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━ 17. Hora de confesar

★彡

ESTABA RESISTIENDO PARA no ponerme a llorar ahora porque no quería parecer dramática. Pero si algo le pasaba a ese perro, no se con que cara volvería a la casa.

—¡Nieve! —grité como loca tras el perro fugitivo— ¡Nieeeeeve!

Corrí y corrí hasta que finalmente la vi. Estaba jugando con otro perro, un lindo maltés—¡Ahí estás! —dije, aliviada. Fui a agarrarla negando en desaprobación y reprimenda.

Una voz vino de cerca—Parece que hemos tenido la misma idea.

Subo la cabeza de golpe, sobresaltada. Era la encantadora y profunda voz de Cha Eunwoo. Se quedó mirándome, con una expresión divertida en su rostro.

Seonbae, ¿es tu perro? —le pregunté.

—Se llama Buster —dijo Eunwoo.

—Es adorable —Cogí al mullido perro blanco y lo abracé. Me lamió el brazo con su pequeña lengua rosa.

—Le gustas —Me sonrió, luego acarició a Nieve—. Buen chico.

—Es una chica. Se llama Nieve. Es de mi familia de acogida.

—Buena chica, Nieve.

Solté a Buster y enseguida volvió a jugar con Nieve.

—Se llevan bien —dijo Eunwoo— ¿Los paseamos juntos?

—De acuerdo.

Caminamos por el tranquilo sendero, uno al lado del otro, bañados por la luz del sol de la mañana—Es una mañana preciosa —Inhalé una profunda bocanada de aire fresco.

—¿Tienes resaca?

—Sí, pero se me está pasando. ¿Y tú?

—No. Creo que no he bebido tanto como tú desde que llegué tarde.

Los perros seguían cruzándose entre sí haciendo que sus correas se enredaran—AigooEunwoo se puso de rodillas y los desenrolló.

Habíamos llegado a una pintoresca zona de parque con vistas al mar, así que redujimos la velocidad para contemplar las vistas.

—¿Podrías tomarnos una foto a mí y a Buster? —preguntó Eunwoo—. Quiero algo para publicar en las redes sociales.

—Claro.

Me pasó su teléfono y luego posó sosteniendo a Buster. Hice varias fotos mientras me entusiasmaba con lo bonitos y tiernos que se veían—A tus fans les encantará —le dije.

Mientras revisaba las fotos, me di cuenta de algo en su galería. El vídeo de nuestro beso en la práctica—¿Eh? Pensé que ibas a borrar ese vídeo.

—¿Qué? Oh, eso —La cara de Eunwoo enrojeció—. Lo había olvidado. Debería borrarlo ahora —Cogió su teléfono y lo hizo, justo delante de mí.

Mi corazón se hundió al ver desaparecer el archivo. Deseé tener una copia. La reproduciría una y otra vez. Aquel beso, aunque fingido, había sido tan increíble que me hacían flaquear las rodillas sólo de pensarlo. La forma en que me abrazó, la suavidad de sus labios...

—¿Estás bien? —preguntó Eunwoo.

—¿Oh? Sí. Lo siento. Me quedé en blanco por un segundo.

Seguimos caminando y pasamos por una cafetería en el puerto deportivo rodeada de asientos al aire libre y llena de gente disfrutando de un café matutino.

—¡Eunwoogie! —dijo una voz femenina.

Oh, oh. Alguien le ha reconocido.

Eunwoo se detuvo en seco y vio cómo la mujer le saludaba.

Eomma —dijo Eunwoo en voz baja.

—¿Esa es tu madre? —pregunté.

—Sí. Debería ir a saludarla.

Le acompañé hasta su madre, una mujer de aspecto glamuroso con el pelo corto, que llevaba un vestido y un collar de perlas. Se sentó frente a otra mujer igualmente glamurosa.

—Eomma, no me llames así en público —dijo Eunwoo.

—Oh, lo siento —Sus ojos cambiaron hacia mí—. Omo ¿Quién es? ¿Puede ser... ? ¿Tiene mi Eunwoogie una novia?

Dejé caer la correa de Nieve en shock al oír la palabra "novia".

—Esta es Emma Keller, Eomma. Mi coprotagonista en Hidden History. Te hablé de ella, ¿recuerdas?

—¿No fuiste al instituto Tongyeong? —preguntó la otra mujer.

—Así es —respondí.

—Creo que estuviste en el mismo año que mi hija, Cha Eunjae.

—Sí, la recuerdo. Estaba en mi clase.

