🚬⊹ 𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 18
ʚ La nieve derretida en el camino ɞ
—Zhan.— Llamó Yibo a su lado, sacudiéndolo un poco.
—Déjame dormir un poco más.— Murmuró y le dio la espalda.
Yibo rodó los ojos y se estiró sobre la cama, recogió su suéter de lana del piso y se lo puso, bostezando un poco arrastro sus pies en el suelo mientras tenía puesto sus pantuflas de patitos. Bajo hacía la cocina con las manos en los bolsillos, tallando un poco sus ojos y quitando las lagañas de estos, bostezo un poco más hasta saludar a todos.
Yibo tomó un poco de agua mientras quitaba todo rastro de sueño viendo que sus amigos estaban casi listos ¿Pero para que?
—¿Irán a algún lugar?— Preguntó rascando su cabello y poniéndose su capucha para proteger sus orejas del frío mañanero.
—Iremos a comprar cosas del pueblo, ayer terminamos todos.— Explicó YuChen contando las monedas de su billetera.—¿Vienes?
—Estoy cansado.— Se encogió de hombros.
—Ven con nosotros. ¿Qué pasa si nos perdemos?— Se quejo Lu.
—Tienen a YuChen, él conoce el lugar también.
—Si nos perdemos toda la culpa será para YuChen.— Dijo Ji Li asegurando su chalina en su cuello.
—Y tienen todo el derecho de echarle la culpa.— Rió Yibo.
Apenas las migajas de sueño iban desapareciendo de su cuerpo. Ayer había sido una noche larga; se la pasaron jugando con cartas y apostando cosas que tenían con ellos, Yibo había perdido su baraja de Uno contra Cheng, Zhan habia perdido las gomitas que había traído solo para él y Yibo contra Yuchen. La noche de juegos se alargo tanto que subieron a sus habitaciones a las tres de la mañana; en sus habitaciones Zhan y Yibo en lugar de dormir comieron lo que quedaba de sus dulces; dulces que habían traído de contrabando, solo querían comer solos entre ellos. Luego de su pequeña merienda jugaron un poco con las cartas y cuando por fin el sueño les atrapó durmiendo abrazados contra las mantas.
Yibo se preparaba un café mientras veía a sus amigos alistar sus monedas y hacerse una lista para las compras, sonrió por lo bajo; ya que tendría la cosa sola para él y Zhan.
Podrían besarse en todos los lugares sin que nadie les silbe y los haga avergonzar.
—¿Uh? ¿A dónde van?— Una vocecita ronca y adormilada hablo desde las escaleras. Todos se voltearon para ver de quien se trataba encontrándose con un adormilado Zhan que aún frotaba sus ojos contra el dorso de sus manos.
—Iremos al pueblo a hacer compras para sobrevivir los últimos días que nos quedan acá.— Explicó Cheng.
—¡Yo también quiero ir!— Dijo, dejando de lado el claro sueño de ir aún cargaba consigo.
—Te esperamos.—Dijo Lu tirándose al sillón y fingiendo que iba a dormirse.
Yibo dejo la taza de café que se estaba haciendo sobre la mesa y fue escaleras arriba para dar con Zhan. Su plan de tener la casa sola por quien sabe cuanto tiempo se desvanecía antes sus ojos como una vela. Al entrar a la habitación se encontró con Zhan completamente cambiado con su ropa abrigadora.
—Me gusta mucho ese suéter ¿Me lo prestas?— Dijo señalando el suéter café que tenia puesto.
Aquel suéter le quedaba muy adorable pues ocultaba las manos pequeñas de Zhan entre sus pliegues y lo envolvían con una delicadeza adorable, la ropa de Yibo siempre le había quedado grande a Zhan; verlo con algo suyo provocaba una tormenta dentro de él.
Lo hacían ver tan suyo.
—Te lo prestó, te queda mejor a ti que a mi.
—¿Verdad? Te la robaré también.
