໒✦❫⋮ Coqueto
Mark echó un poco de agua en su cara, intentando que la sensación de sofoco se aminorara. Su cabeza dolía un poco, y sentía que la corbata alrededor de su cuello apretaba más de lo común. Sacudió sus manos para deshacerse del exceso de agua, y tomó una de las servilletas que se encontraba a un lado del lavamanos del baño. Se había tomado un pequeño descanso para poder calmar sus tensos hombros.
Si bien su trabajo siempre había sido movido, jamás se había sentido tan agotado como lo estaba en aquel momento. La cantidad de responsabilidades era la misma, podía asegurar que no estaba teniendo más trabajo de lo que acostumbraba, pero la tensión constante de tener a un Alfa como Jackson Wang cerca de él era lo que volvía su día algo pesado.
Sus frases, su manera de dirigirse a él, esos peligrosos acercamientos, y sus toques inesperados eran los que lograban que Mark se desequilibrara de su verdadero sur. Podía detenerlo, lo sabía, pero su boca se secaba cada vez que el Alfa con aroma a canela acercaba su caliente ser hasta él, inhabilitando su capacidad para hablar y defenderse, logrando que solo quedara pasmado cuando el contrario lo envolvía en su meñique cual anillo.
Jackson podía hacer de Mark lo que él quisiera, y el americano sabía eso a la perfección. Podría decirse que estaba aterrado, pero incluso sentía que aquella no era la sensación exacta de lo que realmente sentía cada que había uno que otro acercamiento entre ambos.
Una vez sus manos y rostro estaban completamente secos, salió del baño del piso y se encaminó hasta su espacioso escritorio, el cual se encontraba a las afueras de la oficina de Jackson. En su tiempo, Ruiji le había ofrecido una oficina particular para él, pero Mark se había negado a la propuesta, alegando que ya se había acostumbrado a su lugar de trabajo y que desde ahí podía ver con claridad el gran ventanal que le transmitía paz.
Tomó asiento, soltando un largo suspiro, cuando el intercomunicador sonó. Mark alzó una ceja, presionando el botón correspondiente, sabiendo de antemano quien era por el particular sonido. —Dígame, joven Wang.
—¿Cuántas veces debo de repetir que me llames por mi nombre?
—Trabajé con su padre durante cinco años, y aunque mi confianza hacia él era grande seguía llamándolo señor Wang —se cruzó de brazos, apoyándose en el respaldo de la silla—. A usted lo conozco menos, no espere algo diferente.
Mark agradecía estar a unos cuantos metros de distancia, ya que así podía recuperar un poco de la seguridad que se perdía en cuanto aquellos ojos oscuros y demandantes lo miraban con intensidad. Su lobo se divertía cuando retaba al mayor, pero cuando estaba cerca guardaba silencio, a esperas de algún movimiento por parte de Jackson.
Un risa se escuchó por la línea, y Mark mordió su labio, encontrando aquel sonido demasiado encantador. —A mi padre lo veías como uno también... yo soy más joven, puedes mirarme de una forma más cercana.
—Oh, ¿te gustaría ser hermanos? Lo siento, pero no lo voy a llamar hyung.
—Estaba pensando en algo mucho más cercano, precioso.
Mark tragó saliva, y sacudió su cabeza con rapidez, ignorando el tono insinuante de Jackson. —¿Para qué me estaba llamando?
—Te había llamado un par de veces antes y no me contestabas —miró la pequeña pantalla del intercomunicador, descubriendo que efectivamente Jackson había llamado unas cuatro veces—. He descubierto tres cosas debido a eso. La primera es que me molesta cuando no me contestan, aunque esta la sabía de antes.
—Estaba en el baño, por eso no he contestado.
—La segunda es que me molesta aún más que seas tú el que no me conteste —Mark iba a replicar, cuando Jackson siguió—, y la tercera es que da algo de ansiedad no saber dónde estás, así que, Mark, mantenme al tanto de dónde estás para que mi lobo no quiera salir a buscarte con tanto apuro, ¿entendido?
La garganta de Mark se sentía seca, y su pulso había aumentado con notoriedad. Su lobo gruñó bajito, más no de molestia, pero Mark no podía con aquella sensación, así que sin pensarlo mucho presionó el botón rojo cortando la llamada. Apoyó sus codos sobre su escritorio y ocultó su rostro tras sus manos, intentando recuperar el aliento que las palabras de Jackson se habían robado.
