo, pero este miraba concentrado por la ventana. La idea de inscribir a Jinyoung en Green Garden fue para que socializara con chicos de su edad, y comenzara a actuar como uno también. Su hijo era un genio, y tanto a ella como a su esposo les enorgullecía eso, pero sentían que estaba perdiendo una etapa tan importante como lo era su infancia.
—Bueno, ha pasado a penas dos semanas desde que entraste. Puede que dentro de poco logres tener algún amigo, ¿No te agrada la idea?
Jinyoung pensó en Jackson. Ese niño hiperactivo —él mismo le hacía dicho que padecía de eso— que le gustaba hablar de más y jugar a cada hora. Durante todo ese tiempo que estuvo yendo a la guardería, el niño no se había despegado de él, queriendo jugar y permanecer a su lado siempre.
E incluso, cuando Jinyoung le decía que no quería escucharlo, o cuando otros niños le pedían jugar con él, Jackson hacía caso omiso de todo, sentándose a su lado y comenzando a hablar de la rica comida que hacía su mami, o del perritos que quería pedirle a santa.
—Estoy bien solo, mami. Me gusta estar tranquilo y los niños solo quieren correr y gritar.
La mayor no quiso entrar en detalles, además de que ya habían llegado al establecimiento. Estacionó el auto y salió de el, abriendo la puerta trasera y sacando a Jinyoung, quien ya se había quitado el cinturón de seguridad que poseía la silla especial para niños.
Lo bajó al suelo y cerró la puerta. Jinyoung revisó su ropa, —puesto que no le gustaba estar desarreglado— cuando un grito que, por desgracia conocía muy bien, lo hizo cerrar los ojos con fuerza.
—¡Jinyoung-ah! ¡Jinyoung-ah!
Unos delgados brazos le rodearon el cuello, y un pequeño cuerpo se apegó a él, saltando de la emoción que de seguro estaba sintiendo. —Jackson, me estás ahorcando —mintió, intentando quitárselo de encima.
—¡Estoy tan feliz de verte! —exclamó el niño, sin importarle los empujones que estaba recibiendo por parte del contrario. Se separó un poco para verlo a la cara y sonrió—. Te extrañé mucho.
—Jackson, nos vimos ayer, es imposible que me hayas extrañado tanto.
—¡Pero yo lo hice! ¡Lo juro! Mi mami no cuenta historias tan geniales como las tuyas.
La señora Park miraba la escena encantada. Ese adorable niño con un notable acento chino en sus palabras, estaba siendo el ejemplo exacto de lo que quería en la vida de Jinyoung; un chico alegre que se comportara de acuerdo a su edad.
Se agachó a la altura de ambos pequeños. —Hola, cariño. Soy la madre de Jinyoung.
El niño se alejó de Jinyoung e hizo una pronunciada reverencia, calentando el corazón de la mujer por lo tierno que lucía.
—Mucho gusto, señora mamá de Jinyoung. Soy Jackson, el mejor amigo de Jinyoung.
El otro rodó los ojos. —No somos mejores amigos.
Jackson ignoró sus palabras y sonrió aún más grande. —Jinyoung y yo siempre estamos juntos, y jugamos mucho. Es mi mejor amigo.
—Me alegra mucho escuchar eso. Jinyoungie nunca ha tenido un amigo, así que estoy muy feliz de que tú seas el primero.
—¡Mamá! —se quejó Jinyoung, sabiendo lo irritable que se pondría Jackson con esa información. Dos semanas de conocerlo, y sabía que el niño chino tenía un ego algo grande.
—Pues Jinyoung nunca más estará solo porque yo siempre estaré con él. ¡Seremos los mejores amigos por siempre!
¿¡Por siempre!? ¡Eso era mucho tiempo! Jinyoung no sabía si sería capaz de aguantar tanto.
—Espero y así sea —concordó la mujer—. Ya tengo que irme. Adiós, amor, adiós, Jacky.
Ambos niños se despidieron de la mujer; Jackson sacudiendo su mano eufóricamente, y Jinyoung con menos entusiasmo. El niño de alegría desbordante tomó de la mano a Jinyoung, y tiró de él hasta el recinto, llevándolo hasta el patio de recreo.
—Jackson, debemos ir a clases. No es hora de jugar —regañó Jinyoung, sin intentar alejar su mano, y es que el contrario tenía, por alguna extraña razón, más fuerza que él, a pesar de ser un poco más alto.
