KISUGI'S POV

Por fin llegó el día en que jugaremos contra el equipo Nankatsu. Estoy muy emocionado. Anoche le escribí a Izawa para decirle lo emocionado que estaba:

Kisugi: Estoy emocionado por el partido de mañana, Izawa!!!

Kisugi: Y tú?

Izawa: Por supuesto B)

Izawa: Minami no puede dormir pensando en lo bien que atajará Wakabayashi 😅

Izawa: Ya sabes cómo es ella...

Kisugi: Me imagino

Kisugi: Mei también quiere verme jugar

Kisugi: Tus padres irán?

Izawa: Difícilmente pudieron convencer al jefe de la inmobiliaria de que los dejara faltar por un                 día, pero nada es imposible si lo crees con todo el corazón ;)

Izawa: Y tu madre irá?

Kisugi: Dijo que haría un enorme sacrificio por ir a ver jugar a su pequeño. Así que sí irá :)

Izawa: Qué bien :3

Izawa: Bueno, me tengo que ir a dormir. Espero que mañana tengas todas tus fuerzas para                            anotarle cincuenta goles al Nankatsu como dijo el Ganzo.

Kisugi: Yo siempre tengo fuerza ^^

Kisugi: Buenas noches ;)

Izawa: Lo mismo para ti :3

Acabo de desayunar. Tengo que ir al baño a ducharme, ponerme la ropa e irme al estadio del colegio.

-¿Cómo está mi niño para jugar hoy?- me pregunta mi mamá.

-Estoy más que listo- muestro una gran sonrisa.

-Anoche hablé con tu papá, y dice que está muy orgulloso de ti. Le voy a mandar videos de ustedes jugando. Él desde hace mucho que quiere verte jugar con el balón como cuando eras un niño. Eso siempre lo pone feliz...

-Sí. Estoy dispuesto a enorgullecer a mi padre.

-Hablas como todo un campeón- despeina mi cabello-. Tienes un cabello tan lindo, Teppei. Eres un calco idéntico de Shu.

-¿Enserio?

-Así es. Bueno, vámonos. ¿Izawa vendrá a casa para irse con nosotros?

-Sí. Anoche hablé con él y me dijo que vendrá con Minami.

-Muy bien. ¿Estás pronta, Mei?

-Sí, mami.

-Entonces vamos por otra victoria más...¡A ganar, Shutetsu!

-Estaría bueno que lo dijeras cuando estemos todo el equipo reunido. Pero sí...¡A ganar, Shutetsu!

-¡A ganar, Shutetsu!- dijimos los tres.

Tocan el timbre. Mamá se asoma a la ventana y ve a Izawa con su familia.

-Ya llegaron, Teppei, Mei- nos dice y les abre la puerta-.¡Masami, Minoru, qué sorpresa verlos!

-Cuánto tiempo, Ritsuko. ¿Cómo estás, Teppei? ¿Estás listo para jugar?

-¡Sí!

-¡Yo también estoy listo para jugar hasta morir!- dice Izawa, emocionado.

-¡No lo digas así, Mamoru!- le pide su madre.

-Sé que estás emocionado, Mamoru, pero tampoco la pavada- se ríe su padre.

-Ya sé, ya sé, estoy jodiendo nomás...

-Bueno, ahora sí...¡A ganar, Shutetsu!

-¡A ganar, Shutetsu!- dijimos todos.

Salimos de casa caminando, como siempre. Hoy es otro día hermoso. Y me alegra que mamá vaya a vernos. Desde hace mucho quería que se tomara un día libre, porque trabaja demasiado y todos necesitamos un descanso. Hoy haré hasta lo imposible para enorgullecer a mi familia, a Mei, a mamá, a papá, hasta a Izawa.

Llegamos y nos encontramos con todos los miembros del equipo.

-Al fin llegan. ¿Listos para patearle el trasero al Nankatsu?- pregunta Taki.

-¡Vamos a anotarles cincuenta goles!- dice Wakabayashi, haciendo un puño.

-¡Ya escucharon al Ganzo!- Minami lo señala con el dedo.

Todos nos reímos.

-¡Muchachos, hay que prepararse!- nos llama el entrenador.

-¡Suerte, muchachos!

-Recuerda, Teppei: tu papá quiere que des tu mejor esfuerzo, no importa el resultado- mamá acaricia mi cabeza.

-Sí. Lo prometo, mamá. Tú sólo aprovecha tu descanso y relájate, tenemos todo bajo control- le guiño el ojo.

-Estoy orgulloso de ti, mi niño. Ahora ve y demuéstrale al Nankatsu que el Shutetsu es el mejor equipo de todo Japón.

-¡Sí!

Fuimos a los vestidores a prepararnos.

Nuestras familias fueron a buscar lugares libres en las tribunas para sentar.

-¡Ahí hay lugares libres!- Minami señala cinco lugares vacíos al lado de un niño con una cicatriz similar a la de Harry Potter.

-Buen trabajo, Minami- su padre acaricia su cabeza.

-Disculpen- mi madre le habla al niño-, ¿estos asientos están ocupados?

-No. Pueden sentarse en ellos.

-Muchas gracias, Potter- Minami susurra la última parte, para que el niño no la escuchase. 

Nuestros padres se rieron en voz baja.

¡Llegó la hora de demostrar quiénes somos en realidad!