໒✦❫⋮ Inoportuno
En todos sus años trabajando en la empresa, Mark nunca había dudado tanto en si ir hasta allá. Amaba su trabajo, siempre ha sido algo que le enorgullece decir; trabajar en WDW era un sueño para muchos, y una realidad para él. Sin embargo, no estaba tan seguro con ir.
Los últimos acontecimientos en su vida lo ponían de cabeza, y estar divagando en sus pensamientos intentando entender el comportamiento de terceros era su nuevo pasatiempo. No lo entendía, y le aterraba el llegar a hacerlo.
Se giró sobre su cama, mirando por la ventana. Su departamento estaba silencioso y cálido, ¿por qué salir de la comodidad? Ah, sí, por su arraigada personalidad responsable. El reloj marcaba las siete de la mañana, y él entraba a trabajar a las ocho, considerando que su departamento quedaba cerca de la empresa aún había tiempo.
Pero Mark dudaba si realmente quería ir.
Suspiró largo y tendido, volviendo a acostarse sobre su espalda, ocultando sus ojos detrás de su brazo. Sentía a su lobo ansioso, e hizo una mueca por eso. Su Alfa sí quería ir a la empresa, pero él no. El solo pensamiento de Jackson calando profundo en su ser era algo que erizaba su piel. De igual modo, el ser envuelto en la sensualidad casi ilegal que poseía Jinyoung no era algo que debía disfrutar como lo hacía. La diferencia que había entre ambos era algo que, secretamente, llamaba su atención. Jackson era demandante, dominando todo de él con una facilidad que aturdía. Su lobo lo dejaba ser, dándole el permiso a Jackson de hacer de él lo que quisiera. Lo volvía débil, sumiso, y eso no debía ser así.
Jinyoung, por otro lado, era coqueto, sutil, irradiando sensualidad y belleza que eclipsaba a Mark. Sentía la necesidad de cuidarlo y protegerlo, decirle sin cansancio lo hermoso que era, adular aquel precioso rostro que poseía. Se volvía posesivo, superior, y eso tampoco debía ser así. No debía reclamar un Omega que no era suyo y que presumía de su marca como un premio.
Pero ellos... Mark no lo entendía.
Jugaban con su mente, su razonamiento, su lógica, moral y, para qué negarlo, su corazón de igual modo. Lo hacían morir de miedo, pero al mismo tiempo lo aliviaban con actos que bien podrían considerarse como prohibidos. Jackson lo tomaba y lo elevaba, lo apresaba entre sus brazos, apegándolo a él como si fuera suyo, y luego lo soltaba, dejándolo caer en los dulces brazos de Jinyoung, recibiendo una que otra caricia a modo de consuelo. Quería respuestas, pero ellos solo reían, y simplemente se alejaban, dejando su vida totalmente desordenada.
A sus veintiocho años no debería de estar viviendo algo como eso.
El sonido de su celular anunciando una llamada lo sacó de sus pensamientos. Quitó el brazo de su rostro y lo estiró hasta la mesa de noche para tomar el aparato, abriendo sus ojos con ligereza por la sorpresa que le ocasionaba mirar el nombre de quién lo llamaba. Se sentó en la cama y contestó. —¿Bueno?
—Buenos días, hijo.
Mark sonrió sin poder evitarlo, sintiendo cálido su pecho. —Buenos días, señor Wang.
La risa grave del hombre se escuchó por la línea, y Mark no sabía cuánto la había extrañado hasta que la volvió a escuchar.
—Aún sigues siendo el mismo muchacho educado de siempre, eso es bueno. ¿Cómo va el trabajo? ¿ya estás en la empresa?
—Oh, no aún no salgo de mi departamento. El trabajo va bien, su hijo hace un excelente trabajo.
—Me alegra escuchar eso. Hace poco hablé con Jia Er, está encantado contigo —las mejillas de Mark quemaron levemente por lo escuchado, y se reprendió a sí mismo por ese detalle—. Dice que eres un excelente trabajador, y que está agradecido de tenerte a su lado. Su única queja es que no le tienes la confianza para llamarlo por su nombre, pero no le hagas caso.
Por alguna razón, el escuchar que Jackson opina tan bien de él logró emocionarlo. Sonrió por eso, su lobo agitando su cola feliz, como si acabaran de palmar su cabeza diciendo lo buen chico que es.
—Su hijo... Jackson es un buen jefe —tragó saliva—. Dejó Wǒmen de wèilái en buenas manos.
—Me alegra saber que se llevan bien. Sé que Jia Er puede ser algo... él, así que tenía algo de miedo que no pudieran trabajar juntos.
«Demasiado él, diría yo» pensó, recordando la manera de ser del Alfa con olor a canela. «Y no solo él, su Omega parece estar en la misma sintonía, una llamada "desordenar la vida de Mark Tuan"».
—Justo hoy habrá una reunión para conocer a los nuevos socios de Wǒmen de wèilái que trajo su hijo —desvió la conversación, e hizo una pausa—. Me sorprendió que el señor Seo y el señor Lee hayan prescindido del contrario.
—Ellos no prescindieron del contrato, Jia Er fue quien lo cerró.
—¿Qué? —jadeó sin entender—. ¿Y usted lo permitió?
—Ya yo no estoy a cargo de la empresa, Mark, no tengo voz en las decisiones que se tomen desde el momento en que mi hijo tomó el mando —Mark boqueó aún sin asimilar lo que escuchaba—. De igual modo Jia Er me consultó y me explicó el porqué de su decisión.
—Debe ser una muy buena como para romper un contrato de años —frunció el ceño—. A todas estas, ¿por qué no me consultó a mí también?
—Porque fuiste tú la razón por la cual Jia Er tomó esa decisión —las palabras quedaron atascadas en la garganta de Mark—. A mi hijo no le gustó la manera en la que ellos se dirigían hacia tí. Nosotros los ignórabamos, pero Jia Er no y, a palabras de él, no iba a dejar que te hicieran menos cuando eres fundamental en la empresa. Para mí es una razón válida.
Pasmado en su sitio, Mark no supo realmente qué decir ante aquella confesión. ¿Jackson era capaz de todo eso por él? Le molestaba de cierto modo, es decir, a él no le importaba lo más mínimo los comentarios de aquellas personas, y creía haberle dado a entender eso a Jackson así que tomar aquellas decisiones era demasiado. Sin embargo, una sensación cálida burbujeaba en su pecho. Le molestaba, sí, pero si lo había hecho era solo por él y para él.
Se le hizo un gesto adorable, pero no era correcto.
—¿Te he dejado sin palabras, verdad?
—Un poco la verdad... —confesó.
—También quedé así cuando me lo comentó. Se oía bastante enfadado e indignado por eso, ¡hasta yo me llevé un regaño por haberlo permitido! —la risa del hombre volvió a escucharse—. Era un cachorro todo colérico, me dio algo de gracia.
—Señor, no creo que Jackson debió hacer eso. Seo y Lee eran quienes más invertían.
—De negocios y capital no te preocupes. Los nuevos socios aportarán mucho más de lo que aportaban Seo y Lee. Jia Er podrá ser severo con sus decisiones, pero jamás podría poner en riesgo algo tan importante como WDW.
Mark suspiró. —Esperemos que no.
—Bueno, hijo. Creo que nuestra conversación debe acabar aquí. Falta poco para que entres y no quiero retardarte. Igual te llamaré otro día, sabes que tenemos una conversación pendiente.
Iba a preguntar cuál, pero captó de inmediato. —Señor, recuerde que tiene otros dos hijos.
—Y aún así quiero que el puesto lo ocupes tú. ¿Ya sabes que Jia Er es bueno, no? Puedes tomar tu nuevo cargo cuanto antes.
—Sí, bueno... —miró el reloj, percatándose que solo tenía media hora para alistarse e ir a la empresa—. Se hace tarde.
—Voy a tener que acudir a Jia Er para que aceptes de una vez por todas —Mark rodó los ojos, sonriendo de lado—. No te ocupo más, hijo. Ten buen día.
—Igualmente, señor.
Cortó la llamada, y dejó el celular sobre la cama. Iría a la empresa, ahora tenía una razón para hacerlo.
🌼✨💙✨🌼
Caminó por los pasillos de la empresa con la frente en alto. Eran pasadas las nueve de la mañana, sabía que llegaba tarde, pero poco le importó. Tomó el ascensor y presionó el botón del último piso, esperando con calma hasta que este llegara a su destino unos cuantos segundos después. Salió de la cabina, y detuvo sus pasos cuando se percató de la presencia de Jackson, el cual se encontraba sentado en su silla y miraba sus con atención los objetos sobre su escritorio.
