❝ Veinteavo Episodio ❞
─ ¡Yo! - Yo─ la joven Itami Rin Exclamó para luego arrepentirse al instante. Puesto que ahora todos los presente la miraban. ─ Yo recordé que tengo que continuar con-mi tr-trabajo. ─ tartamudeó por culpa de su propia torpeza.
Una posición incómoda. Ella había dejado todo solo por ir a ver a su querido jefe, puesto que Rin estaba muy preocupada por él.
El trabajo solo era una excusa rápida para irse. Nada tenía que hacer estando en la casa de su amor al parecer imposible, con su ex a su lado.
¿No se supone que ya es su ex?
¿Por qué actúan como si fueran novios aún?
¡La señora Kagura había dicho a Rin que se lo quedara!
¿Por qué jugaban así con sus sentimientos?
─ Es- Es verdad. ─ Jaken coincidió, nervioso ─ Deberíamos volver.
─ ¿Por qué tanta prisa de repente? ─ Irasue preguntó, perspicaz.
─ Realmente hay trabajo que hacer. ─ Jaken se excuso. ─ Si abandonamos todo, fue por el señor Taisho. Pero ya vimos que está bien... ¡Una falsa alarma! Por que esta vivo, está en compañía de la señorita Shinen y-
─ Ya Cállate. ─ Sesshomaru ordenó. ─ Hablas demasiado y poco haces.
─ Lo siento, Señor Sesshomaru. ─ el sirviente hizo una reverencia.
─ Bien, entonces solo esperen a que este intento de hombre se vista como corresponda y puedan escoltarlo hasta las oficinas. Después de todo ya perdieron demasiado tiempo.─ La madre de Sesshomaru, a pesar de estar retirada tenía la sensación de seguir al mando en todo.
─ ¿Disculpa? ─ fue el turno de Kagura en interrumpir. ─ Oh si tanto te preocupa el negocio familiar ¿Por qué no va hacerse cargo usted misma por el día de hoy? ¿Me va a decir que le importa más su legado que la salud de su propio hijo?
─ ¡Que atrevimiento! ¡Por supuesto que no adoro otra cosa mas que mi querido y único hijo! Por esa razón debe de estar en el lugar que construí para él.
─ Su hijo necesita descansar. Insisto, usted está en su mejor etapa, radiante y aun firme ante todos. ¡Quién mejor que usted para reemplazar a Sesshomaru por unos días mientras no está presente!
─ Querida, tienes toda la razón.
Irasue podría llevarse fácilmente por los halagos, Kagura la conocía muy bien. Puesto que así se había ganado su aprobación cuando comenzaba a salir con Sesshomaru.
Que tiempos aquellos.
Mientras tanto Jaken y Rin esperaban en la puerta con la cabeza gacha a las ordenes de la temporal jefa. Especialmente, Rin se sentía algo devastada y fuera de lugar.
─ El señor Sesshomaru ni siquiera me miró, ni un poco.
─ Queridos, ya es hora de irnos. No hay tiempo que perder. ─ la madre de Sesshomaru prácticamente los empujó hacia la salida.
La joven Itami intentó mirar sobre sus hombros al menos por última vez a su amor imposible, él aún no se dignaba a verla.
Pronto, sus marrones ojos se encontraron con la figura de la anfitriona, lista para despedirlos en la puerta de su casa.
Nunca antes la había odiado. Si, puede que hubiera sentido envidia de Kagura por estar en el lugar que Rin deseaba estar. Por tener el título oficial de la novia de Sesshomaru. Envidia por ser una mujer tan atractiva y poderosa. Desearía ser así, para que Sesshomaru no dudará en quedarse a su lado. Se supone que ella es la extraña, la invasora, pero, no puede evitar el sentimiento de desagrado hacia Kagura, que está satisfecha de cerrar la puerta y quedarse con él, mientras ella debe de irse.
Comienza a sentir cosas desagradables contra ella. Empieza aceptar esos sentimientos.
...
Una vez que hubo silencio luego de que las visitas indeseadas se fueran, la mujer recostó su frente contra la puerta y dejó salir el aire contenido en sus pulmones, en forma de suspiro.
Eso sí que fue agotador. Se estaba aguantando las ganas de toser después que habían llegado, al menos en té caliente le había ayudado en eso. Sus mejillas se sentían bastante calientes. Había creído al principio que se trataba de la vergüenza por tener que enfrentar a su ex suegra y a esos dos buitres al mismo tiempo.
Solo quedaba el buitre mayor a sus espaldas, pero él era mucho más fácil. Más en su estado, la resaca y la segura amnesia sobre la noche anterior.
Lo tiene atado de manos.
