🐺🩸 ՙ ،̲،̲ 04.
🐺🩸... capítulo uno.
˓˓ el chico del Volvo ˒˒
El camino hacia Forks es rápido.
Hay ligera música en la radio, la chica es realmente maja y no escatima en palabras. Bastante habladora y de lo poco que hablamos en camino a un cine de Forks, ahora sé que ha vivido aquí (pero en el pueblo) desde pequeña y que aparte de Leah Clearwater que conoció en alguna de sus excursiones hacia La Reserva, no tiene muchos amigos.
A mí me cae bien.
—Entonces, ¿estás aquí por tu viejo? —Yo asiento, después de contarle algo de mi drama familiar.
Cortas palabras y nada realmente concienzudo, pero suficiente para entender que no estaba conforme con este viaje ni mucho menos mi estadía obligatoria. Ella parece entenderme de alguna manera, aunque agita su cabeza de un lado al otro de un ritmo pop de la radio.
—Eso es algo fuerte, lo siento —dice, pero no añado nada más.
Permanecemos en silencio hasta llegar después de 15 millas al Estado de Forks; no había estado por aquí desde que era pequeño y que entonces, incluso las visitas a este pueblo eran contadas con los dedos. Hay una ligera bruma en el cielo, que irradia luz oscura. Son cerca de las 10.30 pm cuándo aparca entre dos camiones que doblan el tamaño de su vehículo; estamos enfrente del aparcadero del cine y se nota a leguas que está lleno. Todas las luces de la calle están encendidas, hay parejas dando paseos románticos y familias saliendo de los establecimientos del cine después de una buena sesión de películas.
Todo es demasiado para mi gusto; después de todo, yo nunca había tenido nada parecido. Con mi madre fallecida a corta edad, hermanas separadas y una de ellas siendo mi figura de modelo, además con un padre en silla de ruedas, digamos que mi infancia no había sido de las mejores.
Ambos salimos del vehículo, sin perder detalle de cómo mi móvil se enciende con preguntas de Seth, para saber en dónde estoy. Volteo los ojos, el chico era simpático, pero... No estaba yo para fiestas de ese tipo.
—¿Y bien? ¿Quieres ver repertorio de películas, o tienes que atender a algo? —me pregunta ella, cuándo alzo la vista después de despegarla de una llamada de Seth.
Por alguna razón, sabía que ese no era el niño; seguramente mi padre, que también había ido a la fogata de La Push, quería saber en dónde demonios estaba y aprovechaba la oportunidad. Y sí, por suerte, el viejo no tenía móvil a mano para hacerlo por sí mismo.
—Déjame... Resuelvo algo. Elige tú, lo que quieras, que ahora voy —comento, para no retrasarnos y ella asiente, contoneando sus dulces caderas con una sonrisa.
Sacude su cabello castaño que ligeramente le llega hasta los hombros, antes de desaparecer dentro del establecimiento. Entonces, contesto a la llamada casi sin ganas. Pero, prefería dejar las cosas claras antes que cualquier otro malentendido.
—¿Sí? ¿Qué pasa?
" ¿Jake? Dios, finalmente contestas. N-nada hombre, es que me preguntaba si ya venías a la fiesta o te habías quedado dormido, o... " y cuando Seth empieza a divagar, sé que en realidad sólo intenta alargar las cosas, distraerme o algo.
Voy al punto.
—Eh, sólo pasa al viejo, Seth.
Y momentos después se escucha un grito, un llamado lejano, algunas voces más y cuándo Seth pasa su móvil a mi padre, este contesta, claramente enfadado. Su tono más que hosco lo demuestra.
" Jacob. ¿Dónde se supone que estás? Se suponía que habíamos quedado con que aceptarías venir a... ", lo interrumpo a media palabra porque está totalmente equivocado.
—No, yo nunca dije que iba a ir seguro. Estoy... fuera de La Reserva, por si te preocupa. Volveré más tarde, y si cuándo vuelvas a casa todavía no he llegado, bueno, acostúmbrate.
Y sin mediar más palabras, o dejar que hable, le cuelgo.
Después, respiro profundamente. Un par de veces, durante varios minutos. Estar con el viejo me hacía mal para mi presión sanguínea; y puede que ahora mismo me estuviese comportando como un capullo de las buenas, pero es que odiaba que la gente tratase de decidir por mí. Como..., como si no pudiera yo mí mismo.
Ya le he dejado en claro que odio estar aquí, varias veces en realidad. Es hora de que se haga a la idea, vamos.
