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i. once upon a dream.

capítulo uno !
end of beginning

EN AQUEL BOSQUE CUBIERTO POR un manto de nieve que brillaba bajo la luz plateada del sol, Kaliyah continuaba su camino, su paso firme marcando una senda entre los árboles. La conversación con el zorro narniano aún resonaba en su mente, sus palabras llenas de misterio y promesa la hacían dudar de su identidad, o más bien, futura identidad.

Su confianza claramente resonaba en sus dragones con la capacidad de hablar, tal como todas aquellas criaturas de Narnia. Si bien el rumor de la supuesta profecía se expandía entre ellos sin pertubar la existencia de su princesa, solo uno se encargaba de ser su mano derecha, y recordarle de tal profecía sin temor, Aetherion.

Aetherion sabía la importancia que le daba Kaliyah en su vida, tal como ella mataría por el, el mataría por ella con tan solo una llama lanzada de su boca. Por ello, aquella conversación con el zorro aún permanecía en sus pensamientos, tal como las conversaciones que había tenido alguna vez con su aliado dragón, sobre el mismo tema.

Pero su atención fue repentinamente desviada por un llanto cercano que llego a sus oídos, un lamento infantil que cortaba el aire frío del bosque. El sonido, inusual en aquellos tiempos, la intriga y la curiosidad, la llevaron a desviarse de su ruta para investigar.

Kaliyah siguió el sonido con el despertar otra vez de esa nueva curiosidad; Se acercó con cautela, preguntándose quién podría estar llorando en un lugar tan solitario. ¿Sería una criatura de Narnia? ¿Una niña centauro quizás? Pero para su sorpresa, lo que parecia ser, era una niña humana, con el pelo corto y escaso abrigo para el frío invierno Narniano. La pequeña, ocultaba su rostro entre las manos, ahogando sus sollozos. Sin embargo, interrumpiendo su llanto accidentalmente, el crujir de una rama bajo el pie de Kaliyah la delató, haciendo que la niña levantara la mirada con un sobresalto, del susto se ocultó detrás de un farol, repitiendo cierto patrón que la adolescente desconocía.

Kaliyah, quien reacciono con el mismo sobresalto, mantuvo su mirada sobre ella, tratando de no asustarla aún más. Poco a poco, la niña se aventuró a asomar la cabeza, observando a la platinada con timidez. Sus miradas se encontraron, ambas miradas llenas de determinación y curiosidad, tratando de comprenderse mutuamente.

La más grande, observó los detalles de la más pequeña, asumía tener unos ocho años de edad, con cabello castaño claro que cae en recto arriba de sus hombros, adornado de un pequeño moño. Sus ojos son grandes y de color avellana, brillando con asombro y curiosidad. Una nariz respingada con tono carmesí reflejando inocencia. Tiene una tez clara y pecosa, que resalta contra el frío del invierno ambientado. Lleva puesta una chaqueta abotonada hasta arriba para protegerse del frío, y una falda de lana gruesa que roza ligeramente el suelo al caminar. Aquella vestimenta extraña ante la vista de la adolescente dragonica, lograba llegar al punto de parecerle bonito y único. La mirada de Kaliyah finalizó por sus zapatos, simples y prácticos, su aura resaltaba pura inocencia y bondad.

Detrás de ese farol, no era muy diferente, la mini humana observó con detalles a la joven que a simple vista, le parecía una belleza, lo más cercano a una princesa; Su cabello es una cascada de tonos dorados, reminiscente del brillo del sol en una tarde de verano, con mechones más claros que parecen capturar la luz y reflejarla de manera resplandeciente. Sus mechones platinados enmarcan un rostro delicadamente esculpido, con pómulos altos y una mandíbula definida que le confiere una apariencia regia y determinada.

Sus ojos, profundos y expresivos, son de un verde intenso. Sus cejas están perfectamente arqueadas, añadiendo un toque de elegancia y sofisticación a su semblante.
La piel de Kaliyah, es suave y pálida, como la porcelana más fina, pero adornada con delicadas pecas que salpican sus mejillas y puente de la nariz, causándole una chispa de emoción al compartir aquella característica.

Su vestimenta, centrado en un vestido largo de epoca, con tonos grises y negros, la cual poco podía verse debido a que un gran abrigo acogedor lo ocultaba, realzaban su figura esbelta y femenina.

Encarna la belleza, la gracia y la determinación propias de una princesa a la vista de aquella niña.

Y entonces como si un entendimiento silencioso se hubiera establecido entre ellas, una calma sonrisa se dibujó en sus rostros, rompiendo la tensión inicial.

La primera en quebrar el silencio después de un rato observándose, fue Kaliyah.

⸺¿Por qué...⸺ Su voz suave y amable resonando con cuidado en el bosque nevado.⸺ Tu lindo rostro se encuentra adornado de lágrimas?⸺

La niña, animandose a salir desde su escondite, entre sollozos entrecortados contestó.

⸺Por qué...Mis hermanos no me creen.

Kaliyah inclinó su cabeza hacia un lado con curiosidad⸺ ¿Que cosa no te creen?

⸺Que estoy aquí, en Narnia...⸺Respondió jugando con sus pequeños dedos, abultando sus labios en un puchero.⸺ Piensan que estoy mintiendo.

⸺Pues, son muy tontos entonces.

La platinada le dedico una suave sonrisa, contagiando el rostro más pequeño, al sentir comprensión de alguien más.

⸺¿Lo son?

⸺Claro, ¿O a caso no estás aquí?

La niña soltó una risita risueña.⸺ Si lo estoy.

Al terminar aquella contestación, una helada brisa movió las secas hojas de los árboles, causando que la más baja se abracé así misma debido a su escasez de vestimenta.
Kaliyah noto aquello, y no dudo en quitarse su gran abrigo para rodear el cuerpo pequeño con ello, recibiendo una sonrisa con pocos dientes como agradecimiento.

⸺Muchas gracias...⸺ Se sostuvo del abrigo que por obvias razones, lo arrastraba⸺¿Y usted? ¿Cómo se llama?

⸺Kaliyah, Kaliyah Frostoak.

⸺¿Es acaso una princesa?

Esta vez, Kaliyah soltó una risa risueña, a la vez que negaba⸺ No lo soy.

⸺Pero parece una...

⸺¿Ah si? No hay dudas de que tú si lo eres.

La niña rió⸺ Claro que no.

⸺Claro que si.

⸺Solo soy Lucy...Lucy Pevensie.

⸺Pues, encantada Lucy Pevensie.

Kaliyah tomó los costados de su vestido para ofrecerle una reverencia, y Lucy, entre risas, la imito con el gran abrigo prestado.

⸺Encantada Kaliyah Frostuaq...Fros ¡Frostoak!

Aquella dificultad para pronunciar su apellido, le causo una extrema ternura a Kaliyah.

⸺Lo sé, es difícil ¿Verdad?

⸺Algo, algo mucho...

Ambas compartieron una risa cálida, dejando luego que brinda el silencio por unos segundos, hasta que Lucy quiso romperlo, con interés de seguir una conversación con la joven.

⸺Lamento si te ofendí por asustarme, por un momento creí que eras la bruja blanca.

Kaliyah arrugó su seño.⸺Ahora si me estas ofendiendo,señorita Pevensie.

Lucy sonrió⸺¡Lo lamento! Es que solo me dieron la descripción de que tiene el cabello como tu.

⸺Ella lo tiene más feo y con dureza.

⸺Estoy segura de que es así.⸺ Ambas volvieron a reír, y la niña olvidó el motivo de su llanto⸺ Sobre eso, se que es peligroso andar por aquí... ¡Podría llevarte con el señor Tumnus a tomar el té!

Si bien Lucy le parecía una pequeña simpática y risueña a simple vista, Kaliyah recordó que no podía seguir desviandose de su camino, mucho menos tomar el té, con alguien más que no conocía.

⸺Oh, no creo que sea buena idea Lucy...

⸺¡Porfavor! Solo un rato, como agradecimiento de que ya no estoy llorando gracias a ti.

Kaliyah dibujó una mueca insegura en su rostro, sin contestar.

⸺Y prometo no llorar nunca más.

Aquello hizo que la platinada negara con cierta regaño a la más pequeña.

⸺Jamas te prohibas llorar, todos necesitamos llorar alguna vez, Lucy.

Lucy agacho su cabeza con cierta timidez, aceptando el consejo.

⸺Lo haré si vienes...

Kariyah abrió su boca con una expresión de ofensa fingida.⸺Eres una pequeña manipuladora.⸺Picó la nariz de la niña con diversión.

⸺Solo aveces.

El silencio volvió a reinar, demostrando que Kaliyah estaba pensando la propuesta.

¿Un té no le haría mal a nadie verdad?

⸺Supongo que, rechazar tal invitación es de pocos modales.

Lucy sonrió, tomando con confianza la fría mano de Kaliyah, mezclándose con la calidez de la suya⸺ Lo es, y me ofenderia mucho.

⸺Entonces, andando Pevensie.

Entre la densa capa de nieve, Kaliyah comenzó su no lejano viaje, caminaba junto a Lucy hacia la casa del tal señor Tumnus, sintiendo un cosquilleo de incertidumbre que se aferraba a su pecho. En este nuevo Narnia, donde las sombras de la Bruja Blanca aún perduraban en la memoria de muchos, la confianza era un lujo que pocos podían permitirse. Sin embargo, la calidez y la bondad que irradiaba Lucy rápidamente empezaron a disipar las dudas de Kaliyah, envolviéndola en un manto de seguridad y familiaridad que no pudo resistir.

A medida que se acercaban a la casa, la niña humana se encargo de darle detalles sobre su amigo Narniano, quien no era más que un inofensivo fauno, que aún mantenía la fé de que aquel invierno terminase, asegurandole de que Narnia, en el verano era aún más hermoso.

Kaliyah nunca pudo afirmar aquel comentario que le brindaba Lucy, ya que desde que tiene memoria, nacio entre el frio y blanco invierno.

Pero le gustaba recibir otros tipos de comentarios en esos tiempos, positivos.

Observaba con detenimiento los detalles del paisaje nevado que les rodeaba, maravillada por la belleza austera pero reconfortante de aquel lugar. La casa del señor Tumnus se hizo presente en su campo de vista; Emergía entre los árboles, una gran piedra con su tejado cubierto de nieve y sus ventanas iluminadas por la suave luz interna, seguramente proveniente de alguna vela. Era un refugio acogedor en medio del paisaje invernal, que prometía calor y compañía en un mundo lleno de sombras.

Cuando Lucy tocó la puerta, Kaliyah sintió un escalofrío de emoción recorrer su espalda. Sabía que este encuentro podría cambiar su destino de formas que aún no comprendía completamente, pero debido a que no estaba acostumbrada a rodearse de alguien que no sea sus dragones, le provocaba aquella sensación.

Cuando el fauno abrió la puerta esperanzado por el regreso de su amiga humana, la sonrisa con la cual las había recibido, fue cambiada por una reacción de sorpresa y, temor a lo desconocido, por unos segundos.

El temor, que parecía una sombra palpable en los ojos del señor Tumnus, se desvaneció al instante cuando reconoció las características físicas de la platinada.

Se inclinó profundamente ante ella, como si estuviera ante la realeza misma, y su rostro se iluminó con una sonrisa de asombro y reverencia.

⸺¡Vuestra alteza!⸺ exclamó Tumnus, su voz temblorosa de emoción. ⸺Es un honor y un privilegio recibir su visita en mi humilde morada. Por favor, pasad.

Con gestos de respeto, el fauno invitó a Kaliyah y a Lucy a entrar en su hogar, donde el calor del fuego y el aroma reconfortante del té les dieron la bienvenida.

Kaliyah nuevamente estaba desconcertada, en un día la traton 3 veces como de la realeza, y se le hacia incapaz borrar las coincidencias de su mente.

Mientras se sentaban juntas alrededor de la mesa, Tumnus con emoción tomaba la tetera ya calentada para ser servida en las miniaturas de tazas.

⸺El señor Tumnus piensa que somos princesas de aquí.⸺El susurro de Lucy llego a los oídos de Kaliyah, con una chispa de diversión.

⸺Lucy, me hubieras dicho que ibas a traer una invitada tan especial.

⸺No lo sabía, señor Tumnus, hace no mucho nos hicimos amigas.

La mirada de Kaliyah seguía con señales de desconcertacion, tratando de unir hilos, tratando de comprender como en tan solo pocos minutos, se desvío de lo que era su misión, y ahora era tratada como princesa, reina, lo que sea, constantemente.

El fauno se acercó con el típico ruido de sus pezuñas, la cual demostraban su entusiasmo por aquellas presencias en su hogar. Dándole a cada una las tazas, les sirvió su té de hierbas Narnianas, invadiendo el lugar de un aroma cálido y acogedor.

⸺Y dime, su majestad; ¿Que tan grande son sus dragones?

Aquella pregunta pareció quemarle la lengua accidentalmente a la pequeña Lucy, que no ocultó la repentina sorpresa en su rostro.

⸺¿D-dragones?

Kaliyah dibujó una sincera sonrisa en su rostro haciendo visible sus hoyuelos ante la mención de sus criaturas, asintió ante la duda de la Pevensie, y se ánimo a contestar.

⸺Más de lo que se imagina, Señor Tumnus.

Los ojos del fauno se iluminaron ante tal respuesta, con un brillo especial, se sentó frente a ellas, cómodo de iniciar una conversación.

⸺¿Y la leyenda de su dragón blanco...es verdad?

⸺No sabía que Aetherion era una leyenda.⸺ Una risueña sincera risa hizo eco en el hogar.

⸺La mayoría de los Faunos temen de aquellas criaturas, pero desde el respeto, su majestad, siempre he admirado de ellas.⸺Tumnus tomó un sorbo de su té, incluso detrás de la taza aún se alcanzaba ver su sonrisa entusiasta.⸺ Son criaturas extraordinarias.

⸺Lo son, aunque le aseguro que su aliento no es muy admirable de sentir.

La criatura, la humana y la platinada compartieron risas calidas. El ambiente era el adecuado, tan fantasioso que parecía que una melodía mágica los rodeaba en ese momento.

En unos segundos en los que se dedicaron intercambiar palabras Lucy y el señor Tumnus. Kaliyah aprovecho para retomar y detallar la imagen del fauno frente suyo.

Era de estatura mediana, con un rostro amable adornado con pequeños cuernos curvados que se asoman entre su cabello castaño. Sus ojos brillan con una mezcla de curiosidad y bondad, reflejando su naturaleza juguetona y amigable. Su nariz es ligeramente respingada y sus mejillas tienen un tono rosado, como si estuviera perpetuamente sonrojado por la emoción. Su barba es corta y rizada, en armonía con su apariencia.

Con su pecho al desnudo, vestía simplemente una bufanda roja que fácilmente podría ser caracterizada. Si bajabas la mirada podrías ver su pelaje marrón, y en su espalda, se pueden ver unos pequeños mechones de pelaje blanco que asomaban.
Sus patas, que recuerdan a las de un cabro, están cubiertas por pantorrillas peludas y terminan en pezuñas delicadas pero resistentes, perfectas para recorrer los senderos boscosos de Narnia con gracia y agilidad.

En general, Tumnus irradia una calidez acogedora y una apariencia encantadora.

Aslan no tarda en llegar.

Aquel nombre suelto de la boca del fauno, resonó en su mente como un eco lejano, poco a poco cobró vida propia, llenando su ser con una sensación de misterio y magia. Cada sílaba parecía tejer un hechizo a su alrededor, transportándola a un mundo desconocido y emocionante.

Un escalofrío recorrió su espina dorsal. Podía sentir la presencia imponente de ese ser en cada letra pronunciada, como si su poder trascendiera a través del sonido.

⸺¿El rey de Narnia?

⸺El verdadero, princesa.

⸺Jamas lo he visto...⸺Expresó Kaliyah⸺ Solía pensar que era solo un mito.

