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El trío de amigos regresa a casa con la cantidad de leña adecuada.

─Buen trabajo, chicos. Vamos a prender la estufa y a merendar...─ Liesel se da cuenta de que Deuter parece carecer de ánimo en su rostro─¿Pasó algo, Deuter?

─Yo...─ carraspea─me encontré con el maestro en el bosque.

─¡¿CÓMO?!

─Pero nosotras le dimos su merecido─ dice Ichika con orgullo─. Le arrojamos rocas y huyó como un cobarde.

─Yo hubiera hecho eso también, ¡por haberme robado la bicicleta y por habérmela dejado hecha pedazos!

─Ya, tía, ya pasó─ Erika le acaricia la espalda a su tía.

─Por cierto, ¿cómo se ve ese tipo?

─No es tan alto, pero como yo soy muy chiquita parece un gigante─ responde Ichika, y luego añade información más crucial─: Tiene el cabello blanco, del largo de Müller, ojos azules, arrugado, viejo y feo.

─Eso último lo suponía desde hace tiempo─ ríe la cuarentona─. ¿Pero qué hizo?

─Me empezó a gritar, se dio cuenta de que yo estuve con ustedes e intentó llevarme con él de nuevo a las montañas, hasta que las chicas me encontraron, porque nos habíamos separado para buscar la leña más rápido.

─Entiendo. Ese viejo tiene que irse. Tenemos que buscar pruebas de que ha sido él el responsable de todos los problemas que ha habido en el pueblo.

Müller sigue manteniendo ese semblante serio.

─Ya, tesoro, no te preocupes. No va a pasar nada malo. Ese tipo no va a hacerte nada malo.

─Lo sé, pero me preocupa que les haga algo a cualquiera de ustedes...

─Eso no va a pasar, le tiraremos más rocas si es necesa... ¡Aaaaaah, hablando de rocas, acabo de recordar algo!─ exclama la germana─¡Nunca más pintamos las rocas que nos guardamos ayer!

─Es verdad... ¿Tienes pinturas, Liesel?─ le pregunta la nipona.

─No. Yo no suelo pintar.

─A.

─Ni modo, habrá que ir a comprar.

─Hubiésemos aprovechado hoy que fuimos al centro comercial, ahí hay una papelería─ les comenta Liesel─. Ni modo. ¿Van a ir ahora?

─... Nah─ las dos hacen un ademán con la mano─. Ya es tarde, además está comenzando a hacer frío. Vamos mañana temprano.

─Ah, bien. De paso me hacen las compras, jeje.

─Ahora solo quiero prender la estufa y merendar algo rico─ Ichika se masajea la panza.

─Sí, vamos a relajarnos los cuatro. Deuter está preocupado, así que vamos a hacer que se sienta cómodo y tranquilo.

El alemán sonríe con calidez, reflejando el alivio que le da tener a esas chicas en su vida.

─Gracias... No puedo decir más que eso.

─No tienes que decir nada, cariño. Te lo mereces.

Sí, claro que se lo merece. Lo han visto como al monstruo de Renania solo por ser alto, serio y por tener una voz intimidante, pero fue juzgado incorrecta e injustamente, porque el verdadero monstruo es Günter, no solo por atemorizar a los habitantes del pueblo, sino también por quitarle la paz y la libertad a Müller.


Liesel acaba de prender la estufa. Erika, Ichika y Deuter están sentados en el sillón frente al fuego, tapados con una mantita fina, y mirando el televisor.

─Es increíble lo bien que llega la señal a este lugar─ comenta el gigante.

─¿Verdad que sí? Cuando tienes dinero todo es posible─ la señora Werner les deja la merienda en la mesita ratona─, okey, no, no quiero sonar como una millonaria porque obviamente no lo soy.

─Si tanto dinero tienes, ¿por qué no tienes un auto?─ le pregunta Ichika, con los brazos en jarra y alzando la ceja, en modo interrogativo.

─¿Quién dijo que no tenía? Sí tengo, solo que está en el mecánico desde hace cuatro días. Adivinen por qué.

─¿Lo chocaste?

─¡No, chiquita atrevida! ¡Alguien me lo rayó, le tiró piedras a los vidrios y arruinó el motor!

─No me digas que fue...

─Estoy casi cien por ciento segura, un noventa y nueve coma nueve por ciento segura, de que fue ese viejo peliblanco, ya lo hizo una vez con mi bicicleta.

─Rayos, Günter es tan ratero─ dice Deuter con desprecio.

─Al menos no te lo robó─ le dice Erika a su tía.

─Más le vale que no lo vuelva a intentar. En fin, disfruten su merienda.

Danke─ le agradecen Erika y Deuter. Danke es gracias en alemán.

Arigatō─ Ichika agradece en japonés.

La merienda consiste en chocolate caliente con malvaviscos, y unas galletas con chispas de chocolate que Liesel hizo con la ayuda de Erika (Ichika también intentó ayudar pero se manchó la ropa con harina).

─Están deliciosas─ comenta el gigante─. Tienes talento para la cocina, Erika.

─Jiji, gracias. He estado pensando en estudiar Gastronomía cuando me gradúe del bachillerato, me gustaría estudiar, además, varios idiomas. Ya domino el alemán, obviamente, y bastante el inglés, también sé bastantes palabras básicas de japonés gracias a mi chiquita─ le acaricia la cabeza a Ichika.

─Con la gastronomía te iría bastante bien, pareces muy buena cocinera.

─Gracias, aunque todavía me falta aprender bastantes cosas.