Retomó el paso un poco más lento, acercándose finalmente hasta el Alfa contrario, quien alzó la vista una vez se percató de su presencia. —Llegas tarde —dijo sin dejar de mirarlo.
—Lamento eso, su padre me llamó temprano y me entretuve —mintió. Ruiji se había despedido con tiempo, pero él dejándose llevar por tontos pensamientos había sido la causa para retrasarse.
—Debías haberme avisado que llegarías tarde. Son las nueve y... —miró su reloj de muñeca—, diez minutos. Entras a las ocho.
—Es la primera vez en tantos años que lo hago, supongo que se me puede dejar pasar por esta vez —se encogió de hombros—. Además no tengo su número.
Jackson lo miró unos segundos antes de sacar su celular del bolsillo y escribir rápidamente un mensaje. Mark lo miró curioso, y se sobresaltó cuando su celular sonó. Lo sacó de igual modo, y alzó las cejas cuando miró que un número desconocido le había escrito un "ahora lo tienes, precioso".
No era tan desconocido ese número.
—Tienes que avisarme —reiteró.
—¿Avisarle así como sus decisiones en las cuales no me consulta? —guardó su celular y miró a Jackson.
El Alfa mayor suspiró. —Mi padre te dijo —no lo preguntó—. De igual forma ya está hecho y no me arrepiento.
—No debía hacerlo. La opinión de esos señores era irrelevante para mí, echarlos solo logró darle importancia a tan poco —alzó una ceja, serio—. Le dije que no les prestara atención.
—Pues para mí sí era importante —Jackson se acercó a Mark hasta posicionarse al frente de él—. No iba a permitir que ellos hablaran de esa forma, no al frente de mí.
—No tienes que protegerme, puedo hacerlo solo —refutó.
—No estamos hablando de un deber. No lo hago porque debo hacerlo, lo hago porque quiero —se acercó otro poco a Mark, dejando una separación escasa entre ambos—. Mientras tenga la oportunidad de hacerlo, no dejaré que más nadie te denigre ni te falte el respeto. Escúchame bien, Mark, mi lobo y yo te protegeremos de todo aquel que quiera lastimarte.
Mark frunció el ceño, e ignoró a su tonto lobo que no hacía más que agitar su cola conmocionado por las palabras del contrario. —Escúchame tú, Jackson. Yo no soy un Omega que necesita de tus cuidados, soy un Alfa, y me sé defender solo. No te necesito ni a tí ni a tus jueguitos de héroe. Basta con tus cosas.
Le molestaba que Jackson se tomara el atrevimiento de querer protegerlo como si fuese alguien débil. Toda una vida sin el otro Alfa, era más que obvio que se estaba tomando atribuciones que no debía.
—No son jueguitos, como tú dices. Hablo en serio —dijo con simpleza, y eso molestó aún más a Mark—. Creo que está demás decir que nos importas a mí y a mi lobo, así que si tengo la oportunidad de velar por tí entonces lo haré.
—¿No deberías ser solo así con su Omega?
Jackson se encogió de hombros. —Perfectamente puedo ser así con ambos. Me sale... de manera natural.
Mark abrió la boca, más ninguna palabra salió de ella, cerrándola de inmediato y desviando la mirada, con su quijada apretada con fuerza. Jackson lo miró otro poco antes de alejarse finalmente, su mirada cayó nuevamente en aquella fotografía que se encontraba sobre el escritorio de Mark, en donde se encontraba el Alfa mucho más joven acompañado de una pareja la cual asumía y eran sus padres. Lucía adorable, y su cabello, —el cual era de un castaño muy claro— en ese entonces era de un marrón bastante oscuro, casi como el suyo.
Era idéntico a cuando lo miró por primera vez hace muchos años atrás.
—¿Por qué lo haces?
Subió la mirada hasta Mark nuevamente, encontrando aquellos ojos bañados en el más inocente desconcierto. Sabía que era gracias a él que Mark se encontraba de ese modo, pero no se echaría para atrás.
—¿Hacer el qué?
—¿Por qué me tratas así? —murmuró, casi con vergüenza—. No deberías hacerlo.
—Eres importante para mí, te lo he dicho, ¿por qué no debería hacerlo?
—Nos conocemos hace un mes simplemente, no puedo ser importante para tí —rugió con frustración—. Tú, un Alfa, comportándote de esta manera conmigo, otro Alfa. Súmale también que estás enlazado con un Omega.
—¿Qué tiene que ver si eres Alfa? Soy afín con mi lobo, y ambos estamos de acuerdo que no eres cualquier Alfa. Yo amo a mi Omega, de eso no dudes jamás, y estoy bastante seguro que Jinyoung también ha demostrado interés en tí —giró en su lugar, caminando en dirección a su oficina, más cuando estuvo en la puerta se detuvo y miró por encima de su hombro a Mark—. Con respecto al tiempo... este es relativo, precioso.
Mark miró a Jackson entrar a su oficina, dejándolo en el lugar. Respiró profundo, y sacudió sus cabellos con clara frustración. Tenía más preguntas que respuestas, y nuevamente sintió que Jackson solo se burlaba de él. Tomó asiento en su lugar correspondiente, decidido a desviar su atención en sus deberes, más la hojita de color amarillo con un corazón dibujada en ella y pegada al lado de su foto en donde se encontraba con sus padres lo sacó de quicio. La tomó con furia y la arrugó, tirándola a la papelera que estaba a su lado.
Más después se encontró a sí mismo recogiéndola y estirándola, escuchando los gruñidos de su lobo a modo de regaño por tal acto. ¡Era simplemente increíble como su lobo parecía estar en otra dirección a la suya!
«Es un Alfa, perro. No deberías reaccionar así a sus provocaciones» bufó, más el animal solo desvió la mirada orgulloso, y agitando su cola cuando miró aquel papel amarillo en perfecto estado y guardado en uno de los cajones. «Toda una vida sin mostrar interés en alguien y lo haces con quiénes menos deberías».
Nuevamente su lobo lo ignoró, y Mark lo dejó ser.
🌼✨💙✨🌼
El día había pasado realmente lento para Mark, y agradecía que Jackson no había salido a molestarlo desde la mañana.
Él no nos molesta.
Jadeó, «¡Claro que nos molesta!». Le enfadaba de sobremanera que su lobo no parecía estar de su lado, siempre sumiso a lo que Jackson haría.
No, no nos molesta. Nos proteje, y velará por nosotros.
—Pero no debería... —masculló entre dientes, enterrando su rostro entre sus manos—. Otro Alfa no debería protegernos. Esto está tan... mal.
El lobo refunfuñó quejumbroso. No está mal, se siente bien. Podemos dejar que nos cuide, y al mismo tiempo cuidar al Omega.
—Estas loco, ya lo he confirmado —rió sin ganas—. Te juro que me voy a operar para desaparecerte, perro loco.
El animal enseñó sus colmillos, pero Mark no le prestó atención, bastante sumido en sus pensamientos. Ser cuidado por Jackson, al tiempo en que cuidaba de Jinyoung, ¡vaya locura! Iba a volverse loco al igual que su inservible Alfa si seguía de esa manera.
Su cabeza punzó levemente, y recordó su vida antes de la llegada de Jackson y Jinyoung, es decir, él era feliz, y su vida estaba por completo en orden, ¿se merecía algo como eso? No lo creía. No era la mejor persona, pero tampoco creía que la peor.
—¿Te encuentras bien, Mark?
Saltó en su asiento cuando escuchó la melodiosa voz del Omega, y alzó su cabeza con rapidez para mirarlo, encontrando en aquel precioso rostro una expresión preocupada. Confirmó que las personas que criticaban el rostro de Jinyoung eran personas sin cerebro, y es que los ojos del chico brillaban con la más sincera inquietud por su estado. Se sintió pésimo por causar aquello, así que soltó un poco de sus feromonas para aliviar el malestar.
—Estoy bien, Jinyoung, no te preocupes —se levantó de su asiento, mirando al chico con atención—. Solo son cosas sin importancia.
Jinyoung aspiró profundamente el aroma de Mark en el aire, y se acercó hasta él, colocando su mano en su brazo. —No debe ser algo sin importancia que te tiene de esa forma tan ausente. Puedes hablarlo conmigo, cariño.
El suave tacto, y aquel íntimo apodo fue algo a lo que Mark no estaba preparado. Las ferviente ganas de tomar al Omega entre sus brazos fue algo que tuvo que oprimir con fuerza. No estaba bien, claro que no.
—Estaré bien, lo prometo —sonrió sincero, y Jinyoung lo estudió con la mirada antes de alejar su mano.
—Haré como que te creo, pero si quieres algún día hablar de ello puedes venir a mí.
«Oh, claro. Te diré cómo tú y tu Alfa tienen mi vida de cabeza y que cada vez tengo más miedo de dejarme llevar por ustedes y no saber dónde parar» asintió, —Lo tendré en cuenta.
Jinyoung sonrió y acortó la distancia entre ambos para dejar un corto beso en la barbilla de Mark, puesto que el Alfa era más alto que él. Se alejó y le guiñó un ojo, encaminándose hasta la oficina de su Alfa, procurando menear sus caderas para atraer la atención del contrario. Su corazón latía con fuerza, y tuvo que ser fuerte para no girarse a mirar la expresión que tendría Mark en aquel momento.
Abrió la puerta de la oficina y se apoyó en esta, sonriendo en grande y ganándose una mirada curiosa por parte de Jackson. El Omega relamió sus labios y se acercó hasta el Alfa, tomando asiento en sus piernas y besando sus labios con una necesidad que no era propia. Jackson apretó las caderas del menor, acercándolo más así y explorando la boca contraria con experiencia, robándole uno que otro jadeo y suspiro a Jinyoung.
Jinyoung se abrazó al cuello de su Alfa, y ladeó más su cabeza para darle más profundidad a aquel beso en donde de a poco escaseaba el aire, pero no quería separarse, respirando profundamente por la nariz para alargarlo. Los certeros apretones que ejercía Jackson en su cuerpo eran delirantes, y aquellas manos, calientes y posesivas, serpenteaban por sus piernas y espalda con propiedad.
Un fuerte apretón en su trasero lo hizo saltar, y se separó de Jackson para mirarlo con sorpresa, mientras que el Alfa lo miraba burlón, sin quitar la mano de la zona.
—¿Cuál es tu obsesión con mi trasero?
—¿Cómo podría no estar obsesionado con tal delicia? —preguntó de vuelta, acercando su rostro hasta el cuello contrario, más cierto aroma lo hizo volver a mirarlo con intensidad—. Hueles a Mark.
Jinyoung volvió a sonreir como antes.
—Soltó un poco de su aroma para calmarme.
—¿Estás bien? —cuestionó preocupado.
—Oh, sí. Era él quien se veía mal, por eso me preocupé, así que fue por eso que intentó calmarme —llevó su mano hasta el cabello de Jackson, dejando su mano sobre su nuca, acariciando la zona—. Me dijo que no era nada importante, pero no le creí. Le dije que podía hablar conmigo si así lo necesita y... le dejé un beso en su barbilla.
—¿Y lo aceptó?
—No lo sé, me fui cuanto antes.
Jackson admiró el brillo en los ojos de Jinyoung, sabiendo cuán emocionado estaba por tal acercamiento. —Conmigo es tan reacio. Creo que me odia.
La sonrisa en el rostro de Jinyoung decayó un poco, y sonrió de lado al ver la expresión afligida de Jackson. Él más que nadie sabía lo que dolía aquello para su Alfa. Dejó un beso en sus labios, y se abrazó a él, ocultando su rostro en su cuello, dejando ir su aroma para aliviar su malestar.
—Debes entenderlo, mi amor. No es algo que vaya a cambiar de la noche a la mañana, tiene que ver con su naturaleza —dejó un beso en su cuello, y ronroneó cuando Jackson lo apretó entre sus brazos—. Supongo que conmigo no es de esa forma por ser Omega, pero tú eres Alfa y debes ir con cuidado... justo lo que no haces.
—Estoy algo ansioso, desesperado por conseguir algo —susurró, sintiéndose cálido por el aroma de Jinyoung y el de Mark a su alrededor. Manzana y miel, aquella combinación era exquisita—. Tantos años, y ahora que lo tengo enfrente...
—Lo sé —cortó sus palabras—, pero debes ser paciente. Igual no creo que todo esté perdido, es decir, viniendo de otro Alfa ya te habrías ganado un gran golpe, pero Mark no hace nada, él solo... espera. ¿No es eso una señal?
—¿Lo dices en serio? —Jinyoung salió de su escondite, y rió bajito al ver la expresión que tenía Jackson en aquel momento—. No me ilusiones.
