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💚┋ EXTRA 4 (parte 1)

💚

Jackson no sabía desde qué momento de su vida había comenzado a tener sentimientos más allá de la amistad por Mark.

Si pudiera hacer un recuento de su vida, todo comenzó una vez que sus maestras del kinder habían decidido enviar a todos los niños al patio de recreo por una razón que no recuerda. Ese día su amigo Jinyoung, —aquel niño que en aquel entonces no lo soportaba ni un poquito, pero que a Jackson no le importaba y seguía pegado a él— no había llegado a tiempo, así que tuvo que buscar a otras personas para pasar el rato.

Él era bueno haciendo amigos, y todos lo reconocían por eso, pero era más su necesidad de no estar solo, porque se sentía triste. Por esa razón no podía permitirse el dejar solo a su amigo Jinyoung, porque él siempre estaba solo y Jackson sabía que la sensación no era agradable.

En medio de su búsqueda por compañía, miró a lo lejos a dos niños un poco más grandes que él; mientras uno jugaba con una pelota completamente solo, el otro en igual estado se encontraba jugando con algunos peluches un poco más apartado. Se le hizo extraño, porque si bien parecían no estar juntos, Jackson pudo notar que se estaban haciendo compañía, y no lo estaban pasando mal.

Se acercó a ellos, con una emoción burbujeante en su pecho por el hecho de hacer nuevos amigos, y le habló al que tenía la pelota, encontrando a un niño muy divertido y dispuesto a jugar con él. Recuerda haber desviado su mirada hasta el niño que estaba jugando en el suelo, con sus ojitos curiosos posados en ellos. Jackson sintió un hormigueo en su estómago, encontrando a ese niño sumamente bonito, mucho más que otros niños y niñas que había visto antes.

Cegado por la vista, no dudó en acercarse al niño bonito, saludándolo efusivamente, pero contrario a la respuesta que esperaba, el niño tapó sus oídos con rapidez, y se encogió en su lugar. Me tiene miedo, pensó Jackson, sintiéndose extraño por eso. Él no era feo, su mami siempre decía que era muy lindo, así que no comprendía su actitud. Jaebum, el otro niño, le dijo que Mark, el niño bonito, no le gustaba mucho el escándalo, así que le pidió que jugara con él para no molestarlo. Obviamente Jackson aceptó.

Luego de un rato, pidió por un tiempo para ver si su amigo había llegado, y justamente sí lo había hecho. Lo demás que sucedió ya es de conocimiento público; Jinyoung lo ayudó a entablar una conversación con Mark y desde ese día se hicieron amigos.

Podría decir que a Jackson le gustaba Mark desde el primer momento en que lo vió, pero a él le gustaban todas las personas que conocía. Le gustaba Jinyoung, le gustaba Jaebum, le gustaba Mark, le gustaba Youngjae, Bambam y Yugyeom. A Jackson le gustaban todos los que conocía, porque todos tenían algo que él no, logrando un genuino interés por parte del chino. No necesariamente era un gustar romántico, era un gustar de persona. A Jackson le interesaban mucho los demás, encontrando fascinante las diferencias entre las personas.

Y creía que por eso es que le gustaba Mark, porque él era la persona más diferente que había encontrado en su vida.

...pero no pudo estar más equivocado.

Porque el gusto que sentía por Mark, por primera vez en su vida, era un gusto romántico, y solo pudo darse cuenta de este cuando a los doce años lo vio caminar con sus padres por el aeropuerto, encaminados a tomar un lugar en el avión y alejándose de él por años. Parecía una broma de mal gusto, darse cuenta que te gusta alguien cuando ya no lo tendrás a tu lado.

Se lo había comentado a Jinyoung cuando tenían quince, en una de sus pijamadas en las cuales hablaban hasta altas horas de la noche. Le confesó que le gustaba Mark, mucho. Recuerda la cara seria de Jinyoung, casi aburrido. El chico simplemente miró el techo, murmurando un "eres el único que no se había dado cuenta, entonces".

Y se sintió un idiota, pensando si incluso Mark se había dado cuenta y él no.

Hasta ese momento, Mark mantenía contacto con ellos sin falta. Todas las noches hacían una videollamada grupal y hablaban sin parar hasta que sus ojos comenzaban a cerrarse solos por el cansancio, pero quién más afectado salía era Mark, ya que inconscientemente las llamadas eran en la noche, pero en Corea. Jackson fue el primero, y quizás el único, en notar las grandes ojeras debajo de los ojos de Mark, y se sintió pésimo por ello. Era obvio que el mayor nunca iba a negarse a hablar con ellos, incluso si debía levantarse a horas no correctas para cumplir con la tradición y perder sueño esencial para su día a día.

