Había una cosa que el menor nunca le había dado al mayor a pesar de ser tan simple y sobre todo luego de mucho tiempo, Niki simplemente había ignorado el amor del omega por las fresas, incluso sabiéndolo, lo había dado por hecho desde el inicio —a pesar de tener sólo diez años al comienzo—, haciendo que ahora estuviera corriendo por todo Seúl junto a su padre para intentar conseguir fresas.

— Nos vamos a endeudar con esto, pero tu appa también quiere fresas —Soltó HyunJin, mirando a su hijo.

— Appa te gritó por fresas —Rió levemente, haciendo que el alfa mayor asintiera.— A mi no me gritan.

— Espera a que te cases.

Luego de que lograran conseguir las preciadas fresas, el alfa mayor dejó en la casa de los Song a su hijo, deseándole suerte y dándole un poco de dinero por si el omega quería algo más. Niki amaba a sus padres, pero más amaba la dinámica que sus padres tenían como pareja, era una locura de amor y bromas.

El alfa tocó la puerta y fue abierta por el omega, quién miraba confundido al más alto ya que veía las manos del alfa detrás de su espalda.

— ¿Será que este bonito alfa me trae un regalo aunque yo no tenga nada para darle? —Entrecerró los ojos, para luego reír.

— ¿Será que este bonito omega me deja pasar para poder otorgarle un regalo que con amor intenté conseguir sin importar si éste tiene uno para mi? —Sonrió.

El omega sonrió y asintió, dejando pasar al alfa e intentando ver que llevaba detrás de su espalda, pero no lográndolo. Niki rió ante la insistencia del mayor, haciendo que luego de un par de segundos simplemente extendiera el recipiente de plástico transparente con las fresas.

— Yo-

— ¡Eres el mejor alfa de toda la historia! —Gritó el omega, tomando las fresas y luego abrazar al menor.