—Todos están en el patio de receso, bobo, y hay maestras cuidándonos.
—No me llames bobo, bobo.
Espera, ¿Acaba de llamar "bobo" a alguien? ¡Que infantil!
—Quiero presentarte a alguien. Son unos chicos muy geniales, ¡Y uno de ellos es muy bonito!
—No quiero.
Jackson se giró a verlo y abultó sus labios. —Porfa, Jinyoungie. Verás que te caerán bien.
Un perrito. Jackson parecía un perrito. ¿Quién podía negarle algo a un lindo e indefenso cachorrito?
Ah, sí. Jinyoung.
—Ya te dije que no.
El chino lo miró por unos instantes, antes de encogerse de hombros y seguir tirando de él. —Igual te voy a llegar conmigo. Le prometí a tu mamá que nunca te dejaría solo.
—¡Ahg! Te odio.
Jackson cortó sus pasos y miró a Jinyoung con los ojos abiertos. Su labio inferior comenzó a temblar y, sin que Jin pudiese predecirlo, gruesas lágrimas rodaban por el rostro del chico. —E-eres cruel...
Jinyoung tragó seco en cuanto lo vio llorar de tal manera. Pensaba que cuando Jackson lloraba, lo haría de forma escandalosa como lo era él, pero la verdad es que era todo lo contrario. El niño no emitía sonido, de su boca solo salían pequeños hipidos y sorbía su nariz. La imagen era desgarradora, y Jinyoung, que acostumbraba a ser alguien sin emociones, se estaba sintiendo horrible por verlo de esa manera.
—Uh, Jack, yo no hablaba en serio. Lo siento, ¿Sí? No te odio, tú me caes... bien. Recuerda; mejores amigos por siempre.
Jackson quitó las lágrimas de su rostro y se acercó hasta Jinyoung, tomándolo en un abrazo. —No digas que me odias, se siente feito en mi corazoncito.
Jinyoung, como nunca antes, correspondió el abrazo, notando que no se sentía tan mal como pensaba. Era incluso agradable. —Lo siento.
—Ya está bien —dijo Jackson y se separó del contrario. Sonriendo a pesar de tener su nariz y ojos algo irritados por las lágrimas—. Te perdono, porque eso hacen los amigos.
Jinyoung asintió derrotado. ¿Qué tan malo puede ser aceptar la amistad de Jackson? Ya hasta su mamá sabía de él, así que no lograba nada con negarse.
—Vamos a conocer a los chicos que te dije —volvió a tomar su mano, llevándolo con él—. Uno de ellos se llama Jaebum y es muuuuy genial y le gusta jugar conmigo. El otro, Mark, el niño bonito, es más tranquilo, aunque creo que me tiene miedo y no entiendo porqué.
—Quizás es algo tímido... ¿Cómo haces para conseguir tantos amigos?
—Jackson es amigo de todos —se encogió de hombros y caminó con Jinyoung hasta el lugar en donde se encontraban los otros dos chicos, sentados debajo de un árbol.
Uno de los chicos estaba jugando con una pelota, mientras que el otro estaba sentado, mirando a su alrededor.
—¡Hola, traje a mi amigo Jinyoung! ¡El niño más inteligente del mundo! —exclamó Jackson con alegría una vez llegaron, haciendo que el niño con la pelota sonriera feliz, y el otro solo tapara sus oídos al escucharlo.
Jaebum, al darse cuenta de cómo Mark cubría sus oídos, se acercó hasta Jackson y murmuró. —A Mark no le gusta mucho el ruido, así que deben ser más silenciosos.
Jackson frunció el ceño. —¿Por qué?
—No recuerdo bien porqué, pero igual no hagas mucho ruido. No lo traten diferente, él es un chico genial.
—¡Nunca! ¡Jackson siempre es bueno con todos!
Mark volvió a cubrir sus orejas, y quiso correr muy lejos de ahí. Lejos de ese extraño niño que lo único que hacía era gritar y gritar.
Jaebum abultó sus labios y arrugó su frente. —No hagas ruido, mira cómo está.
Por primera vez en mucho tiempo, Jackson se sintió avergonzado de sí mismo y sus acciones. Él solo quería ser amigo de ese niño, así como lo era de muchos otros. ¿Por qué era tan distinto con él?
