004」M.E. TIME
𝗟𝗔 𝗦𝗨𝗔𝗩𝗘 𝗥𝗜𝗦𝗔 de Alice se podía escuchar, al igual que la de su cita, en el lugar. Estaban disfrutando de la noche y divirtiéndose el uno con el otro.
—Me alegra que por fin podamos hacer esto. –comenta la castaña, sonriendole al chico que tenía frente a ella mientras terminaba de comer.
—Lo sé, Quinn siempre dice que estás en la comisaría. –respondió el hombre mientras la miraba de forma amable. Alice asintió un poco rendida, era la verdad.
De repente, su teléfono comenzó a sonar. Era Jake, por lo que soltó un pequeño suspiro antes de tomar la llamada.
—Sí... Hablando de eso, es por trabajo. Lo siento. –se disculpó la joven, antes de atender al llamado– ¿Qué pasa, Jake?
—"Llamó el capitán. Quiere que nos reunamos" –dijo el hombre del otro lado de la línea, con un tono de voz bastante serio. La joven sólo se quejó por lo bajo– "Hay una pista sobre el estrangulador de Nightingale"
El rostro de la chica pasó de molestia a confusión, manteniéndose en silencio mientras oía las palabras de su compañero.
—"Buscamos a un varón blanco, de metro sesenta, complexión media, pelo castaño y una pequeña cicatriz en la mejilla derecha" –mientras la asiática escuchaba la descripción del supuesto sospechoso, sus ojos no pudieron evitar caer sobre su cita. Una sonrisa aparecía en su rostro, pero era de pánico.
—Bueno... –dijo, intentando no parecer afectada en lo absoluto. Es decir, ¿Estaba cenando con un posible asesino? No hay nada qué temer.
—"Su modus operandi es que encuentra mujeres solitarias, con pocos amigos, les envenena la comida y luego las destripa en su furgoneta" –Alice comenzó a hacer una mueca ante lo que su compañero le decía, tal vez un poco triste por haber descubierto que posiblemente su cita podría haberla matado.
—"Es bastante atroz" –continuó hablando el hombre– "La última vez llevaba una camisa salmón, un saco gris..."
La castaña no pudo evitar mirar de reojo al joven frente a ella, el cual comía con un poco de dificultad. —"Y los testigos dijeron que tenía serios problemas para meterse la lechuga en la boca"
—Bien. ¿Dónde estás? –respondió con enojo, buscándolo por el restaurante con la mirada.
—"Aparentemente tiene el pene más pequeño del mundo y no sabe usarlo..." –dijo con gracia Jake, terminando la llamada antes de acercarse a la mesa en la que ambos castaños se encontraban cenando. Con un amigable tono, saludó al hombre– Hola, ¿Qué tal? Soy Jake Peralta, el jefe de Alice. –se presentó el de camisa a cuadros, dándole la mano al hombre.
—Eso no es cierto. ¿Qué haces aquí? –dijo la castaña, mirando a su compañero y frunciendo el ceño.
—Tengo una cita. –respondió Jake, mirando a su amiga con una sonrisa, para luego girarse hacia donde se encontraba su cita hacía unos minutos. Pudo observar como la de vestido rojo se levantaba y caminaba hasta la salida– Que se está marchando... Valió la pena. Que pasen una buena noche. –terminó la conversación antes de salir corriendo tras la mujer que abandonaba el lugar.
—Tu jefe parece simpático. –dijo sonriente el de camisa salmón.
—Él no es mi jefe. –respondió con molestia la joven, escuchando como su amigo gritaba "¡Sí que lo soy!" antes de marcharse por completo.
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—Y con un récord de cinco delitos resueltos en una semana, Peralta toma la delantera. –habló el de chaqueta, colocando el número "51" en su lado de la pizarra, dejando a Alice con "50".
La asiática sólo observaba a su compañero con molestia, mientras le daba un trago a su café.
—¿Oyeron que resolví cinco delitos en una semana? –continuó hablando el castaño, mirando hacia sus compañeros con una sonrisa triunfante.
—Te oímos. –respondió Santiago, mirando a Peralta con una ceja alzada.
—¿De veras? ¿Cuándo? –dijo el hombre mientras comenzaba a caminar hacia su lugar, oliendo la punta de sus dedos– El dulce olor de la victoria.
—Deberías ducharte más. –respondió Diaz, la cual se encontraba recostada en su asiento, recibiendo una afirmación de parte de Jake mientras tomaba asiento a un lado de Alice.
—Hablemos de los casos nuevos. –dijo el Sargento, mientras caminaba hacia el frente, siendo observado por todos.
—Hubo una muerte en la calle Bessimer. –comentó Boyle, alzando levemente una pequeña carpeta con informes.
–Tú eres el superior, estás al mando. Llévate a Park y a Peralta. –finalizó el Sargento, mirando a los tres detectives.
—¡Sí! –murmuró con emoción– Mi trío de fantasía. –comentó Charles con una sonrisa, recibiendo una mirada de confusión por parte de ambos nombrados– De policías... en un caso. –se terminó por excusar.
—Detectives, debemos entregar las estadísticas mensuales. Quiero todo el papeleo de los casos resueltos para mañana. –interrumpió el Capitán Holt, ingresando a la sala y observando a todos sus agentes– Scully, tú escribe en un papel: "No resolví ninguno".
—Entendido. –respondió el recién nombrado, asintiendo suavemente.
—Yo ya hice mi papeleo, Capitán. –mencionó Santiago, con una sonrisa.
—Entonces este recordatorio no iba para ti –dijo con seriedad el hombre, volviendo su mirada hacia el Sargento, con el que estaba hablando hacía unos segundos.
Rosa, Jake y Alice retenían sus risas ante el incómodo momento. El castaño se inclinó para susurrarle algo a la latina que tenía frente a él. —Vaya, parece que te odia más que a mí. –murmura con una sonrisa hacia la de traje.
—No es cierto. Tenemos una buena relación, estamos en la misma onda. –dijo de la misma manera, dándose la vuelta y mirando a sus compañeros.
—¿Quiere compartir algo con el resto, Santiago? –llamó la atención el hombre, mirando hacia la detective con seriedad.
—No, señor, no quería... El que estaba hablando era Peralta. –se excusó con nerviosismo la latina, señalando a su compañero.
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Mientras Alice guardaba un par de cosas en su bolso, pudo ver como de reojo Amy se acercaba caminando hacia atrás, reverenciándose a la nada.
—¿Está todo bien, Quasimodo? –preguntó con gracia la castaña, llamando la atención de su amiga al instante– ¿Necesitas algo? Debo reunirme con Boyle y Peralta.
—¿Le pasa algo al Capitán? Parece de mal humor.. –habló la latina, murmurando un poco para evitar que el nombrado la oyese.
—No lo sé. ¿Cómo saberlo? –respondió, recordando una oportunidad en la que ambos habían hablado– El hombre es imposible de descifrar. Ni lo intentes. –terminó su conversación con la de coleta, la cual continuaba aún encorvada.
Ambas escucharon como el hombre hablaba por teléfono en la puerta de su oficina.
—"Esa es, sin dudas, la historia más graciosa que he oído". –dijo con una expresión de seriedad, dándole la razón a la castaña.
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DOA's Apartnent
11:23 am
—Vaya, este tipo pesaba como 230 kilos. –habló Peralta mientras ingresaban al departamento de la víctima, observando como el cuerpo continuaba en el suelo, solo que estaba cubierto por un plástico blanco– Creo que sabemos de qué murió. Les anticipo que no fue de inanición.
Los tres detectives se colocaron a un lado del gran cuerpo, observándolo. Pronto, un oficial de policía se acerca a ellos, por lo que Boyle y Peralta le hablan.
—¿Qué tenemos? –preguntó Boyle, teniendo de eco la voz de Jake, quién rápidamente se disculpó con su amigo. Alice sólo negaba mientras rodeaba los ojos.
—Lo siento, lo siento. Tú eres el superior, estás al mando. –dijo para luego mirar hacia otro lado. Charles asintió con suavidad, manteniendo su libreta y un bolígrafo para comenzar a anotar lo que dijera el oficial.
—Frank Patterson: 58 años, casado, sin hijos. La mujer lo encontró esta mañana y llamó. –comenzó a hablar el oficial, leyendo los datos sobre la víctima y poniendo al tanto a los tres detectives.
Charles se agachó hacia el cuerpo, levantando aquel plástico, mientras oía lo que el policía decía. —Bien... ¿Señales de allanamiento o lucha? –preguntó, volviendo a girarse hacia el uniformado.
—No. –respondió el hombre con seguridad.
—¿Está seguro de eso? Parece que su cinturón forcejeó con su estómago. –intervino Peralta, el cual se encontraba con sus manos detrás de su cuerpo, haciendo reír al oficial.
—¿Tú que crees, Boyle? –preguntó Alice, observando a su superior en este caso y esperando su respuesta.
—Creo que... –comenzó a hablar Boyle, señalando al cuerpo, aunque no pudo decir mucho más ya que Jake habló por encima de él.
—Yo diría causas naturales. Tenemos medicamentos por acá, un desfibrilador. Y una cesta de regalos por ser asiduo del ala cardíaca del hospital metodista de Brooklyn. –continuó su teoría, señalando las cosas que había nombrado y recibiendo la mirada de sus dos compañeros. Park sólo lo observaba con molestia, por haber interrumpido a Charles– Caso abierto y cerrado. Como su boca, constantemente. Ese fue mi último chiste de gordos, ¿sí?
Aunque el más bajo estuviera escribiendo todo lo dicho por su amigo, se notaba que le había molestado un poco.
—Park, revisa si hay más medicamentos en el baño. Boyle, fíjate qué encuentras en el dormitorio. Yo reviso la cocina. –el de chaqueta se alejó de ambos detectives, sin siquiera notar sus rostros de enojo.
Alice no pudo evitar mirar a Charles, esperando a que dijera algo o se quejara del comportamiento de su amigo.
—Sí, justo lo que iba a decir. Es... es tan raro. Es tan bueno para adivinar lo que le pediré, que va y lo hace. Es extraño. –se excusó el de saco beige, mientras se dirigía hacia el dormitorio, dejando a Alice con una expresión de resignación.
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—Por ahora, contaste tres chistes de gordos y apabullaste a Charles. ¿Eso es ser buen ayudante? –dijo la asiática, acercándose hacia su compañero de brazos cruzados.
—Primero, conté cuatro. Y segundo, estoy ayudando. Empecé a catalogar lo de la nevera, pero no me alcanza el papel. Cinco chistes de gordos. –se defendió el castaño, sonriendo al escuchar la pequeña risita por lo bajo del oficial, que estaba rondando por allí– Gracias, Arnie. ¿Ves? Arnie cree que voy bien.
—Arnie, cállate. Jake, por una vez, quédate al margen y deja que Boyle haga su trabajo. Y otra cosa más, respeta al hombre, está muerto. –dijo con seriedad la castaña, recibiendo un quejido de su amigo.
—Está bien. A menos que reciba una orden directa de Boyle, me quedaré aquí quiero como un roble viejo y sabio. –respondió rendido, fingiendo ser un "árbol", quedándose quieto y poniendo un rostro bastante extraño.
—Pareces un idiota. –dijo la joven, alejándose de su compañero y dejándolo solo en la cocina.
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Alice se encontraba sentada en su escritorio, a su lado se hallaba Amy. Ambas estaban ordenando el papeleo, cuando escucharon que Jake se acercaba a ellas para hablarles.
—Chicas, ¿Puedo preguntarles algo? ¿Me guardan un secreto? –pregunta el de camisa a cuadros, esperando una respuesta afirmativa de parte de ambas.
—¿Qué quieres? –respondió Alice, cruzándose de brazos y recostándose en su asiento.
—Que amable, ¿Conocen a la nueva forense? Como que tuve sexo con ella anoche.. –dijo con una sonrisa plasmada en su rostro, recibiendo miradas desconcertadas por parte de ambas detectives.
—¿Qué? –habló Amy, bajando un poco su tono de voz. Estaba sorprendida por la confesión que acababa de hacer Peralta.
—Lo siento, olvidé con quién estaba hablando. El sexo es algo que dos adultos hacen con sus cuerpos cuando se gustan. –se disculpa Jake, mientras explica con amabilidad a Santiago, a lo que se refería anteriormente.
—Tiene razón, Amy. ¿No sabías? –dijo Alice, levantando la mirada hacia su amiga, la cual se encontraba de pie a su lado.
—Quería decir: ¿En qué estabas pensando? Se suponía que haría la autopsia para tu superior, Charles. –se defendió la latina, mientras le dirigía una mirada de enojo hacia el hombre frente a ellas.
—El tipo murió de causas naturales. ¿Cuál es el problema? Da igual. Volviendo a lo de anoche, como imaginarán, normalmente estoy dispuesto a hacer casi todo en la cama, pero no estoy seguro si lo que pasó fue raro o sexy... –miró a ambas, mientras les comentaba la situación que había ocurrido, esperando sus respuestas.
—No es tan raro. –dijo la latina, negando un poco.
—¿Fríos? ¿Como un cadáver? –preguntó el hombre, un poco extrañado.
—Estás exagerando. –hizo una mueca la asiática, recibiendo un "¿En verdad?" por parte de su contrario, para continuar hablando sobre cómo continuó su experiencia extraña y sexual con la forense.
—Por favor, dime que saliste de allí rápido. –dijo disgustada la de camisa rosa, aún de pie y colocando una mano sobre su frente.
—No... Por alguna razón, me empezó a gustar.
—¡Para, para, para! ¡Raro, raro, raro! –completó la latina, cubriendo sus oídos al escuchar cómo había terminado la noche de su contrario.
—Ali, ¿Tú que opinas? ¿Raro o sexy? –dirigió su mirada hacia su amiga, con la mínima esperanza de recibir un "Sexy" para no sentirse tan mal por haberlo disfrutado.
—¿Lo preguntas en serio? Totalmente raro. –comentó igual de asqueada la castaña, cruzándose de brazos y levantándose de su asiento.
—Lo sabía... ¿Pero un poco sexy?
—No. Raro. La definición en su totalidad. Pero lo más importante es: ¿Eso hacías mientras Charles se hundía en papeleo? –la chica hablaba con seriedad, viendo como su amigo se cruzaba de brazos y bajaba la mirada, un poco avergonzado.
—Te lo dije. El peor ayudante de la unidad. –se unió a la conversación Amy, nuevamente, mientras mostraba una sonrisa de satisfacción.
—¿Qué quieren de mí? Si tomo el control en la escena del crimen, soy mal ayudante. Si me escabullo para acostarme con una forense sexy, soy un mal ayudante. ¡Así no se puede! –comenzó a quejarse el hombre, sin saber que detrás de él iba acercándose Charles.
—¿De qué hablan, chicos? –preguntó el más bajo, con una sonrisa sus labios y mirando a los tres detectives.
—De cosas raras sobre sexo, nada relacionado con el trabajo. –dijo el castaño con una sonrisa nerviosa, observando a sus compañeras frente a él.
—Una vez tuve sexo en un futón. Y estaba en posición de sofá. –comentó mientras hablaba con orgullo sobre aquella experiencia, volviendo a alejarse hasta su escritorio y dejando a los tres detectives confundidos.
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99th Precinct
2:10 pm
—Alice, ¿Puedo mostrarte algo? –dijo el pelinegro, acercándose hacia el escritorio de su compañera, en sus manos tenía una pequeña carpeta de informes abierta.
—¿Qué pasa? –respondió la castaña, girando un poco sobre su silla y mirando a Charles.
—La mujer de Patterson me dijo que se tomarían un crucero juntos el próximo mes, pero en su tarjeta de crédito sólo figuraba un pasaje. –comenzó a hablar el hombre, mostrando los gastos de la tarjeta antes de continuar– O bien miente, o sabía que iba a morir.
Alice tomó los informes, comenzando a leerlos mientras sonreía impresionada. —Buen hallazgo, Boyle. –dijo la castaña, devolviendo los documentos, para volver a mirarlo.
—Podría ser un asesinato. ¿Dónde está la autopsia? Jake bajó a ver a la forense hace hora y media. –se quejó el de corbata, un poco impaciente– Todavía no vuelve.
—¿Jake bajó por el informe? –el rostro de la chica se transformó en uno de completa seriedad.
—Lo sé. ¿No es el mejor? De verdad se ha metido en el papel de ayudante. Quiero regalarle algo bonito. ¿Te parece un tipo al que le guste el Pinot o el Syrah? –preguntó Boyle con una sonrisa, aunque fue interrumpido por la chica.
—¿Sabes qué? Mejor bajemos, veamos qué lo demora. –dijo la castaña con una sonrisa tensa, comenzando a caminar y siendo seguida por su compañero, recibiendo un "Bien dicho" por su parte.
Luego de unos pocos minutos, ambos detectives llegaron a la planta del laboratorio, pasando a través de unas cortinas transparentes.
Lo que más llamaba la atención de aquel lugar era el enorme cuerpo inerte de la víctima, cubierto por una gran sábana blanca. La nueva médica forense se encontraba allí, su ropa estaba un poco desarreglada y no llevaba su bata.
—Detectives. Hola. –saludó, mientras se acercaba a ellos y se colocaba su bata. La castaña observó su atuendo, mencionando lo obvio.
—¿Qué tal? Tiene la blusa mal abrochada. –mencionó, mientras ambos se colocaban frente a ella. La rubia sólo soltó una risa nerviosa, cubriéndose levemente.
—Eso parece. Bueno, ¿En qué puedo ayudarlos? –preguntó mirando a Charles, mientras que Alice caminaba detrás de ellos, colocándose a un lado de unas puertecillas metálicas.
—Vinimos por el informe de la autopsia. –respondió el pelinegro, colocando sus manos sobre sus caderas– ¿Está aquí el detective Peralta?
—No lo he visto. Gracias por pasar. –la rubia comenzó a alejar a Boyle de donde se encontraban, en un intento de echarlos a ambos. Antes de que pudiera lograrlo, se escucha una tos.
—Espera. –dijo la asiática, abriendo la puerta metálica que se encontraba a su lado, arrastrando hacia afuera la camilla del mismo material. Allí, recostado, se encontraba Jake, sin ropa– Lo encontré.
—Oh! Gracias al cielo que están aquí. Estoy muy desorientado. –habló el castaño, mirando a Charles con una sonrisa nerviosa– ¿Saben dónde están las máquinas expendedoras?
Ambos detectives miraron con enojo a Peralta, el cual se tomó su tiempo para bajarse de donde estaba y tapar su cuerpo desnudo con una sábana.
—Escuchen, no es lo que parece. –se excusó, mirando a sus dos compañeros.
—Sí lo es. –dijo con seriedad Alice, la cuál se encontraba aún de brazos cruzados– ¿Podrías explicarle a Charles?
—Bien, esto es lo que pasó. Bajé por el informe de la autopsia y, en conclusión, aquí estamos. –dijo, en un intento de salvar su pellejo. Dio unos pasos lejos de la mujer rubia, colocándose a un lado del gran cuerpo– Ahora, si me disculpan...
—Ya basta, Peralta. –respondió Park, negando con seriedad. Boyle se mantenía en silencio, parecía realmente enfadado por la situación, y estaba en todo su derecho.
