011. "Final del Festival deportivo"
______Corazón De Héroe
¡Esta chica es un no parar! En el otro lado de la pista, ¡Ito Himari del Curso de Héroes!
¡Este chico es semejante de la noche! ¡Tokoyami Fumikage también del Curso de Héroes!
¡Que comience esta pelea de polos opuestos, donde la luz y la oscuridad serán uno de los ganadores de este enfrentamiento!
Midnigth: ¡Inicien!
Tokoyami: ¡Dark Shadow!
Desde su abdomen salió una sombra negra que parecía tener voz propia. Se movía con tanta rapidez que tuve que correr y esquivar sus ataques constantemente.
¡Nuestro rayo de luz parece estar en apuros!
Junté mis manos y con la poca energía que tenía almacenada en mi interior, preparé mi próximo movimiento. Creé una barrera luminosa para detener sus ataques. Cuando la barrera se desvaneció, noté que Dark Shadow era más pequeño de lo que había sido al inicio. Empecé a analizar la situación.
Si el cambio de tamaño se debió a la barrera luminosa que creé, entonces significa que es sensible a la luz intensa.
Sonreí con satisfacción y dejé escapar una pequeña risa. Tokoyami me miró con una gota de sudor en la frente.
- Así que la luz intensa es tu punto débil, ¿eh? - Le dije. Tokoyami me miró y noté cómo sus pupilas se dilataban mientras se alejaba de mí con precaución.
Invoqué el "Rayo Protector", cerrando los ojos y moviéndome hacia Tokoyami, aprovechando su limitada visibilidad. Le lancé una patada giratoria con toda la fuerza que pude reunir.
El "Rayo Protector" desapareció, revelando a un Tokoyami confundido y con pequeños rasguños.
¡Wow! ¡Qué rapidez y precisión! La ganadora de esta ronda es Ito Himari.
Midnight: ¡Tokoyami Fumikage está fuera de los límites. Ito Himari pasa a las semifinales! - Exclamó.
Mis ojos se iluminaron al ver hasta dónde había llegado. El público gritaba sin cesar, pero mi atención se centró en Tokoyami, quien aún estaba aturdido y con la mirada perdida.
Me acerqué a él y extendí mi mano, inclinándome levemente.
- Lo siento, no era mi intención revelar tu pequeño secreto.-le dije.
Tokoyami me miró, luego miró mi mano y la tomó para levantarse.
Tokoyami: Está claro que eres muy observadora y no te pierdes ningún detalle. No te preocupes, estoy bien.- dijo con una pequeña sonrisa de aceptación antes de caminar hacia el túnel.
Me sonreí y atravesé el túnel. El camino era oscuro, pero cada paso me acercaba más a la luz del otro lado. Mientras avanzaba, la energía y el ruido disminuían, recordándome que estaba a punto de enfrentar algo emocionante. Mi sonrisa reflejaba la confianza que sentía en ese momento.
- ¡MIDORIYA! - grité mientras me lanzaba hacia él, frotando mi mejilla contra la suya mientras soltaba lágrimas dramáticamente.
Iida me agarró por el cuello de la chaqueta deportiva y me alejó de Izuku, que parecía mareado y tenía su característico rostro completamente rojo.
Iida: Hima, no puedes abalanzarte así, está herido. Eso es algo muy inapropiado por tu parte.
Dijo mientras me agitaba por el cuello como si fuera una muñeca de trapo. El movimiento cesó y Iida se dispuso a hablar.
Iida: Veo que tu cirugía fue muy bien - dijo, dirigiéndose a Midoriya, quien asintió.
- Pensé que te iba a perder, Izuku. Eres mi único mejor amigo - dije, poniéndome una mano en la frente como si fuera una actriz de teatro, tomando la única mano disponible de Izuku.
Midoriya asintió con torpeza y un sonrojo masivo le cubrió toda la cara.
Izuku: I-iida, ¿tu hermano Ingenium está siguiendo tu proceso?
