O2 | AIBEK

               Un lobezno, del tamaño de un perro mediano, corría entre la nieve siendo seguida por Alice y Jasper.

Quienes miraban asombrados la destreza que la pequeña Maia poseía. Cómo si del depredador más experimentado se tratará, Maia los guiaba por el espeso bosque cubierto de nieve hasta llegar a una zona habitada por animales que podrían servirles para alimentarse.

La menor se detuvo a una distancia prudente y dió dos zarpazos al suelo antes de abalanzarse a los conejos que se preparaban para el invierno que ya acechaba el lugar.
Logrando atrapar a un par sin mucho problema.

—¿Cómo es posible que sea tan buena? —cuestionó Alice con la curiosidad desbordandose de su piel.

Jasper se preguntaba lo mismo en silencio, imaginando el tipo de entrenamiento que tenían los cachorros Kane para poder ser capaces de cazar sus alimentos por si mismos a tan corta edad.

—Se mueve como él —Alice lo miro por cortos segundos antes de volver su mirada ocre a la pequeña loba que caminaba hacia ellos con su presa colgando de sus fauces.

—Es verdad —asintió, recordando a la perfección como el lobo de Archie se movía con destreza las pocas veces que fue testigo de su manera de atacar y cazar.

Liam también es un excelente cazador y ellos mismos habían presenciado sus habilidades innatas desde la primera oportunidad que tuvieron.

—Está tribu es muy interesante —musitó su compañero, quitándose la chaqueta que portaba para dejarla sobre los hombros de Maia que había vuelto a su forma humana.

—Papá me dijo que este lugar era muy bueno para los Mani—sonrió, tendíendoles al par de vampiros las presas que había cazado—. Konan hace un rico estofado.

—Eres muy buena, Maia —la elogió la vampiresa—. ¿Es posible que nos enseñes a cazar como tú?

Sus ojos brillaron ante la pregunta de la mujer, pero rápidamente llevo una de sus manos hasta su mentón en un semblante de meditación.

—¡Papá puede enseñarles!

—¿Tu crees? —pregunto está vez Jasper, agachándose a su altura.

—Sí.

      —No.

—¡¿Por qué no?! —replicó la infante al escuchar la respuesta de su padre.

—No tengo la habilidad para enseñar a los demás a cazar, Maia —suspiró ante la rabieta de su hija—. Apenas y pude hacer que Misuk aprendiera a pescar, pedir que le enseñe a cazar a unos vampiros es pedirle a la madre Luna un milagro.

—Pero eres papá —alego Maia, arrugando entre sus manos el borde de su vestido—. Y papá todo lo puede.

El corazón de Archie se estrujó dentro de su pecho, conmovido por las palabras de su pequeña hija. Pero aún no estaba seguro de aceptar lo que está misma le estaba proponiendo.

Desconocía que tanto se había encariñado Maia con la pareja de inmortales y realmente aquello lo tenía preocupado.

Aunque jamás haya habido registro de que un cachorro se hubiera imprimado a tan corta edad. La posibilidad no sería 0 y eso le tenía comiéndose las uñas de la ansiedad.

—Maia, hay cosas que papá no puede hacer...—trato de razonar, pero se detuvo al percatarse de la mueca lastimera que adornaba el rostro de la infante—... sin permiso... Ah, déjame preguntarle a Liam que puedo hacer, ¿está bien?

Maia sonrió, rodeando la pierna de su padre ante la emoción.

—Gracias, papi —le agradeció, separándose de él para acercarse a la puerta de su hogar.

—De nada... —suspiro de nuevo—, Siento que me voy a arrepentir —mascullo, saliendo de su casa y siguiendo a su hija hasta verla correr a los brazos de Jasper.

—Vaya —Liam apareció a su lado, sacándole un susto—. Ya te robaron a tu hija.

—¡Por la madre Luna! —se quejó—. A veces eres tan silencioso, cuando quieres.

—Lo sé —sonrió, regresando su mirada hacia Maia y la pareja de vampiros junto a ella—. Tengo una corazonada.

—¿Sobre qué? —lo imitó, sintiendo un deja vu.

—No lo sé.

—Que gran líder.

—Cállate —le dió un ligero golpe en el brazo—. Escuché la solicitud de Maia, ¿estás preparado?

—No, pensaba dejártelo a ti.

—Eso será imposible —se cruzo de brazos, listo para burlarse de la cara de estupefacción que su beta pondría—. Tengo planes con Edward, él y yo realizaremos el Qamar. Así que cualquier cargo que tengo como alfa recae sobre ti en mi ausencia.

Archie abrió la boca pero de ella no salió nada ante la noticia. Empezaba a creer que la madre Luna lo había escogido para pagar el karma que su tribu había acumulado a lo largo de los años.

—Espero que realmente valga la pena —le dijo entre dientes, observando de reojo a Jasper y Alice acercarse a ellos mientras el primero aún cargaba a Maia entre sus brazos—. Oh, gran alfa.

—Suenas como Misuk, cascarrabias.

—Por favor, Misuk suena como yo.

—Es tu culpa entonces.

—Oh, cállate.

—¡Papi!

—¡Maia!

Todos se quedaron en silencio a la espera de que la menor hablará, con los ojos de Archie divagando en cualquier cosa que no fueran los rostros de los hermanos de Edward.

—Alice y Jasper ya saben que papi les enseñará a cazar y... y todo lo demás.

—Si no hay problema, claro —musitó Alice con una gran sonrisa de oreja a oreja. Lo que solo hizo que ambos cambiaformas intercambiaran miradas

—Felicidades, Archie —soltó Liam—. Haz sido ascendido a Aibek.