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𖧧 ⁞ Capítulo 02 ༅

Maratón 1/5:

—¡Auch! — Yuna exclama sentada sobre la enorme cama deshecha de su madre, la cual intenta fallidamente peinarla.

Y es absurdo porque el cabello de Nayeon es largo, y a veces tiene que hacerse moños para que no le moleste, sobre todo mientras trabaja. Pero ahora, algo tan simple como hacer una coleta, parecía imposible.

—Tarde, tarde, tarde. — Canturrea la niña, mientras mueve sus piernas de arriba abajo.

Nayeon suspira, tiene tanto que hacer hoy que simplemente está saturada. De tan solo pensar en la lista de cosas por hacer se siente extremadamente cansada.

—¿Llamamos a la tía Momo? — Yuna pregunta a lo que Nayeon rápidamente niega.

—No, no necesitamos a la tía Momo, Yuna.

La pequeña castaña frunce levemente el ceño mientras comienza a jugar con los dedos de sus manos.

—Ella dice que pedir ayuda no es malo.

Nayeon suspira, pero sigue peinando el cabello rebelde de la pequeña, estando cada vez un poco más irritada.

—Yuna, estoy cansada y tengo mucho trabajo, solo es eso.

—Está bien mamá, tú puedes. — Yuna susurra, en un intento de apoyar a su madre.

Nayeon sonríe con algo de tristeza. En días como estos, Nayeon desea meterse en la cama y no salir en horas, tal vez días. No es por el hecho de ser una madre soltera, ya que su hija era la niña más inteligente, comprensiva y tranquila que podía existir. No es por el hecho de las docenas de tartas que debe preparar, es simplemente un mal día, de esos que no puedes explicar, pero simplemente todo parece costarte un poco más.

Pero finalmente termina de peinar a Yuna con una coleta alta y decente, sonríe satisfecha y mientras toman sus cosas para salir de casa, se felicita a sí misma mentalmente.

Jeongyeon ha empezado la clase cuando Yuna llega corriendo con la mochila entre sus manos. Sonríe levemente al verla correr por el campo hasta donde todos se encuentran.

—¡Entrenadora Jeong, llego tarde!

—Así es — Asiente con una pequeña sonrisa — ¿Todo bien?

—Mal día, mamá no quería pedir ayuda a Momo.

Jeongyeon no sabe realmente que es a lo que Yuna se refiere con eso, ni siquiera sabe qué tipo de nombre es Momo, pero se limita a fingir que lo entiende.

—Ya veo — Aprieta los labios y asiente — Pero ya estás aquí, así que ponte a calentar con tus compañeros ¿Vale?

—¡Sí, Entrenadora Jeong!

Y con una sonrisa Jeongyeon se cruza de brazos mientras la ve correr hasta donde sus compañeros se encuentran.

Que el entrenamiento comience.

Todo sale bien. Jeongyeon sonríe satisfecha al ver cómo los niños salen corriendo hasta la entrada del campo de fútbol, donde sus madres esperan para recogerlos.

Finalmente se acerca a los banquillos donde había dejado su bolsa, y cuando se encuentra guardando su botella de agua alguien estira de su camiseta.

Y al girar su cabeza, se encuentra a la pequeña Yuna.

—Entrenadora Jeong, me sangra la rodilla. — Dice de forma tranquila

Y Jeongyeon entra en pánico en el momento en el que la pequeña castaña se levanta un poco su pantalón corto y ancho de deporte para dejar a la vista una herida la cual había comenzado a sangrar.

—Pero, ¿qué ha pasado? — Jeongyeon pregunta preocupada, tomando la mano de la pequeña para guiarla hasta el banco azul e indicarle que se siente.

—Me caí mientras le intentaba quitar la pelota a Yeonjun — La niña dice encogiéndose de hombros, como si no fuera la gran cosa.

Aun así, aunque Yuna no parecía dolida ni lo más mínimo, Jeongyeon por dentro estaba más preocupada de lo que aparenta por fuera.

Y no era por la herida, no era la gran cosa, tan solo sangraba levemente y eso siempre te hace preocuparte más. Pero era el hecho de que la pequeña estaba a su cargo y había salido herida, y a pesar de que era un deporte y esas cosas pasan, Jeongyeon no puede evitar sentirse culpable.

—Bueno, no es nada. Ahora la curamos. — La mayor dice tomando su bolsa y buscando en ella lo necesario para curar la herida.

—¿Tiritas? — Yuna pregunta un tanto tímida, moviendo sus piernas de un lado a otro.

Jeongyeon levanta la mirada de su bolsa para mirar a los ojos caramelo de la pequeña y sonríe.

—¿Quieres una tirita? — Yuna asiente alegremente — Tengo muchas, podrás elegir.

—¡Rosa, rosa!

