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CAPÍTULO 18: EL INICIO DEL FINAL

Tul, Mew y Gulf llegaron al apartamento del menor. Los tres chicos se sentían demasiado cansados, Gulf sabía que el único que se encontraba en un estado de ánimo mejor era él, si tan solo pudiera hacer algo por ambos chicos para que no se sintieran tan mal. En un completo silencio ingresaron al apartamento, primero Gulf pues era él quien llevaba las llaves, seguidamente lo hizo Mew y seguido de él, Tul, estos últimos tomaron asiento en el sofá color café que se encontraba en la sala.

—Hay una habitación de huéspedes, la cama no es tan grande pero para tí será suficiente —informó el propietario del apartamento.

—Te lo agradezco, Gulf. No sabes lo mucho que estaba pidiendo no tener que quedarme en... — Detuvo su hablar y miró a Mew quien tenía su vista perdida en un punto específico del piso —ya sabes. —Sonrió forzosamente.

—Comprendo, puedes ir e instalarte. Subiré a mi habitación y te buscaré uno de mis pijamas, espero te queden —dijo esto último en un intento de broma, tratando de aligerar el ambiente, pero tal cual lo imaginó, fue en vano. Tul se puso de pie dispuesto a ir a la habitación asignada, no sin antes palmear el hombro de Mew y seguidamente sonreírle cálidamente —. Ve a ducharte, Mew, subamos —indicó el menor, tomando la mano del castaño. 

Mew levantó su rostro permitiendo que Gulf notara como esos ojos que en el pasado siempre estaban llenos de brillo, esta vez solo emanaban una profunda tristeza.

Sin decir una sola palabra abrazó a Mew permitiendo que este apoyara su cabeza sobre su pecho, Gulf rodeó la espalda de Mew y lo aferró a él. Mew que aún seguía sentado solo llevó sus manos a rodear la cintura de su novio, lo apegó más a él y lloró nuevamente... era la vigésima vez, la treintaba quizás, pero no importaba, el dolor no se iba, el dolor era como un huésped VIP de su corazón en este momento.

Mew se aferraba a lo único real que tenía, al único motivo para seguir de pie que le quedaba, al ser que no lo ha dejado solo jamás. En ese momento ya no importaban sus recuerdos, conservaba la latente esperanza de recordar a Gulf algún día, pero en este momento solo importaba que estaba enamorado de él, que lo estuvo desde que lo conoció, y lo seguiría estando. Él lo amaría por siempre sin importar nada.

Al cabo de unos minutos en los cuales Mew tan solo lloró y Gulf se limitó a acariciar el cabello de su novio, el castaño había logrado calmarse. De inmediato Gulf lo instó a subir a su habitación, al llegar a ella, el pelinegro se dispuso a buscar un pijama para Mew y otro para Tul, habiendo conseguido lo que necesitaba dejó a su novio en la ducha para dirigirse a bajar las escaleras y llegar a la habitación que estaba en el primer piso, la misma en donde se quedaría Tul.

Al llegar a la habitación su inmediata intención fué tocar, pero se detuvo al ser capaz de escuchar los sollozos de su gran amigo. Tul que desde que lo conoció parecía irrompible, se encontraba en ese cuarto llorando la muerte de un ser amado, ese chico que no se doblegaba ni ante los encantos de Maxiin, se encontraba destrozado en este momento. Gulf suspiró pesado y se recostó en la puerta, le daría su espacio, él también se sentía mal, se sentía muy mal. Ver a Mew en ese estado lo estaba matando y saber que Tul se sentía similar también lo afectaba.

Al cabo de unos minutos tocó la puerta de forma tranquila.

—¿Si?... — Se escuchó el sollozo luego de la pregunta.

—¿Puedo pasar? —siseó. Escuchó el sollozo de Tul seguido de los pasos de este y luego se abrió la puerta. Al entrar se encontró con un Tul despeinado, rostro pálido, ojos hundidos y ojeras terribles. Un semblante desastroso definitivamente. —Te he traído esto para que puedas dormir bien. —Sonrió.

—Te lo agradezco, Gulf,...— Tomó la ropa y sonrió de lado, su sonrisa era muy apagada y deprimida para la sonrisa que Tul solía mostrar normalmente —¿cómo está él? —cuestionó, luego de algunos segundos en silencio.

—Igual... —respondió, soltando un pesado suspiro —me preocupa mucho cuánto vaya a durar así.

—Es entendible... y-yo n-no puedo creerlo, Gulf. — El rubio volvió a la cama y tomó asiento a la orilla de esta.

—No es tu culpa, Tul.—Fue hacia su amigo —No te culpes por algo que nadie pudo prever. — Tomó asiento a su lado y palmeó su hombro.

—P-pero... si tan solo y-yo hubiera...-- — Sus lágrimas bajaban por sus mejillas mientras que sus manos arrugaban su ropa en fuertes apretones.