—No puede ser un robo si me vas a decir que lo harás.
—Un robo anticipado.— le guiño el ojo sonriendo.
—¿Enserio quieres ir? Podemos tener la cada solo para nosotros dos.— Lo abrazo de la cintura acercandolo hacia el, posicionando su mentón en el hombro de Zhan.
—Quiero explorar el pueblo.— Puchereo. — Siempre me han gustado mucho los pueblos y comunidades, hay muchas cosas bellas allá fuera.
—Mm. Esta bien, ve a explorar.
—¿Tú no vendrás?
—Estoy cansado Zhannie, me hace frío y tengo hambre, no es una buena combinación.—Besó la mejilla de Zhan.— Compra chicles, tengo que colarle uno a la cabeza de Yu.
—Hey~, no le hagas eso.— Rió.
—Te quito nuestras gomitas, por lo menos quiero vengarme.— Se encogió de hombros.
—Compraré chicles de cereza.
—Mis favoritos.
—Ajá.— Sonrió envolviendo sus brazos en el cuello de Yibo, se paro de puntitas besando los labios de su novio.
Yibo lo pego más a su cuerpo empezando a subir la tonalidad del beso, antes de que pudiese elevar más Zhan se retiro de entre sus brazos con una sonrisa juguetona. Le dio un pequeño beso en su mejilla y se puso guantes.
Ambos bajaron uno detrás de otro, sonriendo cuál enamorados siendo captados por los silbidos de sus amigos, sonrojandose un poco más.
Esperaron unos cuantos minutos más y todos se subieron al auto. Zhan yendo en el asiento de copiloto ondeando su mano en dirección de Yibo y prometiéndole que traería sus chicles favoritos. Yibo se despidió de ellos con sus manos en sus bolsillos evitando el frío. Se quedó parado en la entrada hasta que los vio desaparecer a la distancia; fue cuando entró de nuevo a la casa.
Se sentó en el sofá mirando su celular y la hora, calculando la exacta para que todos volvieran. Se recostó de costado en el sofá paseándose en su celular y entrando a la galería de fotos; muchas fotos eran de la nieve y Zhan, de las guerras de bolsas de nieve y los muñecos de nieve hechos. Las noches de juegos de mesa, los desayunos hechos y los almuerzos saltados. En muchas de las fotos que llenaba su galería el protagonista era Zhan; con una sonrisa para Yibo. Sonrió en su lugar.
Amaba mucho a Zhan.
Ni siquiera sabía como un sentimiento tan fuerte se habia adueñado de él. Zhan había hecho todo eso.
El frío entró por su ventana, se levantó del sofá y fue hacia ella para cerrarla. El frío era tanto que tuvo que recurrir a prender un cigarro dentro de la casa, se recostó en el marco mirando hacia el camino y preguntándose que es lo que estarán haciendo todos.
A la distancia en la camiones escuchaban canciones y las cantaban, algo distraídos por el ruido. El camino estaba lleno de nieve por lo que se tenían que conducir con mucho cuidado, el ambiente dentro de la camioneta era tan feliz que por un segundo desviaron la mirada del camino, solo eran adolescentes disfrutando del buen momento y la buena música. Pero desviar la vista del camino siempre traía muchos problemas. Cuando la volvieron hacia el frente YuChen tuvo que maniobrar para salirse del camino y no hacerle daño al perro que se había aparecido de la nada en el camino. La caminioneta se Sacudió y la nieve en las ruedas no ayudó.
La nieve derretida en el camino hizo que volcaran y cayeran fuera del camino, rodando por la izquierda; asentándose en el lado del Copiloto.
A la distancia, con un cigarro entre los dedos mirando por la ventana mientras soltaba el humo de sus pulmones; Yibo sintió como sus corazon empezó a doler, sintió como su alma era rasgada desde adentro. Su corazón se había roto.
No supo por qué.
Pero sintió que algo malo había sucedido.
>> cuenta regresiva para el final 1/6 <<
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