¿Por qué el lobo de aquel Alfa querría buscarlo a él? A otro Alfa.
Tan ensimismado en sus pensamientos y propio sentir estaba, que no notó cuando la puerta de la oficina fue abierta y el Alfa caminaba con pasos seguros hasta él, alejando sus manos y tomando su mentón con firmeza para conectar ambos ojos. Mark jadeó cuando los ojos de Jackson, intensos y dominantes, lo miraron sin desviar la mirada en algún momento, y aquel aroma a canela se sentía potente, en una mezcla entre molestia y algo más que el Alfa menor no pudo descifrar.
—¿Por qué me cortaste? —demandó con voz baja, pero sin dejar de lado el dominio que lo caracterizaba—. Soy tu jefe, no puedes volver a hacer algo como eso.
Mark frunció el ceño, e intentó alejar la mano de Jackson de su rostro, pero este apretó el agarre, imposibilitando su huida. —¿Jefe? ¿qué clase de jefe es usted? ¿acaso es correcto actuar como lo hace?
—No te confundas, precioso, solo eres tú quien recibe un trato especial —sonrió con burla y algo de picardía—. No creas que voy por ahí tratando a los demás empleados como a tí, no seas celoso, Markie...
El Alfa con olor a miel bufó fastidiado, y alejó su rostro de la mano de Jackson, más no contó con que este tomaría su corbata y tiraría de ella para juntar sus rostros, dejando una separación de escasos milímetros. El escritorio de Mark los separaba, pero Jackson estaba inclinado lo suficiente para que el espacio entre ambos fuera el mínimo. Jackson sonrió y desvió su rostro hasta llegar al oído del contrario.
—Me molesta cuando eres altanero y te gusta llevarme la contraria, pero al mismo tiempo me fascina esta actitud tuya. Eres demasiado rebelde, precioso, un lobo salvaje que nadie ha podido amansar —susurró, haciendo que la piel de Mark se erizara por completo—, qué bueno que no tengo problemas en domar tu bestia.
—B-basta —la voz de Mark salió débil, y Jackson alejó su rostro para poder verlo, encontrando al menor algo intimidado por sus actos—. Por favor, d-detente...
El chino tragó saliva y soltó de inmediato la corbata de Mark, sintiendo la culpa caerle con fuerza cuando lo miró en aquel estado tan vulnerable. Esto no era lo que quería, no era lo que había deseado por años. Quería ver en los ojos de Mark lo mismo que él demostraba con los suyos, no aquel temor por lo desconocido. Se maldijo a sí mismo por no saber controlarse.
—Lo lamento, Mark... de verdad lo hago.
El recién nombrado negó con rapidez, y en un acto de nervios apretó sus manos. —No es nada, s-solo déjeme.
—Mark, te juro qu-
—Déjeme solo —cortó—. Solo hágalo.
Jackson apretó su mano, pero asintió. —Iré a una reunión dentro de una hora, quería darte aviso de ello.
—Está bien.
El mayor esperó por algo más, un insulto, una queja, pero Mark permaneció en silencio, retomando sus deberes. Jackson se encaminó de nuevo a su oficina, y tomó su celular con rapidez, marcando el número de la persona que necesitaba en aquel momento. Caminó de un lado a otro, escuchando el repicar de la llamada, bufando cuando se estaba tardando más de lo normal en contestar.
—Hola, amor.
—¿Por qué no contestas a tiempo? Sabes que no me gusta.
Un resoplido se escuchó en la línea. —Estaba en una sesión de fotos, justo acabo de salir. ¿Sucedió algo malo?
—Lo he arruinado un poco, tienes que venir.
—Te dije que si seguías de ese modo en algún momento iría mal —regañó el Omega, y Jackson simplemente se dejó, sabiendo que tenía razón—. Debes ir con calma, seunie-ah, apenas te conoce.
—Es que no puedo controlarme —bufó, cansado, mirando por el ventanal de su oficina—. Él me provoca ser así...
—Lo sé, amor, te recuerdo que conmigo fue igual —la risa cantarina de Jinyoung logró calmar el malestar en Jackson. El Omega tenía ese efecto en él, aún si sus problemas fuesen gigantescos, una sola sonrisa por parte del precioso muchacho era suficiente para que Jackson olvidara su malestar—. Iré para allá, ¿sí? Te prometo que todo estará bien.
—¿Te he dicho hoy lo mucho que te amo? Porque lo hago, Jinyoung. Soy el Alfa más feliz del mundo por tenerte a mi lado.