—El "hubiera" ya no existe, amigo. Debemos comprender que los planes del destino no son los mismos que nosotros trazamos, el destino ha trazado un curso para todos nosotros. Tul,... nada sucede por casualidad, en el fondo las cosas tienen su plan secreto aunque nosotros no lo entendamos. Muchas veces para poder entender ese plan debemos pasar por situaciones dolorosas. — Sin perder más tiempo abrazó a Tul. —Ahora duchate y por favor descansa. Iré a ver a Mew. —Sonrió, poniéndose de pie. Tul asintió.

—Gracias por todo, Gulf.

El pelinegro salió de la habitación dejando un poco más tranquilo a su amigo.











Al llegar a su habitación de inmediato se percató de que Mew aún se encontraba en la ducha, habían transcurrido alrededor de veinte minutos.

¿Por qué tardaba tanto?

Preocupado, se dirigió al baño y giró lentamente la manecilla de la puerta e ingresó a la ducha, solo para encontrarse con un Mew acurrucado en una esquina del cubículo. Su novio se encontraba aún vestido, abrazando sus propias rodillas mientras lloraba.

El corazón de Gulf ya no pudo más y se destrozó en ese mismo instante, pedazo a pedazo sentía el dolor del castaño que yacía cual niño indefenso frente suyo.

¿Cuánto más tenía que llorar su pobre Mew?

¿Es realmente necesario que sufra tanto?

¿Qué es lo que ha hecho de malo para tener que vivir todo esto?

Su mente se volvió un caos en ese momento, sus pensamientos y cuestionamientos no lo dejaban en paz, sin pensarlo más se dirigió a su novio, con su corazón acongojado debido a la impotencia que lo agobiaba.

—M-Mew,... por favor levántate —pidió, con la poca fuerza que pudo reunir en ese momento, pero aún así su voz sonó quebrada —, por favor, Mew. Todo estará bien, levántate —siseó, con ojos cristalinos y ese nudo que ya se había instalado en su garganta.

El castaño al darse cuenta del estado de su novio no dudó en dejarse ayudar por él, poniéndose de pie de inmediato. Sin pensarlo dos veces abrazó a Gulf en busca de refugio, el pelinegro era como una cálida brisa que cobijaba a su corazón dolido y a su alma rota.

Seguidamente salieron de la ducha, Gulf lo ayudó a secarse y también a cambiarse, en todo este tiempo habían permanecido en un completo silencio, no era incómodo, pero tampoco normal entre ellos. Mew se encontraba sentado en la cama mientras que Gulf le secaba el cabello con una toalla.

—Perdóname...—expresó Mew de la nada, haciendo a Gulf detener sus acciones por un instante y mirarlo confundido —sé que esto no es fácil para tí tampoco... sin embargo, estás siendo tan genial conmigo. —Sollozó, —Perdóname... —Esta vez su voz salió en un hilito apneas audible.

Gulf lo miró con ternura y sonrió con amor, acarició su mejilla y besó su frente. —No tengo nada que perdonarte, Mew. Siempre estaré contigo en las malas y en las buenas, porque te amo y jamás pienso dejarte — Sujetándolo de la barbilla levantó su rostro y le dió un suave beso, calmando toda tempestad en el corazón ajeno.

Las lágrimas de ambos chicos bajaban por sus rostros, el dolor que ambos sentían parecía disiparse un poco al sentir el amor que el otro le transmitía mediante ese beso. De ser posible ambos le pedirían al tiempo que se detuviese ahí, en ese preciso instante en el que bastaban solamente del otro para apaciguar el dolor de sus almas, el pesar de sus corazones y la tristeza de su ser.

Luego de unos minutos ambos chicos se encontraban en la cama, Gulf descansaba sobre el pecho de Mew mientras que el nombrado yacía en un profundo sueño. Gulf se sentía agradecido de que por fin su castaño podría descansar, esta vez no dormiría pequeñas fracciones de tiempo así como lo había hecho durante el día, esta vez descansaría como era necesario.

Se acomodó un poco mejor en el pecho de su novio, rodeó con ambas manos la cintura ajena y lo apegó más a él, su mente lo agobiaba pensando en el mensaje que había llegado horas antes.

¿Acaso no era tan pronto para que ya haya comenzado?

¿Debe hacerlo? ¿Porqué tiene que ser de esa forma?

¿Podrá Mew perdonarlo después de eso?

¿Que hará si Mew descubre la verdad? ¿Querrá seguir a su lado después de saber lo que le ha ocultado todo este tiempo?

Definitivamente su mente no parecía ser su aliada en este momento, lo estaba sumergiendo en un sin fin de cuestionamientos, inseguridades y de dudas que solo podrían aclararse el día en que todo se resolviera. Hasta este momento él solo había hecho lo que creyó correcto, era por su bien y por el de Mew, así que, no tenía por qué arrepentirse, ¿verdad?













