Capítulo 4: ¿Mei tendrá un celular?
KISUGI'S POV
Ya estamos en el avión de regreso a Japón. Tengo la cara contra la ventanilla mirando el cielo. Izawa ordena un jugo de naranja. Mei se durmió y Minami le grita a un niño que golpeaba su asiento por detrás.
─¡DEJA DE GOLPEAR MI ASIENTO, ENGENDRO DEL DEMONIO!
─Nunca, anciana─ le increpa.
Minami quedó con una cara, jajaja.
─¡¿Cómo que anciana?! ¡Tengo trece!
─Estás vieja.
─¡TE VOY A MATAR, MOCOSO DE MIERDA!
─Orden en el avión─ pidió la azafata.
Minami se sentó con unas ganas de molerlo a golpes. Izawa sólo se ríe.
─Pobre Minami─ dijo y se bebió su jugo.
─El cielo es divino, Izawa. Es la primera vez que me siento conectado con las nubes desde tan cerca─ digo con un deje de calma.
─Es cierto. Pero tú eres más hermoso─ me da un beso.
─Uuuuh, alerta violación en el avión─ comentó Minami, como siempre, pero el niño de atrás vuelve a golpear su asiento─. ¡DEJA MI ASIENTO EN PAZ, HIJO DE...!
─Minami, no grites que Mei está durmiendo─ le digo.
─Sí, anciana. Hazle caso a esa niña.
─Soy un hombre─ le digo con una cara de pocos amigos.
─¡NO SOY ANCIANA, CULO CAGADO!─ le zampó.
─Uuuuh, esa fue buena─ comentó Izawa por lo bajo.
─Ay, Minami─ digo y vuelvo a mirar afuera. ¿Saben qué? Fuera de tema, Mei y yo acordamos en que cuando llegue el Día del Niño, le compraría un nuevo celular.
Fue el último día antes de irnos de Francia. Estábamos en un parque de París, los seis, acostados en el césped y mirando el cielo. Recuerdo que hablábamos acerca de trivialidades y alguna que otra pavada, cuando Mei nos interrumpió:
─Onii-chan.
─¿Sí, Mei?
─¿Cuándo me vas a regalar un celular?
─¿Un celular? ¿Para qué quieres uno?
─Pues para jugar jueguitos, y hablar con Misaki cuando nos vayamos.
─Para eso te presto el mío...
─¿Por qué no quieres que Mei tenga su celular propio?─ preguntó Izawa.
─Sí, Mei ya tiene nueve años. Aunque sea tiene edad para manejar el Whatsapp y algún jueguito como esos para vestir personajes o cocinar. Yo a los cuatro ya aprendí a manejarlos.
─Es que... No lo sé...
─Hazlo, Kisugi─ dijo Wakabayashi.
─Piensa eso: tú tienes los jueguitos de ella descargados en tu celular, y eso ocupa mucho espacio. Si Mei tiene el suyo propio, tendrás más espacio y ella no tendrá que pedirte tu celular a cada rato─ dijo Misaki.
─Es verdad─ dijo Minami.
─Por favor, onii-chan─ me tomó del brazo y me miró con esos ojitos de perro triste que siempre me hacen cambiar de opinión.
─Okey, me rindo. No puedo decirle que no a esa carita─ dije haciendo pucheritos y pellizcando los cachetes de Mei.
─¡Síiiii! ¡Gracias, onii-chan!─ me abrazó.
─¿Por qué los ojitos de perro triste nunca funcionan contigo?─ le preguntó Minami a Izawa.
─Porque lo haces muy mal. Eres demasiado tsundere como para aparentar ser tierna─ literalmente escupió la frase.
─Como si tú pudieras hacerlo mejor.
─A Kisugi lo enamoro fácilmente mirándolo de ese modo.
─Es porque Pestañitas es demasiado fácil de enamorar. Parece un tomatito siempre que está al lado tuyo─ nos miró con una mirada picarona.
─Es que Izawa es hermoso─ dije muy sonrojado.
─Uuuuuuh─ dijeron Misaki y Wakabayashi.
─¡Niños, llegó la hora de volver a Alemania!─ nos gritó mamá.
─¿Tan pronto?─ preguntó Minami.
─Tenemos que empezar a empacar para irnos a Japón, Minami. ¿No extrañas a tus padres?
─Sí, pero no quiero separarme de Genzo─ lo abrazó de la pierna.
─Minami...─ Genzo le acarició la cabeza─Ya no eres la Minami gruñona de hace tres años, ahora eres una adolescente sentimental─ rió.
─¡No soy sentimental!
─Claro que lo eres─ le dijo Izawa, cruzado de brazos.
─Está bien ser así, Minami. Estás atravesando la adolescencia, y esa época está llena de emociones distintas─ le dijo Genzo.
─¿Estás diciendo que la adolescencia es la época de la bipolaridad?
Todos nos reímos.
─No─ le respondió Genzo, tentado.
─Bueno, supongo que esta es la despedida─ dije.
─Fue muy lindo volver a verlos, amigos─ dijo Misaki─. Mándenle saludos a todos, en especial a Tsubasa.
─Lo haremos. Le diremos que te has vuelto mucho más fuerte, así se pone a entrenar a las cinco de la mañana─ rió Izawa.
─También mándenle saludos de mi parte─ dijo Genzo.
─Adiós, Misaki─ Mei lo abrazó de la cintura.
─No estés triste. Puedes volver cuando quieras─ acarició su cabeza─. Prometo que algún día te visitaré a Japón.
─¿Lo prometes?
─Lo prometo.
─Adiós, Ganso estúpido─ le da un pequeño codazo.
─Adiós, enana de moco fácil─ la sujetó con su brazo y le despeinó el cabello.
─Ahora que ya no estás, Urabe tomó tu lugar para decirme enana─ ambos se rieron, y después se abrazaron.
─No te preocupes. Apenas me vuelva profesional, pisaré nuestra tierra.
─Ya pasaron tres años y apenas juegas en segunda división.
─Ya llegará el día, o sino te mando el pasaje.
─¡Lo hubieras hecho hace tres años!
─Perdón es que estaba ocupado con el entrenamiento─ se rascó la nuca.
─Eres estúpido.
─Y tú eres enana.
─Te golpearía, pero te quiero mucho.
─Yo también. Que te vaya muy bien, mándale saludos a Nitta.
─Lo haré.
─¡Adiós, amigos!─ Izawa y yo los saludamos a todos.
─¡Adiós!
─¡Misakiiii!
─¡Genzoooo!
─¡Adiós, chicas!
Y así nos fuimos, dejando unos lindos recuerdos ahí en Alemania y Francia.
¡Ya estamos por llegar! ¡Muero por ver a Tsubasa, Ishizaki, Taki, Takasugi y a los demás! Muero por ver a mi querido Japón.
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