—Y yo el Omega más feliz por tenerte a ti, mi Alfa.
Jackson sonrió y cortó la llamada luego de otro par de palabras. Dejó su celular sobre la mesa, y pensó en lo afortunado que era de tener a Jinyoung con él.
🌼✨💙✨🌼
Toda su atención estaba fija en su computador, distrayendo su mente para no volver al recuerdo de él mismo siendo patético al frente de Jackson. Sentía su orgullo herido, pero no podía hacer nada contra su actuar. Jamás ningún Alfa había calado en él como lo hacía su jefe, y se sentía completamente abrumado.
¿Por qué? Debía de haber una explicación lógica del porqué no podía actuar correctamente cuando el acanelado se acercaba a él. En otras circunstancias habría puesto en su lugar a cualquier Alfa que se le hubiese acercado con aquellas intenciones, pero Jackson era diferente, y lo sabía porque su lobo no mostraba indiferencia por él. Su animal, su Alfa, parecía estar cómodo con la cercanía, incluso lo sentía esperar, pendiente si Jackson se atrevía solo un poco más de lo que hacía.
El sonido del ascensor alertó a Mark, quien miró en esa dirección encontrándose nada más y nada menos que al perfecto Omega de la otra noche; el Omega de Jackson.
Tal como aquella vez en que lo conoció, el joven se robó el aliento de Mark, luciendo tan hermoso como solo él podía lucir. Sus pasos delicados ayudaban al balanceo coqueto de sus caderas, y la sonrisa segura en sus labios le daban un plus a todo su atractivo. Park Jinyoung era tan precioso, que Mark podría quedarse horas mirándolo, disfrutando de aquellas perfectas facciones de las que gozaba el Omega.
Por un momento pensó que se había olvidado de él, pero tal parecía que no era así. La presencia de Jackson eclipsaba a todas las personas, pero Mark nunca olvidaría a alguien como Jinyoung, mucho menos cuando su dulce aroma a manzanas verdes jugó en el aire, y su lobo ronroneó por la presencia del joven.
Estaba mal, mirar al Omega de otro Alfa, pero era inevitable tener a Jinyoung al frente y no admirarlo.
—Tanto tiempo sin vernos, Mark —la delicadeza con la cual salieron aquellas palabras fueron embelesedoras para Mark.
El Alfa se levantó de su asiento, haciendo una corta reverencia. —Bienvenido, joven Park. Puede pasar a la oficina de su Alfa.
—¿Joven Park? Oh, Diosa Luna, no me llames de ese modo —rió—. Llámame por mi nombre, de todas formas yo te llamo por el tuyo.
—Pierdes tu tiempo, amor, créeme que he estado intentando lo mismo y no hay resultados —la presencia de Jackson tomó por sorpresa a ambos. El Alfa mayor sonrió en dirección al Omega y lo tomó de su cintura para acercarlo y besar sus labios con devoción, logrando que Mark desviara la mirada para darles privacidad—. ¿Qué te trae por aquí, cielo?
—Vine a visitar a mi Alfa, ¿no puedo? Acabo de salir de una sesión de fotos y me apetecía verte —se encogió de hombros, con una sonrisa algo tierna en sus labios—. No creo poder aguantar hasta la noche para volver a verte.
Jackson sonrió y besó su mejilla. —Eres una completa dulzura, pero creo que viniste en mal momento, justo voy saliendo a una reunión.
—¿Tardarás mucho? Puedo quedarme con Mark mientras tanto, claro —miró al recién nombrado—, si no es molestia para él.
—¿Podrías hacerlo, Mark? —habló ahora Jackson—. Es la segunda vez que te pido algo así, pero mi confianza hacia tí es grande, y me quedo tranquilo sabiendo que mi pareja queda bajo tu cuidado.
Por alguna extraña razón, el escuchar que Jackson tenía confianza en él lo hizo sentir bien. Asintió. —Vaya a su reunión, joven Wang, estaré al pendiente de su Omega.
—Joven Wang —repitió Jinyoung con algo de gracia—. Te diré así de ahora en adelante.
—Ni se te ocurra —Jackson pellizcó la nariz del menor—. Muchas gracias, Mark. Prometo volver pronto para salir temprano este día.
