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💚┋ EXTRA 3

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La personalidad de las personas y lo que ellas creen de sí mismas muchas veces está de la mano con lo que su entorno les hace creer. Nuestra cultura, o familia también influyen en nuestra propia imagen y la forma en que nos vemos. En ocasiones, cambiar ese tipo de pensamientos es muy difícil, y en otras más, conlleva a un sinfín de desafíos con los cuales debemos trabajar y no dejarnos vencer.

Jinyoung desde niño escuchó las frases de "eres el más inteligente del mundo", "Jinyoungie es un genio", "nuestro hijo hace cosas que muchos otros niños no pueden hacer". Y sí, él sabía que no era como los demás niños, puesto que su cerebro captaba la información de una manera mucho más rápida, logrando aprender cosas que aún no estaban en su tiempo; como leer.

Tres años, y el pequeño Jinyoung podía leer con facilidad cuentos para niños. Conocía una gran gama de palabras que enriquecían su vocabulario, y escucharlo hablar era exquisitamente sorprendete. Un niño increíble y único, eso le hicieron pensar a Jinyoung.

Por eso es que en aquel momento, aquel muchacho de solo diecisiete años quería tirar de sus cabellos con desespero y decepción de sí mismo. Su garganta dolía un poco por culpa de las ganas de llorar que sentía, y sus ojos picaba por las lágrimas. Jinyoung era un genio, todos lo decían, ¿Entonces por qué no podía resolver adecuadamente aquellas ecuaciones matemáticas? ¿Por qué las clases de química las escuchaba en un idioma desconocido y no en coreano? ¿Por qué no podía saber con exactitud la fuerza empleada por aquellas poleas en su clase de física?

Leía, una y otra a vez los ejercicios, pero nada entraba en su razonamiento, haciéndolo sentir inútil. Estaban en vacaciones, pero por voluntad propia había comenzado un curso intensivo de matemática, física y química de último año de secundaria para poder tener una base antes de entrar otra vez a clases. Cuando se lo había comentado a sus padres, estos no hicieron más que felicitarlo, diciendo que su hijo siempre estaba un paso más adelante que los demás, logrando que Jinyoung se sintiera aún peor, pensando en lo decepcionados que estarían sus padres de saber que si estaba haciendo aquello era para no repetir el año.

Denle un libro a Jinyoung, y este lo leeré en un santiamén, dándote una opinión crítica sobre este. Pídanle que explique la historia de Corea o la universal, y la contará como si él hubiese estado presente. Geografía, biología o ciencia de la Tierra, pídanle que hable de cualquier tema y él lo hará con una facilidad, desbordando sabiduría y conocimiento. Porque a Jinyoung le gustaba leer y saber, nutriéndose de cada cosa que vea. ¿Por qué los números no podía aprenderlos?

Gotas saladas cayeron sobre el cuaderno, y Jinyoung las limpió con rapidez. La frustración de no poder ser lo que todos esperaban lo hacía llorar, saber que no era el genio que todos decían.

—Veamos —sorbió su nariz, y miró su cuaderno con apuntes de las clases—. No puedes ser tan tonto, Jinyoung. Eres un genio, recuérdalo. Tus padres y todos lo saben, así que aprende esto, es fácil, solo que tu mente no quiere hacerlo, pero sí puedes, t-tú puedes...

Cubrió sus ojos con sus manos, y el llanto le ganó. Sus hombros se sacudían erráticos, y de sus labios salían sollozos desesperados. ¿¡Por qué no podía hacerlo!? ¡Era alguien tan inteligente! ¡Esto debía ser fácil para él! »Soy una vergüenza, t-todos se sentirán tan decepcionados de mi. Tonto.

No supo en qué momento alguien entró en su habitación, pero sin esperarlo lo abrazaron hasta levantarlo de su silla y guiarlo hasta su cama, en donde lo sentaron y lo apretaron en unos reconfortantes brazos, arrullándolo en su pesar.

—Ya, Jinnie, estoy aquí —las palabras de Jackson llamaron su atención, no sabía que se trataba de él. Escondió más su rostro en el cuello ajeno y se dejó hacer, dejando que Jackson acariciara su espalda con suavidad—. No llores más, estoy aquí, no estás solo.

Jinyoung no pronunció palabra alguna, y solo se abrazó más a su amigo. Jackson deslizaba su mano por toda la extensión de la espalda contraria, y miró hasta la mesa, encontrando apuntes y más apuntes de esas materias que sabía de sobra que a Jinyoung no le gustaban. No debía ser adivino para saberlo, y aunque su amigo tenía buenas notas en esas clases, lo veía esforzarse el triple para lograr una buena nota.