\\Díez meses después\\

Como si nada ya había transcurrido casi un año en lo que pareció haber sido un suspiro. Para algunos, estos meses habían sido duros, para otros habían sido de superar obstáculos, cerrar ciclos, sanar heridas y encontrar la fortaleza para continuar la vida con la frente en alto.

Sin embargo, para una persona en específico habían sido placenteros. Había sentido el mundo a sus pies durante todo este tiempo, después de viajar a Italia y reencontrarse con su primer amor y revivir los viejos tiempos, se sentía feliz y renovada, como si hubiese vuelto a nacer. Pero no todo era eterno, y había llegado la hora de volver a Tailandia para ocuparse de un pequeño asunto, o más bien... de alguien.

Sin avisar absolutamente a nadie de su regreso a su país natal, se dirigió a la mansión que alguna vez fue testigo de su hermosa familia felíz. Dicha mansión estaba llena de tantos recuerdos, en su mayoría buenos y felices, el único mal recuerdo que esa mansión guardaba era el de ese terrible día. El día en que fue testigo de la muerte de Eidrien, dueño y señor del lugar.

Todo le recordaba a él, llevaba meses teniendo pesadillas sobre el recuerdo de Eidrien, noches enteras de insomnio debido a que su difunto esposo se aparecía ante ella.

¿Su conciencia le carcomía acaso?

¿Debía arrepentirse de lo que hizo?

No lo sabía, realmente no sabía si se arrepentía. Y es que, Eidrien fué tan bueno con ella, ¿por qué nunca pudo amarlo?

Si lo pensaba bien Eidrien jamás tuvo la culpa de nada, la ayudó y la protegió de su padre, la rescató de esa inmensa soledad en la que se encontró toda su vida desde que su madre falleció. Porque sí..., aunque parezca sorprendente ella también había sufrido mucho.

En todas las situaciones siempre es bueno ver los dos lados de la moneda, pero... nadie jamás quiso ver el lado de ella, nadie jamás quiso entenderla, nadie quiso escucharla. Desde sus seis años se vio obligada a vivir solamente con su padre, pues su madre murió a causa de un accidente de tránsito, más bien... su padre conducía ebrio mientras regresaban de un evento benéfico.

Ese día Linda se encontraba con Lina quien era su niñera, recuerda muy bien que su madre le dijo que siempre creyera en ella, que su mejor arma y consuelo sería ella misma. Las últimas palabras que ella recuerda de su madre son: "siempre debes creer en tí misma, se fuerte por tí y para tí. Confío en que serás una persona de bien y que tomarás las mejores decisiones."

Las palabras de su madre resonaban a diario en su cabeza, quizás eligió mal, a lo mejor tomó malas decisiones, lo sabía, pero ella confiaba en que era lo mejor.

El destino pone en tu camino a personas que te ayudarán y otras que querrán tirarte al suelo, pero tal parecía que el destino se había ensañado con ella y desde que su madre murió nunca conoció a alguien que la pudiera persuadir o rescatar del destino que le esperaba. Su padre cubrió con dinero la culpabilidad por la muerte de su madre, despidió a Lina y se volvió más estricto con ella. Linda dejó de llevar la vida de niña que cualquier otro infante tendría, su padre le creó etiquetas, era estricto y jamás volvió a recibir amor de su parte.

Cuando ella pedía comprensión o un poco de amor, él solamente respondía: "Amar es para los débiles, el amor te arruina y no te ayuda, sin embargo, el dinero te engrandece y te da poder. Por eso necesito que crezcas correctamente para buscarte un buen esposo y que aunque sea de esa forma puedas pagarme todo el dinero que he invertido en tí todos estos años."

Porque eso era, para su padre ella solamente era una inversión a largo plazo. No tenía amigas, no podía salir de su casa, su padre la obligaba a ser una perfecta mujer de etiqueta, y guardar las apariencias para que si algún día decidía presentarla en público ella no fuera a avergonzarlo.

Con la edad de apenas doce años, el hermano de su padre un día llegó sorpresivamente a visitar a este, pero desgraciadamente en su casa solamente se encontraba ella, al percatarse su tío de ese pequeño detalle la invitó a jugar en el estudio de su padre. Ella con la inocencia que desbordada de su ser, aceptó jugar con su tío, su padre nunca jugaba con ella por lo cual le resultó interesante y divertida la idea de jugar con su tío. Pero,... cuando dicho juego comenzó no le parecía divertido. Su tío tocando su cuerpo y quitándole su ropa no le parecía un juego que fuera en acorde con su edad.

