011. ¡Arriba las pruebas!
[ C.L.C ]
Taehyun te añadió.
Taehyun
DÓNDE ESTÁ LEE DONGMIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING.
↪9:11 a.m.
DONGMIN TE ODIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.
↪9:11 a.m.
Soobin hyung
Los dejamos solos por diez minutos y ya andas gritando, why.
↪9:12 a.m.
No lo sé, yo me fui a mi clase y ahora tan de repente anda gritando.
9:12 a.m.↩
Kai
Si el teléfono llega a sonar una vez más me van a sacar de clase.
↪9:13 a.m.
Taehyun
Ponlo en silencio, imbécil.
↪9:13 a.m.
Kai
Ay, perdón, señor agente de la CIA.
↪9:13 a.m.
¿Quién usa eso?
↪9:13 a.m.
Soobin hyung
Yo.
↪9:13 a.m.
Taehyun
Yo.
↪9:13 a.m.
Yo.
9:13 a.m.↩
Kai
Suficiente, ya entendí.
↪9:14 a.m.
Soobin hyung
¿Alguien podría explicarme por qué Taehyun andaba gritando?
↪9:14 a.m.
Kai
¡QUIERO ADIVINAR!
↪9:14 a.m.
Taehyun
Me encontré con el profesor Choi.
↪9:14 a.m.
Kai
Se encontró con el profesor Choi.
↪9:14 a.m.
Fuck.
↪9:14 a.m.
Soobin hyung
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.
↪9:14 a.m.
¿Qué te dijo?
9:14 a.m.↩
Taehyun
Nada importante.
↪9:15 a.m.
Borrador: ¿Entonces por qué estás…
Y para interrumpirlo, una voz inesperada se sintió escalofriante en su oído.
一¿Está tan interesante su conversación, señor Choi?
El nombrado dio un respingo como un gato mojado acompañado por un jadeo asustado cuando la voz de la profesora escapó en un susurro que provocó escalofríos desagradables que recorrieron toda su columna. Los estudiantes a su alrededor aguataron algunas risas, la mayoría continuaba atento a él mientras que otros le echaban un vistazo con desinterés, el rostro del estudiante se coloró de un intenso carmín luego de hacer contacto visual con la mayor, quien extendía su mano esperando que le entregase el aparato en cuestión luego de haberle descubierto texteando en horas no correspondientes a ello.
一Le juro que termino en un momento, profesora 一prometió Beomgyu con una sonrisa entre nerviosa e inocente que fue correspondida por un gesto igual, incrédulo y con una negativa en un movimiento de cabeza de parte de la joven maestra一. Deme un segundo, es de vida o muerte.
一Choi Beomgyu, entrega el móvil.
El mencionado puso su teléfono entre las palmas de sus manos, pidiendo clemencia.
一Por favor.
一El teléfono.
Con un suspiro nervioso y una expresión similar, Beomgyu entregó el aparato. Su precioso, hermoso, maravilloso y sin duda alguna importantísimo teléfono se despedía de él en una orquesta melancólica y exagerada que retumbaba en la cabeza del estudiante.
一Podrá pasar por su teléfono cuando termine el horario escolar 一la voz de la profesora llegó hasta el estudiante a la vez que la misma alzaba el objeto en cuestión para hacer una referencia más específica. Luego de eso abrió una de las gavetas de su escritorio y lanzó el aparato allí一. Por ahora, lo único que debe tener su atención es la clase de hoy ¿Comprende?
Aunque la mayor no veía sus gestos, Beomgyu se abstuvo de mofarse como deseaba y con molestia reprimida asintió, resignándose a las normativas de la señorita Park, la odiosa profesora sustituta de artes que no entendía la importancia de planificar los movimientos de un grupo de chicos contra un profesor de matemáticas y, de paso, lograba que hasta los más aplicados en la materia 一como Beomgyu, por ejemplo一 comenzaran a detestar pasar su tiempo entre esas cuatro paredes y la pizarra llena de textos referentes a la historia del arte.
A partir de ese momento el día comenzó a transcurrir con fastidio.
El ángulo desde el cual el sol bañaba con su calidez a los mortales cambió luego de cuarenta y cinco minutos, las nubes fueron empujadas hasta otro punto por el viento algo fuerte que el clima les brindaba, perfecto para iluminar un picnic en lugar del irritante y claustrofóbico salón de clase, lleno de pupitres entre los cuales uno de ellos pertenecía a Choi Beomgyu, el azabache distinguido por no saber de la existencia de la sombra en el aula y que por consecuencia siempre acababa sentando justo donde el sol pegaba en todo su cuerpo, haciendo que hasta el uniforme se hiciera sofocante en los últimos y aburridos minutos de clase antes del ansiado receso.