Cuando el llanto de Jinyoung mermó hasta dejar suaves sollozos, casi imperceptibles, Jackson pudo separarse del chico para poder mirarlo a los ojos. Secó sus mejillas, y acomodó sus desordenados cabellos. También quitó aquellas gafas de pasta gruesa que solía usar cuando estudiaba que lo hacían lucir por demás de adorable.

—¿Me dirás qué sucede? —murmuró, y Jinyoung bajó la mirada.

—No es nada —se encogió de hombros, y su cabeza fue alzada por Jackson, quien le dedicaba una mirada seria, no creyéndose nada. Bufó—. Solo... estoy cansado de estudiar.

—Estamos de vacaciones, no deberías de hacerlo. Podríamos ir al cine o ver una película aquí, no es necesario que sigas con eso.

Jinyoung negó. —Debo seguir. Comencé un curso y me dejaron varios ejercicios para resolver.

Se levantó de la cama y movió la silla para volver a sentarse, pero Jackson tiró de su mano hasta tenerlo nuevamente en la cama. Lo acostó y luego lo hizo él, tomándolo entre brazos para que no escapara, también pasando una de sus piernas por encima de su cadera, acorralándolo más.

—Jackson, estoy ocupado, de-

—No —le cortó—. Vas a decirme qué sucede y hablaremos de eso hasta conseguir una solución. Nunca lloras, y no me voy a quedar tranquilo cuando sé que lo volverás a hacer a penas tengas la oportunidad.

Jinyoung se sacudió, intentando escapar de Jackson, pero este lo apretó con fuerza, imposibilitado su huída.

—¿Por qué tanto afán? —se quejó, apoyando su cabeza en el brazo de Jackson. Se había cansado, y ya estaba más resignado a que el contrario no lo soltaría.

—¿Cómo me preguntas eso? Siempre me voy a preocupar por ti, Jinyoung. Luego de encontrarte así es obvio que quiero ayudarte.

Jinyoung rodó los ojos, y luego miró a Jackson, esperando a que cambiara de opinión, pero este se veía bastante firme en su postura.

—Soy malo en matemáticas, física y química, ¿Contento? Y me frustra no poder ser bueno en eso.

La mirada de Jackson no cambió en ningún momento, causando que Jinyoung se sintiera algo intimidado. —Lo sé —dijo finalmente—. Esas materias te cuestan mucho, lo he notado.

—¿Y no... te decepciona?

—¿Por qué me decepcionaría? —Jackson enarcó una ceja.

—Porque ya no sería el mejor amigo más inteligente del mundo que presumes...

La forma en que la voz de Jinyoung se desvaneció tristemente logró que Jackson se sintiera triste por los pensamientos que habían estado rondando por la mente de su amigo. Siempre pensó que Jinyoung se esforzaba en sus clases por sí mismo, pero parecía que eso no era así.

—¿Piensas que por no saber esas materias eres menos inteligente? Por Dios, Jinyoung. No puedes saberlo todo en esta vida, y aún sabiendo eso siempre serás el chico más inteligente que conozco —llevó mano derecha hasta la mejilla de Jinyoung, dejando suaves caricias en esta—. La inteligencia es relativa, y cada quien tiene su forma de ser inteligente.

»Yo tampoco soy bueno en matemáticas, pero es por mi déficit de atención e hiperactividad. ¿Eso me hace un tonto? Un poco, no lo voy a negar, pero no puedes negar mi inteligencia para los deportes. Tú eres el chico más inteligente de todos, y que algunas materias se te hagan difícil no significa que dejas de serlo, porque si no fueses inteligente entonces no podrías lograr unas notas tan altas en los exámenes.

—¿Pero mis padres? Ellos piensan que todo se me hace fácil, que soy el niño genio de siempre.

—¿Alguna vez les has dicho lo que sientes? Jinyoung, mis tíos te aman, y créeme que si les dices esto seguirán pensando en ti como el chico ideal —Jackson besó castamente la pinta de su nariz—. Deja de pensar que todos esperan de ti ciertas actitudes. Tú puedes ser como quieras, y los que en verdad te queremos aceptaremos cada partecita de ti.

Jinyoung sonrió, ignorando lo borrosa que se había vuelto su vista, para abrazarse a Jackson, y comenzar a dejar una cantidad inmensa de besos por todo su rostro. El contrario simplemente reía, dejándose hacer por su amigo.

—Gracias, Seunie —detuvo sus besos, mirando a los ojos a Jackson—. ¿Te he dicho que eres el mejor amigo del mundo?

Jackson lo pensó un momento, para luego negar. —Dímelo.

—¡Eres el mejor amigo del mundo! —exclamó lanzándose encima, y comenzar a hacerle cosquillas, divirtiéndose con las escandalosas risas de Jackson.