Y con una sonrisa, Jeongyeon asiente.

—Rosa será.

Nayeon suspira cuando entra en el campo de fútbol, en busca de su hija. Había sido un día agotador, pero había terminado todas las tartas que debía preparar y ahora podía volver a respirar.

Ve a Yuna sentada en uno de los banquillos con Jeongyeon sentada en el suelo y no puede evitar sonreír levemente mientras se acerca a ambas.

—¡Mami! — Yuna exclama levantando los brazos con emoción, pero sin moverse del banquillo que se encontraba a la sombra.

—Hola bebé ¿Cómo ha ido? — Dice con su sonrisa una vez está frente a la pequeña.

—¡Bien! ¡La Entrenadora Jeong me ha curado la herida y me ha puesto una tirita rosa!

El ceño de Nayeon se frunce tras las palabras de la pequeña, y enseguida mueve su cabeza hasta la rubia.

—Lo siento mucho, no me he dado cuenta y tenía que haber prestado más atención. No volverá a pasar. — Jeongyeon se disculpa rápidamente.

En cierto modo, Nayeon quiere reírse por la preocupación en la rubia. Pero intenta no hacerlo porque eso no sería muy adulto y responsable de su parte.

—¿Pretendes que no vuelva a lastimarse haciendo un deporte donde estas cosas pasan seguido? — Pregunta con una pequeña sonrisa.

—Yo... no lo sé, tal vez — Suena más como pregunta que otra cosa, y eso saca una pequeña risa en la contraria.

Yuna mira la interacción entre las dos adultas en silencio y con una pequeña sonrisa, moviendo sus piernas con emoción.

—No estoy molesta Jeongyeon. — Aclara —. Los niños tienen que caer y aprender a levantarse, es algo normal. Además, no es nada grave, solo un pequeño rasguño.

A Jeongyeon le alivia que Nayeon no esté molesta, pero sigue sin poder evitar sentirse un tanto culpable.

—Sí, pero...

—Mami — Yuna interrumpe, poniéndose de pie mientras corre hasta su madre — ¿Podemos comprar tiritas rosas como las de la Entrenadora Jeong? No tenemos de ese color y es mi favorito.

—Por supuesto cielo. — Acaricia el rostro de su hija con la sonrisa más dulce posible, derritiendo un poco el corazón de cierta mujer de ojos cafés — Ahora ve a por tus cosas para que podamos irnos.

—Sí, señora. — La niña hace un saludo militar con su mano.

Yuna sale disparada a por sus cosas, corriendo como si no hubiera nada en el mundo que pudiera pararla, ni siquiera una pequeña herida.

—Gracias por curarle. — Nayeon dice entonces, mirando a la rubia.

—Por supuesto, es lo mínimo que puedo hacer. — Sonríe sincera.

Hay un leve silencio por unos cortos segundos, donde ambas se limitan a mirarse.

—Entiendo porque Yuna está obsesionada contigo.

Aquello no era exactamente lo que Nayeon quería decir, pero las palabras habían salido de su garganta antes de que pudiera hacer algo al respecto y ahora sus mejillas se encuentran decoradas por diferentes tonos carmesí.

Eso saca una sonrisa divertida a la rubia, quien se cruza de brazos mientras hace como si no se hubiera dado cuenta del rubor en las mejillas de aquella mujer lacia, como si ver aquella reacción en la castaña no hubiera sido extremadamente encantadora.

—Tengo muchas hermanas menores, supongo que es un encanto natural.

Nayeon asiente, intentando que el calor de sus mejillas bajara mientras intentaba escoger qué palabras decir a continuación.

—Es tranquilizador saber que la dejo en buenas manos. — Dice apartando la mirada y comenzando a jugar con sus propios dedos.

En respuesta Jeongyeon suelta una pequeña risa, causada por el nerviosismo que la castaña parecía tener de repente. La rubia lo encuentra realmente encantador.

—¡Ya estoy, ya estoy! — Yuna grita mientras corre hacia ellas con su mochila entre sus brazos.

—Gracias de nuevo, adiós. — Nayeon susurra tomando la mano de su hija.

—Adiós — Jeongyeon le responde sin borrar su sonrisa — Hasta el viernes, Yuna.

—¡Hasta el viernes Entrenadora Jeong!

Y cuando ve a ambas abandonar el campo, mientras la luz anaranjada de la tarde los ilumina, Jeongyeon piensa que aquella mujer de cabello castaño largo y ojos color caramelo, es un tanto adorable.

Quiero pedirles disculpas por no actualizar constantemente:(. La universidad y mi carrera me demandan mucho tiempo, pero trato de encontrar tiempo para editar capitulos aunque no siempre pueda completarlos.

En compensación, les traigo esta maratón y espero les guste<3. Estaré actualizando este y otros de mis fics en este feriado largo<3


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