Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

017. "Exámenes"

____Corazón de Héroe

Se escuchó la campana de cambio de clase, resonando con ese típico sonido metálico y rítmico de las escuelas japonesas.

—Falta una semana para los exámenes, espero que hayan estudiado —dijo Aizawa mientras ordenaba unas hojas y luego nos lanzaba una mirada penetrante a todos—. Creo que ya lo saben, pero además del examen escrito habrá uno práctico. Recuerden entrenar su cuerpo y su mente, eso es todo —añadió, antes de caminar hacia la puerta y cerrarla tras de sí.

Tan pronto como Aizawa cerró la puerta, todos nos levantamos libremente. Yo me senté encima de mi mesa. Sinceramente, no me preocupaba mucho el examen escrito, ya que ocupaba el tercer lugar de 21 en el semestre. Era algo que me daba orgullo comentar a mis padres para ganarme algunos caprichos.

Pude ver a algunos de los chicos algo agobiados. Suspiré mientras me levantaba y me acercaba a Ochako, quien parecía especialmente preocupada.

—Oye, Ochako —dije, llamando su atención con una sonrisa—, ¿recuerdas lo que te prometí? ¿Qué te parece si lo hacemos hoy en mi casa? Me siento mucho mejor y creo que nos vendría bien estar preparadas.

Ochako levantó la vista, un poco sorprendida, pero luego sonrió con alivio.

—¿De verdad, Himari? Me alegra que te sientas mejor. La verdad es que sí me vendría bien practicar más. Gracias por ofrecerte.

—No es nada —respondí, acercándome a su mesa y apoyándome en ella con los brazos, mirándola a los ojos—. Además, creo que trabajar juntas nos ayudará a ambas a mejorar. ¿Te parece si nos encontramos en la salida y vamos juntas?

Ochako me miró, aún un poco preocupada.

—Pero, Himari, tu recuperación fue tan rápida. ¿Estás segura de que estás bien?

Sonreí, tratando de tranquilizarla.

—No te preocupes, Uraraka. De verdad me siento mejor. Vamos a dar lo mejor de nosotras para este examen práctico. ¿Qué dices?

Finalmente, Ochako asintió, su expresión más relajada.

—¡Perfecto! Nos vemos después de clases entonces.—Dije mientras me iba dirigiéndome donde estaba la gran parte de la clase.

A Kaminari y Ashido se les veía algo molestos y agobiados por los exámenes.

—¡¿El décimo en el semestral?! —exclamaron Ashido y Kaminari, dirigiéndose a Mineta, quien estaba algo contento presumiendo su posición.

Estos empezaron a regañar a Mineta, pensando que era como ellos, ya que se encontraban últimos en el semestral.

Izuku se acercó a ellos con ese entusiasmo que siempre tenía y le hacía ver tan tierno.

—Kaminari, Ashido. Esforcémonos. —dijo, con unos brillos rodeándole.

Me acerqué a él abrazándolo por el hombro. Este se sobresaltó, pero lo miré y luego sonreí.

—Chicos, no se preocupen. Todos podemos mejorar. Solo necesitamos poner un poco más de esfuerzo y creer en nosotros mismos. ¡Podemos hacerlo! —dije mirándolos, intentando darles unos empujones para que se esforzaran un poco más.

Entonces Iida también se acercó para animarlos.

—Sí, como delegado, espero que todos actúen. —dijo con su actitud responsable y sus exagerados gestos.

—Es difícil reprobar si ponen atención en clase. —añadió Todoroki, mientras les daba una mirada calmada pero firme.

Kaminari y Ashido intercambiaron miradas y luego asintieron, con una renovada determinación.

Estábamos en la cafetería, yo comía un delicioso katsudon de pollo, concentrada en mi plato caliente mientras Todoroki, Tsuyu, Izuku, Iida y Uraraka hablaban entre ellos.

De repente, alguien golpeó la cabeza de Izuku. Al girarse, se dio cuenta de que era Monoma.

— Lo siento, tu cabeza es tan grande que la golpeé sin querer —dijo Monoma con sus típicos aires egocéntricos.

— Ten más cuidado por dónde miras —respondí con una mirada dulce pero sarcástica.

— Mi querida Hima, ¿qué haces con estos inútiles? Deberías estar conmigo —añadió, dándome una mirada que me tomó por sorpresa y me hizo sonrojar.