Jinyoung, que veía la situación como un espectador, podía notar como el ánimo de Jackson bajaba.
—Jackson —lo llamó—. No todos somos iguales, y a veces debes actuar diferente. Si a Mark no le gustan los ruidos, debes ser más silencioso para poder ser su amigo. Ven conmigo.
Tomó de la mano a Jackson y lo llevó con él hasta donde se encontraba Mark. El niño al verlos, se encogió de piernas y las abrazó, queriendo tener una protección contra esos niños nuevos.
—Hola, me llamo Jinyoung —murmuró con suavidad—. Y él es mi amigo, Jackson.
Mark los miró con desconfianza, sacudiendo su mano a modo de saludo.
—Jackson es algo... torpe, pero es alguien bueno. No debes tenerle miedo, ¿Sí? Solo quiere ser tu amigo.
El nombrado asintió rápidamente, y se sentó al frente de Mark. —Tu amigo. Nunca te haría daño.
—B-bueno.
Jackson sonrió en grande al escucharlo.
—¿Te molesta que te hable? Es que me gusta hacerlo —hizo un puchero con los labios.
Mark lo miró y negó. —Sin gritos, por f-favor.
Jinyoung se levantó y los dejó solos, sabiendo que Jackson haría lo posible por agradarle al otro niño, que suponía era mayor que él.
—Soy Jaebum, ¿Cómo te llamas tú?
—Jinyoung —respondió simple.
—Genial, ¿Quieres jugar a la pelota conmigo?
Jinyoung miró el objeto e hizo una mueca con los labios. Nunca había jugado con el balón, ningún juego en general. —No sé jugar.
—Oh, no importa —el niño sonrió y, con toda la confianza del mundo, tomó a Jinyoung de la mano, apretándola más de lo que debería, y llevándolo más lejos de Mark para no fastidiarlo—. Yo te enseño.
Jinyoung masajeó su mano cuando Jaebum lo soltó. ¿Debía sostenerlo con tanta fuerza? Así que, sin más nada que hacer, le siguió el juego al contrario, bufando frustrado cuando la pelota se iba muy lejos, y riendo inevitablemente cuando Jaebum se golpeó la frente con ella.
Ok, jugar no era tan malo después de todo.
—... y por eso mi mamá no volvió a darme un dulce con coco —terminó de contar Jackson, sacándole una leve sonrisa a Mark por su extraña historia de cómo descubrió que era alérgico al coco—. ¿Eres alérgico a algo?
Lo pensó un poco y negó.
—He estado hablando mucho, ¿No te molesta? Jinyoung a veces suele fastidiarse conmigo, pero yo lo ignoro porque sé que terminará escuchándome de todos modos —Mark volvió a negar—. ¿Por qué no te gusta el ruido?
—Tengo un pro-blema en l-la cabeza... —murmuró Mark—. P-pero es chiquito —aclaró, teniendo miedo de que Jackson se alejara de él. Le caía bien, y sus historias eran entretenidas.
—¿En serio? Yo también —dijo emocionado—. Mi mami dice que es por eso que hablo mucho y quiero correr y jugar a cada rato. También por eso me distraigo mucho y no puedo hacer una sola cosa, como la otra vez que estaba en el trabajo de mi mamá, y ella me dijo que me quedara en un solo sitio, pero yo quería ver a las bailarinas porque ellas siempre hacen cosas muy bonitas, y mis favoritas son las cintas, también me gustan cuando los chicos hacen sus saltos y-
Una pequeña risa cortó sus palabras, mirando a Mark que se reía y ocultaba su boca detrás de su mano.
—L-lo hiciste.
—¿Qué hice?
—D-distraerte.
Jackson analizó sus palabras, y cayó en cuenta de que sí, pasó de un tema a otro sin darse cuenta. La ceja de Mark se alzó y Jackson la miró con admiración.
—Me gusta tu ceja.
—Es un tic... l-lo hace solo.
Jackson lo miró un poco más y sonrió. —Me gusta.
Siguió hablando por un rato más, siendo escuchado atentamente por Mark que asentía y negaba, dependiendo de la pregunta, y hacía pequeñas intervenciones. Era algo inusual de ver, pero Jackson aprendería a controlar sus impulsos sólo para poder hablar con Mark.
💚
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro