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014. "Clímax"

____Corazón de Héroe



—Ito, Shoto, si el incidente sigue el precedente, el asesino de héroes aparecerá en Hosu —dijo dándonos la espalda.

—¡Iremos a Hosu! —exclamé emocionada, hasta que un golpe en mi cabeza me hizo callar.

—¿Es que no te han enseñado a hablar correctamente, niñata? —dijo, dándome un golpe mientras me miraba con dureza.

—Lo siento, maldito agresivo.—respondí rápidamente, sobándome la cabeza mientras unas pequeñas lágrimas asomaban en mis ojos.

Todoroki asintió en silencio, aunque pude ver una pequeña sonrisa asomando en su rostro. Endeavor nos observó un momento más antes de darse la vuelta y comenzar a caminar hacia la salida del campo de entrenamiento.

Nos apresuramos a seguirlo, preparándonos mentalmente para lo que nos esperaba en Hosu. Desde la última vez que me encontré con él, se me ha hecho difícil no pensar en lo que me dijo: "las palabras son baratas. Son tus acciones las que determinarán tu verdadero valor". Lástima que tan buena frase sea de un asesino.

Estuvimos patrullando en Hosu desde que llegamos, hasta que un sonido de una explosión nos llamó la atención. De ellos salieron Nomus, pero esta vez no eran parecidos a los del ataque de USJ; estos se veían diferentes...

La gente empezó a correr despavorida, algunos héroes intentaron tranquilizar, pero no había remedio.

Corrimos en busca de alguna persona en peligro hasta que una notificación nos llegó a mí y a Todoroki. Yo no le hice caso, pero al parecer Todoroki sí, ya que me tocó el hombro y me mostró su teléfono.

—Himari, mira esto —dijo Todoroki, mostrándome su teléfono.

Miré el teléfono y vi que era un mensaje de Izuku. Nos miramos, conscientes de que podía ser una señal de que estaba en peligro.

—Puede que Midoriya esté en problemas. Debemos actuar rápido —comenté, sintiendo la urgencia en cada fibra de mi ser.

—¡Shoto, mírame a mí, no al teléfono! —exclamó Endeavor, pero fue ignorado por completo. Shoto me tomó de la mano y corrimos juntos.

—Lo siento, Endeavor, pero necesitamos refuerzos en el callejón de la calle Ekou 4-2-10. Si terminas o ves a algún otro héroe profesional, envíalo allí —dije, tratando de transmitir la gravedad de la situación.

Nuestros pasos resonaban en el callejón mientras nos acercábamos rápidamente al lugar indicado en el mensaje de Izuku. Fui la primera en llegar a la entrada y mis ojos se agrandaron al ver nuevamente a Stain, esta vez intentando acabar con la vida de Iida.

Con determinación, creé una lanza en mis manos y la lancé con precisión y fuerza, dirigiéndola hacia Stain con la energía concentrada en mi brazo. El golpe impacto justo en su mejilla, rozándole y deteniendo su catastrófica acción. Stain me miró con sus ojos rojos llenos de odio.

—Himari Ito, no es un gusto volver a verte. Te advertí una vez, pero parece que eres un poco tozuda. Serás la primera en morir entre mis manos —dijo con una voz áspera mientras soltaba una risa siniestra.

Antes de que pudiera reaccionar, Stain se lanzó hacia mí con una velocidad impresionante, sin darme tiempo a esquivar.

—¡Hima-chan! —gritaron Iida e Izuku, viéndome en peligro.

Sentí una punzada de dolor cuando Stain atravesó mi hombro con su navaja. Giré lentamente la cabeza hacia la herida, sintiendo una mezcla de sorpresa y agonía. Vi cómo sacaba la navaja y la lamió, lo que me dejó paralizada por un momento antes de caer al suelo, incapaz de moverme.

Stain me miró con sus ojos rojos, llenos de una intensidad intimidante, mientras yo yacía en el suelo, con un charco de sangre que fluía desde mi hombro y se extendía en el suelo.

—Es una pena que alguien con tanto potencial tenga este terrible destino —dijo Stain, con un tono sombrío, mientras volvía a apuntar su navaja hacia mí, esta vez en dirección a mi cabeza. Intenté moverme, pero me resultaba imposible.

Justo cuando Stain estaba a punto de llevar a cabo su cometido, una llama se interpuso en su acción, deteniéndolo en seco.

Mis párpados se volvían cada vez más pesados, y finalmente cerré mis ojos sin ningún impedimento. La oscuridad me envolvió mientras mis sentidos se desvanecían lentamente.

—Himari, despierta —susurró una voz preocupada, rompiendo el silencio a mi alrededor.

—No puedes desmayarte todo el tiempo —añadió otra voz, llena de urgencia y determinación.

Abrí los ojos lentamente, encontrándome con un entorno oscuro y desconocido. Una sensación de familiaridad me invadió, aunque no lograba recordar por qué.

De repente, entre la oscuridad, unos ojos azules brillantes capturaron mi atención. Voces de diferentes tonos empezaron a recitar palabras que sonaban como chino, pero no podía entender el significado. Mis párpados se volvieron pesados nuevamente, pero antes de caer en la inconsciencia, una voz resonó en mi mente, trayendo consigo una sensación de familiaridad reconfortante.

—"Nova Centella, tu luz siempre guiará tu camino" —murmurola voz femenina, dejando que la frase familiar me envolviera antes de perderme en la oscuridad una vez más.

Mis ojos se abrieron de golpe, sintiendo una renovada fuerza en mi interior. Sin dudarlo, mis piernas se dirigieron hacia el asesino de héroes, acompañada por Iida e Izuku. En ese momento, una antigua invocación resonó en mi mente, una que nunca antes había pronunciado.

—Valeriana, guía mi camino en esta oscuridad. Que tu resplandor cegador cautive al enemigo y lo sumerja en un sueño profundo —recité con convicción, canalizando mi energía hacia mis piernas mientras me preparaba para lanzar el hechizo.

Con toda la fuerza que me dio el hechizo, le di una patada en el mentón, Izuku lanzó un puñetazo a su mejilla e Iida le golpeó la otra mejilla con su pierna.

El asesino cayó, arrastrándonos con él, pero Todoroki amortiguó nuestra caída con su hielo, aunque no pudimos evitar golpearnos la cabeza.

Adolorida, intenté levantarme.

—Levántense, aún... —dijo Todoroki, pero algo le hizo callar.

Stain estaba inconsciente.

—Parece que lo dejamos fuera de combate —dijo Todoroki, levantándose con dificultad.

—Tenemos que asegurarnos —sugerí, mirando a mis compañeros—. Detengámoslo y llevémoslo a la calle, será más seguro.

Ambos asintieron.

—Además, es mejor si le quitamos las armas y lo atamos —dije, esforzándome por ponerme de pie.

—Buena idea —dijo Todoroki dándole la razón a Izuku.

—Sí, por si acaso se despierta —añadió Todoroki, ayudando a inmovilizar al villano.

...

Me acerqué al héroe que se encontraba en el suelo.

—¿Te encuentras bien? —le pregunté mientras extendía mi mano no dañada, aunque sentía un hormigueo doloroso en el hombro.

Él aceptó mi mano y, con esfuerzo, lo levanté. Una vez de pie, me acarició la cabeza con gratitud.

—Gracias, pequeña. Has sido muy valiente —me dijo, con una sonrisa de alivio y reconocimiento.

Sonreí con las mejillas sonrojadas, sintiendo un agradecimiento un tanto infantil por su parte al pensar que era una niña. El héroe se fue a ayudar a Izuku, quien lo cargó en su espalda.

Miré a Iida y Todoroki, quienes estaban asegurando a Stain, ahora bien atado. Empecé a caminar junto a Midoriya y el héroe, al parecer llamado Native. Empezamos a salir de aquel terrorífico callejón.

—Lo siento... Aunque soy profesional, solo les estorbé —dijo el héroe, dejando escapar un suspiro de cansancio y alivio.

—No. No creo que hubiéramos podido hacer nada uno contra uno en su contra. Es muy fuerte —dijo Midoriya en un hilo de voz que pudimos escuchar.

—Apenas ganamos peleando tres contra uno, y con él cometiendo errores. Debió alterarse y olvidó el tiempo de recuperación de Midoriya. Y no pudo con los movimientos de Midoriya y el Reciproburst de Iida —añadió Todoroki.

Escuché la conversación atentamente sin interrumpir ni decir nada.

—Llevémoslo rápido a la policía antes de que se despierte y empiece a hacer de las suyas una vez más —dije, echando un vistazo a Stain para asegurarme de que seguía inconsciente.

—¿Qué? ¿Qué haces aquí? —levantamos nuestras miradas para ver a un abuelito adorable en un traje amarillo.

—G-Gran Torino —dijo Izuku con nerviosismo en su voz.

Gran Torino saltó y se movió con rapidez, dándole una patada en toda la cara a Izuku.

—Te dije que te quedaras en el tren bala —reprendió Gran Torino, con una mezcla de preocupación y enojo.

—¿Quién es él, Izu-kun? —pregunté, intentando acercarme para darle un abrazo o por lo menos tocar su cabecita.

—El héroe con el que practico, Gran Torino. Pero, ¿por qué? —respondió Izuku.

—Me dijeron que viniera aquí. No sé lo que pasa, pero me alegra que estés bien —dijo, haciendo una pose graciosa pero tierna.

—Gran Torino, lo siento —dijo Izuku, agachando la cabeza de una manera tierna.

Me sonrojé por tanta ternura, agarrándome las mejillas y cerrando los ojos mientras pensaba en lo lindo que era. Pero en el intento, mi hombro crujió, haciéndome retorcer de dolor. Me mordí la lengua para no hacer ruido y no llamar la atención.

—¿Te encuentras bien, niña? —me preguntó Gran Torino.

Antes de que pudiera responder con la ilusión del mundo, escuchamos unos pasos y luego unas voces.

Llegó un grupo de héroes algo agitados.

—Endeavor nos dijo que necesitaban ayuda, pero... —uno de ellos se atrevió a hablar, mirando a su alrededor.

—¿Niños? —dijo otro, extrañado al vernos.

—¡Están muy heridos! ¡Pediré una ambulancia! —exclamó uno más, visiblemente alterado.

—Oigan, ese es... —preguntó uno sorprendido, señalando hacia donde estaba Stain.

La chica que se encontraba a su lado dirigió su mirada abajo y se sorprendió al encontrar atado al asesino de héroes.

—No me digan... ¿El asesino de héroes?

—¿Qué? ¡Llamen a la policía! —gritó otro héroe, sacando rápidamente su teléfono para hacer la llamada.

Unos héroes se acercaron rápidamente hacia nosotros cuatro para ver si nos encontrábamos bien.

—¡Están muy heridos! —exclamó uno de los héroes, con una expresión de preocupación mientras observaba nuestras heridas.

—Estos dos están sangrando bastante —dijo otro, señalando a Iida y a mí.

Uno de los héroes sacó su comunicador y rápidamente llamó a la ambulancia.

—Central, necesitamos una ambulancia urgentemente. Tenemos varios estudiantes heridos, uno de ellos con heridas graves —informó, su voz firme pero preocupada.

—Gracias... —murmuré, sintiendo el dolor intensificarse con cada segundo que pasaba, pero también aliviada por la ayuda.

—Ustedes, lo siento mucho —dijo Iida, inclinándose con humildad.

—No te preocupes, Iida. Todos estábamos bajo mucha presión —respondí, acercándome a él con comprensión.

Iida parecía al borde de las lágrimas.

—No pude ver claramente por mi ira —murmuró con voz entrecortada.

Me acerqué y tomé su mentón suavemente, haciendo que me mirara a los ojos.

—Yo también lo lamento mucho. No me di cuenta de lo que estabas pasando, aunque te sentías acorralado. Y recuerda, somos amigos —dijo Izuku, uniéndose a la conversación.

—Debes mantenerte en control, Iida. Eres el delegado, ¿verdad? —añadió Todoroki con calma.

—Sí, lo soy —respondió Iida, tratando de recuperar la compostura.

Con ternura, limpié la lágrima que recorría su mejilla con mi pulgar, transmitiéndole un gesto de consuelo y afecto.

—Lo importante es que estamos bien y aprendimos de esta experiencia. No te culpes demasiado, Iida —añadí, buscando reconfortarlo con mis palabras.

El silencio que nos envolvía fue abruptamente roto por el grito de Gran Torino.

—¡Abajo! —gritó, alertándonos a todos.

Miré hacia arriba y vi al nomu con alas dirigiéndose hacia nosotros a toda velocidad.

El nomu se acercó tanto que nos agarró a mí y a Midoriya antes de que pudiéramos reaccionar. Los demás gritaban nuestros nombres con angustia mientras éramos levantados por el aire.

Intenté liberarme, pero cada vez que me movía, el agarre del nomu parecía fortalecerse. Justo cuando estábamos a punto de ser atacados, el nomu nos soltó bruscamente y cayó al suelo.

Giramos la cabeza al oír la voz de Stain a nuestro lado. El asesino de héroes acababa de eliminar al nomu que nos amenazaba, pero agarró la cabeza de Midoriya para evitar que se alejara. Paralizada por el miedo, me quedé sin hacer nada mientras observaba la escena.

—Esto es para hacer una sociedad más justa —declaró Stain con voz siniestra, mientras nos miraba con frialdad.

Midoriya intentaba desesperadamente liberarse, pero yo estaba petrificada, incapaz de moverme por el miedo. Stain se acercaba lentamente, como si estuviera bajo algún tipo de control mental.

Me giré para ver a Midoriya, pero nuestra expresión de horror se intensificó al ver caer el pañuelo que cubría los ojos de Stain.

—Impostor, debo corregir las cosas. Alguien se cubrirá de sangre. Recuperaré lo que significa ser un héroe. ¡Vamos! ¡Vengan por mí, impostores! —proclamó Stain con una voz aterradora que enviaba escalofríos por mi espalda.

—¡Al único que dejaré que me mate es al héroe verdadero, All Might! —concluyó con una voz aún más siniestra.

Mis ojos se abrieron desmesuradamente por el terror que sentía. Pero el sonido de la navaja de Stain cayendo al suelo me sacó de mi aturdimiento. El asesino de héroes yacía inconsciente, pero yo seguía paralizada por el miedo, incapaz de moverme o hacer algo al respecto.

Después del incidente con el asesino de héroes, nos trasladaron de urgencia al hospital.

Los cuatro estaban en una habitación de hospital Los tres únicos varones que aquella habitación hablaban sobre lo sucedido de la noche anterior, mies tras que Himari se encontraba durmiendo plácidamente sin tomar en cuanta la hora, o la situación

De la puerta aparecieron el héroe profesional Manual y Gran Torino.

—¿Ya están despiertos, chicos? —preguntó Gran Torino, dirigiendo su mirada a Izuku, quien se estremeció al sentir la mirada del héroe sobre él.

—Niño, tengo mucho de qué quejarme, pero antes tienes visita —añadió Gran Torino, sorprendiendo al peliverde.

De la puerta apareció un perro antropomórfico.

—El jefe de policía de Hosu, Kenji Tsuagamae —presentó Gran Torino.

Izuku se sintió mareado al ver tanto a un perro como a un jefe policial. Todoroki e Iida se levantaron para hacer una reverencia, pero Izuku estaba en el proceso cuando el jefe lo detuvo.

—Puedes sentarte, guau.

<<¿¡Guau!?>> pensó el peliverde, desconcertado.

Himari Narrador

Al sentir las voces en la habitación aparte de las de Todoroki, Iida y Izuku, me revolví en la cama y finalmente me levanté bostezando mientras me estiraba. Un silencio incómodo llenó la habitación cuando todas las miradas se dirigieron hacia mí, haciendo que comenzara a sudar frío de vergüenza.

—B-buenos días —dije, levantándome bruscamente y haciendo una reverencia.

—Guau, ahora que todos ustedes están despiertos de verdad, podré explicarlo sin ningún problema —dijo el ¿señor perro?

—Deben ser los estudiantes que vencieron al asesino de héroes —prosiguió el jefe policial.

Asentimos ante sus palabras.

—Respecto al arresto del asesino de héroes. Tiene heridas graves con quemaduras y huesos rotos y recibe atención bajo vigilancia, guau.

Me quedé petrificada. Mi intención no era matarlo, pero si lo hacía, él me habría matado a mí, y quizás Iida no estaría aquí con nosotros, o probablemente ninguno estaría en esta habitación. Aun así, sentía un profundo sentimiento de culpabilidad.

—Como son estudiantes, ya deben saberlo. Cuando aparecieron los superpoderes, la policía dio importancia al liderazgo y estándares para que las singularidades no se usaran como armas. Entonces surgió la profesión de héroe para cubrirlo, guau.

Ante sus palabras, escuchaba con atención, tratando de asimilar toda la información proporcionada por el jefe de policía.

—Gracias a los héroes que siguieron la ética y reglas de la profesión, pueden usar poderes que podrían matar a los demás y sus actos son aceptados, en vez de denunciados apropiadamente, guau. —Su voz se tornaba seria con cada palabra.

—Aunque fuera contra el asedio de héroes. Es una violación de las reglas que individuos sin aprobación usen su singularidad sin supervisión. De guardianes. Ustedes cuatro y los héroes Endeavor, Manual y Gran Torino serán castigados severamente. —Continuó el jefe policial.

Agaché la cabeza en señal de culpabilidad, sintiendo el peso de sus palabras.

—Un momento, si Iida no hacía nada, Native habría muerto; si Midoriya no iba, los dos morirían. Nadie notó que el asesino de héroes estaba presente. ¿Debemos seguir las reglas incluso si la gente muere? —Intervino Todoroki, con un semblante enfadado que me sorprendió.

—¿Dices que no importa romper las reglas si termina bien? —Replicó el señor, mirándolo sin ninguna expresión.

—¿Un héroe no debe salvar a la gente? —Dijo Todoroki, elevando un poco la voz.

—Pero tú no eres un héroe completamente, ¿Qué te enseña U.A. y Endeavor, guau?

El jefe de policía prosiguió:

—Esa es la opinión oficial de la policía, y el castigo se haría si fuera público. Si fuera público, la gente les reconocería. Pero serían castigados, por otro lado, si no se hace público, las quemaduras señalarán a Endevor como el salvador, y todo terminaría allí, guau.—Decía esto mientras se tocaba el hocico.

—Afortunadamente hubo pocos testigos. Esta falta terminaría así, guau. Pero significaría que nadie sabrá de sus logros y sus buenas elecciones. ¿Qué deciden? Personalmente, no quiero culpar a jóvenes prometedores por solo un error, guau.—Finalizó mostrando su pulgar en signo de respeto y aprobación.

—Como sea, nos harán responsables por no supervisarlos bien.—Dijo Manual con la cabeza gacha, sonriendo pero con unas pequeñas lágrimas en sus ojos.

Iida se acercó a él y se reverenció:

—Lo siento mucho.—Dijo arrepentido.

—Bien. Causaste muchos problemas.—Dijo Manual, dándole un golpe en la cabeza a modo de castigo leve.

Gran Torino nos miró y yo me levanté, dirigiéndome junto a Midoriya y Todoroki. Nos reverenciamos ante el jefe de policía.

—Perdón por las molestias y los inconvenientes que les hemos causado.—Dije, inclinándome profundamente.

—Lo siento.—Dijo Izuku, siguiéndome.

—Gracias por encargarse.—Dijo Todoroki finalmente, aunque no se reverenció del todo, así que le agarré de la nuca, tirándole hacia abajo.

Nos levantamos lentamente y Gran Torino asintió, satisfecho con nuestra actitud.

—Por culpa de los adultos, no recibirán el reconocimiento que habrían merecido. Pero como protector de la paz, se los agradezco.—Dijo el jefe de policía, esta vez reverenciándose hacia nosotros.

—La próxima vez empiece por ahí.—Dijo Todoroki, dándose cuenta del error que cometió antes.

Lo miré sonriendo por la ternura que me dio.

El jefe de policía levantó la cabeza y nos miró con una expresión más suave.

—Trabajen duro para convertirse en los héroes que este mundo necesita, guau.—dijo, mostrándonos una sonrisa leve.

Asentimos, sintiendo una mezcla de alivio y determinación. La lección había sido dura, pero era un paso más en nuestro camino para convertirnos en verdaderos héroes.

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