Giré mi cabeza hacia arriba para ver qué diría Iida.
Iida: Lo llamé antes, pero estaba trabajando.
- Oh, lo llamaste.
Iida: Sí, pero es mejor así. Ahora que he llegado tan lejos, necesito ser capaz de decirle que soy el número uno. Mi hermano es un héroe que honra las reglas y lidera a las personas. Puse mis objetivos para ser héroe porque quiero ser como mi hermano.
- Qué envidia que tengas hermanos, yo soy y siempre seré hija única.
Izuku: Yo también lo soy, Hima-chan.
- ¡Genial! Seremos la pareja de los sin hermanos - dije mientras le tomaba por sus pecosas mejillas, con solo una pequeña distancia entre nuestras caras. Mi rostro se sonrojó como un tomate y me alejé, poniéndome al lado de Iida, quien nos miraba desconcertado.
Un fuerte sonido nos interrumpió. Bakugo ya estaba atacando con todo lo que tenía contra Kirishima. Lo derribó lanzándolo y dejándolo inmovilizado, proclamándose ganador de la ronda.
¡Qué gran batalla explosiva! ¡Bakugo avanza a la tercera ronda!
¡Y esto hace que estos sean los 4 mejores!
En la pantalla aparecieron los rostros de los cuatro ganadores de las rondas anteriores: Yo, Todoroki, Bakugo e Iida.
Este mismo último se fue para dejar claro que también quería ser el número uno, cueste lo que cueste.
- Vayamos con los demás, Midoriya, no debemos perdernos ninguna batalla ahora - dije, tomándolo por el hombro.
Izuku: No pasa nada, Hima. Ya puedo s-solo - dijo, tartamudeando y sonrojado como siempre.
...
Uraraka: ¡Deku! ¡Hima! - exclamó Uraraka con tono aliviado.
Tsuyu: Midoriya-chan, ¿tu cirugía salió bien?
Este asintió y se sentó junto a Uraraka. Me senté en el sitio donde Iida estaba antes, al lado de Ochako.
Izuku: Me curé lo suficiente como para poder caminar.
Uraraka: ¿No, deberías estar descansando?
Izuku: Quiero ver cómo se desarrollan las peleas. Quiero ver el esfuerzo de los que desean ser héroes.
En la pantalla grande, Present Mic anunció el próximo enfrentamiento.
¡Venidos de familias de héroes, este enfrentamiento es de élite!
¡Del curso de héroes, Iida Tenya!
¡Contra!
¡Del mismo curso, Todoroki Shoto!
¡Que comience esta batalla de élite!
Todoroki, empezó a crear picos de hielo dirigidos hacia Iida. Iida hábilmente esquivaba, usando su quirk para moverse rápido y evitar el ataque. Sin embargo, Todoroki lo rodeó y casi lo atrapó, hasta que Iida dio un gran salto.
- ¡Wow, qué salto tan largo! - exclamé, impresionada.
Iida intentó darle una patada desde el aire, pero falló. Intentó una segunda vez, golpeando fuertemente a Todoroki en la cabeza, aturdiéndolo por un momento. Iida lo agarró por la espalda y comenzó a arrastrarlo hacia el borde, intentando sacarlo de la pista. Todos estábamos emocionados por saber quién ganaría el enfrentamiento, pero algo inesperado ocurrió. Iida dejó de correr y comenzó a ser congelado por Todoroki, quien lo convirtió en un bloque de hielo.
Mi cara reflejó un terror absoluto al ver a Iida envuelto en una manta fría de hielo. Podía ver a Ochako e Izuku, y sus reacciones eran tan sorprendidas como la mía. Ochako llevaba sus manos a la boca, asustada por la brutalidad del hielo, mientras Izuku miraba a Iida con los ojos muy abiertos, como si no pudiera creer lo que estaba viendo.
¡El ganador de este helado enfrentamiento es Todoroki! ¡Qué lástima que no haya usado sus llamas!
