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xii.

La tormenta emocional.



Laya se sentó en la habitación del hospital, junto a la cama de su hermano Jaden, que aún se recuperaba de las heridas sufridas en el accidente provocado por Max. Charles, su ex pareja, estaba sentado en una silla al lado de la cama, mirando a Jaden con preocupación.

Laya se sintió incómoda con la presencia de Charles, pero no quería ser descortés con él. Después de todo, él había estado allí para apoyarla en un momento difícil.

De repente, el teléfono de Laya sonó. Era Max. Laya se sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar su voz.

─Hola, Laya. ─dijo Max. ─¿Cómo está Jaden?

Laya se sintió enfadada al escuchar la pregunta. ¿Cómo se atrevía a preguntar por Jaden después de lo que había hecho?

─Está mejor. ─respondió Laya de manera cortante. ─Pero todavía tiene un largo camino por recorrer.

Hubo un silencio incómodo al otro lado de la línea.

─Laya, lo siento mucho.─ dijo Max finalmente. ─No fue mi intención herir a Jaden. Te juro que no fue intencional.

Laya se sintió enfadada al escuchar las palabras de Max. ¿Cómo podía esperar que ella creyera que no fue intencional después de lo que había pasado? Jamás había competido con el tan bruscamente y ahora que lo había hecho uno de ellos término herido.

─No importa si fue intencional o no. ─respondió Laya. ─Lo que importa es que Jaden este bien.

Max suspiró al otro lado de la línea.

─Laya, por favor. ─dijo. ─No me castigues por esto. Te amo y no quiero perderte.

Laya se sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar las palabras de Max. ¿Cómo podía decir que la amaba en este momento?

─También te amo Max.─ respondió Laya. ─Pero en estos momentos no puedo estar junto a ti, perdoname.

Hubo un silencio incómodo al otro lado de la línea antes de que Max respondiera.

─Entiendo.─dijo. ─Lo siento, Laya. De verdad que lo siento.

Laya colgó el teléfono y se sintió un alivio al haber terminado la conversación. Pero también se sintió triste y confundida. ¿Qué había pasado con su relación con Max? ¿Por qué había tenido que terminar de esa manera?

Charles se levantó de la silla y se acercó a Laya.

─¿Estás bien? ─preguntó.

Laya asintió, aunque no se sentía bien.

─Si. ─respondió. ─Solo necesito un momento para procesar todo esto.

Charles asintió y se sentó de nuevo en la silla, mirando a Laya con preocupación.


Laya se sentó aún lado de la cama donde se encontraba Jaden, rodeada de máquinas y cables que monitoreaban el estado de su hermano. Charles, estaba sentado en una silla al lado de la cama, mirándola con preocupación.

De repente, la mente de Laya comenzó a vagar y se encontró recordando los momentos que Charles y ella habían compartido cuando eran pareja. Recordaba la primera vez que se habían besado, bajo la lluvia en un parque abandonado. Recordaba la forma en que Charles la hacía reír, con sus bromas y sus gestos tontos. Recordaba la forma en que la hacía sentir, como si fuera la única persona en el mundo.

Charles y Laya habían sido inseparables durante años. Habían compartido todo, desde sus sueños y aspiraciones hasta sus miedos y debilidades. Habían sido una pareja fuerte y unida, y habían enfrentado juntos todos los desafíos que la vida les había puesto en el camino.

Pero todo cambió cuando Charles comenzó a cambiar. Se volvió más distante y más frío, y comenzó a priorizar su carrera sobre su relación. Laya se sintió sola y abandonada, y comenzó a cuestionar si su relación era realmente saludable.

Finalmente, después de mucho dolor y sufrimiento, Laya decidió que era hora de dejarlo ir. Fue una decisión difícil, pero sabía que era la mejor para ella.

Ahora, mientras miraba a Charles sentado en la silla al lado de la cama de Jaden, Laya se sintió un poco incómoda. No sabía qué decirle o cómo actuar. Pero Charles no parecía notar su incomodidad. En su lugar, se levantó de la silla y se acercó a la cama de Jaden.

─Jaden.─ dijo, poniendo una mano en la mano de su hermano.─ ¿Puedes oírme?

Jaden no respondió, por supuesto. Estaba inconsciente, conectado a una máquina que lo mantenía con vida. Pero Charles no se rindió. Siguió hablando con Jaden, diciéndole que todo iba a estar bien, que iba a recuperarse y que iba a volver a correr.

De repente, algo extraño sucedió. La mano de Jaden se movió, apenas un poco, pero se movió. Y luego, de manera sorprendente, Jaden apretó la mano de Charles.

Charles se sorprendió y se miró la mano, como si no pudiera creer lo que estaba sucediendo. Luego, se miró a Jaden y sonrió.

─¡Jaden!.─ exclamó. ─¡Nos está escuchando!

Laya se levantó de la silla y se acercó a charles, emocionada. Su hermano estaba luchando, y eso era todo lo que importaba.

Pero mientras miraba a Jaden, Laya no pudo evitar sentir una sensación de gratitud hacia Charles. Él había estado allí para su hermano, había hablado con él y lo había ayudado a despertar. Y en ese momento, no importaba lo que había pasado entre ellos en el pasado. Lo único que importaba era que Charles había estado allí para su familia cuando lo necesitaban.

Laya se miró a Charles y sonrió, agradecida.

─Gracias.─ dijo. ─Gracias por estar aquí para Jaden.

Charles sonrió y se encogió de hombros.

─No hay de qué. ─ dijo. ─Estoy aquí para ayudar.

Y en ese momento, Laya supo que Charles aún era una persona especial en su vida, alguien que siempre estaría allí para ella y para su familia. Y aunque su relación había terminado, su conexión y su amistad aún seguían vivas.

─Laya, quiero que sepas que Jaden es más que un amigo para mí. ─dijo. ─Es como un hermano. Recuerdo cuando nos conocimos en el circuito de Fórmula cuatro, él era solo un joven piloto con un sueño. Pero desde ese momento, supe que era especial. Tenía una pasión y una determinación que no había visto en nadie más.

Charles se detuvo un momento, recordando los momentos que había pasado con Jaden.

─Recuerdo cuando ganamos nuestro primer Gran Premio juntos. ─continuó. ─Fue un momento increíble. Jaden estaba emocionado, y yo también. Nos abrazamos y lloramos de alegría. Fue un momento que nunca olvidaré.

Laya miró a Charles con curiosidad, escuchando atentamente sus palabras.

─Jaden es más que un piloto para mí.─ dijo Charles. ─Es un amigo, un hermano. Y quiero que sepas que haré todo lo posible para ayudarlo a recuperarse y volver a la pista. Él es demasiado importante para mí, y para el mundo del automovilismo.

Laya se sintió conmovida por las palabras de Charles. Podía ver la sinceridad en sus ojos, y sabía que él estaba hablando desde el corazón.

─Se lo importante que es para tí Jaden, me lo dejaste muy claro cuando fuiste el único que corrió a su monoplaza para sacarlo de entre las llamas. ─dijo Laya, sonriendo débilmente. ─Significa mucho para mí saber que estás allí para Jaden.

Charles asintió y se sentó de nuevo en la silla, mirando a Jaden con una expresión de determinación.

─Haré todo lo posible para ayudarlo. ─repitió. ─No importa lo que pase, estaré aqui para ambos.








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