—¿Así que fuiste al instituto Tongyeong? Me pareció que me resultabas familiar —dijo la madre de Eunwoo, con los ojos todavía entrecerrados por la sospecha— ¿Seguro que no estás saliendo con alguien? Soy bastante moderna, sabes. No me importaría tener una nuera que no sea coreana.

¡Eomma! Déjala en paz —dijo Eunwoo.

—No estamos saliendo —dije, arrastrando los pies por la vergüenza.

Sus ojos siguieron escudriñándome de arriba abajo—Salgan o no, ustedes dos parecen muy cercanos. Emma Keller, ¿por qué no vienes a cenar esta noche? Me encantaría que vinieras.

Me quedé boquiabierta ante su sugerencia, incapaz de responder—Ya tenemos planes para cenar —dijo Eunwoo por mi rápidamente.

Mis ojos se abrieron de par en par, sorprendidos. Eunwoo me lanzó una mirada que decía que le siguiera el juego.

OmoLa madre de Eunwoo se llevó una mano al pecho— ¿Planes para cenar? ¿Sólo juntos? Y decís que no estáis saliendo.

—Somos amigos —dijo Eunwoo—  ¿No pueden dos amigos comer juntos a solas?

—¿Puedes ser sólo amigo de una chica tan atractiva?

¡Eomma!

—De acuerdo, lo que tú digas. Diviértete esta noche.

Hice una reverencia al par de mujeres antes de que Eunwoo me llevara.

—Lo siento —dijo una vez que estuvo a salvo del alcance de la mujer—. Mi madre puede ser un poco extrema. Nunca le he presentado a una chica. Siempre me pregunta cuándo voy a traer a alguien a casa para que la conozca a ella y a mi padre.

—¿A qué te refieres con planes para cenar? —pregunté— ¿Lo has dicho sólo para librarme de cenar con tus padres?

Eunwoo negó con la cabeza—En realidad, pensaba pedirte que cenaras conmigo de todos modos.

—¿En serio? —Levanté una ceja escéptica.

—¡No como una cita ni nada! —añadió rápidamente—. Quiero decir, ¿sabes que anoche fui a la reunión?

—Sí...

—Bueno, me gustó salir y sentirme como una persona normal por una vez. Me siento así cuando estoy en Tongyeong. No puedo experimentarlo a menudo.

—Yo... como que entiendo eso.

—Entonces, ¿qué dices? ¿Saldrás conmigo esta noche?

Reflexioné sobre su propuesta. Sólo había un detalle que me hacía dudar—Sé que dices que no es una cita, pero ¿no lo parecerá? ¿Y si se alimentan los rumores de citas?

—Conozco al dueño del restaurante. Se asegurará de que nos sentemos en privado y de que nadie nos moleste. Y además, no es una cita. Somos amigos y colegas. ¿Por qué no íbamos a cenar juntos?

—Supongo que estoy pensando demasiado las cosas.

Eunwoo me dio un pequeño apretón en el hombro—Agradezco tu preocupación.

Los dos perros ladraron a otro que pasaba. Me agarré con fuerza a la correa de Nieve, preocupada por si volvía a escaparse. Mis brazos empezaban a cansarse de sostenerla.

—Será mejor que me vaya —dije finalmente—. Ya me he quedado fuera mucho más tiempo del que pretendía.

—Te acompañaré de vuelta —dijo Eunwoo.

Nos dimos la vuelta para seguir el camino en la otra dirección. Me acompañó hasta la casa de mi familia de acogida.

—Así que aquí es donde vivías —dijo, inspeccionando la propiedad desde el fondo del camino de entrada.

—Sí.

—Vivíamos tan cerca el uno del otro. Es una locura cómo resultaron las cosas.

Nieve gimió, pegándose al lado de Buster con anhelo.

—Los perros no quieren separarse —solté con diversión.

—Lo siento, Buster. Tenemos que irnos ya —Lo apartó de un tirón—. Nos vemos esta noche, Emma. Te recogeré, digamos, ¿sobre las siete y media?

Asentí con la cabeza—Nos vemos entonces. Vamos, Buster.

—¡¿Vas a salir a cenar con Cha Eunwoo?! —explotó Seri en voz alta mientras estábamos sentadas juntas, desnudas, y en un baño público.

—Shhhh... baja la voz —siseo.

Omo. Lo siento.

Miré a mi alrededor, asegurándome de que los otros bañistas no nos prestaban atención antes de responder—Sí. Voy a ir esta noche.

—Wow ¿Es una cita?

—No, es sólo como amigos.

—¿Ah, sí?

—Sí, de verdad.

Seri hizo un mohín—Eso es muy malo.

—La madre de Eunwoo parecía convencida de que estábamos saliendo también. La conocí cuando estábamos paseando.

