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໒✦❫⋮ Nuevo jefe

El bullicio en la empresa era algo ensordecedor, pero al estar en una pequeña celebración de despedida era normal que las personas hablaran un poco más alto de lo normal. Habían globos a modo de decoración y una larga mesa con aperitivos para compartir. En la pared cercana a él estaba un enorme cartel de despedida, y una foto de su jefe.

Hizo una mueca y bebió de su sidra sin alcohol, mirando a los demás pasar un rato agradable. Al parecer era el único que sentía algo de añoranza porque el señor iba a ceder su puesto.

Wǒmen de wèilái era su lugar de trabajo por más de cinco años; una empresa de tecnología china con sucursales en varios países, —Corea uno de ellos— que le abrió las puertas cuando a penas y estaba realizando sus pasantías. Empezó como un especie de Coffe-boy, que poco a poco fue escalando hasta llegar a ser la mano derecha del presidente de la sucursal, quien no era ni más ni menos que el jefe de la empresa, Ruiji Wang, y que decidió dirigir desde la sede de ese país y no de la principal.

Era el secretario del hombre, y a quien más confianza le tenía, además de que Mark tenía conocimiento dentro del área tecnológica, por lo cual en ocasiones era enviado a distintas reuniones en representación de la empresa. Su voz era tomada en cuenta en la toma de decisiones, y tenía el apoyo de Wang. En pocas palabras, el joven era importante y su puesto lo tenía muy bien ganado.

Dio media vuelta en su lugar, y se alejó del aglomerado de personas, acercándose a su lugar favorito en todo el lugar; los enormes ventanales que le regalaban una excelente vista de la ciudad. El ruido a penas y se escuchaba en donde estaba, y sintió un poco de alivio por eso. No le gustaba mucho las reuniones festivas con personas con las cuales compartía poco. Eran sus compañeros de trabajo, sí, pero se la pasaba más tiempo ocupado en sus cosas que socializando con los demás.

Una mano en su hombro lo hizo quitar la vista del ventanal, y se consiguió a su lado a su jefe. El hombre era alguien serio y de expresión estoica, no hablaba con nadie a menos de ser necesario, y la mayor parte del tiempo estaba en su oficina. Sin embargo, Mark conocía la otra cara del señor Wang, y se sentía orgulloso de saber que el hombre era alguien admirable, y de corazón noble, acogiéndolo como un hijo.

—No parece que estés disfrutando de mi despedida —habló el mayor con algo de gracia—. Volveré a China, no me moriré.

—Lo sé. Merece un descanso —sonrió sin mostrar sus dientes—. Ha trabajado duro todos estos años, es solo que... lo extrañaré.

Ruiji miró a Mark, y suspiró, colocando su arrugada mano sobre la mejilla del joven Alfa. —Creo que eres el único que me dijo eso de manera sincera.

—Soy muy sincero.

—Oh, te conozco muy bien, muchacho, claro que lo eres —rió y volvió a su posición de antes, con sus manos detrás de su espalda y mirando la ciudad—. Yo también te extrañaré, hijo. De igual modo no creas que no volveré.

Ambos permanecieron en silencio por un largo rato, disfrutando de la compañía. Así como a Mark no le gustaba mucho la bulla de las personas, el señor Wang tampoco era muy partidario de ella.

—¿Quién ocupará su puesto?

Esa era otra de las razones por la cual Mark se sentía algo desconfiado. Él trabajaba a la perfección con el hombre a su lado, ambos igual de meticulosos como perfeccionistas lograban un trabajo impecable.

—Si te preocupa tu puesto, hablaré con tu nuevo jefe. Podrá hacer todos los cambios que quiera, pero tú no podrás salir de aquí.

—No es eso, señor Wang —negó. Su puesto era lo de menos—. Sabe que WDW es muy importante para mí, y no me gustaría que alguien poco apto tome el control. Estoy preocupado, la empresa está muy bien posicionada para que alguien más la tire abajo.

—Muchas gracias, Mark —el joven lo miró curioso, y Ruiji sonrió de lado—. Por querer a Wǒmen de wèilái tanto como yo. Aún estás a tiempo de aceptar mi propuesta.

Mark apretó sus labios y bajó la cabeza. —No creo que sea lo correcto...

—Mark, tú eres perfecto para el cargo, y sabes lo mucho que confío en ti para ocuparlo.

Tiempo atrás, antes de enterarse de que su jefe se retiraría de la presidencia, le había propuesto a Mark el puesto de vicepresidente de la sucursal de WDW en Corea. Estuvo tentado en aceptar, pero luego de conocer el porqué de la propuesta decidió aplazar su respuesta.

—Tiene tres hijos, señor Wang. Ellos son quienes merecen ese puesto, no yo.

El hombre chasqueó la lengua. —Jian tiene una Omega y ya va por su segundo cachorro, él no quiere irse de China además de que está estable. Jia Lin es una Beta demasiado libre, no quiere nada que la amarre y este cargo necesita de compromiso. Mi hijo menor es quien tomará el cargo de presidente ahora, Jia Er, te hablé de él.

—¿Y está capacitado para el puesto?

—Es el único de mis hijos que desde pequeño ha querido hacerlo, incluso ha hecho maestrías en informática para poder asumir el cargo —hizo una pausa, rascando su barbilla y colocando una pose pensativa—. Sé que no lo conoces, pero confío en él.

El Alfa hizo una mueca, pero asintió. —Si usted confía en él, entonces yo también puedo hacerlo.

—No me respondiste sobre aceptar el puesto, ¿es que no lo quieres?

—Sí lo quiero, señor Wang —dijo de forma inmediata, y Ruiji lo miró con interés—, pero estando en ese puesto no podré mirar de cerca si su hijo cumple con lo requerido. Sé que le dije que iba a confiar en él, pero de todos modos me gustaría asegurarme.

—Hagamos algo. Mantente en tu puesto durante el tiempo que necesites para calificar a mi hijo. Si cumple con tus expectativas entonces firmarás el contrato para subirte al puesto de vicepresidente —negoció con seriedad.

—¿Está seguro que quiere ofrecerme ese puesto a mí? —dudó nuevamente—. Puede que Jian o Jia Lin lo quieran a futuro, son sus hijos, tienen más derecho.

—Tú también eres mi hijo, muchacho. Y ya deja de desconfiar tanto. Si te lo estoy ofreciendo a ti es porque quiero.

Ruiji sonrió en grande y abrió sus brazos para tomar a Mark entre ellos. El olor a gengibre del mayor era algo que el Alfa menor iba a extrañar, pero sabía que ya era hora de que el hombre descansara luego de tantos años de trabajar para formar su imperio.

Al terminar el familiar abrazo, volvieron a la reunión con los demás empleados, quienes no se percataron de su ausencia. Mark se dio cuenta de que Ruiji tenía razón cuando dijo que él era el único sincero al decir que lo extrañaría.

Un picoso aroma entró por su nariz, llamando su atención. Era fuerte, y se imponía por sobre los demás. Buscó con la mirada al dueño de tal olor, el cual desconocía por completo. Era un Alfa, lo sabía, pero también sabía que ninguno en la oficina lo poseía. Se giró para preguntarle a su jefe por ello, pensando que había alguien más que no era trabajador, pero ya el mayor se había ido de su lado, subiendo los dos escalones de la pequeña tarima que ahí se encontraba, tomando lugar al frente del micrófono.

—Buenas tardes a todos —el parloteo de las personas acabó, todos prestando atención al Alfa—. Le quiero dar las gracias por estos años que han estado aquí. Las metas se cumplen con trabajo en equipo, y ustedes son el mío. Si WDW ha llegado hasta donde está, es por las talentosas personas que trabajan para ella. Gracias.

Los presentes aplaudieron por las palabras dichas, y Ruiji sonrió sin mostrar los dientes. »El tiempo que he estado aquí ha sido fructífero, sin embargo ya es momento de descansar y disfrutar de todo mi trabajo en casa, con mi pareja. Mi puesto lo ocupará uno de mis hijos, el cual ha estado nutriéndose de conocimientos para poder mantener el status de la empresa, incluso elevarlo.

Ruiji miró a alguien en el público, y estiró su mano hasta esa persona. »Les presento a mi hijo Jia Er Wang, el nuevo presidente de Wǒmen de wèilái. Denle la más cálida bienvenida, por favor.