Por eso, con todo el dolor del mundo, le exigió a todos dejar las videollamadas, reemplazándolas por los mensajes en su chat grupal. Algunos se quejaron, pero la forma tan seria en la que había hablado Jackson era suficiente para no llevarle la contraria.

Poco a poco los mensajes fueron escaseando, pero nunca desaparecieron. Mark les escribía y contaba sobre su día, bromeando con ellos como si nada, luego desaparecía por días, volviendo a aparecer al tiempo. Jackson sabía que tenía una vida en Estados Unidos, y no era por redes sociales, ya que Mark no poseía cuenta en ninguna, pero ver la foto que tenía en su perfil del chat de KakaoTalk era una prueba suficiente.

Y se veía feliz, rodeado de esos chicos y chicas, teniendo una enorme sonrisa en su rostro. Había teñido su pelo de rubio, y Jackson lo encontró sumamente atractivo. Lo confesaba, se sentía irremediablemente celoso por perderse todos esos cambios de su Mark, pero al mismo tiempo se sentía aliviado de saber que estaba bien en ese país, y que al parecer había conseguido personas que lo querían y aceptaban a ese increíble chico.

Tuvieron que cumplirse cinco años para tenerlo de regreso, y aunque tenía el temor de que Mark regresaría a América, el chico estaba más que decidido a quedarse en el país asiático. Entonces pudo detallarlo, su cabello no era chocolate como la última vez que lo vio, ni era rubio como estaba en su foto, era rojo, de un tono muy fuerte y llamativo, logrando que su piel de porcelana se viese aún más blanca e inmaculada.

El rojo es su color favorito, lo recuerda bien.

También había crecido tanto. Siempre había sido un poco más bajo que Mark, y con el pasar del tiempo ese detalle no había cambiado. Su cuerpo era delgado, a comparación del suyo que era musculoso. Ya no tartamudeaba al hablar, logrando cautivar los sentidos de Jackson al escucharlo, y aunque no conversara tanto, lo poco que decía era suficiente para llamar su atención. Su retracción al contacto era mínima, aceptando los abrazos y besos de sus amigos, al igual que el de los padres con una expresión tranquila en el rostro. Como si ya no le molestara. Incluso el ruido ya no era un obstáculo para él, haciendo una mueca cuando algo lo aturdía, pero ya no cubría sus orejas con pavor. Seguía sin gustarle, pero podía afrontarlo.

Mark era completamente diferente al Mark que había despedido en el aeropuerto, al que le hablaba bajo para no molestarlo, al que debía aguantarse las ganas de abrazarlo para no incomodarlo... era alguien nuevo ante los ojos de Jackson, una persona que debía conocer nuevamente.

¿Lo peor? Jackson sentía que era el mismo niño de siempre que excusaba sus errores al hablar diciendo que estaba muy chiquito todavía.

—Si no me dices lo que piensas te lo saco a golpes. Tú decides.

Jackson bufó, mirando a Jinyoung sentado a su lado en el sofá de su casa. Habían decidido matar el tiempo jugando videojuegos.

—¿Por qué eres tan rudo? Debes tratarme con cariño —se quejó.

—Perdería mi encanto —se encogió de hombros, y terminó de matar al personaje de Jackson en el juego de Mortal Kombat—. Y te hice una amenaza; o me dices lo que piensas o te pateo el trasero como como a tu jugador.

—No es nada, Jin...

—Ah, con que piensas en Mark.

Jackson frunció el ceño. —Nunca dije que pensaba en Mark.

—Tampoco lo estás negando —sonrió de lado al ver la expresión derrotada de su amigo—. No hay que ser adivino para saber que pensabas en Mark. De hecho, es en lo único que piensas desde que regresó. ¿Ya has hablado con él?

—No he tenido la oportunidad... —balbuceó, subiendo sus piernas al mueble y abrazándolas, apoyando su barbilla en su rodilla—. Pasa tiempo con Jaebum y Youngjae con lo de las universidades, e incluso va junto a Bambam a buscar a Yugyeom en sus clases de canto y baile. Parece que siempre está ocupado.

—Ni tanto. ¿Sabías que Mark es un genio en las matemáticas? Le pedí ayuda y algunos días viene a mi casa a ayudarme.

La expresión de Jackson denotaba incredulidad. —¿Por qué todos parecen pasar tiempo con Mark menos yo?

—¿Será porque todos le hablamos y lo invitamos para pasar el rato juntos? —preguntó de vuelta, con un toque de sarcasmo en su voz—. Markie no es adivino, Jackson. Debes decirle que quieres salir con él y te aseguro que aceptará de inmediato a estar contigo.

