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❝ Séptimo Episodio ❞

Kagura sentía en su pecho no solo la falta de aire si no tambien el horrible presentimiento de que no iba a salir nada bien de ese lugar.

Dio vueltas por la sala, hasta llegar a la habitación, donde habían más cajas, su estante de libros vacío.
De ahí escuchó la puerta abrirse de nuevo y la voz de Jaken saludando al recién llegado, eso la puso un poco más nerviosa. No quería esto. No. No. No.

─ Ella está aquí. ─ habló Jaken en voz baja, aunque no pudo evitar el eco que rebotó en las paredes. Recibió la chaqueta su jefe, Taisho Sesshomaru.

Mientras que el joven se encargaba de colgarla, el hombre buscó con la mirada la presencia de la mujer.
Serio como un guardia inglés.
No cambio de expresión cuando Kagura apareció desde la puerta de la habitación.

No dijeron nada. Incluso Kagura jamás antes había flaqueado su mirada ante él, ahora sólo quería mirar para cualquier lado. No lo hizo, aunque su valor se le escurria por las manos.

Él siempre se caracterizó por ser indescifrable, casi imposible de leer. La mujer estaba acostumbrada a poder identificar el estado de humor de quien alguna vez fue su pareja, pero ahora, no lo reconocía.

Lo siento tan lejano, como si ahora fuera un perfecto desconocido.
Sintió una opresión en el pecho cuando recordó de nuevo su estado.

¿Sería capaz de revelarselo?

No quiere amarrarlo con un bebé. Ni loca. Pero por otro lado era su deber saberlo.

Sesshomaru se distrajo por un momento mirando su alrededor, como si no reconociera su propia casa. Entonces fue ahí que Kagura decidió romper el silencio y ser la primera en hablar.

─ Así que ya empezaron el desalojo sin mi. ─ comentó sarcastica, cruzandose de brazos mientras se apoyaba en la pared.

─ Yo no ordené esto. ─ respondió él.

Kagura no sólo sintió escalofríos por la espalda al oír la respuesta, sintió un cosquilleo oír la voz de su ex luego de unos días. Lo odia.

En cambio el hombre de cabellos plateados miró a su asistente esperando una explicación. Jaken carraspeó antes de hablar.

─ Oh... bueno, luego del incidente, tuve entendido que seguramente la señora Shinen ya no viviría aquí. Abandonó este lugar durante tres días. Y pensé, que sería bastante práctico... adelantar las cosas.

Kagura rodó los ojos con fastidio luego de chasquear la lengua. Jaken era tan odioso, más su voz suave e hipócrita cuando habla de ella. Aun no puede entender que mal le ha echo a ese hombrecillo para que la tratase como si fuera una cualquiera. No recuerda haberle faltado el respeto sin razón alguna vez. Oh simplemente hay personas que seleccionan a quien odiar.

─ Parece que nadie te enseñó a no tocar pertenencias ajenas ni meterte en asuntos que no te conciernen. Mejor ve a preparar café. ─ Dijo el hombre, frío como un hielo, mientras observaba su reloj.

Jaken soltó lo que estaba acomodando como si quemara, obedientemente se borró de la escena para dirigirse a la cocina.

Kagura se distrajo viendo la espalda de Jaken desaparecer antes que voltear a enfrentar a ese hombre. De repente, sentía miedo de salir más lastimada de lo que estaba.

─ No te estoy echando. Puedes quedarte el tiempo que quieras.

─ ¿Quién dijo que quería quedarme?

Ignoró la pregunta mientras evadia una de las cajas para sentarse en el sillón.

─ Bueno, precisamente por eso te llamé. Pero no respondiste a mis llamadas. ¿Donde estuviste?

─ ¿Acaso te importa? Además de saber cuanto espacio más a obtener cuando me vaya. ¿Por qué tengo que irme en primer en lugar? Ya sé que es una pregunta muy estúpida. Tan estúpida como yo.

─ Kagura...

─ ¡No pretendas no oír reclamos!

─ Por favor, no alces la voz.

─ ¡No me digas que hacer! Es el puto colmo. No, jodete si no te gusta. Te lo buscaste. No quiero preguntar por qué lo hiciste. Me gustaría saber que cruzó por tu cabeza cuando no me lo dijiste antes. ¡Cómo para prepararme! ¿No? Que se yo, saber como actuar, buscar un nuevo departamento, reservar cita con terapeuta. Maldita sea.

La mujer caminaba dando vueltas que recordaba mucho a una fiera enjaulada, una fiera que en cualquier momento podría estallar. No era para menos.

─ No lo esperaba de ti. Caíste muy bajo. Fuiste un cobarde. Una rata que-

─ Silencio, Kagura.

─ ¿¡Y te atreves a callarme!? ¡Eres un idiota si crees que voy a callarme!

─ Baja tu agresividad por un momento y habla como una persona civilizada. Es típico de ti, responder como si fueras una callejera. Hiciste llorar a Rin.

─ ¿Disculpa? ─ Kagura sonrió con sorna por la ridiculez de la situación, quería reírse.

─ Pareces un animal salvaje, no controlas tus palabras. Solo sabes herir.

─ Bajate de esa nube primero que nada, yo a esa mocosa no le hice nada, que se haya puesto a llorar por su propio libreto no es mi asunto. Por otro lado que se joda por meterse donde no le llaman. Como me jode que pretendas que me deje pisotear. ¡Pero por favor! ¡¿Cómo mierda haces para estar tan tranquilo?!

─ No estoy tranquilo, no contigo gritandome.

─ Jodete.

Hubo un silencio después de eso, Jaken se animo asomar la cabeza con la bandeja de café. Fue considerado y trajo dos tazas. Al menos quería aparentar frente a su jefe. Luego de eso se marchó nuevamente, no quería estar presente donde posiblemente le lanzen un libro por la cabeza.

─ ¿Sabes que otra cosa me enoja? Te importa la moco tendido pero parece que no te importa en lo absoluto como me siento yo. ¿Dónde esta tu decencia?

─ No sé a dónde fue...

─ Y todavía me contestas

─ No sé a dónde se fue lo que sentía por ti. ─ repitió, ignorandola. Pareciendo tan sereno como aguas en calma, mientras le daba un sorbo a su taza. ─ Ella, despertó cosas en mi. Tal vez pienses que no la estoy pasando mal. Estos últimos meses, fueron conflictivos. Estoy confundido.

Las palabras de su ahora ex eran como navajas cortando su piel, era tan duro de escuchar, como si su corazón fuera un saco de boxeo. ¿Son sus malditas hormonas? Por que quería quebrarse, llorar y gritar. Le dolió mucho cuando pensó en la criatura que crecía en su interior, tocó si vientre, pero de inmediato la sacó. No quería qué él lo supiera o que ni lo sospechara. ¿Ni siquiera había nacido y meterlo en medio del conflicto? Por ahora fingiría al menos ante Sesshomaru que no existía.

Creyó que era lo mejor.

Solo quería estar sola y abrazarse a sí misma. La taza de café que le correspondía jamás le tocó. Perdió si huemante calor, quedó fría y abandonada.

─ Necesitamos un tiempo.

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