Mark miró al recién nombrado salir de entre el cúmulo de personas, observando interesado al nuevo jefe. Wang le había comentado acerca de su familia, Sophia su Omega, y sus tres hijos, dos Alfas y una Beta, más nunca los había conocido, ni visto por fotos. Por eso, quiso asumir que su incapacidad de desviar la mirada de aquel hombre de facciones duras y definidas era a causa de su mera curiosidad. Jia Er era un hombre de cuerpo trabajado, pero sin exagerar, y lo sabía porque el traje que usaba estaba hecho a la medida. Su cabello, de un chocolate oscuro, estaba peinado de manera elegante, dejando a la vista su frente y rostro. Caminaba con paso firme, y Mark supo que aquel olor a canela que había llamado su atención era de él.

El joven subió al escenario, saludando a su padre con un corto abrazo y unas cuantas palmadas en la espalda, para luego separarse y tomar el micrófono. El menor de los Wang paseó su vista por todo el lugar.

—Mucho gusto, mi nombre es Jia Er Wang, pero pueden llamarme Jackson... —sus ojos oscuros cayeron sobre los cálidos de Mark, y no los desvió—, y seré el nuevo presidente de Wǒmen de wèilái.

El coreano del chino estaba bastante marcado con su acento hongkonés, logrando que sus palabras sonaran mucho más duras y firmes. Mark tragó saliva, aún con la mirada de Jia Er sobre él, y sintiendo a su lobo algo expectante por aquella acción. Su nuevo jefe causaba una sensación inexplicable en su ser, y ya algo incómodo con la mirada la desvió. 

🌼✨💙✨🌼

El reloj marcaba las siete de la noche, y Mark se preguntaba cuándo acabaría aquella reunión. No quería ser él primero en irse, pero parecía ser el único en querer irse realmente. Quería estar en su departamento, cenar algo apropiado y no aquellos bocadillos, y quizás jugar un poco con sus videojuegos antes de dormir. A sus veintiocho años su vida se había enfocado en su trabajo, y su tiempo libre lo usaba para descansar a su manera.

Era joven, así lo veía él, y no iba a apresurarse en cosas que sabía venían con el tiempo. Una Omega y un par de cachorros llegarían en su debido momento.

—¡Muchacho, al fin te consigo!

Se giró a mirar a su jefe, quien venía en compañía de su hijo. Luego de la presentación del último, ambos, padre e hijo, se dedicaron a conocer a cada una de las personas, y al parecer Mark sería el último en la lista. Había vuelto a su apreciado ventanal, y supuso que su jefe había llegado hasta ahí sabiendo que ese era su lugar favorito.

—Lo lamento, sabe que no soy de socializar —dijo con confianza, parándose recto. Podía sentir la escrupulosa mirada de Jia Er para con él, pero en ningún momento dejó de mirar a Ruiji—. ¿Necesita algo?

—A mi tampoco me gustan estas reuniones, pero no sé cómo decirle a todos que se vayan —Mark rió. El mayor de los Wang miró a su hijo y luego volvió a ver al muchacho de antes—. Tengo que presentarlos apropiadamente. Mark, este es mi hijo Jia Er, o Jackson, como se auto denomina él.

—Papá, ya te dije que es mi nombre en inglés, y estudiar en el extranjero hizo que me acostumbrara a el —habló el hombre con cariño, y miró a Mark—. Mucho gusto, Mark. Mi padre nos habla mucho de ti.

La voz grave del hombre fue algo que llamó la atención de Mark. —El gusto es mío, joven Wang.

—Oh, por favor, llámame por mi nombre. Según mi padre solo soy dos años mayor que tú.

—Me gusta mantener el respeto en las relaciones —dijo serio, y miró a Ruiji—. Espero y le haya dicho cosas buenas de mi, señor Wang.

—Claro que sí, hijo —el hombre sonrió, y Mark imitó el acto.

Jackson entrecerró los ojos, colocando una sonrisa algo burlona. —Creéle, Mark. No había conversación en donde no estuvieras presente... ya tenía curiosidad de conocerte.

Mark tragó saliva por la forma tan malintencionada con la que Jia Er habló. Una forma malintencionada que demostraba el más curioso interés. Como si sus palabras tuviesen un trasfondo que Mark y a penas podía captar.

—Lamento que no sea recíproco, es decir, sé muy poco sobre ustedes —se encogió de hombros—. Aunque la señora Sophia es un verdadero encanto.

