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𝟨.𝟢 𝖼𝖺𝗇 𝗐𝖾 𝗄𝖾𝖾𝗉 𝗁𝗂𝗆?

Hades se desvaneció, como el polvo que era soplado por el viento, este ya no estaba allí. Pero el más joven estaba dispuesto a acabar con él, así que la fuerza de su su ataque fue bastante, al punto en que el cuchillo avanzó hacia Rose, que estaba detrás de él.

Aún así, Rose ella reaccionó rápidamente, tomando el filo con ambas palmas y desviándolo hacia un costado hasta que el joven, alarmado porque Hades ya no estaba, soltó el arma. El sonido del metal chocando contra el suelo fue lo único que se oyó; Domenico había quedado estupefacto, no por el hecho de que Rose tenía razón y este hombre realmente tenía poderes como ellos, sino porque era consciente de que, si Rose no hubiera estado atenta como de costumbre, ella se encontraría con aquél filo incrustado en su cuerpo.

—Lo siento Rose. —éste se acercó a ella rápidamente y la estrechó entre sus brazos— No fue mí intención hacerte daño.

Pero la joven no estaba herida, al menos no físicamente. Hades inmediatamente apareció en la otra punta de la cocina, y su rostro se bañó de preocupación rápidamente cuando presenció aquella escena, dando un par de largos pasos para cortar la distancias entre ellos. Aún así la joven le dio unas palmadas en la espalda a Domenico para que supiera que no había rencores, al menos no por el episodio con el arma blanca, ya que éste deseaba por sobre todas las cosas cuidar a sus allegados.

—¿¡Estás bien!? —preguntó Hades acercándose a ella, tomando sus manos para inspeccionarlas y asegurándose de que, en efecto, no había ningún corte allí— ¿¡Qué creías que estabas haciendo!? ¡Casi la asesinas!

Pero Rose detuvo a Hades poniendo una mano sobre su hombro y empujándolo suavemente hacia un costado para quedar frente a su amigo, este se mantuvo en silencio viendo con sorpresa como sus ojos se tornaron rojizos, mostrando que estaba enfadada.

—Puedo entender que hayas tratado de deshacerte de él. —comenzó a hablar con un tono de voz bajo, lento y amenazante— Pero no voy a aceptar que no confíes en mí palabra ¿A caso alguna vez me he equivocado respecto a estas cosas?

—No, pero…

—Entonces no veo la razón por la cuál me tratas como si fuera idiota. Yo sé lo que ví, y si decidí traerlo aquí es porque sé que nos será útil. —apretó su mandíbula, y el joven suspiró con arrepentimiento.

—Lo siento. —se disculpó con sinceridad, no solo con ella sino que con el peliblanco.

No era la primera vez que Domenico se deshacía de una persona que podía comprometer todo su esfuerzo, pero la simple idea de haber puesto en riesgo a otra persona como él le generó una inmensa culpa, especialmente por no haber creído desde el inicio las palabras de su amiga.

Pero Hades acomodó su traje, y extendió su mano derecha en dirección al que momentos atrás había intentado asesinarlo, estrechando su mano a forma de presentación.

—Es un placer, aunque hayas tratado de matarme. —se presentó con formalidad, como si nada hubiera pasado.

Los gemelos miraron a Rose, quién se encogió de hombros.

—No me miren a mí, jamás dije que estuviera cuerdo.  —ella alzó sus dos manos clamando inocencia. Como si nada hubiera pasado, Rose fue a la alacena para tomar cuatro platos ya que todos los niños almorzaban en el salón más grande.

Los dos gemelos asumieron que Hades se quedaría a comer, lo cual no era problema para ninguno de ellos, pero aún así era extraño tener visitas. La mujer dejó los platos sobre la mesa y antes de que pudieran servir la comida ella soltó una pregunta que desconcertó a los gemelos.

—¿Nos lo podemos quedar? —cuestionó refiriéndose a Hades, quién alzó sus cejas sin saber si encontrar la situación graciosa u ofensiva.

—No es como la vez que trajimos a Lily, Rose. —reprochó Fabrizio.— Es más complicado esta vez.

—Si, Lily llegó a nosotros siendo casi una bebé, prácticamente creció aquí… no sabemos si podemos confiar en alguien de afuera. —agregó el otro joven, sirviendo una ración de comida en cada plato e hizo contacto visual con Hades.— Por cierto, Lily es una de nuestras vacas.

Hades se cruzó de brazos, adoptando una pose algo intimidante: su entrecejo se frunció y su rostro expresaba cierta indignación por ese paralelismo.

—¿Me están comparando con una vaca? —habló luego de unos momentos de completo silencio, donde los tres lo observaron atentamente sin saber exactamente si estaba enfadado por ese comentario.

—No te lo tomes tan a pecho, es sólo una analogía. —le resto importancia Fabrizio y luego suspiró pesadamente.— ¿Qué les parece esto? Se quedará aquí hasta que el señor Harrison vuelva, y luego él decidirá qué hacer.