Se despidió de Jinyoung con un corto beso en su frente, y de Mark con un suave movimiento de mano, para luego tomar el ascensor e irse a la sala de conferencia donde se daría la reunión. Si no llevaba a Mark en esa ocasión es porque el tema de la reunión era precisamente sobre él. Jackson había hablado con su padre sobre sus socios, —Seo y Lee— y lo irrespetuosos que eran para con Mark, y la respuesta que recibió fue un «es tu empresa ahora, tú sabrás a quienes deseas a tu lado y a quienes no». Con aquel permiso concedido, estaba dispuesto a cerrar el contrato que unía las empresas de Seo y de Lee con Wǒmen de wèilái, y teniendo de respaldo a otros dos socios comerciales que estaba dispuestos a dar hasta el triple de lo que aquellos viejos ofrecían. Jackson era inteligente, y caminaba solo por caminos firmes y seguros. Nunca perdía, y esta no iba a ser la primera ocasión.
Jinyoung se encontraba sentado a un lado de Mark, puesto que había rodado la silla hasta ese lugar, y miraba a su alrededor con interés. —Me gusta esto. Espacioso, con buena iluminación y muy tranquilo.
—Sí, es agradable trabajar aquí —Mark sonrió—. ¿Le gustaría beber algo? ¿café, té?
—Un té estaría bien. Me gusta mucho el de manzana, canela y miel. Me relaja muchísimo.
La combinación de esencias que Jinyoung había nombrado no había sido algo que Mark pasara por alto. Lo había entendido, eran sus tres olores juntos, más no dijo nada, asintiendo al pedido y marcando el número de recepción, pidiendo el té para el Omega y un latte de vainilla para él.
—¿La sesión de fotos de qué se trataba? Si se puede saber, claro.
—Maquillaje, me gusta ser modelo de cara más que de ropa —pensó un poco sus palabras antes de seguir—. Tengo una expresión algo fuerte. Las personas dicen que siempre ando molesto o que los juzgo, pero la verdad es que no lo hago a propósito, es decir, así es mi rostro. Por eso trabajo con mi cara, porque a pensar de que me critican muchas veces, esta "cara amargada" vende mucho.
Mark analizó las palabras de Jinyoung, sintiendo curiosidad por la manera de actuar del joven. —Yo no creo que tengas una cara amargada.
—¿Lo dices en serio? —preguntó irónico.
—Sí, lo hago —se encogió de hombros, mirando con más detenimiento el rostro de Jinyoung—. Tienes una expresión fuerte, tú mismo lo has dicho, pero yo pienso que tu rostro es verdaderamente dulce. Tus ojos son cálidos, y tus mejillas son algo llenas, lucen adorables, también tienes una sonrisa sencilla, de esas que te contagian sin saberlo. Las personas hablan por encima, de lo que ven a primera vista, pero si te detallan un poco más se darán cuenta que tu rostro vende por lo dulce que es.
Jinyoung entreabrió sus labios, algo anonadado por las palabras, y sus mejillas quemaron por un inocente rubor que le ocasionó Mark. Bajó la mirada y sonrió sin poder evitarlo, sintiendo el corazón cálido.
—Sin mentir, eres la segunda persona que me dice que mi rostro no es lo que los demás piensan —susurró y subió la mirada—, y es lindo saber que alguien más opina de esa forma.
—¿Supongo que la primera persona fue su Alfa?
—Supones bien. Incluso mis padres siempre me regañaban por asustar a los demás con mis feas expresiones —rió, y movió su mano restándole importancia—. Mi madre me ha llamado para decirme lo serio que salí en alguna portada, reclamándome por no ser más agradable.
Mark rió de igual modo, y se preguntó en donde había la seriedad en aquel rostro, el cual tenía una brillante sonrisa y unos ojos cerrados en media luna, adornados por unas adorables arrugas a sus costados. Jinyoung era precioso en todo el sentido de la palabra.
El ascensor abriendo sus puertas llamó la atención de ambos, y Mark se levantó de inmediato cuando miró llegar a Nayeon con una bandeja en la cual traía las bebidas de ambos. Se acercó a la joven ayudándole con la bandeja, ganándose una sonrisa por parte de Nayeon, de la cual Mark no fue consciente, pero Jinyoung sí.
El Omega alzó la ceja, y cruzó sus piernas de la manera más elegante y prepotente, mirando a la recién llegada con superioridad. Si había algo que no le gustaba a Jinyoung era cuando se metían con lo que era suyo.
—No es necesario, Mark. Es mi trabajo —habló Nayeon, pasando un mechón de su pelo detrás de su oreja, mirando al Alfa con coquetería.