—Siento haber atrasado los resultados de la autopsia, pero todos sabemos que fue por causas naturales. –dijo, convencido de que su teoría es cierta.
—Ya no. Creemos que pudo ser asesinato. –habló por primera vez Charles, frunciendo el ceño.
—Espera, ¿Un asesinato asesinato o que su boca lo asesinó al hacerle tragar tanta comida que le explotó el corazón?
—Asesinato asesinato. Necesitamos la autopsia para confirmarlo. –habló esta vez la castaña, mirando de reojo a Peralta con seriedad por su "broma".
—Aún no la he hecho. –comentó la mujer, cruzándose de brazos.
—Pero llevan aquí abajo dos horas. ¿Qué, tuvieron sexo cuarenta veces? –el tono de voz de Boyle comenzó a ser de enfado, aunque también de resignación. Los tres restantes se miraron entre sí, desconcertados por la pregunta.
Alice no pudo evitar dirigir una mirada de confusión a su compañero ante sus palabras. El pelinegro sólo la miró de reojo, un poco avergonzado.
—¿Cuarenta veces? No, Charles... Escuchen, lo siento. No sabíamos que era un homicidio. –se disculpó el castaño, llamando la atención de sus dos compañeros nuevamente.
—Eso no debería importar. Soy tu superior y te pedí algo. Así que, si te parece bien, voy a enfadarme contigo.
—Me parece más que bien. Me parece bien duplicado. Ahora bien, Doctora Rossi, ¿Le importaría realizar la autopsia para nosotros ahora?–habló Jake, dirigiéndose hacia la rubia a su lado.
—De hecho, con un cuerpo de este tamaño, necesitaría a mi auxiliar, pero le di el resto de la tarde libre cuando apareció Jake. –dijo la de bata con una sonrisa, girándose a mirar a los detectives frente a ellos. El castaño sólo levantó su mano levemente, diciendo por lo bajo "Culpable".
Alice y Charles lo fulminaron con la mirada, mientras todo se hallaba en silencio. Jake soltó un suspiro, para luego ofrecerles algo. —De acuerdo, está bien. Yo seré su auxiliar porque soy un ayudante maravilloso. ¿Qué tan feo puede ser?
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Luego de un largo día, los tres detectives pactaron ir al bar cerca de la comisaría, para poder celebrar el arresto. La castaña levantó su botella de cerveza levemente, mirando al pelinegro a su lado.
—Buen trabajo, Boyle. Te luciste. –dijo la joven, sonriéndole a su compañero para luego brindar entre los tres. Un "Salud" salió por parte de los otros dos detectives.
—Claro que sí, eres un gran superior. Y perdona que fuera tan mal número dos. –habló Jake, mirando hacia Boyle con una pequeña mueca– Puede que, por primera vez, me haya comportado como un idiota, y lo siento.
Alice hizo una pequeña mueca ante sus palabras, pero finalmente terminó sonriendo, al igual que Boyle. El pelinegro soltó una pequeña risa.
—Qué momento maravilloso. –dijo con felicidad el de corbata, mirando a su amigo con una gran sonrisa.
—Coincido, es un maravilloso momento. –Peralta observó a su amiga, dándole la razón a Charles. Ambos sonreían y repetían la misma frase, esperando a que la chica también lo dijera– Ali, ¿Estás de acuerdo?
—Sí, lo estoy. –dijo la castaña soltando una leve risa, escuchando como sus compañeros comenzaban a cantar "Un momento maravilloso... Entre dos hombres"– Creo que lo están haciendo un poco raro..
———
BUENOS DÍAS, TARDES O NOCHES!
¿Qué tal están? Espero que les guste el nuevo capítulo, es MUY largo, jeje.
Muy pronto en los próximos capítulos voy a empezar a dar más enfoque en el pasado de Alice en Ohio y demás, todo a su tiempo. De verdad espero que muestren su apoyo y que puedan comentar si les está gustando. :3
Si encuentran algún error, háganmelo saber en los comentarios. Siempre con respeto, por favor! <3
— nana.
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