La campana sonó como un coro angelical para los estudiantes quienes acudieron a su llamado entre chillidos emocionados, ignorando la voz de la docente exigiendo su atención para huir hasta los quince minutos de libertad que el creador les había regalado en forma de descanso. La profesora Park se rindió con facilidad, no era su problema lo que ocurriera con tales animales de ciudad de todas maneras, tiró su carpeta de asistencia sobre una de las primeras mesas a su alrededor, puso sus manos en su cintura para resaltar su esbelta figura y suspiró con su vista pegada en una de las dos puertas corredizas por la que sus estudiantes se dieron de fuga, la que estaba junto a su escritorio y la otra al final del salón, todo sin darle mínima atención al azabache que tímidamente buscaba encajar en su campo de visión.
一Profesora.
La profesional por fin se dignó a tirarle el ojo al estudiante de cabello oscuro, lo escaneó de arriba abajo y después dejó su enfoque en sus ojos, haciendo uso de la educación que se le fue instruida de chiquita y que muchas veces pasaba muy desapercibida.
一¿Qué quiere? 一Cuestionó la fémina con su ceja enarcada.
Beomgyu sonrió en pequeño en un intento por parecer amigable, lo suficiente para ganarse una milésima parte de su corazón junto con su piedad.
一¿Podría devolverme mi teléfono?
La de largo y lacio cabello castaño claro alzó sus comisuras en una sonrisita que se le contagió a Choi al creer lo que no era, por tal momento de ilusión efímera fue que todas sus esperanzas de obtener una respuesta positiva se fueron al caño cuando la docente respondió:
一La clase terminó, pero aún falta bastante para que acabe el día 一aseguró, manteniendo aún ese gesto que la hacía ver como una maldita diabla que drenaba su maldad en odio hacia los estudiantes más dedicados一. Vuelve luego de eso.
Sí, por supuesto.
Volver luego sería excelente.
Eso fue lo que Beomgyu pensó con sarcasmo mientras miraba a la profesora girarse sobres sus altos tacones para caminar hasta su asiento y sentarse con elegancia allí. Manteniendo su gesto odioso hasta hacerlo bufar con la típica molestia de un gran adolescente gruñón a punto de cometer un crimen de odio.
一¿Estás diciendo que te decomisaron el teléfono?
Ante la pregunta del mayor de los cuatro, el azabache más bajo en estatura asintió con lamento, sus ojos cerrados y expresión aburrida expresaban a la perfección su estado de ánimo vacío y desganado, ausente de energía por la falta de entretención que le brindaba su teléfono.
Sí, Choi Beomgyu era muy dramático.
一Debo buscarlo al final del día 一comentó Beomgyu con fastidio一, lo menos que quería era quedarme más tiempo del usual.
一Nadie quiere quedarse más de la hora, amigo 一asegura Kai mientras recuesta su brazo sobre el hombro de Beomgyu, inclinándose sobre él一, pero a veces estas cosas pasan y son para mejor, el universo sabe muy bien lo que hace con el destino.
La elocuencia del menor al hablar sobre el universo y todo eso logró que Taehyun rodara sus ojos antes de dirigirlos hasta él.
一Deja tus vainas hippies y espirituales para otro momento, Hyuka 一las palabras del pelirrojo llegaron a Kai con un tono no muy amigable el cual le entró por un oído y como si tuvieran mantequilla se deslizaron por el otro.
一Mi test de personalidad dice que podría ser un hippie… 一Comentó el azabache más alto con su vista perdida.
Luego de un segundo entero así y con toda la atención de sus amigos sobre él, Kai se encogió de hombros y prefirió terminarse la paleta de uva que tenía en su mano como si nada hubiese pasado.
一De todas maneras, ¿Quieres que te esperemos en la salida? 一Preguntó el único castaño del grupo con curiosidad, ignorando el momento tan extraño que propició el menor de todos.
一No, está bien 一respondió Beomgyu a la vez que apoyaba su mentón en la palma de su mano y su codo sobre su rodilla, la cual tenía flexionada sobre el banco一. Igual solo tengo que ir con la suplente antes de irme, es todo.
一¡Genial! No tendré que perderme mi programa de cocina entonces.
Está de más narrar cómo fue que Soobin golpeó con su palma el estómago del azabache que le había parecido adecuado moverse hasta quedar junto al mayor, mismo el cual acabó sin aire por tal reacción inmediata.
El primer receso del día estaba en curso con el sol de las diez de la mañana iluminando todo el lugar, el calor recién se aparecía y llevar el blazer con la insignia bordada de la institución aún no era molesto. El club de apenas cuatro personas estaba agrupado entre dos bancas de concreto curiosamente construidas una frente a la otra en la semi-plaza que pertenecía al instituto y se ubicaba al centro del gran patio algo desatendido que pedía a gritos reemplazar 一o de preferencia, despedir一 al jardinero que no tenía ni idea de cómo distribuir la flora y que por ello las diferentes especies de plantas se habían distribuido por su cuenta por zonas aleatorias y que tampoco se había molestado en mantener el césped, el cual ahora en lugar de tener ese clásico y brillante verde con el que se presentaba en las películas y dramas, vivía de la lluvia y con un color entre marrón, verde y gris, viéndose seco y bastante similar a la tierra que afortunadamente no fue reemplazada también por concreto.
El cielo estaba despejado, era un día lindo, pero Beomgyu ya estaba aburrido sin su teléfono.
También estaba amargado, en la última clase tendría que ver matemáticas.
Al vagar en sus pensamientos y pensar en un tono quejumbroso en la dichosa materia, Beomgyu recordó un hecho de relevancia.
一Por cierto… 一Interrumpió Beomgyu la conversación que había comenzado recién一 Taehyun, ¿Qué fue lo pasó con el profesor Choi?
一Ah… Eso 一susurró el pelirrojo antes de desviar su mirada a otra parte con tranquilidad一. No fue nada en realidad. Solo hablamos, nada interesante.
Poco convencido, Beomgyu frunció su ceño, pasó su mirada a Soobin en busca de una confirmación o algo, pero solo recibió un encogimiento de hombros, y antes de que volviera a hacer la misma pregunta para salir de dudas, la campana sonó.
一¿Ya pasaron quince minutos? 一Preguntó Kai en medio de un quejido一 no quiero entrar a química, ni siquiera hice la tarea.
Al igual que el resto de estudiantes que vagaban por el lugar, el pequeño club formado de manera independiente se levantó de su puesto y se preparó para que cada uno de sus miembros fuera a su clase correspondiente, incluyendo a Beomgyu, quien se sintió interrumpido por el destino y se limitó a suspirar, siguiendo a los otros tres muchachos y buscando su propio camino hasta su propia clase.
(…)
La hora más molesta del día había llegado, el reloj en la pared le recordaba eso a Beomgyu junto con un tic tac molesto que lo desesperaba por dentro incluso mientras se concentraba en sus fascinantes garabatos en la hoja final de su cuaderno.
一¿A quién de ustedes le gustaría resolver este ejercicio? 一Inquirió el profesor al terminar de anotar una serie compleja de números, signos y fórmulas en el pizarrón一. Esperen, no se postulen todos, sé que es fácil, pero no es para que se emocionen de esta manera 一dramatizó el hombre con sarcasmo ante el silencio sepulcral que le dejó todo el salón de clases.
Alzó su ceja derecha, sus ojos entrecerrados en aburrimiento escanearon el aula de a poco, los estudiantes se ocultaban de su mirada, nadie quería pararse al frente para intentar resolver aquel problema matemático que casi nadie había entendido, pero que para salir más rápido tampoco habían reclamado al respecto.
Como docente responsable era tan frustrante cuando llegaba ese momento en el que todos coreaban un perfecto "sí" al preguntarles si habían entendido la clase y al final solo lo decían para no tener que escucharlo explicar de nuevo.
Pero cuando los días eran aburridos, era una forma de divertirse.
Última clase del día, dos y algo de la tarde, el tiempo pasó aburrido para el docente, al menos debía hacer algo que lo entretuviera por un rato ¿No? Hacer sufrir a estudiantes con formulas que casi ninguno podría hacer tal vez era la más cruel de todas, pero al final les serviría de algo, solo debían estudiar mucho.
Mucho demasiado.
一Ya que todos parecen interesados en hacerlo, elegiré un afortunado yo mismo 一la voz del rubio llenó el aula de nuevo con palabras que sacudieron a los estudiantes que ni en sus sueños habían prestado atención a la clase, mientras que los prodigiosos permanecían tranquilos en sus asientos.
Bastó un momento para que el conocido profesor utilizara el marcador acrílico de tinta negra en su mano como una clase de puntero improvisado que se movía lentamente de un lado a otro, apuntando descaradamente al que podría ser el elegido para tal labor. La mayoría esquivaba con agilidad la mirada del mayor, otros se tensaban en su lugar, y había un par o dos que en realidad sí estaban copiando la clase y tenían sus cabezas metidas entre las páginas de sus cuadernos de línea cuadriculada.