Solo falta tenerlo con los ojos vendados también.
Sesshomaru alzó la cabeza en cuanto notó que Kagura lo estaba mirando, desde el otro extremo de la habitación. Una distancia prudente entre la puerta y el centro del hogar.
El hombre no tiene la menor idea de que decir.
Si no contradijo a Kagura sobre quedarse a descansar, era por el dolor de cabeza insoportable que lo estaba matando. De lo contrario, hubiera ido corriendo a cumplir con sus obligaciones. Fingir un poco mejor ante su madre. Por alguna razón, Kagura hizo ese trabajo por él.
¿Por qué lo hizo?
Esa era su principal pregunta en aquel momento.
Cuando lo tocó, se sintió realmente desconocido a pesar de tantos años juntos tocandose, uniéndose más allá. No sé explica el sentimiento, como si no hubiera sido suya nunca antes.
─ ¿Necesitas un analgésico? ─ Kagura fue quien optó por romper el hielo, al notar el silencio mortal de su parte.
Quien sabe en que cosas estará pensando.
¿Estará pensando en la mosquita muerta que tuvo que dejar ir?
¿Quiere correr tras ella?
─ ¿No sientes frío? ─ Kagura se cruzó de brazos, mientras se dirigía hacia el termostato.
─ No, es más, estoy ahogándome vivo.
De nada le sirvió aquel comentario si de todos modos, ella iba a subir la calefacción.
Era demasiado evadir el tema por mucho tiempo. Sesshomaru se puso de pie, y se quitó la corbata. Mientras desabotonaba las mangas de su camisa, se acercó con cautela a la fiera de sus pesadilla.
¿Debería agradecerle?
─ Bajalo, hace calor.
─ ¿Disculpame? Me estoy congelando aquí.
Se estaba volviendo algo complicado. Cuando antes, hablar de cualquier cosa era tan natural.
─ Bueno, supongo que estas cansado realmente, podemos hablar de lo que haremos, más tarde. Si es por mi, no hay prisa. ─ Kagura intentó sonreír, lo intentó.
─ ¿De lo que haremos? ─ eso fue desconocido para Sesshomaru.
La sonrisa de la mujer cayó tan rápido como su estado de ánimo. Como si hubiera recibido un golpe.
─ Ajá. ¿Por que me miras como si te hablara en otro idioma? Acaso... ¿Acaso? ─ la mujer se llevó la mano a la frente. Renegada─ No puede ser.
─ Sigo sin entender.
─ ¡Como lo vas a entender! ─ gritó del arrebato. ─ Qué estúpida soy.
─ ¿De qué estás hablando?
─ Por supuesto, ahora no lo recuerdas. Si lo hubiera sabido, hubiera dejado que tu madre descubriera lo que hiciste. ¡Le hubiera dicho que estábamos separados!
─ ¿Cómo?
─ Anoche me pediste. No. No, tú me rogaste por que te perdonará. Me suplicaste que nos reconciliaramos. Que todo fue un error y querías que todo fuera como antes. No fuiste tan dramático pero si algo exagerado para alguien como tú.
La expresión del señor Taisho era digna de un espectáculo de comedia. Con la vergüenza estampada en la cara, tampoco creyendo.
¿¡Realmente dijo todo eso!? ¡¿Se comportó de esta manera tan humillante?!
─ Al principio creí que tomaste unas copas solo para tener el valor de decir esas palabras pero ahora... creo que solo fue un impulso, el único error, fue escucharte. ─ la decepción en el rostro y voz de Kagura eran mayores a la vergüenza en Sesshomaru.
Estaba lista para tomar sus cosas e irse del lugar.
─ Espera.
─ No tengo nada que esperar, entiendo que te equivocaste. El tú ebrio lo dijo, no realmente tú. No son tus verdaderos deseos.
─ ¿Realmente te pedí... una reconciliación? ─ Todavía no lo podía creer, tampoco podía dejar que ella se fuera. ─ De todos modos, no puedes irte, no con madre tan cerca.
─ ¡Ah, no! ¡Eso sí que no, señorcito! ¡No pienso ser acritz y actuar frente a tu madre para fingir que todo está bien cuando no es así! ¡Si lo hice hace unos minutos fue por que en verdad íbamos a estar bien! Soy una estúpida... es mi culpa. Pero no, no voy a fingir. Ni aunque me pagues. No quiero.
─ Todavía creo que nos debemos un tiempo... para aclarar las cosas. No, no niego lo que habré dicho, realmente quiero estar en paz. Por eso, apuesto a que es mejor tomemos un respiro antes de cualquier decisión apresurada.
─ Yo, supongo que puedo... aceptar eso.
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