Algo absorto ante todos estos nuevos cambios en mi vida, envuelvo mi trenza larga, peinándola con los dedos, una y otra vez, mientras observo el establecimiento que desprende olores mezclados con almizcle y palomitas; también se escucha mucho parloteo, mucho ruido. De pronto, la idea de entrar no se me hace tan apetecible como antes de irme de La Reserva.
Nunca he sido fanático de reuniones apabullantes o aglomeradas, a diferencia de lo que se pudiera pensar por primera vez al conocerme.
Pero no puedo dejar a la chica tirada, porque he hecho que me trajera hasta aquí y no para resultar en nada. Aunque a mis diecinueve años de edad, es la primera vez qué me planteo seriamente dejar a una chica con las ganas de conocerme, en serio. Y eso sí que no era común en mí.
Sin embargo, cuándo doy varios hacia la entrada, algo llama mi atención.
A un lado del coche de la chica, Darla Kaden, está estacionado un precioso Volvo de marcas blancas y ruedas finas. De emblema pulcro y demasiado brillante para esta parte del pueblo situado en la nada; porque sí, a mi alrededor no es que destacasen muchas cosas con aspecto caro.
Entonces, un chico alto, desgarbado y con una silueta bastante delgada, sale de una tienda cercana. Y allí, en medio del tumulto de la gente que atraviesa las calles con charlas familiares o cotilleos del día a día, ese chico destaca entre la multitud.
No es sólo su aspecto extraterrenal lo que llama mi atención, no; su cabello de un tono cobrizo y destellos rubios que brillan bajo atenuantes luces amarillas, su rostro marcado por gruesas líneas perfectas y modélicas, sus ojos ocres e incluso las oscuras ojeras de un tono morado bajo estos, no dejan de parecerme realmente atractivas.
Nunca he sido del tipo de mirar boquiabierto a cualquier espécimen que me pareciera atrayente como si tal cosa, pero... Para cuándo me doy cuenta, no soy capaz de apartar la mirada. Lo que sí lo consigue, no obstante, es otro mensaje de Seth.
Alertado por ello, descubro que el chico me pide que vuelva. Que mi viejo ha hecho un desastre en la hoguera y que está como un basilisco. Yo volteo los ojos, incapaz de creer que haya exagerado tanto y entonces, cuándo las puertas del cine se abren y Darla me llama preocupada, quizás preguntándose porqué tardo tanto en entrar, es cuándo ese chico de ojos ocres alza la mirada.
Nuestros ojos se encuentran, desconcertados en medio de la calle, y me encuentro quieto en mi lugar. Sobre todo, por la forma en la que me inspecciona con ella; me siento atravesado por todas partes y no es hasta que Darla me alcanza por un hombro, que rompo la conexión.
Otra vez, siento un extraño frío recorrerme cuando me acaricia y me obligo a pensar qué es por el frío que emana comúnmente en este maldito pueblo.
—¿Entramos, o tu viejo quiere que vuelvas a casa?
Yo me río, sacudiendo su agarre de encima y cruzándome de brazos. Todavía tengo el móvil en la mano derecha, pero ahora está en modo avión para no tener molestias por el resto de la noche.
Ella me sonríe, delicadamente, agitando sus brumosas pestañas oscuras y realmente me siento algo inferior ante las dos bellezas que he visto esta noche. Porque tanto Darla como ese chico desconocido, al otro lado de la calle, están muy bien a primera vista.
—¿Qué película has escogido?
Y entonces trato de seguirla, mientras me habla de dos hermanas que vuelven a encontrarse por una búsqueda de un tesoro, cuándo regreso la mirada a mi espalda.
Para mi sorpresa y decepción, todo al mismo tiempo, el chico y el coche que parecen sacados de una revista de modelos, han desaparecido.
Y lo dejo correr.
La película me resultó algo pesada, más que nada por el final.
Resulta que una de las hermanas murió para sacrificarse por la otra y que se vanagloriase con el tesoro perdido. Fue vanidoso y egoísta, de alguna manera. Absurda también.
Pero a Darla le había gustado, demasiado para mi gusto. Mientras volvimos al coche, no dejó de hablar ni un sólo momento de "Rick" quién había sido interés amoroso de la hermana fallecida y que había decidido irse con ella. Un acto de puro romanticismo, según su opinión.
