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❄️ ⠸𝗟𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗮𝗻𝗵𝗲𝗹𝗼 ・ ✧゚


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Pasos agitados de un lado para otro se escuchaban nuevamente en el palacio real, faltaban unas dos horas para el inicio del baile y todos los empleados se esforzaban para dejar todo los detalles listos para poder ir a arreglarse ellos mismos.

—Daehyun —la mujer volteó, intentando que la bandeja en su mano no se cayera, y vio a su hermano menor parado en la entrada del salón.

Colocó la bandeja en una de las mesas y rápidamente se acercó a él— ¿Sucede algo?

Viendo el jugueteo nervioso de las manos del menor y su leve rubor le confirmó que el peligris le hablaba como su hermanito y no como su majestad— ¿Podrías ayudarme con mi vestimenta? Hace mucho que no luzco algo así.

La mayor sonrió y asintió sin dudarlo. Dio unas rápidas indicaciones al resto de empleados y se encaminó junto Yeonjun hacía los aposentos de este.

Una vez en estos, la mayor rápidamente se acercó hacía la vestimenta que se encontraba en medio de la habitación— Es precioso, estoy segura que se te verá maravilloso.

Yeonjun quién aún se mantenía cerca de la puerta asintió no tan convencido— El modista dijo que el azul resaltaría mis ojos.

A la mayor no le costó darse cuenta de lo cohibido que se encontraba el menor— Yeonjun —se acercó, tomando las manos contrarias—, nuestro pequeño Junnie, como siempre te verás increíblemente hermoso, no dejes que otras cosas te abaten ahora ¿si?

Siguiendo sin estar muy convencido, el menor asintió para comenzar a arreglarse al fin. Tomó un baño que lo ayudara a relajarse un poco, una vez secó se colocó la bella vestimenta que abrazó su cuerpo delicadamente; este no podía ser más que perfecto para su belleza.

—No te muevas, falta poco —hace varios minutos habían empezado con el maquillaje. Daehyun se mantenía en hacer movimientos suaves y resaltar la belleza del menor. Sombra de color rosa bebé fue aplicado en sus ojos y en mejillas—. Perfecto, ahora necesito el labial rosa y el brillo de vainilla.

A este punto, Yeonjun solo se dejaba hacer, sabía que en esto llevarle la contraria a su hermana no tiene sentido— Hay otro brillo en la gaveta —indicó cuando la mayor seguía buscando el brillo de vainilla.

—Lo sé, pero debe ser el de vainilla.

—¿Por qué ese?

—¡Lo encontré! —exclamó la mayor feliz, acercándose para comenzar a pintar con sumo cuidado los labios del peligris— Solo porque sí.

Yeonjun la miró confundido varios segundos, hasta que algo volvió a su mente e hizo que sus mejillas enrojecieran— ¡Daehyun!

—Si elegiste su pastel favorito ¿Por qué esto no? —preguntó juguetona.

—Tu mente se crea cosas que no tienen sentido —sus ojos azules miraron hacía el espejo frente a él, aunque quisiera negarlo se veía muy lindo, hace mucho tiempo que no se arreglaba con tanto ahínco—, además es otra de las cientos de cosas que ahora solo están en mi memoria.

La tristeza volvió a plasmarse en el rostro del menor, Daehyun suspiró e hizo a un lado las cosas para poder rodear al peligris con sus brazos— Hermanito, promete que esta noche no pensarás en el doloroso pasado ni en lo que nos rodea, solo disfruta ¿si? Olvidanos al resto y enfócate en lo que quieres.

—No es sencillo —susurró el menor.

—Al menos promete que lo intentarás, es un baile, a ti te encantan y no quiero verte cohibido ¿podrías intentarlo por mi y por ti?

Esta vez fue turno del menor para suspirar, tras varios segundos asintió y le dedicó a su hermana una sonrisa tranquila; esa belleza no debería opacarse por la tristeza.

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En el reino de Iceost los aires de celebración y tranquilidad rodeaban a sus habitantes. Varios festines se habían dado a lo largo de este, celebraban que la completa tranquilidad había regresado y con ello daban palabras de encanto para que esta se mantuviera por siglos.

La celebración continúa con el baile en el palacio real, la exquisita decoración con animada música recibía a los invitados quienes no tardaron en saludar a Soobin quien vestía elegante un traje blanco con varios detalles en un azul que se desvanecía a blanco a lo largo de su vestimenta.