...
La batalla contra Bakugo estaba siendo brutal. Cada explosión era más fuerte que la anterior, y mi cuerpo empezaba a sentir el impacto. Sabía que necesitaba algo más para nivelar el campo de juego. Recordé un poder que había estado practicando, pero nunca lo había usado en combate real: Supernova.
Bakugo me lanzó una ráfaga de explosiones, y esquivé lo mejor que pude. Me cubrí con energía, pero sabía que no sería suficiente. Reuní toda la energía que tenía y me concentré. Tenía que liberar todo mi poder para intentar cambiar el rumbo de la batalla.
Bakugo: ¿Qué estás planeando? ¡No te servirá de nada! —gritó, lanzando otra serie de explosiones.
Ignoré sus palabras y me concentré en la energía dentro de mí mientras murmurraba y rezaba de que funcionará. Sentí cómo mi cuerpo se llenaba de calor y mis ojos comenzaron a brillar. Mi cabello se elevó, como si estuviera siendo arrastrado por una fuerza invisible. Todo mi ser irradiaba un resplandor azul.
—¡Supernova! —grité, liberando todo el poder acumulado.
Una onda de energía salió de mí, iluminando el campo de batalla. El público quedó atónito ante el espectáculo. Bakugo fue empujado hacia atrás por la fuerza de la explosión, pero mantuvo su equilibrio.
Bakugo: ¡¿Qué demonios es eso?! — chilló, tratando de resistir la oleada de energía.
La energía era intensa, pero no podía controlarla completamente. Sentía como si todo mi cuerpo estuviera ardiendo con energía pura haciendomé daño en el proceso. Bakugo se recuperó rápidamente y lanzó un ataque explosivo gigante directamente hacia mí. No pude reaccionar a tiempo. La explosión me golpeó de lleno, y la energía de la Supernova se disipó abruptamente.
Caí al suelo, completamente derrotada. No pude ver el resto de la pelea, pero sentí cómo mi cuerpo se apagaba por el agotamiento. Present Mic declaró a Bakugo como el ganador de la batalla. El público vitoreaba y no precisamente a mi.
Escuché un zumbido en mis oídos mientras todo a mi alrededor parecía desvanecerse. Sentí una mano sobre mi espalda, pero no podía distinguir a quién pertenecía. El dolor y el agotamiento me embotaban los sentidos, haciendo que mis ojos se sintieran pesados y me costara mantenerlos abiertos.
Lo último que vi antes de caer en la inconsciencia fue a Bakugo, con ojos llenos de preocupación y desconcierto. Esa expresión era algo que no esperaba de él, especialmente después de la batalla que acabábamos de tener. Pero no tuve tiempo para analizarlo. Mis párpados se cerraron lentamente, y todo se volvió oscuro y silencioso. Mientras me hundía en el vacío, el zumbido en mis oídos desapareció y me dejé llevar por el descanso absoluto.
Abrí mis ojos de par en par, pestañeando múltiples veces mientras trataba de ubicarme. Todo parecía borroso y la habitación giraba un poco. Justo cuando empecé a sentirme un poco más orientada, una ola de dolor pura me inundó el cuerpo. Fue como si una corriente eléctrica recorriera cada parte de mí, y el dolor fue tan intenso que grité por el horror que sentí en aquel momento.
Mi cuerpo se tensó y mis manos se aferraron a las sábanas, tratando de soportar la intensa carga que me atravesaba. La habitación se volvió un caos de voces y movimiento, mientras yo solo podía pensar en el dolor y en cómo parecía no tener fin. Aquel grito resonó en mis oídos, amplificando la angustia. Fue como si mi propio cuerpo estuviera traicionándome, enviando oleadas de energía incontrolable a cada fibra de mi ser.
La puerta se abrió con fuerza y varios doctores y enfermeros entraron rápidamente, tratando de ayudarme con el dolor. Pero el dolor era continuo, como si una energía ardiente corriera por mis venas. Sentía un escozor en mis ojos y las lágrimas comenzaron a caer. Intentaba calmarme, pero cada intento era superado por nuevas oleadas de dolor.