—Yo opino que deberían haber sobrevivido las dos. Resulta que gracias a esa búsqueda se reúnen y ¿luego resulta que se pierden para siempre después de pasarse años sin hablarse? Ese es una mierda de final —digo, mientras bajo la ventanilla del lado de mi ventana y dejo entrar un fresquillo nocturno bastante agradable.
Ahora son las 12.00 pm y aunque estamos volviendo a La Reserva, porque resulta que Darla va a pasar la noche en la casa de Leah, siento que la he obligado a esto de alguna manera. A escapar de mi padre; pero ella no lo demuestra.
—No has entendido la moraleja, Jacob —replica, dando leves golpes al volante.
Yo la miro, parpadeando confuso y con una ligera sonrisa, trato de que me explique.
—Ilumíname, por favor —ella vuelve a reírse.
Y recuerdo que antes de dejar la enorme pantalla de cine atrás, intercambiamos números. Para estar en contacto y todo eso.
—La moraleja de la historia es saber dejar ir cuándo todos los cabos están sueltos, ¿pillas? —Su piel moreniza se ilumina con las luces controversiales de otros vehículos que pasan por delante nuestra. Es realmente atractiva.
Entonces pienso en ese chico, el desconocido de la otra calle, y se me revuelven las tripas.
—¿Dejar ir los cabos sueltos? Esa es la tontería más grande que he escuchado.
Pero ella vuelve a carcajearse, aferrada al volante y sacude la cabeza. Después, abre su ventanilla, algo pensativa. Después, admite la verdad que ya sabía.
—Tienes toda la razón, la verdad es que a mí tampoco me ha gustado ese final. Sólo... intentaba buscarle un lado positivo —admite, con una sonrisa.
Y me siento extrañado con esa mirada melancólica, quizás apenada y triste. Pero dura segundos, antes de virar hacia la derecha y cuándo veo cruces familiares de vastos arbustos, sé que estamos cerca de entrar a La Reserva. Detrás de nosotros, hay un coche que se ve oscuro, más que nada porque no lleva las luces principales encendidas y aunque es algo raro, lo dejo pasar.
Después de todo, con que no nos cause problemas, no tiene nada que ver conmigo.
—¿Estás seguro de querer volver, Jacob? Si quieres, puedo dar media vuelta y perder el tiempo hasta la madrugada, o algo... —propone, pero mordiendo mi labio inferior, niego.
—Eso sería sacarle más canas verdes a mi padre, dejémoslo así. Pero, gracias por darme una vuelta por ahí, Darla..., a pesar de habernos conocido hace unas horas, has resultado más maja que otra persona que haya conocido aquí hasta ahora. —Y es la verdad.
Por alguna razón, hablar con ella ha resultado mucho más cómodo que intentar encajar con las personas de La Reserva. Si eso tiene algún sentido ahora mismo.
—No digas esas cosas, Jacob, me avergüenzas —admite, esquivando mi mirada y entonces, veo algo raro.
Mientras ella parece de repente colocar una máscara de pena absoluta encima, trastornando ese amable rostro en algo que no sé muy bien por donde coger, el coche de atrás enciende las luces y antes del desastre, me parece atisbar qué se trata del mismo Volvo de antes. El del aspecto caro.
—¿Qué demonios...?
Luego, sin previo aviso, choca con nosotros y lo siguiente que sé, es que tras darnos otro segundo golpe más fuerte que el anterior, volcamos hacia adelante.
Mi cabeza se da contra la ventanilla, duele mucho y entonces oigo maldecir a Darla antes de que se produzca un tercer golpe desde por detrás; luego mi cuerpo se levanta del asiento, siento que estoy volando por cortos segundos y después, cuándo la gravedad nos golpea con brutalidad, caemos con un sonoro ruido. Lo veo todo negro.
🐺🩸... ELSY AL HABLA (!)
muchas gracias por darme su apoyo y no dejar morir la historia.
sé que me he tardado en actualizar, pero he estado algo ocupada con otras fics; pero nada me ha impedido meterme a actualizar. se los debía y espero que haya cumplido sus expectativas. omggg ¿y vieron? ya vio a edwy por primera vez, amamos.
sin nada más que decir, espero que lo hayan disfrutado; sé que en el pasado, esta versión contaba que jacob caía de un río por temer ser comido por dos lobos de La Reserva, pero tomando estos cambios ahora, esta me pareció la mejor elección tomando en cuenta el transcurso de los nuevos cambios.
aunque eso no significa que la vieja versión no aparezca más tarde.
nos veremos, pronto, mis sanguijuelas.
🐺🩸.
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