Jinyoung estudió la actitud del contrario, e hizo una mueca. »Es otra cosa lo que te tiene así.

No lo preguntó, lo afirmó, y el encogimiento de Jackson en su lugar no hizo más que afirmar su teoría. Jinyoung dejó el control sobre la mesa y se sentó mirando directamente a su amigo.

—Mark es otro... —murmuró, sin mirar a los ojos a Jinyoung—, y yo sigo siendo el mismo de siempre. Es decir, él ha mejorado muchísimo, y no sabes lo feliz que me siento de verlo así, pero me da vergüenza que yo no lo haya hecho, que yo sea el mismo chico de doce que vio por última vez.

Saber este tipo de cosas no lo sorprendía a Jinyoung. Con el pasar de los años conocía a Jackson como la palma de su mano. Su amigo era el chico más seguro y un poco egocéntrico que conoce. Le gusta divertirse y todo lo que distraiga su acelerada mente. Sin embargo, detrás de toda esa fachada de chico ideal, se escondía alguien que dudaba mucho de sus acciones, y que a veces pensaba de más lo que estaba a punto de hacer. Era como ver la otra cara de la moneda; por un lado estaba el Jackson que todo lo puede, y por el otro estaba Jia Er, aquel chico tranquilo y tímido que salía cuando algo realmente le importaba.

—Ya no hablas tanto sin parar, ahora te pierdes en tus pensamientos y tenemos que llamar tu atención de vuelta —dijo Jinyoung, llamando la atención de Jackson—. Ya no eres tan ruidoso, incluso pudo decir que eres mucho más tranquilo ahora. Ya no tienes la necesidad de buscar amigos en todos lados, porque sabes que a veces poco es más. Incluso se puede conversar de temas sumamente serios contigo y tú responderás con sabiduría cuando tengas el conocimiento. A lo que quiero llegar, Jackson, es que no necesitas tener un cambio radical para saber que has "mejorado como persona", porque esos simples detalles hacen la diferencia, y los que te conocemos de verdad podemos notarlos.

—Jinyoungie~ —berreó Jackson, tirándose a los brazos del contrario.

El chico simplemente rodó los ojos, pero devolvió el abrazo con suavidad. —Has dejado pasar mucho el tiempo para confesar tus sentimientos, así que no lo pienses más y habla con Mark.

💚

Sus dedos iban a salirse de sus manos si seguía apretándolos con nerviosismo. Había revisado su apariencia unas cinco veces en su casa, incluso había hecho una videollamada con Jinyoung para que este le diera su punto de vista. Claro, que no fue de mucha ayuda cuando solo se burló de él diciendo que parecía una niña. Iba a llorar por eso, pero su amigo le calmó diciendo que todo iba a salir bien.

Miraba cada segundo la puerta del restaurante en el que estaba, esperando ver la cabellera roja de Mark, pero ninguno de los que entraban era el chico. Lo había invitado a cenar, porque un almuerzo y un desayuno no parece una cita.

—¿Mark sabrá que esto es una cita? —se susurró a sí mismo, cuestionando por primera vez el mensaje que le había enviado.

Había sido claro y conciso:

Hola, Markie. ¿Te gustaría cenar conmigo?

Y la respuesta de Mark lo había sido de igual modo:

¡Me encantaría!

¿Era necesario aclarar que era una cita? Jackson lo veía bastante obvio, es decir, dos amigos de años yendo a cenar. Por supuesto que era una cita. Como dice Jinyoung, "no hay que ser adivino para saberlo".

Mordió su labio y negó. —Mierda, no le dije que esto era una cita... —resopló, ocultando su rostro detrás de sus manos. Para él podía ser obvio, pero no podía contar con que Mark supiera sus intenciones—. Eres tan torpe, Jackson Wang. Lo estás arruinando todo sin haber empezado.

—Uh, ¿Llego en mal momento?

Jackson sacó su cabeza de entre sus manos, y miró a Mark al frente de él. Lucía hermoso, y no pudo evitar dejar que sus ojos viajaran con vida propia por todo el chico. Vestía una camisa de vestir blanca, que le quedaba un poco grande, además de unos jeans claros y zapatillas. No era un restaurante elegante, así que su atuendo era perfecto para el lugar. Su rojizo pelo estaba peinado de tal forma que su frente quedaba al descubierto, y pudo notar en sus orejas uno que otros aretes. El detalle que más llamó su atención fue el leve maquillaje que estaba usando, y Jackson no hizo más que sorprenderse al notarlo.

¿Desde cuándo lo usaba? ¿Lo aprendería de sus amigos americanos?

—Voy a sentarme —avisó Mark al ver que Jackson estaba en silencio, y no parecía tener indicios de que diría algo.

Jackson parpadeó espabilando, y asintió con rapidez, mirando como el mayor se sentaban en la silla que estaba al frente de él y le sonreía con tranquilidad.

—Yo, mhm, tú... —balbuceó nervioso, tragando saliva—. Te ves bien. Muy b-bonito.

—Gracias, Jackson. Tú igual luces bien —respondió de vuelta, sin dejar esa suave sonrisa en su rostro.

¿Hace calor o solo soy yo? Pensó, sacudiendo su mano para hacerse llegar aire a la cara. —El clima está muy caluroso, ¿No lo crees?

La ceja de Mark se alzó. —Yo lo siento bien.

—¡Oh, tu ceja! —señaló emocionado—. Aún la levantas de ese modo.

—Sí, bueno... aún no he podido controlar ese pequeño detalle en mi —Mark rió bajito, tapando su ceja con algo de timidez.

—¿Quieres dejar de hacerlo? —el chico asintió—. Pero si luces adorable. Me gusta ver cuando tu ceja se alza. Luces más lindo de lo que ya eres.

Las mejillas de Mark se ruborizaron de forma tenue, pero de igual forma visible para Jackson. —G-gracias... es solo que me gustaría dejar de hacerlo para ser un poquito más normal.

—Pero tú nunca has sido normal, Markie—dijo Jackson con simpleza, abriendo  los ojos en cuanto se dio cuenta de sus palabras—. ¡No quise decir que eres raro o algo por el estilo! Solo que, ya sabes, tu condición y ese tipo de cosas qu-

—Te entiendo —interrumpió Mark, ya sin esa sonrisa que antes tenía, logrando que Jackson se sintiera como un imbécil por completo—. No es necesario que lo expliques.

—Sí es necesario, Markie. No lo decía por mal, es más, me refería al hecho de que este tipo de cosas como alzar tu ceja es algo que te caracteriza, y no creo que debas reprimirlo —habló arrepentido, mirando a Mark con angustia al verlo desanimado y cabizbajo—. A mí me gusta eso de ti, me gusta mucho, y no deberías de dejar de hacerlo solo para ser normal. Tú ya lo eres, a tu manera, pero lo eres.

La mesa quedó en silencio por unos segundos hasta que Mark tomó el menú, y comenzó a ojearlo. Jackson lo miraba atento por alguna respuesta o algo, pero el mayor estaba concentrado en lo que pediría. Desanimado, tomó también un menú y comenzó a mirarlo él también.

—Gracias.

—¿Uh?

Mark no bajó el menú el ningún momento, en cambio Jackson sí lo había hecho para mirarlo con atención.

—Gracias por pensar que no necesito dejar de alzar mi ceja para ser normal... —murmuró, y bajó finalmente el menú para mirar a Jackson—, en América hice muchos amigos, del instituto al que asistía como personas de afuera, y todos me aceptan como soy, pero también hubieron personas que me miraron extraño por como era, y creo que eso me afectó un poco.

—¿Por qué nunca nos dijiste eso?

Mark se encogió de hombros. —No quería preocuparlos.

—Mark, tú eres autista, y eso lo sabes y también sabes todo lo que conlleva padecer ese trastorno. Muchas personas te mirarán así, pero no es tu culpa, así como tampoco es la de ellos. Lo que quiero decir es que no debes disculparte por tu manera de ser, tampoco debes cambiar por los demás. Los que te quieren por lo que eres es a quienes debes darle importancia. Eres el chico más genial de todos, así que no cambies por nadie más que no sea por ti mismo.

Cuando el discurso de Jackson hubo terminado, pensó que había vuelto a arruinar todo en cuanto miró a Mark permanecer en silencio. Iba a volver a disculparse, e incluso iba a salir corriendo de esa fatídica cita, pero detuvo sus próximos lamentos cuando miró a Mark sonreír en grande, mostrando todos sus dientes, en especial esos colmillos que sobresalían de manera linda.

Lo miró tomar nuevamente el menú, y apuntar un platillo en específico. —Quiero pizza, esta en específico.

—Uh, y-yo... —tomó rápidamente el menú y miró los platillos por encima—. Quiero la hamburguesa de pollo con la ración de papas.

—¿Me compartirías de tus papitas?

—Tómalas todas, son tuyas —respondió con rapidez, pero luego se mordió la lengua—. Digo, si las quieres, claro.

Una pequeña risa salió de entre los finos labios de Mark, y Jackson lo miró embelesado. —Extrañé estar contigo, Jacky. Ahora pide tú la comida, aún no me gusta hablar con gente extraña.

—Yo también extrañé estar contigo, Markie.

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