—Es un placer tenerlo de vuelta, su alteza —saludó un hombre mayor que venía de la mano con, quien parece, su esposa.

—Muchas gracias por venir y esperarme.

La noche siguió con un curso parecido, solo que después de unos aperitivos, bebidas y varias personas bailando, el ambiente se había alegrado más mientras se acercaba la media noche.

Aunque ha estado ocupado saludando a las personas, en la mente de Soobin solo una cosa ha estado rondando, a lo largo de la velada no ha visto a Yeonjun y eso le comenzaba a impacientar— Daehyun —llamó, acercándose a la chica— ¿Su majestad Yeonjun, no vendrá?

—Él tuvo que hacer algo —sonrió sin mucha emoción—, dijo que una vez terminará vendrá.

—¿De quién hablan? —Una tercera voz se unió a la plática.

En el momento que Soobin miró a la dirección de esta, sintió su corazón detenerse, su respiración se atascó y sus sentidos se sintieron más hipnotizados que nunca. Terminando de acercarse a ambos, Yeonjun caminaba lentamente, incluso con un toque de timidez, el vestido blanco que pasaba a azul mientras bajaba, adornado con unos copos de nieve tejidos solo lo hacía ver más bello de lo que alguna vez Soobin pudo imaginar.

Una vez junto a ambos, Yeonjun retiró la capa de tela casi transparente que cubría su cabeza revelando una delicada tiara sobre su cabeza— Su majestad —saludó Daehyun primero, sin poder evitar sonreír al ver la reacción del pelinegro—, se ve demasiado precioso ¿no lo cree, su alteza?

Cuando los ojos del peligris se posaron en él, el aire volvió a los pulmones de Soobin y su mente intentaba pensar correctamente— ¡Si! Digo... siempre él —los nervios se apoderaron de él, mordió su lengua para evitar las verdaderas palabras que luchaban por salir— Su majestad se ve más majestuoso que de costumbre.

Las mejillas del menor se tornaron rosas— Su alteza también se ve más guapo de lo usual.

Invadidos por la timidez un silencio se asentó entre ambos, mejillas coloradas era lo único que se veía en ese momento— Su alteza ¿por qué no fue anunciado? —preguntó Daehyun, buscando que ambos no se quedaran atascados.

—Pedí que no lo hicieran —respondió el peligris—, he estado un rato por aquí, hablé con ChangBin y con uno que otro invitado; tengo pensado regresar a mis aposentos pronto, estoy algo cansado.

Un poco de decepción cruzó por el rostro del pelinegro— ¿Tan pronto?

—¡No puede! —exclamó la mujer, sorprendiendo un poco a ambos— Quiero decir que no puede sin antes bailar una pieza con su alteza, sería muy descortés.

Yeonjun miró a su hermana desconcertado, mientras que un rayo de esperanza se asentada en YuGyeom; había esperado por la aparición del peli-gris para bailar con él— Si su majestad acepta —habló el pelinegro, levantando su mano en dirección al menor— estaría más que encantado de bailar con él.

La inseguridad y el anhelo se incrementaron en el menor, su corazón se agitó reconociendo un sentimiento familiar que creía que nunca más volvería a experimentar. Su hermana detrás del pelinegro le motivaba a aceptar, él quería hacerlo y había prometido no sobrepensar las cosas por lo que colocó su mano sobre la contraria mientras sonreía tímido— Sería un placer.

Con la emoción de dos corazones sincronizados, ambos se acercaron a la pista de baile donde una canción algo animada se hacía sonar. Varías personas se encontraban bailando por lo que no repararon en el reencuentro de dos chicos que con timidez comenzaron a bailar sincronizados como el resto.

Poco a poco ambos se dejaron llevar, sonrisas sinceras, disfrutando el momento, risas sueltas y un cariño que se ha mantenido ocultó se sincronizan con el baile que la pareja real realizaba.

Casi al final de la canción, la mente de Yeonjun volvió a traicionarlo al percatarse de que algunas personas los veían, esto no sería nada extraño, siempre ha pasado en bailes anteriores, pero los recuerdos de hace unos días lo hicieron sentir nervioso.

Los pasos del menor continuaban, su cuerpo reaccionaba al baile ya conocido, pero su rostro comenzaba a reflejar su angustia oculta y Soobin rápidamente se percató de esto. En un movimiento dónde ambos bailaban frente a frente, Soobin tomó entre sus manos el rostro del menor quien parecía perdido en su mente— Su majestad ¿se encuentra bien?

La voz de Soobin trajo de nuevo a Yeonjun fuera de su mente, se dio cuenta de lo que sucedía, seguían bailando, todo seguía igual, solo que el mayor acariciaba su rostro con ambas manos— Yo... —comenzó, alejándose del mayor y dando una reverencia—, debo irme, lo lamento su majestad.

Antes de que pudiera preguntar algo, el peligris comenzó a dirigirse a la salida trasera del salón, pero Soobin no dudó en seguirlo saliendo ambos del lugar.

Alejándose unos cuantos pasillos, el menor por fin se detuvo— Yeonjun —la voz de Soobin lo hizo voltearse, no se había percatado que este le había seguido— ¿te encuentras bien?

Rápidamente agachó la vista, mirando sus manos que no había notado que temblaban un poco— Si, su alteza vuelva al baile, solamente estoy cansado.

La voz de Yeonjun salió en apenas un susurro, sus palabras no lograron convencer ni un poco— No te creo —el peligris alzó su vista pero rápido la desvío hacia una de las ventanas cercanas, que dejaba entrar la luz de luna al lugar— ¿sucedió algo?

Acercándose, Soobin vuelve tomar el rostro del menor entre sus manos haciendo que voltee a verlo. Las palabras de su hermana y los anhelos de su corazón se hacen presentes, había prometido enfocarse en lo que quería y no en su dolor, por lo que se dejó llevar y llevó sus manos sobre las manos del pelinegro e inclinó su cabeza hacia una de estas, cerrando los ojos disfrutando el contacto.

Está demás decir que el mayor se sorprendió por el acto, no esperaba una reacción así del menor, pero no lo detendría puesto que muchas veces soñó con acariciar la tersa piel de este como sucede ahora.

Unos segundos pasaron y Yeonjun por fin abrió sus ojos mirando fijamente al más alto. Soobin veía el reflejo de la luz lunar en los oceánicos ojos del menor, y por mil y una vez su lengua picaba queriendo confesar sus románticos pensares— Eres tan hermoso —las palabras salieron sin su permiso, pero no le prestó atención a esto cuando el menor sonreía suavemente para él.

Tomando los escasos gramos de valentía, Yeonjun se acercó tomando el rostro del mayor y uniendo sus labios en un beso que se había quedado en espera hace mucho.

Aunque primero fue un toque, la reacción fue automática y los belfos comenzaron a moverse tímidamente, las manos del mayor cayeron hasta la cintura del menor, así pasaron varios segundos hasta que se separaron cuando la valentía del menor se agotó.

El peligris cayó en cuenta de lo que había hecho y alejó sus manos del rostro contrario— Yo... lo lamento... esto no...

Pero antes de que pudiera seguir, Soobin volvió a tomar el rostro del menor entre sus manos y fue su turno de iniciar el beso, uno que, a diferencia del anterior, todos sus sentimientos estaban presentes, tanto el amor como el dolor, ambos no saben del porque, al menos Soobin no, pero sus ojos comenzaron a salir lágrimas que no sabía identificar si eran de alegría o de tristeza.

Cuando ambos se quedaron sin aliento, sus labios hinchados y un nudo en sus gargantas, se separaron. Yeonjun no se atrevía a ver a Soobin a los ojos, mientras este se sentía confundido por la humedad de sus ojos y el repentino llanto.

—Lo lamento —habló el menor, por fin levantando la vista y sin detener sus lágrimas—, lo lamento tanto Soobin.

Claramente no sabía a qué se debía la disculpa del menor, su mente se encontraba muy confundida de la nada, comenzó a negar e intentar volver a tomar el rostro de Yeonjun para consolarlo pero este le alejó.

Lo último que vio Soobin fue al peligris correr entre los pasillos hasta perderse de su vista. Se quedó varios segundos en el mismo lugar, en la misma posición, intentando encontrar la respuesta a lo que sentía, sabía que en su pecho se embargaba un gran amor por el menor, en ese mes se había enamorado de este, pero también no entendía el porqué su corazón se llenó tanto hasta el llanto.

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