De repente, una punzada atravesó la piel de mi muñeca. Una sensación fría y extraña corrió por mi brazo y, casi al instante, el dolor comenzó a desvanecerse. Mis ojos se cerraron lentamente y todo se volvió oscuro de nuevo. Entré en un sueño profundo, sumergida en la tranquilidad que seguía a la tormenta.
Mis ojos se abrieron de nuevo, pero esta vez no estaba en una cama de hospital, sino en un lugar familiar que ya había visitado antes.
- Es un placer volverte a ver, mi hermosa flor de cerezo- Dijo una voz cálida y conocida.
Reconocí la voz de inmediato y busqué con la mirada para situar a mi abuelo Takeo, con sus manos detrás del torso y esa larga barba canosa.
- ¡¿Abuelo?! ¿Qué hago aquí otra vez?- Pregunté, aún algo aturdida.
Takeo: Presta atención y cálmate.- respondió con tranquilidad. Bueno, estás muerta.
Mis ojos se agrandaron y un escalofrío de terror recorrió mi cuerpo. ¿Estaba muerta? ¿Cómo era posible? Solo había utilizado un hechizo...
Takeo comenzó a reír a carcajadas, señalándome.
- ¡Deberías haber visto tu cara, es graciosísima!- Dijo entre risas.
Mi expresión se volvió neutra al darme cuenta de que todo era una broma. El alivio llegó acompañado de un toque de irritación por la travesura de mi abuelo. No era precisamente el mejor momento para bromas, pero ahí estaba él, riendo a más no poder.
Takeo me miraba con una sonrisa burlona mientras se acariciaba la larga barba canosa.
- Abuelo, ¿por qué me siento así? Todo duele y mi mente está confusa. ¿Qué está pasando?
Takeo: Es sencillo, Himari. Tu cuerpo y tu mente no están preparados para controlar tanta energía. Supernova es un poder increíble, pero no puedes manejarlo al 100%. Esa es la razón del dolor. Tu cuerpo está sufriendo por el exceso de energía sin control.
Me llevé una mano a la cabeza, intentando procesar lo que me decía. El recuerdo de la batalla y la explosión masiva de energía aún era fresco, y ahora entendía por qué había perdido el conocimiento.
- ¿Qué puedo hacer, abuelo? ¿Cómo puedo aprender a controlarlo?
Takeo: Hay ejercicios que te ayudarán a entrenar tu cuerpo y tu mente para canalizar la energía de manera más eficiente. Necesitas disciplina y paciencia. No puedes simplemente desatar el poder sin controlarlo primero. Aquí te dejo algunos ejercicios básicos para empezar.
Mientras hablaba, Takeo tomó su bastón y dibujó figuras en el suelo, trazando líneas y símbolos con precisión que poco a poco se mostraba en el suelo con un resplandor dorado. Me explicó cómo cada ejercicio estaba diseñado para fortalecer la conexión entre el cuerpo y la mente, permitiendo un flujo más equilibrado de energía.
Takeo: Estos ejercicios son solo el comienzo. Requieren tiempo y práctica, pero con esfuerzo, podrás controlar Supernova sin el riesgo de lastimarte. Recuerda, el poder no se trata solo de fuerza bruta; se trata de equilibrio y control.
De las líneas y símbolos que el abuelo había dibujado en el suelo, emergió un libro similar al que tengo, pero este parecía más nuevo y tenía una tapa de un color morado intenso. El abuelo lo tomó con cuidado y lo extendió hacia mí, con una mirada seria y una expresión de confianza. Sabía que este libro contenía conocimientos y técnicas importantes para aprender a controlar el poder de Supernova. El color morado de la tapa reflejaba una energía profunda, casi mística, y el hecho de que fuera más nuevo sugería que su contenido era vital para mi próximo paso en el entrenamiento. El abuelo Takeo confiaba en que este libro me ayudaría a alcanzar el equilibrio que necesitaba para manejar la energía sin descontrolarme.
Lo agarré con inseguridad, dudando de si sería capaz de lograrlo.
Takeo: Eres más fuerte de lo que crees, y el amor que tienes por quienes te rodean te dará la fuerza que necesitas.
Asentí con determinación, aunque mis párpados empezaban a sentirse pesados de nuevo. Sabía que el camino por delante sería desafiante, pero las palabras de mi abuelo y el apoyo que recibía me dieron un impulso de confianza. El libro en mis manos era la clave para controlar mi poder y evitar el dolor que había experimentado. Con un último esfuerzo, me concentré en las palabras de Takeo antes de que el sueño me envolviera.
Mis ojos volvieron a abrirse, pero se cerraron de nuevo, recordando todo lo que había pasado anteriormente. Intenté levantarme, pero un escozor en mi pierna me hizo desistir del intento. Mire a mi alrededor intentando ubicarme, pero todo lo que vi fueron paredes blancas y máquinas médicas. Estaba en una cama de hospital, con cables conectados a monitores que emitían un pitido constante.
No había chocolates ni flores, solo un simple libro de tapa morada en la mesa al lado de la cama. Espera... ¡El libro del abuelo Takeo! Lo reconocí de inmediato. El abuelo no me había dicho nada sobre cómo iba a llegar allí, pero el libro estaba justo donde él dijo que estaría. Lo tomé con cuidado, sintiendo la textura suave de la tapa morada y notando su peso sólido en mis manos. Sabía que dentro de ese libro podría encontrar las respuestas y las enseñanzas para aprender a controlar el poder que había desatado y que me había llevado a este lugar. Al menos, ahora tenía un camino a seguir.
La puerta se abrió con fuerza, y Bakugo entró en la habitación con ropa Bakugo llegó con ropa deportiva y cómoda, algo que no había visto antes. Llevaba una chaqueta deportiva negra con detalles naranjas, su color característico. La chaqueta tenía una capucha, pero la llevaba suelta, y las mangas estaban ligeramente arremangadas, mostrando sus muñecas. El material era ligero, adecuado para hacer ejercicio, pero también lo suficientemente abrigado para no sentir frío.
Debajo de la chaqueta, vestía una camiseta gris sin estampados, pero se notaba que era parte de un conjunto deportivo. Sus pantalones eran de tipo jogger, también negros con líneas naranjas en los laterales, ajustados en los tobillos pero cómodos para moverse.
En lugar de sus botas pesadas de combate, llevaba zapatillas deportivas de alta calidad, también negras, pero con toques naranjas que combinaban con su chaqueta. Aunque su ropa era más relajada y deportiva, todavía reflejaba su estilo y actitud. No llevaba demasiados accesorios, solo una pulsera de cuero en su muñeca derecha, y por supuesto, su pelo en punta, un sello distintivo que siempre mantenía. Era ropa más relajada y cómoda, pero aún con un toque de la agresividad que siempre lo caracterizaba. Aunque mantenía su típico aire de superioridad y sus expresiones intensas, noté que esta vez su actitud era un poco menos dura. Llevaba una bolsa de tela de color azul zafiro, mi color favorito, y cerró la puerta detrás de él con un fuerte portazo.
Lo miré, algo desconcertada por su presencia en el hospital.
- ¿A qué debo el honor? - pregunté, intentando sonar tranquila.
Bakugo me miró con una ceja levantada y bufó suavemente.
- Vine porque pensé que te aburrirías aquí sin nada que hacer - dijo, extendiéndome la bolsa.
Tomé la bolsa con curiosidad y la abrí para descubrir algunos snacks, una botella de agua y un pequeño muñeco de un héroe famoso. Fue un gesto inesperado de su parte.
- Gracias, Bakugo - dije, aunque intenté no sonar demasiado emocionada.
Bakugo se encogió de hombros, mirándome con su expresión de siempre, pero esta vez noté una leve suavidad en su mirada.
- No es gran cosa. No te acostumbres - respondió con un tono seco, pero parecía un poco menos áspero de lo habitual.
Asentí con una sonrisa sutil, apreciando el gesto a pesar de sus palabras rudas. Bakugo tenía su manera única de mostrar preocupación, aunque no lo admitiera abiertamente. Dejé el libro entre mis piernas y me preparé para disfrutar los pequeños obsequios que me había traído.
Buscando entre la bolsa, saqué varios objetos al azar. Mis dedos toparon con algo pequeño y compacto. Al sacarlo, noté que era una caja, pero no pude adivinar de inmediato qué era. Su tamaño sugería que podría contener algo importante, pero no tenía ninguna marca visible que diera una pista sobre su contenido. El material era liso y algo rígido, como el de las cajas que se usan para figuras o juguetes. Sin embargo, al no saber qué era, mi curiosidad se despertó. La caja era lo suficientemente pequeña como para caber en la palma de mi mano, pero lo bastante grande como para contener algo interesante. Al sostenerla, me pregunté qué sorpresa podría haber dentro y por qué estaba ahí.
Saqué la caja de la bolsa mientras Bakugo se sentaba a mi lado, apoyando su codo en la rodilla y posando su mejilla en la mano, como si no tuviera muchas ganas de estar allí. La figurita era nada más y nada menos que de All Migth, el héroe número uno. Mis mejillas se encendieron y las toqué, pero un ardor apareció al contacto, y un gemido de dolor se escapó de mi boca.
Bakugo giró los ojos, claramente molesto por mi reacción exagerada.
Bakugo: ¡Deja de hacer ruido, como si estuvieras muriéndote! No fue para tanto, ¿no?
Le lancé una mirada, todavía sujetando mi mejilla, pero con una ligera sonrisa.
—Bueno, no todos tenemos una piel tan dura como tú, Bakugo. Un poco de consideración, ¿no? —le dije, tratando de mantener la compostura.
Bakugo bufó, pero vi un destello de diversión en sus ojos.
Bakugo: Ah, sí, claro, princesa. ¿Necesitas una almohada para descansar? —dijo con sarcasmo.
Le devolví el sarcasmo con una sonrisa.
— Gracias por el ofrecimiento, pero creo que con el regalo estoy bien. A menos que quieras ser tú la almohada —dije, haciéndole una mueca.
Bakugo resopló, pero una leve sonrisa se asomó por la comisura de sus labios.
Bakugo: Ni en tus sueños, princesa —respondió, dándome un ligero empujón con el codo.
El dolor en mi mejilla era real, pero la pequeña pelea verbal con Bakugo fue suficiente para aliviar un poco el malestar. Ambos nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando de la extraña camaradería que teníamos.
- Vaya, qué repentino. Has cambiado mi apodo de 'brillitos' a 'princesa'. Eso sí que es un gran cambio.- le dije, con una sonrisa juguetona.
Bakugo chilló con exasperación.
Bakugo: ¡Yo cambio lo que quiera de ti! - Dijo, con esa energía explosiva que era tan propia de él.
Ese es el Bakugo de siempre, pensé mientras sonreía para mis adentros.
- Oye, ¿qué haces aquí? ¿No se supone que tenemos clases?- le pregunté, intentando sonar inocente.
Bakugo me miró con ese gesto de quien piensa que estás diciendo algo absurdo.
Bakugo: No, tonta, no tenemos clases. Mañana volveremos. Y te quiero allí a primera hora.- respondió, como si estuviera dando una orden más que una invitación.
Luego, se puso de pie y caminó hacia la puerta, pero no sin antes echarme un último vistazo. Era como si quisiera asegurarse de que estaría bien antes de irse. Cuando cerró la puerta detrás de él, supe que esa era su forma de preocuparse, aunque nunca lo admitiera en voz alta.
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