Por un lado, a Rose le generaba cierta ilusión que éste se quedara, cuando estaba cerca de él podía ver fácilmente la confianza con la que Hades abrazaba sus poderes, viéndolos como algo normal, y anhelaba saber la historia del porqué éste no sentía la necesidad de esconderlos, algo que ella admiraba. Asimismo Hades tenía claras sus razones por las cuales quedarse allí, no le importaba dónde era que estuviera viviendo, no mientras estuviera con ella. Era algo triste para él seguirla a todos lados cuando ella ni siquiera lo reconocía, pero lo vió como una perfecta oportunidad para enamorarse de ella una vez más, llegar a conocerla y, esta vez, estar más atento a sus problemáticas. Hades sabía que esta vez no le fallaría.

—Creo que si va a quedarse necesita vigilancia constante —pensó Rose en voz alta, hundiendo el tenedor en su plato de pastas caseras.

Ambos hermanos se observaron entre sí, y como si se conectaran mentalmente estos sonrieron con complicidad.

—Deberíamos hacer que el más cruel de nosotros lo vigile —concluyó Domenico con perversidad en su voz.— Alguien que no sienta pena en tomar las medidas necesarias para contenerlo en caso de ser una amenaza para nosotros.

Mientras tanto, Hades probaba aquella comida sin inmutarse, sabía perfectamente que no estaba allí para ser una amenaza hacia ellos, así que no tenía nada que ocultar.

—Rose te mantendrá vigilado. —el otro hermano terminó su frase, y Hades se ahogó con la comida, ya que esperaba a cualquier persona con esa descripción antes que ella.

—Esto será divertido. —aseguró ella y le dió unas palmadas en la espalda al mayor para ayudarlo con la comida que quedó atrapada en su garganta. — Mírenlo ¡Ya se nota emocionado!

Su rostro estaba rojo, intentando recuperar el aire que sus pulmones pedían. No lograba entender cómo era que un ser como Perséfone podría ser considerado de esa forma por alguien, no sabía qué había sido de su vida, pero en ningún momento dudaba de lo letal que podía llegar a ser.

—Que seas un invitado no significa que no tengas que trabajar. —ella lo señaló con su tenedor, adviertiendo así que la vida de campo no era tan fácil como parecía.— Hay muchas tareas que hacer, y me darás una mano para ellas.

Lo que Rose imaginaba al ver a alguien tan pulcro como Hades, era a un hombre que tenía su vida solucionada y jamás se había tenido que preocupar por nada, pero si ella supiera que él aprendió a trabajar las tierras mucho antes de que ella hubiera nacido probablemente lo haría realizar todas sus tareas.

—Creo que es un trato justo. —afirmó Hades, utilizando una servilleta para limpiar la comisura de sus labios.— Y agradezco que me hayan permitido quedarme unos días, es muy amable de su parte.

—No te preocupes… —Fabrizio comenzó a hablar pero su frase quedó a la mitad cuando se dio cuenta de un importante detalle— No sabemos tu nombre aún ¿Cómo te llamas?

—Lo siento. Con todo lo sucedido, esto de las presentaciones quedó en un segundo plano. Mí nombre es Hades. —dijo este cordialmente, provocando una corta risa por parte de ambos hermanos.

Ellos recordaban claramente cómo era que la otra noche se refirió a Rose: por el nombre de una diosa. No era coincidencia para ninguno de los dos que éste se presentara con ese nombre.

—Déjame adivinar, eres el rey de los muertos y vives seis metros bajo tierra. —se burló uno de ellos, y Rose inmediatamente hizo una mueca, dando a entender que no le agradaba el tono con el que se dirigían a su invitado.

Pero Hades, en lugar de sentirse humillado, mantuvo su porte, acercando el vaso de agua a sus labios para poder hidratarse un poco.

—En realidad lo soy. —aseguró él como si estuviera hablando la más pura verdad, llamado la atención de Rose instánteamente.— No sólo eso, como ustedes habrán logrado deducir saben cuál es la verdadera forma de su amiga Rose, quién eones atrás fue una importante diosa.

Él hizo contacto visual con la más jóven, mostrando en sus ojos una honesta benevolencia, esperando no espantarla con sus palabras.

—¿Y por qué lo dices ahora? —cuestionó la morena, sirviendo más agua en su vaso— De haber sabido antes que tendríamos visitas de la realeza hubiéramos usado los platos buenos, su majestad.

Ella se sumó a la broma ahora, haciendo reír a los gemelos y, a pesar de que estaba insultando su título y poniendo en duda su credibilidad, Rose logró hacer sonreír ligeramente a Hades. Hacía tantos años que sólo había tenido a la voz de la joven en sus recuerdos, que no importaba lo que dijera, oírla hablar era como música para sus oídos.

—¿Quieren que les diga algo más? De todos modos dudo que vayan a creer mis palabras. —los tres dejaron de reírse, aunque aún mantenían las burlonas sonrisas en sus rostros, se inclinaron ligeramente hacia adelante para poder oír mejor lo que sea que fuera a decir ahora.— Ustedes son hijos de dos renombrados dioses del Olimpo: Afrodita y Ares; sus verdaderos nombres son Fobos y Deimos.

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¡Hola! Muchas gracias por leer, y no se olviden que sus votos y comentarios me ayudan a seguir con este fanfic, además me interesa mucho saber sus opiniones al respecto, los tqm.

bUENAS desde ya vengo a disculparme si ven algún error de ortografía, estos son errores de tipeo ya que de verdad me cuesta mucho leer lo que escribo sin morirme de cringe JAJAJA pero voy a hacer un esfuerzo para corregir eso lo juro(?

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