—¡Ya! ¡B-basta! —suplicó Jackson, con las esquinas de sus ojos con lágrimas por las risas. Jinyoung tuvo compasión por el contrario y lo dejó tranquilo, comenzando a acomodar su mesa, guardando todos los cuadernos y libros. Podía seguir después—. ¿Dejarás de estudiar forzado, verdad? No quiero volver a encontrarte en las mismas condiciones.

—Ya, me tomaré mi tiempo, pero igual seguiré con el curso. Lo necesito.

—Me parece perfecto, ahora ven a acostarte conmigo —abrió sus brazos, y Jinyoung negó antes de volver a la cama y meterse entre los brazos del contrario, correspondiendo el abrazo y entrelazando sus piernas—. Primero tengo que enseñarte a ser un niño, y ahora a ser un adolescente. ¿Ves que sin mi tu vida no fuese lo mismo?

—Lo es. Gracias por estar conmigo todo este tiempo.

Jackson sonrió y besó la frente de Jinyoung. —Estás muy cursi. Me gusta.

—No te acostumbres —metió su cabeza en el espacio del cuello de Jackson y cerró sus ojos—. Fuiste bueno conmigo, así que te lo ganaste.

—¿Qué? ¡Pero si siempre soy bueno contigo! —se quejó Jackson.

—Shh, déjame dormir. Hazme cariñitos en el pelo.

Cumpliendo con la orden, Jackson llevó su mano hasta el cabello de Jinyoung para masajearlo. —No duermas aún, recuerda que no puedo dormir en las tardes.

Jinyoung quiso reír al escucharlo. Su amigo era como un niño; si dormía en las tardes, en la noche estaría despierto sin poder pegar un ojo. Salió de su escondite y quedó cara a cara con Jackson. Quizás era una posición algo comprometedora, pero para ellos era de lo más común. Estaban acostumbrados a este tipo de acercamientos, sin sentirse ni un poco incómodos.

—¿Has hablado con Mark? Está muy lindo, América le sentó muy bien.

—Markie siempre ha sido lindo —aclaró—. Y no, justo hoy salió a mirar las universidad con Jae. ¿Sabías que quiere estudiar educación? Me tomó por sorpresa.

Jinyoung alzó las cejas sorprendido por el dato. —Vaya, no lo esperé. Aunque Mark está muy cambiado, me da la ilusión de no ser el mismo de antes. Es como si debemos conocer a alguien nuevo —pudo notar la expresión de Jackson—. ¿Eso te molesta?

—¿Qué? No, no. Es solo que es como tú dices, parece ser alguien nuevo.

—Bueno, el Mark que conoces desde los cuatro hasta los trece no puede ser tan diferente del de dieciocho, ¿No crees? Tómate tu tiempo para aprender de todo lo nuevo que trae —pellizcó su nariz, riendo por la queja—. Y no pienses tanto en cosas que no van. Sé que no soy el más idóneo para decírtelo, pero no te llenes de cosas negativas.

Jackson sonrió y asintió. —Es curioso que tú me des este tipo de consejos. ¿Cuando conseguirás novio o novia, Jinyoungie? Ya tengo ganas de ganarme el odio de tu pareja porque pensará que me quieres más a mi y tú nunca lo negarías porque es cierto.

Las carcajadas salieron libres de la boca de Jinyoung. —¡No seas tan tonto!

—¡Es que es cierto! Nunca vas a querer a alguien más de lo que me quieres a mi, y te lo prohíbo si piensas hacerlo —advirtió—. Es que imagínalo; tu pareja toda celosa de mi, y tú explicándole que soy el amor de tu vida y no puedes cambiarlo.

—¿Y desde cuándo tú eres el amor de mi vida? —preguntó entre risas.

—Desde siempre, así como tú eres el mío.

—¡Que gay!

—¡Se le llama ser cursi, Jinyoung!

Ambos reían por sus comentarios, disfrutando del momento juntos. El grupo era unido, pero nada como ellos dos solos en alguna de sus habitaciones. Los Wang y los Park estaban más que al tanto de lo inseparables que eran los muchachos, y aunque parecían ser novios, no tenían ese tipo de sentimientos por el contrario.

Jackson y Jinyoung se gustaban, no de manera romántica, pero sí como personas, y eso no era extraño. Se gustaban sus personas, les gustaba pasar tiempo juntos, les gustaba hablar y pasar el rato. Les gustaba escucharse y ayudarse cuando lo necesitaban. Se gustaban tanto, que decir que eran el amor de la vida del otro sonaba a chiste, pero sabían que era cierto. Eran almas gemelas, y no veían su vida sin el otro.

—¿Y Hyunjin? ¿No te gusta Hyunjin? Sé que debe darte miedo, ya que él se parece a Jaebum, pero te aseguro que cuando crezca él sí va a ser guapo.