Comenzó a llorar y a gritar pidiendo ayuda, pero no había nadie quien la ayudara. ¿Por qué tenía que sufrir eso? Ese juego era horrible, no le gustaba, era doloroso, le pidió tantas veces a su tío que parara pero éste hacía caso omiso de sus palabras. Cuando finalmente el "juego" acabó, ella permaneció en el estudio llorando, preguntándose qué había hecho mal. ¿Acaso su tío no la quería y por eso la lastimó de esa manera?

Al llegar la noche le contó a su padre acerca de lo sucedido, pero este solamente le dijo que eran cosas que le ocurrían a las mujeres débiles y que se acostumbrara a que los hombres harían con ella lo que quisieran. Su tío, quien estaba presente solo sonrió ladinamente y como en esa ocasión había pasado, sucedió de nuevo.

Su tío abusó de ella, una y otra, y otra vez.

A sus diecisiete, años por primera vez su padre la llevó a un evento benéfico de la empresa, en dicho evento conoció a un chico magníficamente hermoso, no pasaba de sus veintidós años según Linda. El joven la deslumbró tanto con su sonrisa, se veía tierno y guapo. Linda quedó encantada con él, al acercarse a éste le sonrió con amabilidad y él correspondió de la misma forma. El chico la invitó a beber un ponche de frutas y ella accedió, era muy carismático.

Al momento en que ambos se dirigían a la barra su padre los abordó diciéndole a Linda que se alegraba mucho de darse cuenta de que se relacionaba bastante bien con su futuro esposo.

¿A qué se refería?

¿Su padre se había vuelto loco acaso?

El chico era hermoso y le había agradado, pero tampoco al extremo como para quererlo como su esposo. Miró al desconocido con una interrogante mirada y en busca de respuestas, pero él se encontraba igual de sorprendido que ella.

Al regresar a casa le pidió a su padre que se retractara de comprometerla con un desconocido, que le prometía buscar un buen trabajo y pagarle todo el dinero que él había gastado en su educación, pero que por favor no le hiciera eso. La respuesta de su padre fueron solamente golpes que la obligaron a aceptar algo que no quería.

Una noche su padre llegó con un regalo inesperado para ella, Linda se sintió tan alegre cuando abrió la caja y encontró en su interior un hermoso vestido negro azulado con preciosas piedras bisutéricas. Sonrió ampliamente y quiso abrazar a su padre por tener un detalle con ella después de tantos años, pero todo se rompió nuevamente cuando su padre con voz fuerte y autoritaria le dijo:

"Eidrien vendrá por tí esta noche, ponte ese vestido y no me avergüences, es muy caro así que cuida de no arruinarlo.” Y salió de la habitación sin más, ella cayó sobre su cama, deprimida y desconcertada. Agotada de todo esto, de su vida y de sus desgracias, no pudo soportarlo más y el primer sollozo fue liberado, por consiguiente hubieron más de esos hasta que su rostro fue humedecido por las pesadas lágrimas.

¿Cuándo conocería a alguien que la comprendiera por fin?

Sabiendo que no había nada más por hacer, acudió a su cita con Eidrien y éste la ayudó a distraerse. Haciéndola sentirse libre por primera vez. Linda se olvidó de todo al estar con él, de su vida dolorosa y de su infortunado destino, de los abusos de su tío y del maltrato de su padre, del hueco y vacío que dejó la muerte de su madre. Linda se sintió viva por primera vez desde que su madre murió.

El placentero sentimiento se apoderó de ella, y debido a ello decidió probar el alcohol, empezó con una copa, luego dos, luego tres... hasta que perdió la cuenta. Al despertar se encontró desnuda y con un masculino cuerpo a su lado, se sentía asustada, aterrada. Ella jamás quiso que algo como eso ocurriera, pero había sucedido.

Volvió a su casa y por más ingenuo que pareciera sentía como si le hubiese entregado lo mejor de ella a ese chico, aunque realmente lo más preciado su tío se lo había arrebatado hace años. Recordando el intenso sentimiento de la noche anterior, decidió restarle importancia al asunto, y no dijo más.

Un día decidió sorprender a Eidrien e ir a visitarlo a su casa, pero al hacerlo se encontró con la desagradable y dolorosa escena de Eidrien besando a otra chica. Linda regresó a su casa hecha un mar de llanto, creyó que Eidrien era diferente, pero no... todos los hombres son iguales.

Tiempo después descubrió que estaba embarazada, los abusos de su tío habían cesado varios meses atrás cuando este murió en un accidente. Su coche "accidentalmente" había perdido los frenos provocando que su tío perdiera la vida de una forma tan aparatosa y terrible. Por supuesto que ella estaba feliz por eso. ¿Había sido su culpa? No lo sabe, decidió no recordarlo.

Pero con su tío fuera de la ecuación desde hace varios meses, la única opción que quedaba era que ese bebé fuera de Eidrien. Habló con su padre al respecto, el cual sin dudarlo la golpeó con la justificación de que ni siquiera estaban casados y ella como una cualquiera se había entregado a él. Le prohibió que se lo dijera a Eidrien, pero días después él llegó a buscarla diciéndole que se había sentido diferente, que sospechaba que algo malo había con él. Que lo había hablado con su padre y éste le había preguntado si ella y él habían avanzado íntimamente, que si era posible que ella estuviera embarazada.

