❬ Capitulo 24
— ¿De que hablan idiotas? — pregunto Yuta
— Mandamos a Megumi por Yuuji pensando qué se había quedado dormido, al llegar ahí encontramos la habitación llena de sangre y la cabeza de Yuuji colgada. En la sangre habían huellas de pasos, los análisis todavía no están listos
— ¿Entonces que les hace creer que fuí yo? — de inmediato se defendió Yuta
— Por que también mandamos a buscarte y vimos carne fresca en tu cocina y en el cesto de basura de tu cocina el reloj de Yuuji — respondió Nanami
— Necesitemos que confieses lo qué hiciste pará hacer esto mas sencillo. — dijo el albino
— No voy a confesar algo que no hice.
— Entonces explíca lo del reloj — cuestionó Megumi
— Yuuji no es el único q usa esa marca de reloj de mano, yo también y seguramente se me cayó y yá; dejen sus drama, parecen viejas.
— ¿Y _____? — pregunto Panda
— Que te importa maldita marioneta
— ¡Yuta! — regañó Yaga — cierra ése pozo que tienes por boca
— ¿Y sí no qué maldito anciano?
Yuta rápido se levantó de la silla donde estaba poniéndose a la defensiva, hizo que sus demás compañeros igual se levantarán
— Yuta, dame a mi _____ — dijo Maki — Yo no haré nada con ella
— Cómo si pudiera confiar en tí Maki, no eres la gran cosa bájate de tu nube porfavor
Yuta se dio la medía vuelta para salir pero Inumaki le obstruyó el paso.
— Hazte un lado Inumaki
— Hojuelas de bonito
— Miren idiotas — dijo Yuta — No se entrometan entré ______ y yo
— ¿Y sí no qué Yuta? — pregunto amenazante Megumi
Yuta solamente miro fulminante al azabache.
— Te irá peor que a Yuuji
Yuta empujó a Inumaki fuera de la puerta para que pudiera pasar, cuando escucho a Yaga dar la orden de atraparlo.
Todos se lanzaron encima de el, pero Yuta fue más rápido y logró zafarse de ellos.
Yuta corre a toda velocidad por las calles estrechas para salir fuera de la escuela de hechicería, sus zapatos golpeando rítmicamente el pavimento.
Está sudando y respira con dificultad, su corazón latiendo con fuerza mientras intenta evadir a sus compañeros de trabajo.
Detrás de él, queriendolo atrapar para hacer que pague por lo que hizo, con rostros serios y decididos a atraparlo.
Los movimientos de sus compañeros son más lentos y menos ágiles, pero avanzan con determinación, conscientes de que deben atraparlo.
Y el cansancio se debía a que Yuta se adentro al centro de ls ciudad donde siempre estaba lleno de personas.
Yuta, con el miedo reflejado en sus ojos, mira hacia atrás ocasionalmente, acelerando su paso cada vez que ve que están más cerca. Sabe que no puede dejarse atrapar, pero el cansancio empieza a pasarle factura.
Yuta bañado en sudor, empujando a todo aquel que se le atraviesa se adentro hacía la estación subterránea donde van y vienen los trenes.
Se subió al primero que estaba ahí y caminó entre los vagones para perder a sus compañeros.
Y finalmente el tren partió a su destino.
— Mierda, tendré que ir por _____ después — habló para sí mismo el chico.
Mientras que _____ por más que gritará nadie podía escucharla.
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