—¿Estás llamando feo a Jaebum? Se lo voy a decir.

—Aquí entre nos —susurró—. Hyunjin está más bonito que JB. Y está coladito por tí, ¡Punto a favor!

Jinyoung negó. —Es un niño, Jackson. Lo veo como mi hermanito. Tiene catorce.

—Está en la edad de la paja, ¿Cuántas veces de la habrá jalado en tu n-

—¡Cállate! ¡No sigas! —Jackson reía sin parar por la cara que había puesto Jinyoung—. ¡Eres un asqueroso! ¡No miraré a Hyunnie de la misma forma!

A Jackson le dolía el estómago de tanto reírse, y Jinyoung no tardó en tomar un almohada y comenzar a golpearlo repetidas veces. Tiró la almohada nuevamente en su lugar y volvió a acostarse, mirando mal a Jackson que aún soltaba pequeñas risas.

—Ya, no te enojes —tiró de él hasta abrazarlo nuevamente—. Siguiendo con el tema, quizás ahora lo veas pequeño, pero luego de cierto tiempo la edad se volverá cada vez menor, es decir, catorce y diecisiete suena a cárcel, pero veinte y veintitrés no es nada.

Jinyoung analizó las palabras y Jackson tenía razón, pero cuando decía que veía a Hyunjin como un hermano hablaba en serio. Lo vio crecer, hasta convertirse en el adolescente que era en ese momento, y no lo sentía correcto. No tenía ese tipo de sentimientos por él, y era como meterse con Yugyeom.

—Ya llegará alguien que me guste, Seunie, así que es mejor que me aproveches ahora porque cuando tenga pareja le dedicaré mi tiempo y vida a esa persona.

Estuvo tentado a reír cuando miró el rostro de Jackson descomponerse en una expresión preocupada. —¡No! ¡Te lo prohíbo! ¡Yo soy tuyo y tú eres mío!

Ahora sí que no pudo aguantar la risa cuando Jackson comenzó a hacer su drama, explicándole que era a él y solo a él a quien podía amar más que a nadie. Su amigo era el ser más escandaloso del mundo, con una energía que nunca se agotaba y que lo hacía reír a carcajadas, y por un momento lo pensó, ¿Qué sería de su vida sin Jackson? Recuerda cuando más pequeño pensaba que pasar todos sus días al lado del niño era muy estresante para él, y llegó un punto en el que deseaba que se alejara de una vez por todas. Pero ahora solo podía rogar todos los días para que Jackson nunca se fuera de su lado, porque era su pedacito de luz en su cotidiana vida.

Jinyoung no era el chico más divertido del mundo, y encontraba diversión en las cosas que los demás adolescentes consideraban sosas, pero a pesar de eso, Jackson afirmaba que estar al lado de Jinyoung era lo más entretenido del mundo, y que no se aburría ni un segundo con él.

—¿Qué tanto me ves? ¿Te gustó a caso? —bromeó Jackson.

Jinyoung solamente sonrió de lado, y en un impulso acercó sus labios a los de Jackson para dejar un casto beso en ellos. Fue muy leve, casi imperceptible, y que no ocasionó un revuelo confuso en sus estómagos, sin embargo sí logró acelerar sus corazones.

—Te amo, Jackson —dijo, con las mejillas encendidas—. No te amo como se aman mis padres, o como posiblemente lo hagan Yugyeom y Bambam, o Jaebum y Youngjae. Te amo, pero no como se ama a una pareja, sino que te amo por ser mi compañero de vida. Por nunca dejarme solo a pesar de que te lo pedí muchas veces. Te amo porque también me amas, y me aceptas tal cual soy. ¿Tiene sentido lo que digo?

»Te besé porque quise, pero no porque quiera de ti algo más allá de la amistad. Lo hice porque te amo tanto y no encontré otra manera de expresarlo. ¿Está mal? ¿Te molestó? Lo siento tanto, yo-

Jackson colocó su dedo sobre los labios de Jinyoung, acallando sus palabras, y luego lo intercambió por sus labios, dejando un beso unos segundos más largos, pero sin segundas intenciones.

—Yo también te amo, Jinyoung —dijo cuando se separó—. Y entiendo perfectamente como te sientes, porque así lo hago yo. Yo también te beso porque te amo, por ser mi alma gemela. Te amo por aguantarme todos estos años, y seguir siendo mi amigo a pesar de ser tan escandaloso. Un beso no necesariamente deben dárselo las parejas, porque es solo una demostración de lo que siento por ti.

Ambos sonrieron y se abrazaron. Ellos se amaban como a nadie, pero no necesariamente de una manera romántica. Nadie podría entender lo que ellos tenían, y eso era lo mejor, porque era algo que solo Wang gae y Park gae podían comprender.

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