—Hablo en serio, Alfa tonto —susurró, acercando sus labios a los contrarios—. Solo hay que insistir un poco más.
Se unieron en un lento beso, que poco a poco fue subiendo su intensidad
🌼✨💙✨🌼
Bufó por quinta vez en menos de media hora cuando a su mente vino la imagen de Jinyoung besando su barbilla, —muy cerca de sus labios— y su cuerpo se estremecía en un delirante escalofrío. No, no y no, estaba tan mal todo aquello. Mark siempre había sido del tipo correcto, se lo había dicho al Omega el día en que lo conoció. Se sentía seguro siguiendo las normas, y no llamar la atención con comportamientos atípicos.
Su ética, moral y valores eran inquebrantables, y quizás, solo quizás, en más de una ocasión lo tomaron como un tipo aburrido. No le importaba realmente. Por eso es que no podía permitir tales actos provenientes de un Omega enlazado, ni mucho menos los actos de un Alfa.
Lo normal era conseguir una pareja, Omega o Beta, formar una familia y vivir una vida común... y eso era lo que quería Mark.
Pero su lobo no estaba de acuerdo.
Mark creía que era un encaprichamiento nada más, es decir, si bien lograba llamar la atención de los demás, siempre desistían al saber lo soso que era. Sin embargo, Jackson y Jinyoung no eran así, ellos insistían, mostraban un genuino interés en él. Suponía que su lobo estaba encantado por eso, siendo un animal tan flojo que el mero hecho de mostrar interés por alguien era un trabajo forzoso, el tener a dos personas haciendo el trabajo pesado era un logro.
—Quince minutos... —murmuró mirando su reloj—. Ya debería estar saliendo a la sala de conferencias.
Marcó su número por el intercomunicador, pero la llamada nunca fue atendida. Frunció el ceño disgustado. A Jackson le molestaba que no contestara sus llamadas, pero el podía hacer lo mismo. Vaya incongruencia.
Marcó unas dos veces más, pero tuvieron el mismo destino que la primera; una gran y cruel ignorada por parte del Alfa.
Rodó los ojos y se levantó de su asiento con notable fastidio.
—¿Protegerme, dice? ¡Si no puede llegar a tiempo a una reunión si yo no estoy encima de él! Soy yo quien protege a ese Alfa —masculló pisando fuerte—. Idiota.
Tocó la puerta, pero no sé escuchó nada adentro. Las paredes eran gruesas, dando privacidad a la oficina, eso lo sabía a la perfección, pero Jackson podía escuchar con facilidad sus toques. Volvió a tocar sin resultado alguno. Resopló cansado, y abrió la puerta de la oficina, congelándose de inmediato por la escena que encontró dentro del lugar.
Abrió sus ojos y boca por lo que veía, y rápidamente cerró la puerta, quedándose fuera. Cerró sus ojos con fuerza, y volvió a entrar, procurando no mirar nada. —¡E-en menos de diez minutos es su reunión!
Cerró nuevamente la puerta y dio zancadas hasta el baño, encerrándose en el lugar y respirando el aire que se le había escapado hace unos instantes. La imagen de antes revoloteaba en su mente como una película en repetición, y abrió el grifo del agua para echarse en la cara. Jadeó, mirando las gotas caer por su rostro a través del espejo, y la idealización de Jinyoung, sentado sobre el escritorio, sin camisa y mostrando aquella lechosa piel era algo que hacía que sus colmillos picaran. De igual modo, el recuerdo de Jackson entre las piernas del menor, besando y lamiendo su vientre con posesión era algo que lograba que sus piernas temblaran.
Apretó sus ojos, sacudiendo su cabeza.
—No pienses en eso, no pienses en eso... —de dijo a sí mismo, negando.
Se miró otra vez al espejo, y sin poder evitarlo lo imaginó nuevamente, pero esta vez, preguntándose cómo se sentiría besar el precioso cuerpo de Jinyoung, pero al mismo tiempo queriendo saber qué se sentiría ser besado de esa forma por Jackson. Ser tratado como algo irremplazable, pero también poseer a alguien más. Su cuerpo comenzó a responder a las maquinaciones de su cerebro, y abrió los ojos con miedo, saliendo del baño y tomando sus cosas con rapidez, dejando una torpe nota en su escritorio donde explicaba que por ese día se iría temprano.
Debía huir de todo aquello que estaba mal.
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