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❄️ ⠸𝗕𝗶𝗲𝗻𝘃𝗲𝗻𝗶𝗱𝗼 ・ ✧゚


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El sonido de muchos pares de zapatos resonaban al golpear el gélido cristal del suelo. Todos se preparaban para la llegada de Soobin por lo que el agite en el lugar no cesaba, Yeonjun podía jurar que el agite de su corazón era mucho más grande.

—¿La habitación de su alteza ya está preparada? —preguntó a la chica junto a él.

—Sí, su majestad, todo ha quedado en completo orden y como nuevo, su habitación también ha sido preparada. —el peli-gris asintió en aprobación.

A paso rápido se dirigió hasta el recibidor analizando su alrededor por si faltaba algo o no, desde que la decisión sobre el regreso de Soobin fue tomada su nerviosismo había estado presente pero debía mantenerse enfocado en su trabajo— ¿Ya salieron de la casa? —Daehyun asintió— ¿Hace cuanto?

—No deben tardar en llegar.

Yeonjun asintió dando un vistazo a su alrededor. Todos se encontraban en sus posiciones, los tíos de Soobin bajaban a paso lento por los escalones debido a su edad. Se dirigió hacía ellos ayudándolos con los últimos escalones.

—Gracias cariño —dijo la vieja mujer.

—Él no tarda en llegar —anunció, fallando en dar una sonrisa—, estaré en mis aposentos.

—Yeonjun... —ambos mayores lo vieron con una mueca triste— ¿estás seguro? No le veo necesidad

—La decisión está tomada —afirmó—, sólo veré a Soobin si es completamente necesario hasta mi último día aquí.

Sin esperar a alguna palabra por parte de los mayores, subió unos pares de escalones y volteó a ver a toda la servidumbre— Sean amables, respetuosos y no hostiguen al príncipe Soobin, sé que estamos felices por su retorno pero recuerden su condición y que necesitará tiempo para acostumbrarse —habló firme hacía todos—, si me necesitan estaré en mis nuevos aposentos.

Todos hicieron una reverencia cuando Yeonjun se comienza a alejar del lugar. Todos compartían la misma pena al ver el actuar del peligris, deseaban que pudiera disfrutar tanto como el resto de la llegada del príncipe, pero entendían sus razones y lo respetaban, no era algo sencillo que pudieran mencionar.

A los segundos, la llegada de una carroza resonó por el lugar; el príncipe Soobin había vuelto.

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Su tranquilidad no había durado mucho, una vez salió vestido de su habitación se encontró con su hermano vestido de igual manera que el rubio. En ese momento entró en una pequeña crisis y corrió a la cocina para mojar su rostro con el agua más fría que hubiera, todo seguía igual por lo que siguió intentando "despertar", siendo detenido por YuGyeom cuando golpeó su cabeza contra la pared.

Se resignó y siguió a los dos hombres hacía afuera de la casa, los verían raros, a ellos por su ropa extravagante y a él por usar ropa de invierno en plena primavera, aunque habían cosas más serías en que pensar como por la carroza blanca fuera de su casa.

Había decidido mantenerse callado y absorber toda la información que se le daba, a cualquiera se le cruzarían los cables al enterarse de todo esto y que es su verdad, pero para Soobin eso no era lo que lo mantenía confundido, sino que todo esto se sentía correcto y familiar, todo lo que siempre buscó en los últimos cuatro años de su vida; su instinto le decía que era lo correcto.

—¿Crees que se encuentre bien? —en susurro, JungKook le preguntó a YuGyeom quien asintió sin dudar.

YuGyeom era de las personas que más conoce a Soobin, sabía que el menor, aunque muy confundido está, se encuentra absorbiendo bien todo esto— Creo que solo se encontrará un poco cohibido al inicio, como lo está ahora —viendo que pronto saldrían de ese mundo, YuGyeom dedujo que era mejor distraer al menor con el cambio—. Soobin ¿tienes algo en las manos?

Confundido, este agachó la vista miró a sus manos y negó al no ver nada raro en estas. Una vez elevó la mirada, notó que a través de las ventanas el paisaje cambió. Ya no se encontraban en el pueblo rodeado de montañas verdes, caminos largos de pavimento y varias tiendas, sino que todo se había transformado en un bosque repleto de nieve, parecido a una escena de película o de una postal.

Unos cuantos metros más adelante comenzaron a aparecer casas, estas se veían casi normales pero el aspecto rústico como de las casas navideñas que salen en películas les daba un toque diferente.

