💚┋ERES UN NIÑO MUY BUENO
💚
En el salón de los niños de cuatro años había una nueva sensación. Una que lograba que los pequeños se esforzaran día con día en realizar sus actividades con el mayor empeño.
¡Stickers de estrellas doradas!
Irene, la bonita maestra encargada de los infantes, había implantado esta nueva técnica de incentivo para que sus alumnos se dedicaran a hacer sus tareas con mucha eficacia.
La modalidad era sencilla; quien hiciese todas sus actividades de manera limpia y correcta, ¡Ganaba un sticker a modo de premio! Y vaya que había funcionado, puesto que todos los niños se concentraba al máximo en sus actividades.
—¿Por qué yo nunca gano una estrellita dorada? —preguntó el niño con un puchero de desilución. ¡Todos sus compañeros tenían al menos una estrella! ¿Por qué él no había conseguido alguna?
Mark desvió la mirada de su prolija tarea y la enfocó en Jaebum, quien miraba su mesita carente de algún sticker dorado que demostrara que había sido un bien chico. —¿Q-quieres una de l-las mías? —susurró con suavidad, no queriendo ver triste a su amigo.
A comparación del contrario, Mark tenía muchas estrellas, siete para ser exactos, y es que, a pesar de su condición de autismo leve, el niño era el más inteligente del salón, logrando realizar sus actividades con diligencia y entendiendo las explicaciones a la primera, ganándose los halagos por parte de la maestra.
Jaebum negó en cuanto escuchó la propuesta de Mark. —Gracias, Markie. Pero me gustaría conseguir una por mi mismo, ¿Por qué aún no me la he ganado? Yo hago todas mis tareas completitas —finalizó con una mueca triste.
Mark miró la pequeña libreta de Jaebum y pudo confirmar de que sí, su amigo cumplía con todas las actividades, ¡Pero era tan desordenado! Rayones de lápiz, colores, hojas arrugadas y algunas manchas de dudosa procedencia adornaban la tarea de Jaebum.
Él sabía que su amigo era un poco tosco en su manera de ser, —cosa que no le molestaba ya que con él intentaba serlo lo menos posible y lo agradecía— así que ver el estado de su tarea era predecible.
Miró su tarea, la cual estaba en perfecto estado y ya casi terminada, cuando una idea surcó en su mente:
—¿T-te ayudo? —preguntó, sonriendo con complicidad—. Yo s-siempre gano estrellas, a-así que puedo hacer que ganes u-una.
Jaebum abrió los ojos y asintió con fiereza, sonriendo en grande y mostrando sus lindo y pequeños dientes. —Ayúdame, Markie, así tendré una estrella y ya no serás amigo del chico tonto que nunca gana una.
La ceja de Mark se alzó.
—Yo soy feliz de que seas mi a-amigo, con o sin e-estrellas.
Las mejillas del contrario se sonrojaron con suavidad, y sonrió complacido con la respuesta.
—Yo también soy feliz de que seas mi amigo, y pienso que eres el niño más genial del mundo.
Dicho esto, ambos infantes se dedicaron a realizar la tarea del menor, cuidando de no manchar o arrugar nada, para así finalizarla a tiempo para cuando la maestra Irene pasaba por cada mesa revisando y premiando a quienes se lo ganaban.
Cuando llegó al lugar en donde se encontraban Jaebum y Mark, entrecerró los ojos y miró a ambos niños con curiosidad.
—Mark, cariño, ¿Ayudaste a Jaebum con su tarea? —preguntó con sutileza, queriendo que los niños dijesen la verdad, pero Mark negó con simpleza. Sonrió de lado, sabiendo cómo llegar hasta la realidad de todo—. Uh, que mal. Pensaba darle dos estrellas a cada uno si Mark te había ayudado con la tarea, Jaebumie...
—¡Sí me ayudó! —exclamó el niño con rapidez, logrando que Mark se quejara por el grito de este—. Markie me ayudó en todo, maestra Irene, mi tarea quedó bonita gracias a él.
La mujer negó y rió con gracia por la situación. —Caiste en mi trampa, cariño. Mark no te puede ayudar en tus tareas.
Los ojos de Jaebum se abrieron por la sorpresa y soltó buen quejido de queja al revelar lo que debía ser un secreto.
—Jae, pequeño... —llamó Irene con cariño, sonriendo de lado al ver la carita triste de su alumno—. Yo no quiero una tarea perfecta, solo quiero que te esfuerces mucho en hacerla y que avances en tus debilidades. Debes controlar tus manitos lo más que puedas y lograr el trabajo más bonito, tanto como tú.
Irene sabía las dificultades de cada uno de sus alumnos, ya que como maestra debía ser consciente de ello para poder ayudarlos a superarse a sí mismo, por eso es que le exigía tanto a Jaebum. Su pequeño niño era fuerte con sus manos, incluso ella había sido víctima de sus cariñosos abrazos, pero si complacía al niño dándole una estrella no estaría haciendo nada. Su deber era lograr que Jaebum trabajara con suavidad, para así tener resultados fructíferos a futuro.
—Pero yo hago todas mis tareas, Maestra Rene... —murmuró con desánimo.
El corazón de la mujer se rompió levemente al escucharlo, y no pudo evitar dejar un suave beso en la frente del niño. —Yo sé que eres un niño muy inteligente, ¿Sí? Y sé que si te esfuerzas día con día tu tarea quedará muy bonita sin la ayuda de tu amiguito, solo de tu esfuerzo. ¿No esforzaremos más la próxima vez?
Jaebum asintió de manera vacilante y sonrió levemente.
Irene acarició sus lacios cabellos y miró la tarea de Mark, sintiéndose satisfecha de todo lo que su alumno hacía. El caso de Mark era algo particular por su leve trastorno, lo cual hacía que tanto el pequeño como los demás del salón sintieran que él era diferente, lo cual lo era en cierto punto, nada discriminatorio. Así que su manera de integrarlo era hacerle notar a todos lo inteligente que era Mark, para que tanto él como los demás supiesen que el niño era como común a sus compañeros, y que su condición no era motivo para ser marginado como "diferente", simplemente tenía características que los demás no.
Como esa bonita manía de alzar su ceja que le parecía por demás de adorable.
—Muy bien hecho, Mark —felicitó en voz baja, sabiendo que el niño no toleraba mucho el ruido. Sacó de una lámina una estrella dorada y la pegó junto a las otras siete, dando ahora un total de ocho—. Eres un niño muy inteligente, cariño. Sigue así~
Jaebum miraba la escena con algo de añoranza. No envidiaba a su amigo por ganar otra estrella, todo lo contrario, ¡Le hacía muy feliz que a Mark lo premiaran tanto! Porque así sus demás compañeros podían ver lo increíble que era su amigo. Pero él quería ganar una estrella algún día, en serio lo deseaba, quería ser un buen niño y ser premiado por eso.
💚
Jaebum se había dormido en una de las colchonetas del salón de Yugyeom, siendo arropado por una suave cobijita de algodón que la madre de Bambam usaba para los bebés. Justamente fue la mujer quien había arrullado a Jaebum cual bebé y lo había acomodado en la zona designada para que sus pequeños alumnos descansaran cuando el propio niño le había dicho que tenía sueño y que si podía dormir.
¿Y quién era la señora Bhuwakul para decirle que no a tan precioso niño que le pedía un lugar para descansar mientras rascaba su ojito adorablemente?
Así que, mientras la mujer velaba por el sueño del niño y avisaba a su maestra de su estado para no despertarlo en caso de que llegara la hora de regresar al salón, los otros seis niños se encontraban curiosos por el estado de su amigo.
—Bumie nunca tene seño —el pequeño Youngjae con su frentecita arrugada.
Bambam asintió en concordancia con su amigo. —Cieto, Bumie siempre juega con nosotos.
Yugyeom miraba a los niños con curiosidad, con sus ojitos abiertos y brillantes de atención. Miró en dirección a su amigo dormido, y bostezó sin poder evitarlo, ¡Jaebum se veía tan cómodo! ¡Incluso a él se le había antojado una siesta!
Gateó hasta Jackson y se sentó en su piernas, —siendo ayudado por el mismo niño— abrazando su torso y apoyando su abultada mejilla contra el pecho del contrario. De esa forma, cerró sus ojitos y comenzó con esa pequeña siesta que tanto le había provocado Jaebum.
Jackson sonrió y besó la cabecita de Yugyeom. Comenzó a hacerle cariñito en los cabellos y miró a sus demás amigos. —Jae nunca quiere dormir, él siempre quiere jugar.
—¿Sucedió algo hoy, Mark? —preguntó Jinyoung, al tiempo que tomaba a Youngjae en brazos, quien quería copiar el acto de Yugyeom.
Bambam no se quedó atrás cuando se acercó hasta Mark y se abrazó a él, al tiempo que llevaba su pulgar a la boca. Manía que tenía al irse a dormir.
Mark cruzó sus brazos, abrazando al niño y asintió. —S-sé porqué está a-así, pero tengo una i-dea.
Los dos niños escuchaban atentamente a Mark, mientras que los tres pequeños se dejaban ir en el mundo de sueños, siendo reconfortados y arrullados por sus amigos.
💚
Jaebum se esforzó, claro que lo hizo, pero no contó con que se le partiría la punta de su lápiz, logrando una fea raya en su tarea, y que al intentar borrarla, no mediría su fuerza, logrando que la hoja de su tarea se arrugara y se rompiese sin más.
Oportunidades de lograr una estrella dorada = ¡Ninguna!
Se sentía frustrado, y el hecho de que Mark había salido al baño unos momentos antes de que el timbre de receso sonara lo hacía aún peor, ¡Ahora debía ir solo al salón de Yugy!
Enfurruñado y con los ánimos por el suelo al no ser capaz de conseguir una estrella dorada, se encaminó hasta el salón del bebé para estar con sus amigos. Aunque en esos momentos tuviese más ganas de tomar una siesta como la del día anterior. ¡La señora mamá de Bambam había sido muy dulce con él! No tanto como su mami, pero sí se sintió bonito.
Abrió la puerta del salón y miró a los lejos a sus amigos murmurar entre ellos. Frunció el ceño y se acercó hasta ellos, siendo Mark el primero en darse cuenta de su presencia.
—Q-quédate ahí —pidió, levantando su manito e indicando el lugar. Jaebum hizo caso, confundido a más no poder.
Jackson se acercó hasta él y le enseñó una carita feliz amarilla, pegándola en su frente. —Te ganaste una carita por ser el mejor compañero en los juegos, Agente JB, cambio.
Jaebum abrió sus ojitos y tocó su frente, sintiendo la calcomanía en ella y sonriendo en grande.
Jinyoung es el siguiente en acercarse, mostrándole otra carita feliz amarilla pero de un tamaño más pequeño. La pegó con suavidad en su mejilla y palmeó su hombro, sonriendo de manera bonita y como muy poco lo hacía.
—Te ganaste otra carita por ser un niño muy inteligente.
—Pero tú eres el más o inteligente... —murmuró asombrado.
El niño se encoge de hombros. —Por eso sé cuando alguien es inteligente o no, y tú lo eres mucho, Jaebum.
El corazón de Jae se aceleró con emoción y tocó su mejilla con incredulidad.
Bambam dio saltitos hasta llegar al frente de Jaebum y le mostró un bonito sticker de arcoiris. —Te ganaste un tiker de acoris por tené un cabello bonito~
Lo pegó en su nariz y rió con alegría, contagiando a Jaebum.
El siguiente es Youngjae, acompañado de Yugyeom, quien caminaba tambaleante hasta Jaebum. El más grande le enseña un corazón rojo y lo pega en su mejilla. —Un tiker por ser el más bonito.
Yugyeom estiró su manito, y Jaebum se agachó un poco para que el bebé pegara en su barbilla una carita feliz color azul, sonriendo en cuanto lo hizo.
—Gracias... —susurró con timidez, con sus mejillas encendidas en rojo.
El último en acercarse es Mark, quien le mostró un corazón rojo, idéntico al de Youngjae, y pegándolo cerca del mismo. —P-por ser el mejor a-amigo del mundo, p-porque me quieres como s-soy, y por h-hacerme feliz siempre.
Los ojitos de Jaebum se llenaron de lágrimas y un sollozo salió de sus labios, sintiéndose inmensamente feliz en ese momento. Mark lo abrazó con suavidad y todos se fueron uniendo en un abrazo, consolando al niño que soltaba lágrimas y risitas por el momento.
—Eres un niño muy bueno, Jaebum.
—El mejor de todos.
—Bueno y dindo.
Y Jaebum lo creyó, sintiendo más gratificante las calcomanías en su rostro que la estrella que tanto anhelaba, pero se esforzaría en conseguirla, porque él era un niño bueno y sus amigos nunca mentían.
💚
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro