— ¡Tenga un buen día!— Me despedí del cliente que al que acababa de cobrar y guarde todo correctamente en la caja.

Me acerqué a la puerta y le di la vuelta al cartel de abierto para que marcara "cerrado", también aproveche para bajar hasta la mitad la persiana para asegurarme aún más de que nadie molestaría. Suspire mientras una sonrisa socarrona se formaba en mis labios y cambiaba hacia el pasillo oscuro de no ser por los pocos leds rosas que iluminaban la estancia. Mi sonrisa se ensanchó automáticamente mientras me acercaba al final del pasillo, donde se escuchaban jadeos ahogados y sonidos de cadenas tirantes. Entré a la habitación y mi expresión se tornó seria.

— Parece que el zorrito no siguió las reglas de su amo.— Me acerque a un Wooyoung con los ojos acuosos y un sonrojo potente, pasando el dedo lentamente por la esencia de su abdomen, acerque mi mano libre para desabrochar la mordaza de su boca.

— Bien, ¿Alguna excusa esta vez?— Mi mirada endureciéndose mientras llevaba mi dedo cubierto de ese espeso líquido a la boca sensible del contrario.

— A-amo, por favor.— Su débil voz haciéndose presente cuando retire mi dígito de su cavidad bucal, mi mano pasando a posarse sobre el vibrador dentro de su entrada para meterlo lo más hondo posible.

— Corriéndote sobre un trozo de plástico vibrante cuando lo tenías prohibido, y aun así ruegas por el pene de tu amo, maldita zorra.— Tiró de sus manos, pero estaban atadas a la cabecera de la cama. Así que fue un movimiento inútil — Lo peor no es eso, es que aun así vuelves a estar erecto y soltando pre semen sin vergüenza alguna.— Dije volviendo a poner y atar la mordaza.

Un sin fin de jadeos y quejas, quedando atrapadas gracias a la bola de goma puesta en su boca. Aprovechando el estado de su cuerpo por la hipersensibilidad, me coloqué entre sus piernas y me acerqué a su abdomen para pasar mi lengua pausadamente, fui subiendo hasta encontrarme con sus pezones, los cuales estaban siendo presionados por unas pequeñas pinzas con cadenas que iban conectadas a la mordaza. Las quité y pase mi lengua por allí, haciendo que él arqueara su espalda.

— Quieto zorrito, no querrás que tu amo se enfade más contigo, ¿verdad?— Seguí con mi trabajo hasta dejar la zona enrojecida e hinchada. Mientras desabrochaba mis pantalones y dejaba fuera mi erección.

Saqué el juguete de su interior cambiándolo rápidamente por mi dureza mientras ponía un anillo en la base del pene de Wooyoung y otro vibratorio sobre su glande. Wooyoung empezó a moverse con impaciencia mientras chocaba sus caderas contra las mías en busca de su próstata, sujeté sus caderas con una fuerza que seguramente dejaría marcas, cosa que no me disgusto para nada.

— Sé lo mucho que te desespera el cock warming cuando realmente estás necesitado de mí, además tienes prohibido correrte, y eso que hoy me tienes de buen humor zorrito.—Wooyoung gimió en protesta. Empece a dejar chupetones por la zona de su pecho, dejando unas marcas violáceas preciosas.

Pronto yo tampoco podía resistirme demasiado a lo cálido y caliente que se estaba tornando el ambiente, así que empecé a moverme con rapidez en el interior de mi pequeño, que de un momento a otro empezó a soltar pequeñas lágrimas de puro placer. Todo mi cuerpo ardía, las vistas, el ambiente, su interior, hasta el aire te raspaba la garganta con su agradable calidez. Me harté de escuchar los sollozos y gemidos ahogados de mi sumiso y quité por fin la mordaza de su boca, haciéndolo libre de la pelota de goma que estaba causando daños en su mandíbula por mantenerla abierta y empezando a gemir fuerte y gustosamente. Empecé a presionar mucho más fuerte sus caderas y comencé a maltratar su entrada sin cuidado, sintiendo mi orgasmo empezándose a formar en mi bajo vientre. El sonido de nuestras pieles chocando repetidamente, los gemidos agudos y fuertes de Wooyoung. Todo el cúmulo de sensaciones hizo que perdiera totalmente la cordura y empezara un ritmo rápido, errático y profundo. De un momento a otro, Wooyoung se arqueó de sobre manera y se corrió de manera abundante sobre el mismo.

— ¿Acaso crees que no me desobedeciste lo suficiente hoy?— Mi mano posándose sobre su cuello, empezando a ejercer presión mientras él ponía sus ojos en blanco mientras yo seguía dando en su punto, ahora hipersensible.

Seguí mi ritmo hasta que me corrí, pronto escuche a Wooyoung hablar débilmente.

— S-shiber...— Rápidamente quite todos los accesorios que llevaba Wooyoung, lo desate de manos y pies, y lo acurruque fuertemente contra mi pecho.

— ¿Cosita estás bien? ¿Acaso fui muy rudo? ¿Te hice daño? ¿Me sobrepasé?— Mis ojos vagaron por todo su cuerpo en busca de la fuente de algún supuesto dolor, solo encontrándome con el cuerpo de mi amante lleno de marcas por doquier.

— ¿Acaso te marqué demasiado o muy fuerte?

— Tranquilo San, estoy bien, me duele lo normal. Solo es que estoy muy cansado como para una segunda ronda o incluso un castigo.— Empezó a reír y yo pude suspirar tranquilo, empece a hacerle cosquillas como venganza

— ¡De esta no te libras Jung Wooyoung!— Planté un beso en sus pomposos labios.

Nos acurrucamos juntos y logré que Wooyoung durmiera un poco, lo tape con las sabanas y fui a reabrir la tienda, con el cuerpo más relajado que nunca.