Varios animales también se veían, renos, osos polares, topos y algunas aves con blancas plumas y ojos azules, un hubo con estas características se posó en la ventana junto a Soobin, este se sorprendió por ello, pero aún más el hecho que esta le hizo una reverencia dándole la bienvenida. No pudo evitar sonreír cuando el ave volvió a alejarse— Siento que estoy en Narnia.

YuGyeom río puesto que había visto la película con el menor y sabía de lo que trataba, mientras que JungKook los vió confundido— Es parecido, pero aquí el rey es bueno.

El resto de viaje continuó con Soobin admirando todo lo posible por la ventana, muchas personas comenzaron a acercarse al notar su llegada, todas lo saludaban felices por su retorno. Varios minutos después su vista captó un enorme palacio blanco, que al acercarse cada vez más notaba que su estructura era hielo puro, no pasó mucho para que la carroza se detuviera frente a este.

—Está bien que no entiendas todo de una —habló YuGyeom cuando el rubio bajó—, solo sigue el ritmo, poco a poco volverás a comprender todo.

Al momento en el que el mayor bajó, Soobin se tomó unos segundos para seguir asimilando todo esto, se preguntaba cómo en las películas lo hacían tan fácil y a él le costaba un poco. Cuando se sintió listo bajó de la carroza teniendo en frente al imponente castillo y su entrada gigante de hielo que parecía cristal al reflejar delicadamente la luz del sol.

Las puertas se abrieron y YuGyeom se puso delante de él al momento de entrar, lo que primero llamó su atención fue la belleza del lugar pero esto quedó en segundo plano al notar que la atención de todos estaba sobre él, lo esperaban con ansias al parecer. Intento responder cada reverencia que le daban pero eran tantas que no podía.

Una vez llegaron al centro del gran vestíbulo en el cuál colgaban bellos hilos con diamantes, o eso le parecían, YuGyeom e hizo a un lado yendo junto a JungKook y dejándolo frente a dos personas mayores que le sonreían dulcemente, sin saber qué hacer les regresó la sonrisa y saludó con una reverencia.

—¡Oh Binnie! —la anciana se acercó hasta él y lo rodeó con sus brazos— No sabes cuanto te extrañé —el pelinegro no supo qué decir, quería decir que él también pero para su mente apenas los estaba conociendo de nuevo, la mujer pareció notar su sentir—, no te preocupes por responder ellos, tu tía hará que vuelvas a ser mi consentido.

—Gracias por extrañarme —tal vez agradecer por ello sea fuera de lo común, pero algo que sí podía sentir el pelinegro es que el cariño de la mujer es sincero.

—Soobin, bienvenido a casa —esta vez fue turno del anciano para abrazarlo. Y por primera vez en verdad se sintió que estaba en el lugar correcto, uno muy diferente a la que una vez imaginó pero el indicado.

Una vez se separó del mayor, el resto de personas le dieron la bienvenida al unísono junto a una reverencia, a Soobin casi se le sale el alma al pensar cómo responder todas pero YuGyeom le susurró que solo una bastaba. Con ello, todas las personas se dispersaron volviendo a sus labores y su tía no tardó en llevárselo hasta el comedor.

—¿Por qué no está aquí? —preguntó YuGyeom al anciano mientras veían como la alegre mujer caminaba junto a Soobin.

—¿Tú qué crees? —el mayor lo miró y sonrió sin ganas— Yeonjun sabe que no podrá evitarlo, pronto tendrá que ver a Soobin.

—¡Cariño! —el grito de la mujer les llamó la atención hasta el gran pasillo— Soobinie se está congelando, deberíamos devolverle su magia o enfermará. Ven cariño, debes tomar chocolate caliente.

—Me temo que su majestad Yeonjun deberá ver a Soobin más rápido de lo que cree —habló YuGyeom una vez que la mujer y el menor desaparecieron de su vista—, es el deber de él devolverle la magia a Soobin.

El anciano suspiró, en verdad deseaba darle un poco de espacio al peli-gris para prepararse, Yeonjun para él también era como un sobrino, tal vez no de sangre como Soobin, pero lo había visto crecer y no evitaba ponerse triste por él— Dile a Jisung que venga.

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De pie, en medio de sus aposentos, Yeonjun mantenía la vista sobre la repisa dónde se encuentra su colección de esferas de nieve, en especial en su favorita, lo ayudaban a mantener un poco la calma que poco duró al escuchar los toques en la puerta y a Jisung anunciándose.

Solo había dos razones del porque este vendría ahora, querían que fuera dónde Soobin o había sucedido una emergencia, pero el tono del menor sabía que la segunda opción no era.