Pero tranquilos, estudiantes de coeficiente intelectual promedio que utilizan la excusa de la “necesidad” de vivir una vida de adolescente cualquiera para no dejar su atención en cosas medianamente importantes como el estudio, no hay nada de qué temer, no todos son tan desafortunados como para ser escogidos.
一Choi Beomgyu.
El mencionado alzó su vista de su cuaderno para clavar sus ojos sorprendidos sobre el rubio que le miraba con una sonrisa.
一¿Te gustaría pasar para resolver el ejercicio?
Ay, no.
La expresión de Beomgyu fue suficiente para demostrar su confusión combinada con incomodidad, aún así el docente no se inmutó, en su lugar mantuvo su mirada mientras le sonreía con algo que el subconsciente del adolescente entendió como burla. Lo estaba retando, y aunque parecía que solo era el desafortunado del día, era algo más que eso. El pelinegro respiró hondo para después echarle un vistazo a sus compañeros, todos lo miraban con cierto disimulo, algunos burlones, otros más desinteresados, pero lo veían igual al final, cosa que provocaba que el bolígrafo en sus manos se moviera rápidamente entre sus dedos.
一Señor Choi 一volvió a llamar el mayor.
Beomgyu alzó su vista para mirar al profesor, deseando que la tierra lo tragara y fundiera en su núcleo, tragándose un pesado suspiro cuando no tuvo otra opción que levantarse de su lugar y caminar entre los asientos hasta llegar al pizarrón, justo donde el rubio lo esperaba.
Treinta y tantos minutos después los estudiantes del aula 14-C salían entre murmullos típicos de escucharse en la última hora de clase, a pesar de ir con calma, la euforia que corría entre los jóvenes que sentían respirar la libertad al salir finalmente de aquella cárcel era perceptible entre los planes de los grupos de amigos que irían al cine, los estudiantes que irían a las reuniones con sus clubes o los divertidos adolescentes que preferían ir a su casa a jugar videojuegos o mirar su serie favorita.
Aún así, entre ninguno de esos grupos reducidos o solitarios planes estaba el azabache que escondía su cara en el hueco entre sus brazos los cuales servían como barrera junto con la mesa de madera en la que se encontraba lamentándose de la forma más patética posible.
Tampoco es como que a alguien le importara, ninguno era realmente cercano con Beomgyu como para ser solidario con él, mucho menos cuando pareció disfrutar el humillar a sus compañeros solo por saber un par de números, creando más descontento entre los que habitaban a su alrededor.
Con una única excepción.
一Al menos sí recuerdas lo que te enseñé.
Los músculos de Beomgyu se tensaron sin intento alguno por disimular cuando sintió la presencia de cierto rubio que de seguro estaba recostado del respaldar de la silla en el asiento de enfrente, se supone que lo felicitaba por haber resuelto el problema matemático que continuaba en la pizarra acrílica colgada al inicio del salón, junto al escritorio y la puerta. La voz no tan ronca del hombre hizo latir el débil corazón de Beomgyu con fuerza, pero a diferencia de antes, ya no resultaba placentera la sensación cosquillosa que presionaba su pecho desde adentro como si estuviera al borde de un ataque de tos.
Al contrario, le daba nauseas, grandes y asquerosas.
一¿No me dirás nada?
Beomgyu alzó su mirada con pereza, tomándose todo su tiempo para enfocar al mayor con su vista algo manchada por la presión que antes tenía sobre ella, apenas sus ojos se percibían en una delgada ventanilla improvisada entre sus brazos enfundados en su blazer oscuro y su flequillo negro que cubría hasta sus cejas en una capa espesa que creaba más sombra en su expresión que ya de por sí era oscura, o más bien insípida. A pesar de ello, Yeonjun parecía imperturbable con su sonrisita irritante.
El estudiante tenía unas ganas interminables de lanzarle una piedra en la boca para mínimo partirle uno de sus perlados dientes.
一Bien, supongo que realmente no dirás nada 一se respondió solo el rubio, chasqueando la lengua y cruzándose de brazos一. ¿Sabes? Desde hace un tiempo me he puesto a pensar…
A la vez que hablaba, el fulano docente de gran 一y no precisamente buena一 fama tomó el asiento en donde estaba recostado y lo volteó para poder tomar asiento frente al menor, posó sus codos sobre la madera y su mentón sobre la palma de sus manos, haciendo un gesto parecido a los de los adolescentes cada que hacían la “pose de la flor” tal como él.