— Eres de la Clase B... ¡Monoma! —exclamó Izuku, aún aturdido por el golpe.

— Escuché que encontraron al asesino de héroes. Igual que en el festival siempre la Clase A buscando llamar la atención, ¿eh? Siempre trayendo problemas. Un día esto afectará a los demás seremos nosotros las víctimas, es como si fuera un castigo del rey de la pestilencia. Claro, excepto mi querida y bella Hima. ¡Ah, qué mier...! —sus palabras se llenaron de odio antes de ser interrumpido por un noqueo de Kendo.

—No eres gracioso, Monoma. ¿No sabes lo que le ocurrió a Iida? Lo siento el corazón de este tipo es algo complicado.—Dijo mientras le agarraba del la camisa colgando inconsciente.

—No es nada, Kendo.— Dije mientras le sonreía ignorando que en sus manos se encontraba monoma colgando.

—Antes hablaban de no saber que habrá en el examen práctico,¿no?—Dijo mientras posaba su mano libre a la cabeza

Le prestamos atención todos menos Todoroki el cual seguía comiendo su soba.

—Parece que será combate contra robots como en el ingreso.

Nos sorprendimos, yo suspire aliviada.

—¿En serio? ¿Cómo lo sabes?—Pregunto Izuku algo curioso de donde provenía esa información

— De un amigo mayor que me lo dijo, aunque es como trampa.—Dijo señalándose así misma

Entonces Izuku emepezo a pensar en voz alta con sus particulares murmullos, esta la miro algo sorprendida.

—Idiota, Kendo esa iba ser nuestra oportunidad para destruir a la clase 1-A...—Fue interrumpido una vez por un golpe de Kendo

—No son desagradables.— Dijo Kendo mientras se iba.

...

—¡Sí! —gritaron Kaminari y Ashido felices.

—¡Será fácil si son robots! —dijo Kaminari mientras Mina asentía.

—Tiene problemas controlando sus singularidades contra la gente. —les interrumpió Shoji.

—¡Sí! Pero si son robots será mucho más fácil. —dijo Kaminari elevando sus brazos.

—¡Puedo derretirles sin problemas! —dijo Mina también alegre, elevando los brazos.

Los observé mientras daba una risa nasal y seguí guardando mis cosas.

—Solo hay que derrotarlos, ya sean personas o robots. No digan que es sencillo, idiotas. —dijo Bakugo, perturbando su alegría.

—¿A quién llamas idiota? —dijo Kaminari señalándolo.

—¡Cállate! —gritó Bakugo con enfado. Los dos se quedaron mudos, petrificados.

—Si necesitan controlar sus singularidades, háganlo, idiotas. —dijo Bakugo, poniendo su cara de perro rabioso.

—Oye, Deku. No sé si descubriste cómo usar tu singularidad, pero de verdad molestas. —dijo enfadado, seguramente por lo de la última clase con All Might.

—No necesito otro resultado como el del festival. En el próximo examen habrá notas individuales y sabremos quién es mejor. ¡Te venceré sin lugar a dudas! ¡Te mataré! ¡Esto va también por ustedes, Ito y Todoroki! —dijo señalándonos.

Lo miré a los ojos, estos estaban llenos de furia y enojo. Salió de allí dando un portazo.


Agarré mi mochila y me acerqué a Uraraka, quien ya estaba lista junto a la puerta del aula con una sonrisa en el rostro.

— ¿Listas para ir a mi casa y empezar el entrenamiento, Ochako? —pregunté, ajustando la correa de mi mochila sobre mi hombro.

— Sí, estoy emocionada, —respondió ella con entusiasmo. — Gunhead me enseñó algunas técnicas nuevas que quiero mostrarte.

Asentí con una sonrisa.

— Estoy deseando verlo. Necesito mejorar mi agilidad y técnicas de defensa.

Caminamos juntas por los pasillos, saludando a nuestros compañeros que pasaban.

— ¿Quieres algo de beber antes de empezar? —le ofrecí mientras salíamos al aire libre. — Tengo té verde japonés en casa, es perfecto para relajarnos.

— ¡Suena genial! —aceptó ella con una sonrisa.

Con nuestras mochilas al hombro y charlas animadas, nos dirigimos hacia mi casa, listas para una tarde de entrenamiento intensivo.

Llegamos a mi casa y saqué las llaves para abrir la puerta que daba al jardín y luego a la entrada principal de nuestra casa.

—Wow, Hima-chan, ¿eres una niña rica? —dijo Uraraka mientras miraba a su alrededor con entusiasmo.

—Bueno, es una casa común y corriente —respondí mientras entrábamos.

—¡Tienes una piscina! —exclamó ella, sorprendida.

Nos quitamos los zapatos en la entrada y nos dirigimos hacia la sala de estar para dejar nuestras mochilas.

—¡Estoy en casa! —grité mientras entrábamos.

Mis padres, Akane y Takeshi Ito, aparecieron desde la sala de estar, sorprendidos de ver a Uraraka conmigo.

—¡Oh, Himari, qué sorpresa! ¿Quién es tu amiga? —preguntó mi madre, acercándose con una sonrisa amable.

—Mamá, papá, ella es Ochako Uraraka, una compañera de clase. Estamos aquí para entrenar juntas hoy —expliqué emocionada.

—¡Encantado de conocerte, Uraraka! Soy Takeshi, y ella es Akane —se presentó mi padre con una sonrisa igualmente cálida.

—¡Mucho gusto! —saludó Uraraka, visiblemente impresionada por conocer a los héroes reconocidos.

—Vamos a mi habitación para dejar nuestras cosas y luego empezamos con el entrenamiento, ¿te parece? —propuse a Uraraka.

Ella asintió emocionada y seguimos hacia mi habitación, dejando las mochilas en el camino. Una vez en mi habitación, Uraraka se dio cuenta de que solo llevaba el uniforme escolar y no ropa adecuada para entrenar.

—¡Oh, cierto! No traje ropa de deporte —se lamentó Uraraka, mirándome con preocupación.

—No te preocupes, Ochako. Tengo algunas prendas deportivas que puedes usar. Déjame buscar algo para ti —respondí, yendo hacia el armario donde guardaba mi ropa de entrenamiento.

Saqué un par de conjuntos deportivos y se los mostré a Uraraka.

—¿Qué te parece esto? Puedes escoger el que más te guste —dije, extendiéndole las prendas.

Ella eligió un conjunto cómodo y nos cambiamos rápidamente antes de regresar a la sala de estar, listas para empezar con nuestro entrenamiento.

Después de elegir nuestros conjuntos deportivos, Uraraka y yo salimos al patio trasero de mi casa para comenzar nuestro entrenamiento. Uraraka se sorprendió al ver lo grande y bien cuidado que era el jardín, con espacio más que suficiente para entrenar cómodamente.

Ambas comenzamos estirándonos, calentando nuestros músculos para la sesión de entrenamiento que nos esperaba. Mientras estirábamos, recordé el té verde japonés que le había mencionado antes.

—Ochako, ¿quieres algo de té verde japonés antes de comenzar? Puedo preparar un poco rápido —le ofrecí con una sonrisa.

—Oh, no es necesario, Himari. No quiero causarte molestias —respondió ella, aunque mostraba cierto interés.

Asentí y desaparecí brevemente dentro de la casa. Regresé poco después con una bandeja con tazas de té verde humeante.

—Aquí tienes, Ochako. Este té verde es excelente para relajarnos antes de empezar —le dije ofreciéndole una taza.

Ochako aceptó agradecida y ambas bebimos el té rápidamente, sintiendo cómo nos reconfortaba antes de comenzar con los ejercicios más intensos.

—¡Listas para empezar, Ochako! Vamos a trabajar en técnicas de combate cuerpo a cuerpo y movilidad —exclamé con entusiasmo, energizada por el té y lista para aprovechar al máximo la sesión de entrenamiento.

Con el té verde energizándonos, estábamos listas para comenzar el entrenamiento. Nos colocamos en el centro del patio, preparándonos para un combate sin armas, enfocándonos en nuestras técnicas de combate cuerpo a cuerpo.

—Estoy lista, Himari. Te mostraré todo lo que aprendí con Gunhead —dijo Ochako, adoptando una postura defensiva.

—Y yo te mostraré mis técnicas de kung fu —respondí, adoptando mi postura de combate.

Comenzamos el combate con movimientos lentos y calculados, probando nuestras habilidades y reacciones. Uraraka se movía con agilidad, claramente beneficiada por su entrenamiento con Gunhead. Sus ataques eran precisos y rápidos, pero noté que aún le faltaba un poco de control en algunos movimientos.

A medida que avanzábamos, empecé a notar las pequeñas fallas en su defensa y aproveché para corregirla.

—Cuidado con tu guardia, Ochako. Mantén los codos más cerca del cuerpo —le sugerí mientras bloqueaba uno de sus ataques.

—¡Gracias, Himari! —respondió ella, ajustando su postura.

Realicé una serie de patadas y golpes, buscando puntos débiles en su defensa. Aunque Uraraka bloqueaba y esquivaba con esfuerzo, de vez en cuando perdía el equilibrio o dejaba una apertura.

—¡Buena esquiva, pero mantén el centro de gravedad bajo! —le dije después de que evitó una patada alta, pero quedó algo desestabilizada.

El combate continuó y, a pesar de su determinación, Uraraka empezó a cansarse. Aproveché una de esas aperturas y logré derribarla con un movimiento rápido. Cayó al suelo, jadeando, pero con una sonrisa en el rostro.

—¡Uf, eres increíble, Himari! —exclamó mientras se levantaba, sacudiéndose el polvo.

—Lo hiciste muy bien, Ochako. Solo necesitas un poco más de práctica para controlar mejor tus movimientos —dije, ofreciéndole una mano para ayudarla a levantarse.

—Gracias por las correcciones. Me ayudarán mucho a mejorar —dijo ella, tomando mi mano y levantándose.

—De nada. Para eso estamos aquí —respondí con una sonrisa.

Después de ese intenso combate, nos tomamos un momento para descansar y recuperar el aliento, listas para continuar con nuestro entrenamiento.
Después de un rato entrenando en el jardín, Ochako y yo decidimos regresar a mi habitación. Al entrar, vimos a mi gato Ai, el gatito que encontré en aquel callejón. Al vernos, el pequeño gato comenzó a maullar y se acercó para recibir caricias.

—¡Mira, Ai! —dije emocionada mientras lo levantaba. —Es tan adorable, ¿no?

—¡Sí, es muy lindo! —respondió Ochako, sonriendo y acariciando al gato.

Jugamos con Ai durante un buen rato, riéndonos de sus travesuras. Después, decidimos que era hora de bañarnos para relajarnos tras el entrenamiento. Nos dirigimos al baño y empezamos a quitarnos la ropa.

—El entrenamiento fue intenso, pero me siento genial —comentó Ochako mientras se desvestía.

—Sí, definitivamente fue un buen ejercicio. Además, me encanta tener a alguien con quien entrenar —le respondí, sonriendo.

Entramos en la bañera y dejamos que el agua caliente relajara nuestros músculos cansados. Mientras nos bañábamos, empezamos a charlar sobre la escuela y otras cosas.

—¿Qué te pareció la última clase con All Might? —le pregunté.

—Fue increíble, pero también un poco intimidante. Siempre me siento tan motivada después de sus clases —respondió Ochako, cerrando los ojos y disfrutando del baño.

—Lo sé, All Might tiene esa forma de inspirarnos a todos. Por cierto, ¿qué piensas hacer después de la escuela mañana? —le pregunté.

—No estoy segura, tal vez podría venir de nuevo y entrenar juntas otra vez —respondió, abriendo los ojos y sonriendo.

Después de un rato, salimos de la bañera, nos secamos y nos vestimos. Ya era hora de comer, y ambas estábamos hambrientas. Bajamos a la cocina y encontramos que mis padres habían dejado comida lista para nosotras. Ai nos siguió hasta la cocina, maullando y curioseando.

—¡Mamá, papá! Estamos hambrientas —les dije, llamando su atención.

—Perfecto, justo estaba preparando algo para merendar —dijo mi madre, levantándose para ir a la cocina.

mi madre había dejado unos deliciosos mochis y unos panes de melón. Nos sentamos a la mesa, acompañadas por Ai, y comenzamos a comer.

—Estos mochis están increíbles —comentó Ochako, sonriendo mientras tomaba otro bocado.

—Sí, mi mamá siempre los hace deliciosos —respondí, disfrutando también de la comida.

Justo cuando terminamos de comer, el teléfono de Ochako sonó. Era su madre, llamándola para que volviera a casa.

—Parece que es hora de irme —dijo Ochako, poniéndose de pie.

—Te acompaño —me ofrecí, levantándome también.

Nos despedimos de mis padres y salimos de la casa. Caminamos juntas hasta la casa de Ochako, charlando sobre la jornada y haciendo planes para futuros entrenamientos. Cuando finalmente llegamos a su casa, ella me agradeció y se despidió con una sonrisa.

—Gracias por todo, Hima-chan. Nos vemos mañana en la escuela —dijo Ochako, entrando en su casa.

—De nada, Ochako. Cuídate. —Le respondí con una sonrisa mientras la veía entrar.

Comenzó a anochecer mientras me apresuraba para volver a mi casa. El camino estaba tranquilo, pero de repente, sentí que alguien me seguía. Mi corazón comenzó a latir más rápido, y decidí esconderme detrás de unos arbustos para intentar ver quién era.

Esperé unos minutos, escuchando atentamente, pero no oía nada. Pensando que el peligro había pasado, me giré para continuar mi camino, pero me encontré cara a cara con alguien.
—¡Ah! —grité de sorpresa.

Frente a mí estaba un hombre con el cabello oscuro y desordenado, cicatrices quemadas cubriendo partes de su rostro y cuerpo. Sus ojos azules brillaban con una intensidad inquietante y llevaba una chaqueta de cuero negra. La sonrisa torcida en su rostro no auguraba nada bueno.

—Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? —dijo con una voz profunda y fría.

Me quedé paralizada por un momento, tratando de mantener la calma. No sabía quién era, pero su apariencia y la forma en que me miraba me decían que no era alguien de confianza. Necesitaba pensar rápido sobre qué hacer a continuación.

Aquel chico se quedó en silencio por unos momentos, observándome con atención. Luego, soltó una risa siniestra y comenzó a acariciarme suavemente.

—No he podido esperar para verte cara a cara —susurró, disfrutando de mi reacción.

Yo permanecía inmóvil, paralizada por el miedo.

Se inclinó hacia mí y depositó un beso en la comisura de mis labios con una delicadeza que contrastaba con su mirada intensa y heladora. Después, se apartó lentamente, sin apartar los ojos de los míos, dejándome completamente paralizada por su mirada penetrante.

Después de que se fuera, me eché a correr a toda velocidad. Para llegar a casa segura, utilicé mi quirk como un skate, formando una bola de energía gigante que me permitió deslizarme rápidamente por las calles. El viento golpeaba mi rostro mientras avanzaba con miedo palpable hacia mi hogar, ansiosa por poner distancia entre aquel encuentro inquietante y yo.

Llegué a casa agitada después de todo el camino presionando mi quirk. Mis padres, al verme llegar, se preocuparon al ver mi cara.

—Cariño, ¿Estás bien? Te noto algo tensa. —dijo mi madre con dulzura mientras se acercaba preocupada.

—Sí, ¿estás bien, cariño? Estás pálida. —añadió mi padre, Takeshi, mirándome con atención.

—No, no os preocupéis, no pasa nada. Es solo el cansancio del entrenamiento. —respondí mientras me quitaba los zapatos y les daba un beso de buenas noches. Sabía que mis padres eran héroes reconocidos, y no quería preocuparles con detalles innecesarios.

—Buenas noches, os quiero. —dije mirándolos con afecto antes de subir las escaleras hacia mi habitación.

Me desvestí y me puse mi pijama. Toqué la comisura de mi labio, donde aquel chico me había besado. Me sonrojé, pero rápidamente me di un golpe en las mejillas.

—No, Himari, no puedes sonrojarte porque un tipo extraño casi te da un beso—,me dije a mí misma.

Para intentar distraerme, practiqué un poco para el examen escrito. Sin embargo, en unos momentos mis ojos comenzaron a pesar y terminé cayendo dormida sobre el escritorio.

☆ Notita de la escritora ★

Perdónenme mis amores pero los separadores no se me cargaban así que puse estas líneas pero en cuanto se me arreglen la actualizaré para que estén. Si tienen una pregunta que veo que esto está un poco revuelto y seguro algunos estarán confundidos/das les explico sin problema. Chau les amo ♥️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro