___ Corazón de Héroe  

Agotada y con las pocas energías que me quedaban, llegué a casa sana y salva. Al abrir la puerta, pude ver a mi madre lista para recibirme y darme toda su atención.

- Cariño, ¿estás bien? Pareces agotada. ¿Cómo te fue en el examen? - Me preguntó mi madre con intriga

- Estoy bien, mamá, solo un poco cansada. El examen fue duro, pero creo que lo hice bien.- Solté para dejar escapar un largo suspiro.

-Me preocupé mucho por ti. ¿Te duele algo? ¿Necesitas algo para descansar?- Dijo que rapidez y preocupación

- No te preocupes, mamá, estoy bien. Solo necesito un buen descanso y estaré como nueva-

- Está bien, pero si necesitas algo, no dudes en decírmelo. Siempre estoy aquí para ti- Dandome un beso en la frente mientras se alejaba para ir al salon.

-Gracias, mamá. - Dije con un amor intenso que crecía en mi interior.

Pasaron 2 dias desde el pruebas de ingreso...

¡DING DONG!

-¡Déjenmelo a mí! - Grité hacia mis padres, mientras abría la puerta y me encontraba con un cartero amable sosteniendo una carta certificada.

-Espero que la suerte esté de tu lado-, dijo el cartero, desconcertándome hasta que finalmente me entregó la carta de la U.A. en mis manos.

Mis ojos se iluminaron de emoción mientras cerraba rápidamente la puerta, dejando atrás al cartero. Corrí tropezando en cada paso, pero en ese momento, eso era lo de menos. Me senté con ansias y abrí la carta lentamente, desgarrando poco a poco el papel que ocultaba mi destino académico y como héroe.

Mis padres, al notar mi comportamiento extraño, se acercan con una mezcla de curiosidad y duda dibujada en sus rostros.

Observo con asombro y emoción mientras el holograma de All Might se materializa frente a mí, anunciando con su voz poderosa y llena de autoridad.

- ¡Felicidades, joven Ito Has sido aceptada en la U.A. Con posicion del segundo lugar, has asombrado a todos destreza y agilidad, ¡felicidades!.-

Las palabras del legendario héroe llenan el aire con una sensación de honor y responsabilidad. Siento un nudo en la garganta al ver aquel holograma dejandome en shock.

Lágrimas saladas se deslizaban desde mis ojos hasta mis mejillas, teñidas de un tono rojizo. No eran lágrimas de tristeza ni de frustración; eran lágrimas de felicidad, pues había alcanzado uno de mis objetivos más anhelados.

Con la determinación ardiendo en mi pecho, me prometí a mí mismo que sería la heroina que siempre había soñado ser.

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