—Déjame ayudarte —dijo sin más, dejando el té al frente de Jinyoung y su café a un lado, para luego entregarle su bandeja de nuevo a la Beta—. Ten.
—Gracias, Mark —sonrió, tomando la bandeja. Miró a Mark volver a su sitio, y desvió su mirada hasta Jinyoung, sintiéndose incómoda por lo intenso que estaba siendo el Omega. Hizo una reverencia hacia él, más Jinyoung solo tomó de su té, sin dejar de mirarla en ningún momento—. Uh...
—Ya puedes retirarte, Nayeon. Gracias por tu servicio —habló Mark sin darle muchas vueltas al asunto.
Jinyoung vocalizó un demandante «lárgate de aquí», y Nayeon abrió los ojos con sorpresa, saliendo rápidamente del piso, asustada por la expresión tan estoica de ese Omega para con ella. Una mirada tan fría que lograba helarle la sangre.
El joven respiró tranquilo cuando la mujer salió de su vista, y miró a Mark con curiosidad. La tal Nayeon era una Beta, era muy claro para él, pero a pesar de eso era muy hermosa y lo admitía, así que no entendía cómo Mark no se inmutó ante su presencia, incluso antes su descarado coqueteo. Rodó los ojos ante el recuerdo, se le revolvía el estómago de solo pensarlo.
Tomó de su té, sintiendo sus mejillas cosquillear por el sabor tan exquisito, y miró a Mark con interés. —Y dime, ¿algún Omega en casa? ¿alguien que te interese?
—Nadie —respondió de inmediato, dando un sorbo a su bebida—. No estoy interesado en una relación.
—¿Y por qué no? Eres un Alfa muy bien parecido, cualquiera moriría por estar a tu lado —dejó el té sobre la mesa—, incluso yo.
Mark abrió los ojos ante tal respuesta. —Jinyoung, no debería decir algo como eso.
—¡Oh, me has llamado por mi nombre!
—No te desvíes —dijo nervioso—. Tiene un Alfa, no debería decir cosas como esa.
Jinyoung era consciente de lo que él ocasionaba en Mark, así que le causaba un poco de gracia y ternura los nervios del Alfa. —Solo estoy diciendo la verdad. Eres un Alfa apuesto, con un buen puesto de trabajo, educado y con un aroma exquisito. Sí, Seunie es mi pareja, pero mi Omega no puede negar que tú eres una excelente opción.
—Jinyoung, no...
El Omega entendió perfectamente a Jackson. Tener a Mark a poca distancia lograba que su autocontrol se esfumara y actuara impulsivamente. Mordió su labio cuando miró al contrario desajustar un poco su corbata, y estuvo tentado de ser él quien la quitara por completo, pero su marca vibró y supo que Jackson estaba cerca. Justo a unos cuantos segundos este salía del ascensor.
Se levantó de su asiento y caminó hasta el encuentro de su Alfa, siendo recibido con un delirante beso.
Mark miró la pareja, y sus nervios se dispararon. Lo que menos quería era que Jackson se enterara de lo que había dicho Jinyoung, sabiendo lo posesivo que eran los de su especie.
—¿Todo bien aquí? —preguntó Jackson, acercándose junto a Jinyoung tomando su cintura con firmeza.
—Sí, todo bien —habló el segundo Alfa.
—Creo que Mark se ha molestado conmigo —puchereó Jinyoung, y Mark lo miró con advertencia—. Solo porque dije la verdad.
—Uh, ¿y esa cuál es?
—Solo dije que Mark era un Alfa por el cual muchos Omegas se pelearían —se encogió de hombros—, incluyéndome.
Mark sintió como la vida se le escapaba del cuerpo, y ya podía ver a Jackson arremetiendo contra él, más contra todo pronóstico el Alfa simplemente sonrió.
—Estoy seguro que no solo Omegas se pelearían por él, Betas y Alfas desearían a alguien como Mark a su lado —habló guiñando un ojo en dirección al recién nombrado—. Ya te lo he dicho, precioso.
Las mejillas de Mark quemaron con fuerza, y bajó la mirada con rapidez. Jinyoung notó el estado del contrario y supo que era suficiente por ese día, así que le hizo señas a su Alfa para irse. Ambos se despidieron de Mark, dejándolo a solas en el lugar, con un enjambre de sentimientos y sensaciones que no sabía definir como buenas o malas.
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