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₊˚ 001 ༄


「♟️ 」───  ◡̈ ❝ The little looks ❞ ♡ ;; 🧿 ❜




















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EL BOSQUE ESTABA SILENCIOSO, no había señal de nada, ambos estaban cuidando no hacer ruido ni con la hoja de un arbusto.

Y cuando un venado logró hacer un pequeño ruido, el hombre, alto y musculoso, dio unos golpes en el hombro de su hija, cuando lo volteó a ver le hizo señas con los dedos, para después entregarle una escopeta a la niña de tan solo 8 años.

La pequeña negaba con la cabeza y bajaba el arma negada, el adulto desesperado tomó la escopeta todavía en los brazos de su hija y la posicionó a la altura de sus ojos.

— Vamos, como te enseñé, no seas débil. — murmuró el hombre en el oído de la niña.

— No quiero, me da miedo... — contestó la niña, ella intentó bajar de nuevo sus brazos su padre no los dejó, forzando a seguir en posición. A la castaña le dolían los brazos, pero sabía que no podía hacer ruido.

— No me importa, mierda, no nos iremos de aquí hasta que mates a un animal, tú decides si es ahora o después, Victoria. — dijo el hombre más enojado y sosteniendo más fuerte el brazo de la niña.

Tori sintió un escalofrío y lágrimas asomarse por sus ojos.

Una disparo, fuerte y limpio salió de la escopeta impactando en el craneo del venado. La menor dejó la escopeta en el suelo mientras dejaba caer sus lágrimas.

— ¡Bien, esa si que es mi hija, carajo! — Exclamó el hombre mientras cargaba a su hija en los brazos.





















































La mañana era agradable, pero el ambiente era tenso y caluroso. Habían pasado 2 meses desde que empezó todo y estaban escondidos en las montañas esperando algún tipo de señal. Un grupo había salido a buscar provisiones a la ciudad, pero hacía tiempo no volvían, lo que más le preocupaba a Tori era saber que su mamá y su madrina estaban ahí.

Cada que ella tenía la oportunidad de salir a la ciudad la tomaba, con la esperanza de encontrar a su hermana, era un sentimiento que estaba dentro de su pecho, Silvia estaba viva.

— Es inútil, debemos de salir a buscarlos. — Reprochaba el niño a Amy quien estaba también preocupada pero era mejor guardando la calma.

— Debemos esperar, tal vez tuvieron problemas en el camino y estuviéramos arriesgando nuestras vidas por ir allá.

— Me da igual, moriría por mi familia, y si tú no, deberías cuestionarte cuánto quieres a tu hermana. — Escupió con desesperación el adolescente.

Amy entendía lo que él estaba sufriendo y más por la etapa en la que estaba, pero no permitiría que se comportara así con ella ni nadie, pero una vocecita la interrumpió.

— ¡Oye! No le hables así a Amy, ella hace lo mejor que puede, igual que todos.

Antes de que algunos de los dos hablara una alarma bastante ruidosa se empezó a escuchar cada vez más cerca alertando a todos.

— ¿Qué pasa? — preguntó Amy.

— Es un auto robado, supongo. — Contesto Dale mientras veía por sus auriculares.

Todos se quedaron observando, pues no había nada que pudieran hacer. El auto se detuvo y Glenn se bajó de este emocionado.

— ¡Maldición, apaga esa porquería! — Gritó Dale desde el techo de su caravana.

— ¡No sé cómo!

Una felicidad y emoción radiante se veía en su cara, como si acabara de cumplir un sueño y eso le dio gusto a Tori, pues cumplir sueños en ese tiempo era casi imposible.

De repente todos empezaron a hablar, Amy se puso muy nerviosa y Shane, bueno lo normal en el, empezó a exigir a Glenn seguir sus órdenes.

— Si, si, todos se encuentran bien, bueno Merle no está tan bien.

A Tori le pareció escuchar sarcasmo en su frase así que no pensó que debería preocuparse.

— ¿Cómo vienes hasta aquí haciendo tanto ruido? ¿Quieres que los caminantes vengan hasta nosotros? — preguntó Shane en un tono pasivo agresivo.

Era normal esa actitud en él y de verdad que irritaba, no sabían cómo pero ese hombre lideraba el campamento.

— Creo que estamos bien. — intentó calmar Dale, como siempre.

— Yo creo que fue una estupidez.

— Bueno, la alarma hizo eco en todas las montañas, es difícil encontrar la fuente. No quiero discutir, solo digo eso, la próxima vez podrías pensar las cosas con más cuidado, ¿no te parece?

— Lo siento, tengo un auto bonito.

Glenn sentía culpa y vergüenza, se veía en su cara. Tori sintió pena por él y se acercó a abrazarlo.

— Se que hiciste lo que pudiste y me sorprende que se te allá ocurrido, sacaste a mi familia sana así que fue buena idea, Glenny.

El coreano sonrió ante aquella acción, dándole un beso en la coronilla a la pequeña.

— Gracias, Tori.

Un camión blanco empezó a acercarse por el camino, del cual bajó Morales y los demás corriendo a abrazar a sus familias, seguido bajo Andrea con Rachel, quienes corrieron a abrazar a sus familiares.

— ¡Mami!

Rachel tomó a su hija en brazos y la abrazó tan fuerte como pudo y con su otro brazo abrazaba a su hijo mayor.

— Los extrañé tanto, mis niños. — susurro su madre.

— Estaba apunto de ir a buscarte. — dijo Luck con vergüenza y felicidad.

— No, no, mamá siempre vendrá a ustedes, no al revés.

Tori abrazó a su madrina Andrea, estaba tan feliz y agradecida de poder tener a su familia, sin embargo le llamó la atención como un chico y su madre se retiraban pues el niño empezó a llorar, sentía pena por él.

— ¿Cómo hicieron para salir de ahí? — preguntó Shane arruinando el momento.

— Un amigo nuevo, él nos ayudó. — Contestó Glenn

— ¿El nuevo?

— Si, un tipo loco que llegó a la ciudad, ¡oye chico helicóptero! Ven a saludar — Gritó morales al camión.

Un hombre (bastante atractivo para Tori) con traje de sheriff y sombrero salió del camión. La expresión de Shane cambió de forma repentina al ver al hombre, el niño y el hombre empezaron a verse mientras la mujer veía todo asustada, el señor camino a donde estaba el niño pero antes el niño corrió a sus brazos.

— ¡Papá! ¡Papá!

Un calor se situó en el pecho de Victoria y se sintió bien por aquella familia.


























































Todos estaba en un círculo al rededor de la fogata como solían hacer en las noches de frío. Rick contaba su experiencia afuera. Ella estaba en las piernas de su madre quien la abrazaba.

— Desorientado, así es como me sentía, desorientado. Con miedo, confundido, si, pero la palabra es desorientado.

Todos lo escuchaban atentos, o perdidos en sus propios pensamientos.

— Las palabras no alcanzan, a veces no alcanzan. — dijo Dale.

— Sentí que me habían quitado mi vida y que me habían puesto en otro lado, en un momento pensé que estaba en coma, soñando y que nunca jamás iba a despertar.

Eso, así era como todo esto se sentía, se sentía como un sueño tan irreal.

— Mamá dijo que habías muerto.

Tori quiso soltar una carcajada pero en un intento de controlarse solo sonrió tirando un poco de agua de su boca bajó la mala mirada de su mamá y la risa de Andrea, Amy y Luck. Afortunadamente nadie se dio cuenta, o eso pareció.

— No le faltaban razones para creerlo. — contestó

— No lo dudes — dijo Shane mirando fijamente a Lori.

Todos sabían que esos dos se traían algo, se habían sorprendido bastante de que no fueran pareja pues cualquiera que pudiera ver y tuviera sentido de la lógica podía notar como se escondían para hacer sus cosas.

— Cuando las cosas se pusieron feas, en el hospital me dijeron que te llevarían a ti y otros pacientes a Atlanta, nunca sucedió.

— Es lógico después de lo que pasó en Atlanta. El hospital parecía estar desbordado, estaba desbordado.