─Estás a tiempo, yo apenas puedo hacerme un huevo─ ríe.

─Yo─ dice Ichika.

─Pero tú estás más chiquitita.

─¡Ya séeeeee!

─Imagino que aún no sabes qué quieres hacer cuando termines la educación media, ¿o sí?

─Quiero crear un anime.

─¿Quieres crear tu propia serie?

─Sí, amo el anime, y quiero hacer mi propio anime, quiero hacer cortos, quiero hacer películas, quiero hacer todo eso.

─Eso es de veras genial, Ichika. ¿Entonces estudiarás Dibujo o Animación?

─Supongo, lo que sea que me sirva para lograrlo.

─De todas formas tienes como cinco años para decidir lo que quieres. Las dos tienen mucho tiempo para escoger lo que quieran.

─¿Tú ya sabes lo que quieres hacer cuando crezcas?─ le pregunta Erika.

─Quiero ser portero profesional. Mi sueño es jugar en el Stuttgart, mi equipo favorito.

─Si debutas de manera profesional con ellos, iremos a verte en cada partido. A mí me encanta el fútbol, somos afortunados de tener una de las mejores ligas del mundo.

Deuter le dedica una sonrisa a la rubia.

─De hecho, yo jugaba en un equipo local hasta hace poco, y quisieron reclutarme por evitar que futbolistas profesionales me anotaran un gol.

─¡¿PUDISTE DETENER A LOS PROFESIONALES?!─ preguntan, totalmente asombradas─¡ERES ASOMBROSO!

─Jeje, les agradezco sus palabras. Pero... el maestro no me permitió unirme a ellos.

─¡Ese maldito viejo!

─Sí, pero lo que pienso hacer cuando me libere de una vez por todas de él, es volver a casa, y ahí sí buscar ofertas de ese estilo.

─Te apoyaremos, en lo que sea que hagas─ las dos lo toman de la mano. Müller está sentado entre las dos, en el sillón.

Al chico le brillan los ojos.

─Son las mejores.

─Claro que lo somos, jaja.

─Oigan, se nos va a enfriar el chocolate─ avisa la japonesa.

─¡Uy, cierto!

Al rato, Liesel entra a la sala de estar, y encuentra a los tres dormidos en el sofá. Ichika está dormida en el regazo de Müller, y Erika tiene la cabeza recostada en su hombro.

─Awwww, son un amor─ comenta, totalmente fascinada con esa escena.


Ya es de noche, y los tres están durmiendo juntos en la cama de nuevo. Ichika tiene el sueño totalmente profundo en esta ocasión, pero Erika y Deuter siguen despiertos.

─¿No puedes dormir? ¿Es por lo de Günter?

─No, no es eso.

─¿Entonces?

─Es que eres demasiado bonita como para cerrar los ojos. No quiero perderme nada.

─Owww, eres tan romántico─ se sonroja, y toma su mano.

─Quisiera que estuviéramos solos en la cama, pero hay menores─ señala a Ichika, que parece un gatito durmiendo.

─Nosotros también somos ilegales, por más que seamos unos postes de luz al lado de ella.

─Buen punto─ ríe levemente─. Pero tengo muchas ganas de besarte...─ confiesa, con las mejillas ardiendo.

─¿E-en serio?─ el calor en las mejillas de la germana aumenta.

─Eres hermosa, Erika, y estoy muy feliz de haberte conocido. A las dos─ corrige─, pero especialmente a ti─ la toma de las mejillas─. Oh, estás caliente.

─Me acaba de dar calor con tus palabras, y siento un enorme cosquilleo en mi vientre...

─Ya veo. Pero volvamos a lo importante. Erika, yo... te amo─ suelta, por fin.

El rostro de la alemana se ilumina. Los mismos sentimientos que tiene ella hacia él, los tiene él hacia ella. No podría estar más feliz. Su viaje no podría ser mejor.

─Deuter, yo también te amo. Vaya, ni siquiera puedo comprender cómo me enamoré tan rápido, llevamos apenas más de un día siendo amigos.

─No trates de entenderlo, solo gózalo... Espera, ¿me permites hacer algo?

─A-adelante.

Sin más, el gigante se sube encima de la germana, con cuidado de no aplastarla.

─¡Ayyy, estás muy pesado!─ exclama en voz baja para no despertar a la nipona.

─Perdón, pero tenía muchas ganas de hacerlo.

─De todas formas esto se siente muy agradable─ le acaricia el rostro con ternura.

─Nada va a arruinar este momento─ se acerca lentamente a su boca... y finalmente sucede.

Los dos se están besando de manera apasionada, como si el tiempo se hubiera detenido. Erika coloca sus brazos detrás del cuello de su ahora "amigo con derechos", por decirle de alguna forma, mientras que éste continúa propinándole amor con sus labios y lengua. Ichika no tiene ni idea de lo que está pasando al lado de ella.

A los dos les va a costar dormir por culpa de todo el calor que se están dando mutuamente por sus muestras de afecto, pero no les importa. No hay prisa. Solo quieren seguir así.

Al final acabaron durmiéndose luego de besarse a más no poder. Habían intercambiado posiciones, Erika pasó a estar encima de Müller, y se quedó dormida en el pecho de éste, así como Ichika, la noche anterior.

Si su viaje estaba yendo de maravilla, ahora llegó lo mejor: un nuevo amigo, bueno, amigo queda mal, sería "amigovio", y en un muy corto plazo espera que se convierta en su novio totalmente.

Ya era hora de que se durmieran, porque mañana les espera una aventura nueva, por no decir la más desafiante y "peligrosa".

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