Asustada por las amenazas de su padre ella le dijo a Eidrien que lo había descubierto tiempo atrás, pero que había perdido al bebé debido a una caída. Su padre fue quien se encargó de terminar de hablar con Eidrien diciéndole que enviaría a Linda a Italia para que culminara sus estudios, pero que prometía que al volver se casaría con él. Eidrien, quien se había enamorado de Linda desde el primer momento en que la vió, prometió esperarla el tiempo que fuese necesario.

Fue entonces cuando decidió volverse otra persona. De pequeña nunca dió crédito a los villanos de las caricaturas, pero cuando creció comprendió como la maldad de Maléfica al ser traicionada por el hombre al que amó, había nacido y cambiado todo en ella, o como Stela se convirtió en Cruela de Vil al descubrir como fue rechazada por su propia madre incluso sin darle la oportunidad de conocerla. Así mismo ella decidió volverse mala para no permitir que nadie volviera a burlarse de ella.

Cuando te suceden demasiadas cosas malas es uno mismo quien elige si seguir el mismo camino de las personas que nos hicieron daño o hacer la diferencia y perdonar, Linda no se justificaba a sí misma, pero tampoco se retractaba, ella escogió el camino equivocado pero eso no quiere decir que no haya sufrido, o que al menos para ella esa resulte ser la mejor decisión.

Sin embargo, ¿que más da? Ya era demasiado tarde como para querer arrepentirse, su final aún era incierto, pero dudaba de que el destino tuviese preparado algo lindo para ella. Jamás le había dado algo de lo que agradecerle hasta que Dimitri llegó a su vida y le regaló a Mew.

Sentada en la silla del estudio de su difunto esposo despejó su mente de todos esos malos recuerdos de su niñez, del pasado doloroso que la atormentó siempre, de ese pasado que la convirtió en lo que es ahora, de lo cual, por supuesto no se arrepiente.

Suspiró, era hora de llevar a cabo su plan, Maxiin le había confirmado que Mew y Gulf estaban juntos nuevamente... entonces era hora de deshacerse de ese pequeño inconveniente. Había arreglado todo en Italia para que la empresa pasara a sus manos y para ello solo faltaba que el misterioso abogado de Eidrien que hasta este momento ni siquiera se había presentado, leyera el testamento del difunto para acceder al riquísimo patrimonio de su difunto esposo.






















—Es hora de irnos, amor —dijo Gulf, tomando a Mew de la mano.

Mew se encontraba en la oficina de su padre, su mismo escritorio, su misma silla, su misma computadora, todo. Todo lo que había sido de su padre ahora era suyo, sin duda lo devolvería sin pensarlo si eso le pudiera regresar a su padre, llevaba meses laborando como el CEO de MSJ Entertaiment, y como siempre, Gulf había permanecido a su lado todo este tiempo.

—De acuerdo, cariño— respondió, con una sonrisa.

—Me empalagan —bromeó Tul. Los tres se habían vuelto prácticamente inseparables durante este tiempo.

Tomó sus cosas, se acercó a su novio, besó sus labios, lo tomó de la mano y salieron juntos de la empresa con Tul tras ellos. Mañana tendrían una reunión con sus amigos pues todos estaban juntos de nuevo, Turbo, Yhiwa y Cho habían regresado, Mild y Thorn también, Tharn y Type no podían faltar, Kok y Kaownah trabajaban para ellos, incluso Charyung había ingresado a trabajar a MSJ. Era un dolor de cabeza para Gulf y para Mew pues todo este tiempo no había dejado de ser su prometida ante el ojo público, pero toda la empresa sabía que eso era solamente un arreglo y que la verdadera pareja de Mew era Gulf.

Habían llegado ya al parqueo cuando Mew recibió una llamada de su madre diciendo que estaba en casa y quería verlo.

—Lo siento, cariño. — Se disculpó, con un apenado rostro —No podré quedarme contigo esta noche, mi madre ha vuelto y quiere verme. Sabes que llevo casi un año sin verla —Sonrió apenado, a pesar de todo era su madre y él había aprendido a quererla pues era la única familia que le quedaba.

—Por supuesto que entiendo. Puedes ir, nos vemos mañana —respondió sonriente, besando a su novio antes de verse obligados a despedirse.

—Voy contigo —anunció Tul. Más bien como una orden y no una petición, así que Mew aceptó sin más.

Se despidieron con un abrazo y un último beso para cada quien ir por su respectivo camino.




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Bastaron únicamente alrededor de cuarenta y cinco minutos para que Mew llegara a su hogar, desde que su padre murió no había querido volver a este, así que vivía en su apartamento junto a Tul.

