Prologo
Patrick Jane
Me quedé mirando mis manos cubiertas de sangre y luego el cuerpo sin vida de mi esposa. Lentamente, cerré la puerta por si acaso Charlotte pasaba por allí. No necesitaba ver más de esto. Las rosas rojas que la criada le había comprado a Angela como regalo por nuestro octavo aniversario estaban arrugadas junto al cuerpo inerte. Rosas rojas que combinaban con la sangre que manchaba las sábanas y su vestido blanco.
Cogí el teléfono y llamé a mi padre: –¿Jane, ¿no tienes una reserva para cenar con Angela?–
–Angela está muerta.—
Silencio. –¿Puedes repetir eso?–
–Angela está muerta.–
—Patrick...
–Alguien tiene que limpiar esto antes de que lo vean los niños. Envíen un equipo de limpieza e informen a Betram.
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