— Apenas pude sacar a tu familia, en fin. — dijo Shane.

— No puedo explicarte lo agradecido que estoy Shane, no sé cómo expresarlo.

Tori sintió pena por el hombre.

— Otra vez las palabras se quedan cortas, qué tontería.

Se escuchó en la fogata de al lado como alguien tiraba una rama.

— Oye Ed ¿por qué tiraste esa rama?

La niña sintió un escalofrío al escuchar aquel nombre, ese señor era escalofriante y violento, le recordaba a su propio padre, si se le podía llamar así a alguien como él.

— Hace frío, amigo.

Se notó como a Carol le incomodó la actitud de su esposo.

— El frío no cambia las reglas, hay que mantener el fuego bajo para que no nos vean desde lejos ¿no es así?

— Dije que hace frío, ¿métete en lo tuyo quieres?

Shane se levantó a zancadas para ponerse cara a cara con Ed, era entendible pues eso era algo que afectaba y ponía en riesgo la seguridad de todos.

— Bien, ¿seguro quieres tener esta conversación?

— Vamos, apaga eso ya ¡Vamos! — Ordeno Ed a Carol haciendo que la mujer se pusiera en acción de inmediato.

— Perdón por el fuego. — se disculpó Carol.

— No, está bien, gracias por cooperar, Ed.

— Han pensado en Daryl Dixon, no le gustará saber que dejaron a su hermano allá. — Advirtió Dale cuando Shane volvió.

— Yo sé lo diré, perdí las llaves es mi culpa.

Contestó T-Dog cabizbajo.

— Yo lo esposé, eso fue mi culpa.

Dijo Rick y a Tori le pareció frustrante que se echarán la culpa para saber quién era más valiente, en fin, eran hombres.

— Amigos, no es una competencia — La niña sintió alivio ante las palabras de Glenn — No quiero ser racista pero, preferiría que se lo diga un blanco. — dijo el muchacho apenado.

— Lo hecho, hecho esta, no voy a ocultarselo. — dijo T-dog

— Pero podemos mentir. — propuso Amy quien estaba recostada en su hermana.

— O decir la verdad, Merle estaba descontrolado, había que hacer algo o nos mataría a todos, Rick hizo lo que había que hacer, y si Merle quedó allá no es culpa de nadie. — continuó Andrea.

— Ese idiota se lo merecía, es la verdad. — se burló Rachel mientras tapaba los oídos de Tori quien había escuchado perfectamente, bajo la divertida mirada de Luck.

— ¿Y le diremos eso a Daryl? No creo que surja una discusión muy razonal después de eso ¿tú qué crees? seamos inteligentes y estemos preparados para cuando venga de su casería.

Intervino Dale y todos quedaron en silencio.

— Tenía miedo y escape, no me avergüenzo de eso. — confesó T-dog y Tori sintió lástima por el.

— Todos teníamos miedo y escapamos, ¿A qué te refieres? — preguntó Andrea.

— Tuve tiempo para encadenar la puerta, la escalera es angosta, solo unos 5 y 6 caminantes podrían empujarla a la vez, no es suficiente para derribarla, no con esa cadena, no con ese candado, quiero decir que Dixon está vivo, sigue allá arriba esposado en el techo, depende de nosotros.

Dijo T- dog antes de pararse y salir a su tienda de campaña, la niña sintió esperanza por el hombre, era verdad que no le agradaba, pero le tenía cierto cariño pues a veces llegaba a ser divertido.

— Vamos a dormir, niños, es tarde.

Ambos niños no tardaron en obedecer y parase, pero Tori lo hizo con la única diferencia de que una mirada intensa la estaba observando, cosa que ella noto y al darse cuenta volteo rápidamente, decidida a encontrar la fuente de esa mirada, y vio que era el niño de ojos azules, le sonrió extrañada, y noto como las mejillas de él se sonrojaron, se dio la vuelta y camino a su casa de campaña. Había encontrado al responsable de las raras miradas sobre ella.

— Que niño tan raro. — Susurro para sí misma.

— ¿Dijiste algo, vick? — Preguntó Luck.

— Nada. — contestó Tori.







































— ¡Victoria! — Gritó Rachel a la niña quien fue corriendo en dirección a ella.

— Dime, mami. — contestó en cuanto llegó a su lado.

— Necesito que ayudes a Carol a tender la ropa, Lori necesita mi ayuda para la comida. Compórtate y sé obediente con Carol, no te salgas de su vista.

La niña tan pronto como escucho fue a los tendederos, pues estaba muy aburrida.

— Hola, señora Carol, me gustaría ayudarle a algo. — dijo la niña apenada.

— Claro que si linda, y no me llames señora, dime solo Carol. Puedes empezar tendiendo la ropa blanca, en el cesto hay pinzas. — ordeno con una sonrisa pues la niña le daba ternura.

Tori solo asintió.

— ¿Cuántos años tienes, pequeña? — preguntó la mujer mientras tendía la ropa.

— 10 , me llamo Victoria, pero me gusta más Tori.

— Casi la misma edad que mi niña, ¿la conoces? Se llama Shopia.

— La verdad no, si la he visto, parece linda.

— Lo es, ¿sabes que? ve a jugar con ella y los demás niños, yo puedo con esto. — dijo la mujer sin dudar.

— ¿De verdad? — la niña estaba apenada, no había hecho casi nada.

— Claro, Tori.

— ¡Gracias, Carol!

Al llegar con los niños vio a Shopia y se dirigió hacia ella, quien estaba sentada en el tronco de un árbol.

— ¡Hola Shopia! Me llamo Tori ¿Quieres jugar? — preguntó con algo de pena.

— Hola Tori, la verdad estoy algo cansada, ¿no prefieres hablar?

— Mm, por supuesto, ¿Cuál es tu color favorito? — pregunto sentándose al lado de Shopia.

— El lila, ¿y el tuyo?

— No tengo color favorito ¡todos son hermosos!

Ambas niñas rieron, y siguieron conversando de cosas tan inocentes como cuál era su edad, que año cursaban antes de todo esto, hasta que un niño, exactamente el niño raro, se les acercó.

— Hola Sophia, ¿cómo es tu nombre? — preguntó el niño, quien tenía las mejillas rosadas.

— Mi nombre es Tori ¿y el tuyo? — Contestó la niña, por alguna razón ese niño le parecía bastante divertido.

— Carl, ¿Quieres ser mi amiga?

Tori no pudo evitar sentir ternura, pero no le podía negar la amistad al chico.

— Claro que si Carl, estaba hablando con Sophia, ¿Te quieres unir?

— Si, gracias. — dijo el niño para luego sentarse al lado de Tori.

Era verdad que ahora la conversación era más incómoda, pero Tori como buena extrovertida que era trato de sacar a flote la conversación de diferentes maneras, haciendo que ambos niños rieran y todo se sintieran más cómodos. Buscaba con la mirada a su amiga Eliza, pero no la encontraba, tal vez solo estaba cansada.

Hasta que se empezaron a escuchar gruñidos desde las arbustos. Los tres niños voltearon, viendo a un caminante devorando a un venado. ninguno sabía qué hacer, se miraron entre ellos y al ver la preocupación de ellos sabían que necesitaba pedir ayuda.

— ¡Mamá! ¡Papá! — Gritó Carl seguido de Tori.

— ¡Ayuda!

Sophia solo pudo irse corriendo a buscar a su madre al campamento, bastante inteligente, pero Tori se quedó inmóvil en su lugar, había repasado qué hacer en una situación así, iba a agarrar un objeto puntiagudo y encajarlo en la cabeza del caminante, sin dudar, pero ahora se había quedado estática viendo aquello. Sintió una mano que la sacó de su trance y la jaló al camino de vuelta al campamento.

— ¡Vamos Tori! ¡Necesitamos irnos! — Le dijo Carl mientras la llevaba a la salida.

No tardó mucho para que los brazos de su Madre la rodearan, ella seguía en shock, tenía mucho miedo.

— Quédate con ella, iré a ver que pasa.

La niña sintió como su madre la entregaba a los brazos de su hermano.

— Todo está bien ¿si? solo fue un susto, ya estoy aquí.

Luck acurrucó a la niña y la empezó a mecer de un lado a otro, cosa que la calmó y pudo sacarla del susto que tenía completamente.

— Gracias...

— No es nada, para eso está tu familia, Vick.

La niña sonrió, se levantó y se acercó a los arbustos donde estaban los adultos. Luck la siguió rápidamente.

— ¡Hijo de perra! ¡Ese es mi venado! Lo arruinó todo este sucio, apestoso, estúpido, hijo de perra. — dijo el hombre mientras pateaba a el caminante tirado encima del venado.

— Cálmate hijo, no sirve de nada.

— ¿Y tú que sabes anciano? ¿Por qué no tomas tu estúpido gorro y vuelves al geriátrico? — le escupió con rabia a Dale — seguí este venado kilómetros... lo llevaré al campamento y lo cocinaremos ¿qué les parece si le cortamos esta parte mordida?

— Yo no me arriesgaría, güerito. — habló Rachel quien veía todo divertida.

A veces Tori pensaba que su madre, parecía más bien su hermana, si no las conocieras bien, pues era una mujer joven, divertida y algunas veces parecía una adolescente, ella pensaba que era lógico pues tener un hijo a temprana edad la hizo crecer antes de tiempo.

— Es una pena, atrape unas ardillas, unas 10 o 12, comeremos eso. — ordenó Daryl.

Un sonido proveniente del ahora decapitado caminante hizo que Amy saliera a zancadas de la escena, y Tori quería ir con su amiga a consolarla pero la emoción de saber que pasaba con los adultos era más fuerte.

— Vamos amigos ¿Qué hicieron? — preguntó con sarcasmo el chico para apuntar una flecha al cerebro del caminante — Hay que darle al cerebro ¿no lo sabían? — Tori sintió como Darly pasaba por su lado al irse. — Lo siento por el susto, mocosa.

— Yo también. — respondió la niña con pereza.





















































La pequeña Gallagher empezaba a seguir a los adultos cuando una pequeña mano la tomó por los hombros, ahora más familiar al tacto.

— Tranquila, vayamos a la tienda de campaña, no quisieras ver la pelea que se hará — Dijo Carl con algo de pena, se preocupaba por su amiga, simplemente eso.

Pero Tori se sintió ofendida ¿acaso pensaba el niño que no era lo suficiente valiente para escuchar o ver cosas de adulto? ¿Pensaba que por ser niña no era capaz de entender lo que pasaba?

— ¿Qué vas a saber sobre lo que quiero o no, Carl? — respondió la niña ofendida.

— No mucho, pero si fuera tu, no me gustaría verlo, y siendo yo tampoco — el niño soltó una risa, sabía que acababa de decir una tontería, haciendo reír a la niña. — tengo un juego de mesa, se llama uno, ¿juegas?

— Mmm, bien, solo por qué eres divertido.

Ambos niños se fueron sonrientes a la casa de campaña de los Gallagher. De pronto la niña sintió como Carl tomaba su mano sin vergüenza alguna, ella no pudo evitar sonrojarse ante el atrevimiento del niño, pero tampoco pudo soltarse de su mano, pues era bastante cómoda.

— Bien, iré a buscar el juego, no te muevas. — ordenó Carl antes de salir de la tienda para ir a la suya.

Decirle eso a una niña de 10 años, con un oído súper fino, una Gryffindor, y naturalmente chismosa, era ridículo, tan solo pensarlo, pues al segundo de que la pequeña escuchó un signo de pelea salió.

— ¡Váyanse al diablo todos! ¡Díganme donde está, iré a buscarlo! — gritó Daryl.

— El te lo dirá ¿no es cierto? — mandó Lori.

Todo quedó en un silencio.

— Volveré a ahí. — anunció Rick.

Tori sintió un presentimiento horrible, volteó a ver a su madre y hermano, quien veían todo decididos, sabía que ellos no podían estar sin involucrarse, un solo día.

— Te dije que no te movieras — susurró Carl, para no espantar a la niña.

— Lo sé, y tenías razón, tengo que hablar con mi mamá, te veo después y te ganaré. — Tori se marchó con una sonrisa.












































Tori observaba la discusión de su madre y su hermano dentro de su casa de campaña, ella pensaba lo mismo que el muchacho pero no lo diría pues ir contra o a favor de otro no era parte de la lealtad que le tenía a su familia.

— Si tú vas yo voy. — advirtió Luck enojado.

— No voy a dejar a mi hija sola y no pondré a mi hijo en peligro, Luck. — dijo Rachel mientras preparaba su ropa para volver a salir.

— Acabas de salir hace menos de dos días, ¡y ya quieres irte de nuevo! necesitas descansar.

— No, Merle era, es alguien importante para Daryl, y si puedo acompañarlo a buscarlo lo haré. Aparte mi hermana puede estar afuera y no la voy a dejar sola.

— Bien, entonces déjame alistar mis armas para salir cuanto antes. — contestó el aldoscente.

— Entonces dime, ¿ahora pretendes ser el gran héroe? ¿El hombre de la familia? ¿Crees que por qué soy mujer y mamá no pudo hacer las cosas, Luck? — Susurro la mujer evitando alzar la voz a su hijo.

Eso sonó feo, su madre no acostumbraba a hablarles así, incluso ella era una mujer muy paciente y comprensiva, pero tal vez era el fin del mundo lo que la ponía así, ¿verdad?

— No pretendía dar a entender eso, solo quería evitarte algún problema, lo siento.

El muchacho estaba avergonzado, sabía que su mamá tenía la razón y lo conocía perfectamente. Sin embargo Rachel no tenía el corazón para rechazar a su hijo.

— Lo sé, y gracias, pero no necesito eso, necesito que mis dos hijos estén a salvo, sean felices, son la razón por la que yo lucho a diario, todo mi esfuerzo se iría a la basura si dejo que vayas a fuera por qué yo no puedo. Lo siento, cariño.

Los ojos de Luck se inundaron y dejaron caer lágrimas saladas y de culpa sobre sus mejillas. Rachel lo abrazó con todas sus fuerzas y estiró un brazo para acercar a su hija.

— Ahora tengo que hablar con los demás para irme, vayan a distraerse.














































Para Luck la idea de distraerse era dormir o dibujar algo en su libreta, para Tori era divertirse y ser feliz con lo más simple, así que decidió ir a jugar ese juego (que había olvidado el nombre, por cierto) con su ahora amigo raro Carl.

Cuando Tori decidió buscar a Eliza para jugar, ella estaba acostada, tenía mucha fiebre, era algo raro.

— Bien, ahora yo mezclaré las cartas y repartiré 7 a ambos. — Dijo Carl mientras revolvía el mazo de cartas de uno. Shopia se había unido al la partida pues era muy tonto que solo jugaran dos.

— ¿Y por qué tu? — preguntó ofendida la pequeña castaña.

— Por qué yo soy el que sabe jugar, si crees que puedes hacerlo mejor adelante.

La niña rodó sus ojos divertida, Carl era un niño bipolar, tal vez ella lo era también, solo tal vez.

— Bien empiezo yo, solo para mostrarles.

El chico puso una carta con un nueve de color amarillo.

— ¿Qué se supone que haga con eso?

Sophia se limitaba a ver todo con una sonrisa, que tierna.

— Debes poner un carta que tenga el mismo número o color, o puedes poner más dos o más cuatros para yo poder agarrar más cartas, y así tú poder acabar más rápido y ganar. Es fácil, Tori. — Dijo Carl logrando confundir un poco a la niña, quien tuvo la oportunidad de analizar rápidamente las delicadas facciones del niño.

— Si tú lo dices... — susurró divertida.

Pasaron los minutos y el juego le parecía eterno y aburrido a Tori.

— ¿Sabes? A veces hay que saber cuándo parar de luchar, y yo sé que el momento es ahora, me rindo. — Tori hizo un movimiento dramático antes de derramar sus cartas sobre la mesa, haciendo reír a ambos niños.

— No puedes hacer eso, tienes que terminarlo. No puedes irte.

Al niño se le pusieron los cachetes ardientes como un tomate y Tori entendió porque, no era tonta, solo inocente. Hubo un momento algo incómodo, un silencio.

— Chicos, creo que gane, uno! — habló Sophia emocionada.

— A mi aún me quedan 5 cartas, parecía no poder acabar. — Dijo Tori con una sonrisa.

—Bien, tengo que irme, papá me regañará si no estoy ahí cuando despierte.

Ambos niños asintieron mientras veían como Shopia salía de la casa de campaña.

— Me da tristeza por ella. — murmuró Carl cuando Sophia se fue.

— Lo sé, ella es linda.

Ambos se quedaron callados, el tema de Sophia y su padre parecía ser fuerte. Tori pensó que sería bueno poder hacer algo por ella, pero no podía, solo era una niña más del campamento.

— Tu mamá es muy valiente, ¿salir dos veces seguidas? Es de admirar. — hablo Carl interrumpiendo la ausencia de algún ruido.

— Gracias, aún que aveces me preocupa, se esfuerza demasiado por los demás y se olvida que ella también es una humana. Pero bueno, tu padre también parece un hombre fuerte.

— Lo es, siempre guardé esperanza de que estuviera vivo, que pudiera salir de donde estaba, y lo hizo.

— Tienes suerte de tener un padre así.

— ¿Qué hay de tu papá? — preguntó intrigado pues nunca había visto o oído algo relacionado con el padre de Tori.

— Mm, era un idiota, no necesitas saber más, al menos por ahora.

Carl asintió comprensivo, no obligaría a la niña a hablar de más. De repente alguien entró a la tienda interrumpiendo su silencio.

— Tori, te estaba buscando — dijo su madre escaneando a su hija y al chico que estaba a su lado — ya es hora de irme, ven a aquí.

La mujer tomó en brazos a la niña y la acompaña a afuera de la tienda.

— Te amo demasiado, no lo olvides, hazle caso a tu hermano y a los adultos en todo momento.

La pequeña asintió y vio pasar a Lori ir a la casa de campaña con un expresión de cólera, sentía pena por ella. Qué tu marido llegue cuando tú ya tenías una pequeña relación con su mejor amigo... ouch. Ambas se alejaron un poco para darles privacidad y no escuchar nada. Tori abrazó a su madre con todas sus fuerzas, le dolía dejarla ir.

— Cuídate mami, traten de regresar cuanto antes.

Rachel asintió y dejó un beso en la frente de la niña, para después ir al camión.















































Tori estaba en su casa de campaña con su hermano quien estaba dormido, lo único que hacía últimamente era eso, le preocupaba un poco para ser sincera.

Los pensamiento de la niña se vieron o interrumpidos por unos pequeños golpes a la tienda, algo familiares.

— ¡Pasa! — Gritó la niña no tan alto como para despertar a su hermano.

— Hola Tori, iré a cazar ranas al lago con Shane ¿te gustaría venir? — preguntó el pequeño Carl mientras abría la pequeña puerta de la tienda.

— La verdad no me agrada, pero lo haré porque estoy súper aburrida — dijo la niña mientras mostraba una sonrisa.

Se levantó y ambos se pusieron en marcha.

— ¿Alguna vez has pescado o cazado algo?

— Si, mi madre y mi padre eran fanáticos de la caza, de hecho se conocieron así, mi madre nunca me llevaba pero como te dije, el idiota de mi padre si lo hacía. — contestó Tori, no le gustaba hablar de eso, pero no lo podía ocultar toda su vida, aparte el chico le demostraba confianza.

— ¿Cómo lo hacían? — Carl se veía interesado y confundido a la vez, le parecía tan mal que algún niño o niña tuviera que matar a un ser vivo, si él pudiera nunca lo haría.

— Me hacía dispararles, en la cabeza, el me enseñó a disparar. No fue hace mucho, la última que vez fue, si no mal recuerdo, una semana antes de que esto empezara. — La pequeña bajó la cabeza, con culpa, vergüenza y todo el dolor que sentía al recordar eso.

Sin embargo eso ya no la hacía llorar, ni sufrir como antes, tal vez solos e acostumbró a los malos tratos de su padre.

— ¿Eso no era ilegal? ¿No te daba miedo?

— Si y si, pero después de tanto tiempo, pierdes el miedo o pena, más cuando te presionan, aparte nunca nadie le puso un alto a mi papá, él era un hombre "importante", algo así.

La niña se arrepintió de decir aquello, ¿y si arruinaba su amistad? Carl permaneció callado y Tori se detuvo para voltear a verlo.

— Y bien, ¿crees que soy una mala persona, verdad?

— No, nunca dije eso, creo que tu padre era una mala persona y tú una niña.










































Carl y Tori habían llegado a la orilla del lago y empezaban a desilusionarse por no atrapar nada.

— No atrapé nada.... — dijo Carl con aires decepcionados.

— Si, son astutas, se esconden, las malditas saben que estamos aquí, lo saben. — Shane se puso de pie y agarró el balde vacío para caminar por el lago. — Lo haremos de la manera anticuada; muy bien pequeños, miren, ustedes son la clave de todo esto ¿bien? lo que haré es ir por una de ellas, las demás se asustarán y las dirigiré hacia ustedes ¿está bien? tratarán de atrapar a todos lo que puedan, ¿están conmigo? — ambos niños asintieron emocionados — ¡quiero ver esas caras!

Toro sonrió al ver la cara de ambos y intento no verse demasiado tonta con su gesto, quería verse bien, pero sabía porque ni por quien, aún.

Shane empezó a hacer pequeñas olas y mover el agua a su alrededor y ambos niños intentaron cazar a las ranas entre carcajadas.

Al parecer Shane no era un completo idiota cuando estaba con Carl.

Decidieron sentarse en las rocas para descansar un poco hasta que les llamó la atención como Lori llegaba a zancadas hasta donde estaban.

— ¡Carl! ¿No te dije que no te alejaras de Dale? Y además arrastraste a Tori contigo. — replicó Lori.

— Pero Shane dijo que cazaríamos ranas...

— No importa lo que diga Shane, importa lo que digo yo. Vamos al campamento, iré tras de ti — interrumpió la mujer. — y tú Tori, ve con a jugar con Carl ¿si? eres una niña buena.

— Gracias... — Tori asintió con una sonrisa que fue regresada por la mujer para después ir corriendo detrás de Carl.

Al llegar lo suficientemente cerca a Carl, Tori empezó a hablar.

— Creo que se enojó, creo. — El niño río por el sarcasmo de su amiga.

— A veces es molesto, pero sé que lo hace por mi bien, lo siento por "arrastrarte" solo quería pasar tiempo contigo. — A Tori se le derritió el corazón de ternura y se apresuró a responder.

— Tu no me arrastraste, yo dije que sí porque quería estar contigo, fue mi decisión. — balbuceó.

— ¿Cuánto más crees que estemos aquí? — preguntó el muchacho, un vez se hubo sentado en el piso de la tienda de campaña.

— No lo sé, parece que no mucho, por el caminante de ayer, pero si nos vamos espero poder irnos juntos. — respondió la niña algo avergonzada de haber dicho lo último.

— Hagamos un promesa, — la niña asintió curiosa — si algún día nos separamos por qué alguno se perdió, lo esperaremos y siempre guardaremos su lugar.

Tori no pudo evitar sonreír bobamente y asentir.

— Lo prometo con mi pinky promise.

Los niños se tomaron de los pequeños dedos y se vieron a los ojos, esos ojos azules y esos ojos verdosos.






















⋆𐙚₊˚⊹ 𝘋𝘪𝘢𝘯𝘢'𝘴 𝘴𝘱𝘢𝘤𝘦 •˙ᯓᡣ𐭩.ᐟ



Holi, me tardé bastante por que estado súper ocupada con la escuela, ¡pero ya lo termine de editar!

¡Nos leemos pronto, bye! 🫶🏽

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