—Adelante —Las puertas se abrieron y a paso calmó el rubio entro, Yeonjun volteó a verlo cuando las puertas fueron cerradas otra vez, ahí lo supo—, Jisung por favor, no puedo.

El menor lo vio triste, además de servir en el lugar, ambos se habían convertido en los más grandes amigos desde que se conocieron desde la infancia; él era quien mejor conocía su dolor— En verdad desearía poder decirte que no vayas.

Yeonjun juntó sus manos sobre su abdomen, frotandolas nervioso— No hay ningún motivo para mi presencia ahora.

—Lo hay —asegura el rubio, el peligris lo ve confuso—, Soobin tiene mucho frío, no tiene sus poderes.

La realización de ello golpeó a Yeonjun, había olvidado ese detalle y sabe que no tiene opción, él fue quien contuvo los poderes de Soobin y es el único que puede devolverlos.

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Después de varias galletas y mucho chocolate caliente, Soobin se sentía un poco mejor aunque el frío seguía haciendo que tiemble. El resto de personas vestían una capa normal de ropa, camisetas blancas de manga larga y unos pantalones café como si estuvieran en un clima templado, mientras que él estaba con la chaqueta más gruesa que tenía y sentía como se congelaba.

—¿Ya viene? —preguntó la anciana al entrar en una de las salas de estar del lugar. El chico rubio frente a ellos asintió— Muy bien, el frío lo está consumiendo.

En medio de la sala se encontraba un gran cuadro de una pareja que captó de inmediato la atención de Soobin, se quedó de pie en medio del lugar admirandola— Eran tus padres —comentó la mujer al tomar asiento en uno de los sofás—, JiHyo era mi hermana mayor.

Varias preguntas aparecieron en su mente, no deseaba hacerlas todas en ese momento por lo que decidió apreciar un poco más el cuadro y disfrutar el momento.

—Su majestad ha llegado —uno de los guardias anunció.

Soobin llevó su vista a la puerta cuando esta fue abierta dejando a la vista a una delgada figura vestida de blanco, con sus manos juntas y cabello peligris. Mantenía su vista baja hasta el momento que comenzó a caminar y miró al frente pero sin verlo a él.

Todo el tiempo que el hombre frente a él se acercó, Soobin solo pudo pensar en lo bello que era, su piel pálida, sus facciones y esos grandes ojos azules, no despegó los ojos del nuevo desconocido en ningún segundo, ni cuando este se posó a su lado saludando a su tía.

—He venido por su notificación, majestad.

La voz suave y tímida del peligris sólo logró que la curiosidad por este creciera en Soobin. La mujer asintió y sonrió apenada a Yeonjun, algo que el pelinegro no notó por mantener su vista en este.

El más bajo por fin volteó hacía Soobin pero seguía sin verlo al rostro— ¿Me permite su mano derecha, su alteza? —casi en automático, extendió su mano hacía el peligris quien tomó su mano entre la de él, el toque era mucho más cálido de lo que esperó.

Los toques de los dedos sobre su palma se sintieron, pero seguía sin prestarle mucha atención a lo que el contrario hacía hasta cuando este por fin lo vio a los ojos.

Se sintió hipnotizado, el delicado azul de los ojos del peligris lo cautivaron, si de por si este ya es demasiado bello, sus ojos son el último toque que lo hacen perfecto en su pensar.

Una luz brilló en sus manos, y sin que lo notara, los ojos de Soobin volvieron a un gélido morado muy bien conocidos por el contrario, el pelinegro comenzó a sentir calor por la ropa que lleva— Está listo.

Sus manos se separaron y el peli-gris se apresuró en despedirse de la mayor y de él y caminar hacía la puerta del salón.

—Yeonjun —susurró Soobin, pero fue suficiente para que el peli-gris se detuviera y la mujer lo viera sorprendido; nadie había mencionado su nombre por orden de este.

Yeonjun retomó su andar y salió del lugar volviendo a sus aposentos.

—¿Cómo sabes su nombre? —cuestionó rápidamente la mujer, sintiéndose extrañamente feliz por ello.

Soobin reaccionó por fin a lo sucedido y se sintió igual o más confundido que su tía— Me... me recordó a un sueño —atinó a decir, aunque no entendía de dónde venía esa conexión con su sueño, pero el hecho de que ese chico se llamaba así solo avivó más su curiosidad.

Todos lo han recibido con cariño y alegría, pero ese chico, Yeonjun parecía querer huir de todo ello.

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