—Te creo. Tú pareces más hijo de mi padre que nosotros tres —habló el chino con un deje de reproche.

Ruiji rodó los ojos. —No empieces, Jia Er. Te quería presentar a Mark porque será tu secretario y mano derecha. Conoce todo el trabajo en WDW así que apóyate en él si tienes alguna duda. Tiene voz y voto en las decisiones de la empresa, así que hablen y lleguen a un acuerdo entre ambos sobre cualquier diligencia... tendrá un ojo sobre tí, así que no arruines nada.

—Me parece correcto —la respuesta de Jia Er fue sorpresiva para Mark, quien esperaba que el contrario se negara a ser guiado por alguien como él—. Tienes confianza en él, y sé que no se la das a cualquiera. Eso es suficiente para mí.

—Eso espero. Confío en ambos, y si se unen podrán llegar lejos.

Jackson sonrió sin mostrar los dientes. —Sophia dijo que la llamaras cuando llegara, y he llegado hace unas tres horas. Se preocupará.

—No llames a tu madre por su nombre —regañó y golpeó la cabeza de su hijo, alejándose de ambos jóvenes para llamar a su pareja.

Sobó su zona golpeada, y miró a Mark con algo de vergüenza. —Mala imagen de tu jefe nuevo.

—Yo también me he llevado un par de golpes durante todos estos años, joven Wang —se encogió de hombros, divertido por la escena.

—Con mi padre tienes más confianza, también seré tu jefe, así que llámame por mi nombre. Es algo extraño si solo eres un poco menor que yo.

Mark lo miró unos instantes. —Está bien, Jia Er.

—No, por favor —rodó los ojos—. Jackson es mejor. Tu nombre también es americano.

—Porque yo sí lo soy, y ese es mi nombre, en cambio usted es Jia Er; un chino de nacimiento.

Jackson relamió sus labios. Era interesante la forma en que Mark parecía no querer perder contra él. El más joven por otro lado intentaba no dejarse doblegar. También era un Alfa, y aunque su lobo siempre había sido del tipo tranquilo, en aquel momento lo estaba aún más, pero pendiente de todo lo que el contrario hacía, como el detallar aquella lengua pasar y dejar sus labios algo brillosos y húmedos.

Desvió la mirada en cuanto se dio cuenta de que sus ojos habían caído un poco más abajo de lo moralmente aceptable.

—Así que tendrás un ojo en mi durante todo este tiempo.

Mark volvió su mirada. —Lo haré. Aún no lo conozco y le dije a su padre que quería asegurarme de su capacidad para el puesto.

—Y supongo que él aceptó.

—Por supuesto —dijo simple—. Ruiji sabe que no lo hago por mal. Esta empresa me importa mucho, y no me gustaría verla caer por nada ni por nadie.

—Me gustas —sinceró.

—¿¡Ah!?

Los ojos de Mark se abrieron en cuanto aquellas palabras salieron de los labios de Jackson, y sintió un extraño revoltijo en su estómago y pecho al escucharlas. Su lobo alzó su cabeza, con sus orejas paradas en modo alerta.

—Dije que me gustas —repitió Jia Er sin problema alguno—. Eres decidido, y tienes muy en claro tus propósitos. Sientes a Wǒmen de wèilái como tuya, y supongo que eso es uno de tus atributos por los cuales mi padre te tiene tanto aprecio.

El alivio recorrió el cuerpo de Mark en cuanto el contrario habló. Le gustaba, sí, pero desde un ámbito laboral. Era extraño que lo soltara así como así, pero había entendido su punto. Su lobo volvió a acostarse, mirando atento a otro Alfa.

—Claro —carraspeó—. Te estaré vigilando, así que cuidado, y no dudes en preguntarme algo.

Jackson deslizó sus labios en una intrigante sonrisa. —Será un placer trabajar contigo y que tengas un ojo en mí todo el tiempo, Mark. Tengo la sensación de que seremos un excelente equipo juntos.

Nuevamente estaba aquel tono pícaro que Mark no comprendía, y mucho menos comprendía las acciones de su lobo, quien en vez de estar alerta por la presencia de un Alfa desconocido, simplemente estaba a la expectativa de saber lo que haría el contrario.

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