⸺Bueno, según la profecía, no está muy lejos de conocerlo, mi lady.⸺El señor Tumnus reflejo su esperanza en cada frase.⸺ Ambas, Hija de Eva y Hija del oeste.

Por reflejo, la niña y la rubia compartieron miradas llenas de curiosidad. Si bien Lucy se estaba adentrando en aquel mundo con los brazos abiertos, la vida y rutina en la que estaba acostumbrada Kaliyah, le hacía llegar al punto de lo desconocido, impactante para aquel momento.

⸺Desde que mi querida Lucy cruzó aquel, extraño, pero curioso, nombrado ropero, supe que todo había comenzado finalmente.⸺ La platinada frunció su ceño ante tal detalle⸺ Me siento muy afortunado, de ser el fauno que pudo presenciar los primeros pasos del regreso de la verdadera Narnia.

El silencio reino, Kaliyah se hundió en sus pensamientos nuevamente, juntando la poca información que el zorro le dio hace unas horas, con la que el fauno estaba brindando en aquel momento. Lucy simplemente bajo la mirada al tener el recordatorio de sus familiares.

⸺Ojalá mis hermanos me creyeran...para que vengan aquí, a Narnia.

Kaliyah, con su entrecejo fruncido, la miró⸺ ¿Entonces es verdad, Lucy? ¿Eres humana?

Pues,no era muy difícil de descifrarlo, pero tranquilamente podría ser una Narniana más con la apariencia humana que pocas podían tener en aquel mundo, entre ellas, Kaliyah y su hermana.

Y claro, Jadis, la bruja.

⸺Lucy es hija de Eva, al igual que sus hermanos, hijos de Adán.⸺ Contestó Tumnus en su lugar⸺ Dignos Reyes de este mundo.

Kaliyah volvió a mirar a Lucy en busca de respuestas, quien le demostró una mueca en su rostro y levantó sus hombros a la vez, expresando que aún no podía entender las palabras de su amigo fauno tampoco.

Terminando su taza de té con algo de prisa interna. Con sus modales se la entrego al señor Tumnus, levantándose de su lugar con la intención de finalmente continuar la búsqueda de su hermana, no podía perder más tiempo, debía concentrarse en su primera prioridad.

⸺Señor Tumnus, agradezco que me haya permitido entrar a su morada⸺Expresó la femenina⸺ Y ser parte del momento del té, sin dudas fue el mejor que he tomado en años.

Acomodando su larga vestimenta, con modales y una firme postura, comenzaba a dar sus intenciones de retirarse.

⸺Pero me temo decir que es hora de retirarme, no me queda mucho para llegar a mi destino.

El rostro de Lucy demostró como no quería que aquel momento terminará, mucho menos que la amiga que había hecho, se vaya.

⸺¿Su destino? Pero majestad, su destino es este.

⸺¿Éste?

⸺Este, junta a la hija de Eva.

⸺Mi destino es encontrar a mi hermana, noble fauno.

⸺¿Tienes una hermana, Kali?

El tierno gesto de nombrar genuinamente aquel apodo, exploto el corazón de Kaliyah, quien no dudo en dedicarle una suave sonrisa.

⸺La tengo, Lu.

⸺¿Y dónde está ella?⸺Preguntó Pevensie, haciendo que un silencio demostrativo abrace la casa de piedra, antes de que la adolescente responda.

⸺Me temo que secuestrada.

⸺¿Secuestrada?

Kaliyah asintió, con su rostro severo.

⸺Me temo que eso esta predicho, apropósito para que ella te tenga en sus horrorosas garras, mi majestad.⸺ Tumnus expresó, con un hilo tono de voz.

⸺No me importa aquello, yo solo quiero recuperar a mi hermana.

⸺¡Pero es peligroso!

⸺Si, no la conozco pero temo que es muy, muy mala.⸺ Hablo esta vez Lucy, con el mismo miedo de el fauno.

⸺Seguramente, pero no me detendra, haré todo para encontrarla, estoy segura que esta allí...⸺Observó por la escasez de ventana, donde se veía el paisaje de dos montañas.⸺ Entre esas dos grandes colinas.


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