Llegaron a la mansión, ambos suspiraron y compartieron miradas antes de entrar. Era todo tan diferente, nana ya no estaba, Zee tampoco, pues Linda se había encargado de despedir a todos los empleados que había contratado Eidrien. Definitivamente esa casa no era lo mismo sin su padre. Al ingresar, de inmediato se percató de que su madre se encontraba sentada en el sofá de la sala bebiendo champán.

—¡Hijo! —Sonrió al verlo, colocó la copa sobre la mesita frente a ella y se dirigió hacia su hijo.

—Hola, madre. Me alegro de verte. ¿Cómo has estado? —respondió Mew con tranquilidad y la abrazó, Tul se limitó a solamente inclinarse ante ella en señal de respeto, e ignorar a Maxiin quien en todo este tiempo había permanecido con Linda en Italia.

—Hijo mío, me alegra verte. Vamos al estudio —indicó, comenzando a caminar hacia dicho lugar. Mew sin muchas ganas aceptó, se despidió de Tul con un gesto y siguió a su madre.

—Tul...—habló Maxiin a su novio, o al menos él creía que aún lo eran. Tal cual como lo imaginó, no recibió respuesta alguna—Tul, por favor, escúchame —pidió suplicante.

—¿Que te escuche? —Rio sarcástico —¿Qué demonios es lo que quieres que escuche? ¿El cómo confabulaste con ella después de lo mucho que Eidrien confiaba en tí? ¿O quizás el cómo me mentiste después de tanto tiempo estando juntos? Acabaste todo Max, tus acciones acabaron con todo lo que un día hubo entre tu y yo.

—Tul, por favor, no digas eso... — El rubio decidió ignorarlo.

—¿Cómo pudiste hacerle esto a Eidrien,... a Mew... a mí? ¿Cómo pudiste, Max? —Un involuntario sollozo escapó de sus labios, cayendo cual bloque de concreto en el corazón de Max —Sé muy bien que fué ella quien lo asesinó y que tú ayudaste, solamente estoy buscando las pruebas necesarias para poder fundirlos en la cárcel, y no descansaré hasta hacerlo posible —expresó furioso.

—Amor, por favor, escúchame, las cosas no fueron así. Déjame explicarte, te juro que no es lo que parece, por favor. Yo te amo —suplicó Max, con lágrimas en sus ojos. Tul sentía que no podía soportarlo más, todo esto también le dolía, intentó irse pero Max lo sostuvo del brazo. Presionando su mano en un puño, suspiró en busca de la fuerza que le hacía falta.

—No tengo nada que escuchar, tus mentiras fueron demasiadas, Max. Estoy cansando. — Se soltó bruscamente de su agarre. —Hazme un último favor y dile a Mew que lo esperaré en el auto — Sin más salió de ahí a paso presuroso.

Maxiin se quedó tirado en el piso llorando, sabía que Tul mentía, Tul aún lo amaba. Lo vió en el dolor de sus ojos, lo sintió en el pesar de sus palabras y en las lágrimas que éste iba derramando al salir de ahí. Simplemente tendría que esperar un poco más para luchar por el perdón de Tul, él jamás le había fallado.









—Siéntate —ordenó Linda, su hijo obedeció y tomó asiento frente a ella. —. Mew... ¿sabes por qué te he pedido que vengas?

—Madre... —suspiró un poco lento —ya te he dicho que no me casaré con Charyung. Yo amo a otra persona y lo sabes... —Cruzó sus brazos —por el momento no puedo decírtelo, per--

—Gulf Kanawut, —Interrumpió la mayor, destrozando ese nombre entre sus dientes —estás enamorado de Gulf Kanawut. —Sonrió victoriosa al contemplar la confusa mirada de su hijo.

—¿C-cómo lo...? ¿Cómo lo sabes? —Tragó grueso.

—Escucha, hijo. Todo el tiempo has sido un niño muy consentido, tu padre y yo te dímos todo lo que siempre quisiste, pero déjame decirte que esta vez no pienso cumplir este capricho tuyo — El tono de su voz fue serio, al igual que la expresión en su rostro.

—No es ningún capricho, mamá. Amo a Gulf, lo he hecho desde que lo conocí —confesó Mew, un tanto molesto por la actitud de su madre.

—¡¿Cómo puedes decir eso si ni siquiera lo recuerdas?! — Se levantó abruptamente de la silla.

—Madre... —continuó calmado —me enamoré de él desde que lo ví por primera vez en el hospital, y estoy seguro que mis recuerdos con él me dirían lo mismo. Por favor, mamá, déjame estar con él —pidió, con voz tranquila y suplicante —. Eres la única familia que me queda, Gulf y tú son lo único que me queda, por favor apoya mi felicidad, ¿si?

—No seas ridículo, hijo. —Mew frunció el ceño—A tu lado solo puede estar una mujer, ¡un hombre JAMÁS! ¡Y escúchame bien NUNCA estarás con Gulf! ¡Primero muerta antes que permitir que mi hijo esté al lado de otro chico! ¡ANTES MUERTA, ¿ME ESCUCHASTE?! —gritó furiosa, dejando a Mew atónito ante su comportamiento.

—Madre, por favor, deja de decir tonterías — El menor trataba de mediar con su madre al mismo tiempo en que mantenía la calma.

—¡Tú deberías dejar de decir tonterías! Y grábate esto, tu boda con Charyung es en tres días, si quieres que Gulf viva debes casarte con ella. —Sentenció, helando por completo el corazón de Mew.

—¿Q-qué...? ¿Qué fué lo que d-dijiste? — Su voz salió temblorosa y su ceño fruncido. Sus ojos comenzaron a cristalizarse de tan solo pensar que algo podría pasarle a su pelinegro, y más si eso lo causaba su propia madre.

—Lo que escuchaste, me encargué de que Gulf Kanawut no sea un estorbo en tu boda con Charyung y--

—¡¿Qué le hiciste?! ¡¿Qué fué lo que le hiciste a Gulf?! —gritó Mew perdiendo los estribos y toda la calma. Estaba asustado y molesto, la desesperación y el terror se estaban apoderando de su cuerpo. Sentía como poco a poco lo invadian y lo ahogaban. No podía creer lo que con sus ojos presenciaba, su madre no podía ser un monstruo, pero cómo tener dudas si lo estaba viendo en vivo ahora mismo.

—¡HICE LO QUE TENÍA QUE HACER, Y SI QUIERES VERLO CON VIDA NUEVAMENTE DEBES CASARTE CON CHARYUNG, IRTE DEL PAÍS Y ENTONCES LO DEJARÉ LIBRE¡ —bajó la voz —De lo contrario puedes despedirte de él para siempre. Tú decides, mi pequeño retoño — Intentó tocar la mejilla de su hijo, pero éste se alejó bruscamente.

—M-mentira... e-es... mentira, acaba de estar conm-- — La burlesca risa de su madre lo interrumpió.

—Compruébalo si no me crees —propuso —. Espero tu respuesta mañana aquí mismo, he preparado tu traje de bodas. —Dicho esto salió de la habitación mientras tarareaba una canción.

Mew histérico golpeó en el escritorio, lanzando al suelo todo lo que este contenía. Salió del estudio sacando su teléfono del bolsillo del pantalón para llamar a Gulf, pero no obtenía respuesta alguna. Sus lágrimas no paraban de caer.

“Que se encuentre bien, por favor, Dios, que Gulf se encuentre bien.” pedía, mientras llamaba y llamaba a su novio, pero continuaba sin obtener respuesta.

Llegó hasta donde se encontraba Tul y éste al verlo preocupado también se alertó.

—¿Qué ocurre, Mew? ¿Qué te hizo esa bruja? — Lo sujetó de los hombros.

—Gu-Gulf... Gulf no responde — Bastaron esas palabras para que Tul comprendiera lo que sucedía.

Ambos comenzaron a llamar a los más cercanos a ellos: Yiwha, Cho, Kok, Mild y todos ellos, pero nadie sabía nada de Gulf. Ni siquiera Type o Tharn, Mild juraba haberlo visto subirse a su auto e irse, pero nada más allá de eso.

Mew no podía contener el temor y la preocupación que a su corazón aturdían, llamó a su último recurso: Sean. Aquel chico que se acercó a él el día del funeral de su padre, había sido tan justo todo este tiempo que se habían vuelto amigos, pero lamentablemente él tampoco sabía nada de Gulf.













°












Ya habían transcurrido los dos días pautados por su madre, pero Mew continuaba sin saber absolutamente nada de Gulf. Tul y Sean le habían indicado a Mew seguir las órdenes de su madre pues era la única forma de salvar a Gulf.

Por ello, en este momento Mew se encontraba vestido y listo para su boda, pero su corazón se encontraba destrozado. Los dos últimos días había pasado buscando a Gulf por todas partes, pero no daba señales, nada habían logrado saber de él. Sus amigos habían ayudado en la búsqueda pero nada había sido efectivo. Aceptar el plan de su madre era la última alternativa que le quedaba

—Solo hazlo, Gulf sabe que lo amas. Nosotros estaremos contigo siempre —dijo Yiwha, animando a Mew.

Mild, Thorn, Tharn, Type, Turbo y Kok, que también se encontraban ahí, asintieron. Todos sus amigos se encontraban con él y prometían informarle cuando Gulf estuviera a salvo.

—Solo quiero que se encuentre bien —siseó, lamentable.

—Así será —habló Sean —, Gulf es muy fuerte, me lo ha demostrado. — Sonrió, en busca de transmitirle sus ánimos a Mew.

—Es hora —anunció Kaownah, entrando al cuarto indicándole a Mew que la ceremonia de boda empezaría ya.

—Suerte —deseó Yiwha, abrazando a Mew.

—Muchas gracias —Apretó el abrazo. Caminó un poco más y miró a Tul que iba llegando —. Cuídalo mucho por mí, por favor, en cuanto la ceremonia acabe asegúrate que ella lo deje libre, y por favor cuídalo — El rubio asintió y seguidamente lo abrazó —. ¿Tú vienes conmigo? —preguntó a Sean.

—Antes tengo algo que hacer, pero prometo que llegaré a tiempo, Mew. —Sonrió.

“Prometo que te rescataré” pensó.

—Solo debo ir por alguien que me acompañará, y vendré por tí, ¿ok? —Sonrió nuevamente.

Mew asintió, correspondió la sonrisa y salió de la habitación. Se dirigió a la iglesia en la que se llevaría la ceremonia, en la cual por supuesto ya se encontraba su madre.

“Por favor, Gulf, aguanta un poco más, solo un poco más... por favor. Perdóname por no haber podido protegerte" Mew no podía parar de pensar en Gulf mientras que su madre hablaba halagando su belleza y los invitados lo adulaban por tan buen parecido, pero él solamente pensaba en su chico y en el riesgo que corría por culpa suya.

Se dirigió al frente en donde tenía que esperar por su prometida y futura esposa, se colocó donde se suponía debía estar. Minutos después sus amigos llegaron, todos menos Sean. Mew miró a los chicos y todos le dedicaron una mirada de ánimos, suspiró, cerró sus ojos y se armó de valor para lo que venía: aceptar su destino.

Bastaron minutos para que la marcha nupcial comenzara a sonar y Charyung apareciera en la entrada con su deslumbrante vestido de novia, todos los invitados se pusieron de pie para observar a la afortunada futura esposa, todos a excepción de las diez personas (sus amigos) que se encontraban entre los invitados, los cuales eran los únicos que conocían la verdadera razón detrás de este show, y por supuesto Mew que ni siquiera se giró para verla.

La marcha nupcial terminó de sonar y en un abrir y cerrar de ojos Charyung se encontraba frente a Mew, sonriendo ante la idea de que segundos después sería la nueva integrante del emporio Suppasit.

—Estamos hoy aquí reunidos para unir en sagrado matrimonio a la señorita Charyung Chanthara y al jóven Mew Suppasit Joncheevevat... — El padre no tardó en dar inicio con la ceremonia, a petición de Linda la boda debía ser rápida, por lo cual el padre continúo con los votos de la pareja —Señorita Charyung Chanthara, ¿acepta usted como esposo al jóven Mew Suppasit Joncheevevat? —Miró a Charyung la cual seguía con esa boba sonrisa en su rostro.

—Acepto —respondió sonriente, interrumpiendo al padre.

—Jóven Mew Supassit, ¿acepta usted a la señorita Charyung Chanthara como su esposa? — Mew apretó sus manos en un puño y ahogó un sollozo.

"Gulf, por favor perdóname, lo siento. Lo siento... lo siento tanto. Amor, por favor aguanta un poco más, solo un poco más."

—Acepto —respondió. "Te Amo, Gulf, te Amo con toda mi alma". Sus ojos se volvieron cristalinos y el nudo en su garganta se volvía cada vez más grande.

—Si en este momento entre los presentes dentro de esta iglesia se encuentra alguien que tenga un impedimento para que este matrimonio se lleve a cabo, que hable ahora o que calle para siempre —dijo el padre.

Por un momento todo permaneció en silencio hasta que de pronto las puertas de la iglesia fueron abiertas de golpe, todos los presentes se giraron hacia esa dirección, algunos incluso se pusieron de pie, los ojos de todos se abrieron como platos debido al asombro en el momento en que reconocieron a las personas que yacían de pie frente a ellos.

















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Que intenso 😳, creo que me comí todas las uñas escribiendo este capítulo 🤭.

¿Quiénes serán?
¿Gulf seguirá con vida?
¿Podrán estar juntos de nuevo?

Sigamos leyendo para descubrirlo.

Holi 🥰, espero les guste el capítulo de hoy y que se coman las uñitas igual que yo 😁🤭haha, naah mentiras, eso no es saludable.

No olviden que estamos en la recta final, dos capítulos más y nos despedimos de esta joyita 🥺🤧🤧🤧. Sé que el capítulo quedó bastante largo, pero es que tuve que hacerlo así ya que no creo que capítulos cortos me basten para todo lo que todavía nos falta por vivir.

Espero por sus comentarios y hagan sus teorías de quiénes creen que sean los que han llegado, sin más que decir, nos leemos a la próxima,

Bye.😚


[Publicado: 08/07/21
Corregido: 22/12/23]

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