—¿Su madre? El tipo ideal de Cha Eunwoo es alguien que se lleva bien con su familia, ya sabes.

—¿Lo es? ¿Cómo sabes eso?

—Eso es lo que dice el internet. Creo que lo dijo en una entrevista una vez.

—Siempre responden algo así. 'Alguien que se lleve bien con mi familia', 'alguien que sea madura y respetuosa' ¿Crees que dirían, 'alguien que tenga un cuerpo sexy'?

—Qué cínico. De todos modos, sí tienes un cuerpo sexy —Bajó su mirada con los abiertos en una intencionada sugerencia.

Me crucé de brazos para cubrir mis pechos.—Aigoo. No debería ir a bañarme con una pervertida.

Ella ignoró mi comentario—Cuando lleguemos a casa, déjame ayudarte a prepararte. Quiero vivir esta noche a través de ti. Envíame un mensaje de texto con las novedades durante la noche.

—No.

—¿Por favor? ¿Ni siquiera un par de mensajes cortos?

—...Tal vez.

—¡Sí! —Ella batió su puño.

La camisa blanca de Eunwoo, recién planchada, y el restaurante de lujo al que llegamos me hicieron dudar de si realmente era una cita, porque me pareció sospechosa. De repente, deseé haberme esforzado más en mi aspecto, sintiéndome cohibida en jeans, cuando una falda o un vestido habrían sido más apropiados. Un poco más de maquillaje tampoco me habría venido mal.

El dueño del restaurante saludó a Eunwoo como a un viejo amigo y nos dirigió a una mesa privada. Los grandes ventanales ofrecían una vista del cielo, salpicado de miles de estrellas parpadeantes, y del paisaje de Tongyeong: edificios con ventanas iluminadas y carteles que rodeaban el plácido puerto, exuberantes colinas verdes e islas oscuras en la distancia.

Miré hacia afuera, absorbiendo la hermosa vista—Es impresionante...

—Es un lugar bonito, ¿verdad? —dijo Eunwoo, poniéndose a mi lado.

—Me hace sentir que quiero volver a vivir aquí.

—¿En Tongyeong?

Asentí con la cabeza—Tal vez podría buscar un trabajo de profeso...

—¿Por qué no te quedas en Seúl? —interrumpió Eunwoo.

Me encogí de hombros—Lo haré si puedo hacer algo que funcione.

—Este es un buen lugar, pero se vuelve aburrido.

—Bueno, eso es cierto, supongo...

—Deberías quedarte en Seúl.

—¿Eso crees?

—Sí, lo creo.

Hmmm... —Seguí mirando por la ventana, sumida en mis pensamientos. ¿Debería quedarme en SeúlHabía venido aquí para experimentar la vibrante ciudad que había visto en innumerables K-dramas, pero desde mi llegada me he sentido continuamente al límite y fuera de mi zona de confort. Suspiré, rumiando el hecho de que mi vida sería un gran signo de interrogación después de que terminara Hidden History.

—Siéntate —me instó Eunwoo, sacándome de mis pensamientos.

Me sacó una silla y me senté, apartando los ojos de la vista para abrir el menú.

—Te gusta el bistec, ¿verdad? —dijo—. Aquí está muy bien.

—Estoy en Tongyeong. Debería pedir marisco.

—Pide lo que quieras, y como tu seonbae, yo pago.

—No tienes que...

Levantó su mano—Ni una palabra más... Insisto.

Volví a examinar tímidamente el menú. Después de un tiempo excesivo para decidir, finalmente hicimos nuestros pedidos. El camarero sacó primero el vino y nos sirvió una copa a cada uno.

—Eh, Emma —dijo Eunwoo después de beber un generoso sorbo.

—¿Mmm?

—Somos amigos, ¿verdad?

—Sí, por supuesto.

Eunwoo frotó el tallo de la copa de vino entre sus dedos—No me importa que uses el habla informal conmigo fuera del trabajo.

Mi bocado de vino bajó por el camino equivocado y tosí. ¿Habla informal? Me está pidiendo que me acerque a él...

—¿Estás bien? —preguntó Eunwoo.

—Sí —dije, recuperando la compostura—. Entonces... quieres que hable casualmente contigo. Creo que puedo hacerlo.

—¿Y por qué no dejas el seonbae?

—¿Cómo debería llamarte entonces? ¿Eunwoo-ssi?

Sacudió la cabeza—Demasiado educado.

—¿Eunwoo-ah?... ¿Oppa?

La esquina izquierda de su boca se levantó en una encantadora sonrisa ladeada—Me gusta Oppa. Llámame Oppa.

Mis mejillas se sonrojaron con calidez—De acuerdo, Oppa.

—Me gusta, Dongseang.

Se me escapó una risita.

—¿Qué es tan gracioso? —preguntó, divertido.

—No creo que nadie me haya llamado dongseang antes.

—Te ves linda cuando te ríes.

—Dices mucho eso.

—¿Qué?

—Linda —dije, imitando la forma inexpresiva en que lo dijo.

—Yo no sueno así.

—Sí lo haces.

—No, no lo hago —Me dio una ligera patada por debajo de la mesa.

—¡Oye!

Lo hizo de nuevo.

—¡Basta ya!

No nos dimos cuenta de que el camarero se acercaba con nuestras comidas hasta que las puso sobre la mesa, interrumpiendo nuestro coqueto intercambio. Volvimos a actuar como adultos. Una caballa a la parrilla yacía en el gran plato blanco frente a mí, con la piel ligeramente salada y carbonizada para formar una corteza dorada.

Cogí un trozo con los palillos y me lo llevé a la boca, donde prácticamente se deshizo en mi lengua.

—¿Qué tal está? —preguntó Eunwoo.

—¡Delicioso! —exclamé.

Comimos en silencio, deleitándonos con el delicioso sabor del pescado, hasta que Eunwoo se detuvo de repente, mientras jugaba con sus palillos—Emma, ¿puedo preguntarte algo?

—Claro, ¿qué es?

—¿Por qué has vuelto a Corea?

Hice una pausa, preguntándome cuánto debía contarle—Para escapar —dije finalmente.

—¿De qué querías escapar?

—Varias cosas...

—¿Qué exactamente?

—Es una larga historia.

—Estoy encantado de escuchar.

—Bien, de acuerdo entonces. Si insistes.

Eunwoo se inclinó dispuesto a escuchar con atención.

Me tomé un momento para ordenar la historia en mi cabeza antes de empezar—Hace un par de años lo tenía todo a mi favor —empecé mirando al techo, pensando que decir antes de dejar fluir las palabras—. Acababa de salir de la universidad con una licenciatura en empresariales. Tenía un novio estupendo y una oferta de trabajo de una nueva empresa genial, pero a los pocos meses todo se vino abajo. El trabajo no era el de mis sueños. Era una "especialista en experiencia del cliente", un nombre elegante para una representante de atención al cliente. Enseguida me di cuenta de que la empresa tenía poco personal. Las llamadas y los correos electrónicos de los clientes se acumulaban a un ritmo superior al que mi equipo podía responder. Esto significaba trabajar por las noches, los fines de semana, los días festivos... A veces pasaban semanas sin tener un día libre. No nos pagaban las horas extras.

—Eso es horrible.

—Eso no es todo. Nuestro jefe nos microgestionaba, y si alguien cometía un error era señalado y avergonzado delante de toda la empresa. A mí me pasó varias veces. La presión era implacable. Para colmo, me enteré por una amiga de que mi novio me engañaba. Mientras yo trabajaba hasta tarde, él había quedado con otra chica. Tuvimos una gran discusión y nos separamos. Tuve que mudarme del piso que compartíamos a una casa mugrienta con cinco compañeros de piso y un solo baño.

—¿Dejaste el trabajo?

Asentí con la cabeza—Un día acabé desmayándome en el trabajo. Me hospitalizaron. El diagnóstico: demasiado estrés. En ese momento decidí que no volvería a trabajar. Dejé el trabajo, dejé a mis compañeros de piso y volví a vivir con mis padres.

—Parece que fue lo mejor.

—Sí, pero después de mi experiencia en la startup, desarrollé una ansiedad en torno al trabajo, que me impidió solicitar nuevos empleos. En su lugar, me quedé en casa todo el día holgazaneando viendo K-dramas. 

—Te merecías un tiempo para relajarte y recuperarte.

—Eso es lo que me decía a mí misma. Mis padres también me apoyaron al principio, pero a medida que pasaban los meses, no era un secreto que se sentían cada vez más frustrados por mi reticencia a trabajar o a contribuir a la casa de alguna manera. Me dijeron que tendría que empezar a pagar el alquiler si quería quedarme en casa, y eso significaría conseguir un trabajo.

—Un ultimátum.

—Exactamente, y los odié por ello. Afortunadamente, no pasó mucho tiempo antes de que tuviera una epifanía, y vino de ver K-dramas de todas las cosas.

—¿La decisión de enseñar inglés en Corea?

—Sí. De todos modos, siempre había querido volver.

—Ya veo. Así que así es como sucedió... Emma...

—¿Hmm?

—Me has revelado muchas cosas. Ahora siento que tengo que confesar algo.

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ღ 𝒥enny Lu ღ 

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