一Fui bastante imbécil contigo, lo admito, y entiendo que estés molesto 一Yeonjun se permitía continuar hablando y hablando en la ausencia del resto de estudiantes一. Quiero disculparme contigo, Beommie.
Y como un resorte en su punto límite soltado al aire de repente, Beomgyu saltó de su lugar por completo cuando el rubio usó el dorso de su mano derecha para acariciar con delicadeza su cabellera oscura.
Mentiríamos si dijéramos que tal acción repentina no provocó desconcierto en Yeonjun, aún así intentó disimularlo con una expresión que con facilidad se percibía hipócrita, entre inocente y confundida, todo para evitar hacer una gran mueca en disgusto ante el chirrido molesto que hizo la silla contra el suelo cuando el menor se levantó, derecho e inflexible, tenso en su lugar y clavando su mirada de orbes oscuros directamente en el profesor antes de tomar su mochila, aún con una expresión vacía que le importaba una mierda si afectaba o no al mayor.
Puede que luciera seguro a simple vista, enojado, rabioso, irritado, tal vez pudiera ser que alguien creyera que con su mirada oscurecida podría arrancarle la cabeza a quien fuera que tuviera la mala suerte de atravesarse en su camino, pero todo lo que el azabache quería hacer era salir corriendo, huir muy, muy lejos del hombre sentado frente a él, mudarse a un país tan alejado que ni le podría pronunciar bien el nombre aunque quisiera. Y Yeonjun sabía eso. Estaba seguro que lo sabía.
Pero dejar que utilizara esa información a su favor no era una opción.
一Buenas tardes.
Entonces Beomgyu se marchó, pasándole por un lado al docente, ignorando la cordial reverencia de siempre, con su espalda recta, su bolso colgando con pesar en su hombro derecho y con toda la atención del rubio siguiéndolo hasta que tuvo que girarse en su asiento para mirarlo partir al cruzar la puerta y 一afortunadamente一 cortar la conexión allí.
Beomgyu no soportaría un minuto más con su asquerosa mirada siguiéndole.
Por un momento se concentró tanto en el mundo caótico dentro de su cabeza que ignoró por completo al castaño de estatura inferior a la suya que al pasarle por un lado lo había escaneado de pies a cabeza sin intenciones muy buenas a simple vista. Para darle un efecto dramático podría haber sentido todo en cámara lenta, si en primer lugar le hubiese prestado atención.
Cruzó por el pasillo a la derecha sin saber qué acababa de pasar.
Se detuvo un momento cuando se sintió seguro y tiró en un resoplido todo el aire que retenía en su pecho, se libró de la presión y mandó a volar todo lo que tenía su mente más revuelta de lo normal.
La cabeza de Beomgyu daba vueltas entre recuerdos amontonados, y a la vez un dolor de estómago lo hacía mantener su ceño fruncido en desagrado, el jugo gástrico subía hasta su garganta y se regresaba como una marea amenazando a un poblado perdido en una isla desierta, era realmente asqueroso, lo hacía sentir débil, quería correr, huir hasta donde sus piernas se lo permitiera, incluso si sabía que a lo mucho llegaría a casa a hablar con su madre por teléfono una vez más.
Pero no lo haría. Hacer algo como eso por Choi Yeonjun no valía la pena.
No se permitiría caer de nuevo por una escoria de hombre como lo fue el rubio alguna vez.
Por eso fue que al final resistió, caminando firme y con la cabeza en alto tal como había visto hacer a Soobin, Kai y sobre todo a Taehyun, soltando por completo todo lo que lo mantenía tan acelerado, tan descontrolado e inestable, tomó confianza, se recordó que lo que estaba haciendo era lo mejor y siguió su camino hasta el salón de artes, pensando en nada más que recuperar su teléfono aprisionado por la profesora Park.
La vida sigue.
(…)
La última hora de clases había terminado hace al menos una media hora atrás, Beomgyu se forzó en animarse durante ese tiempo vagando en la institución, y aunque lo logró, no fue por mucho. Al llegar al salón de artes se encontró con que este estaba cerrado 一ocupado por una reunión en la que claramente no tenía permitida la entrada一 y no había rastro alguno de la profesora que indirectamente lo había mantenido adherido al instituto apesar que las ganas para haberse saltado la clase de matemáticas no eran una broma.
Entonces ahí estaba él, buscando como un pato perdido en la ciudad a la ciudadana que le decomisó su teléfono.
一¡Profesor Kim! 一Exclamó Beomgyu hacia el profesor como si este fuera su salvación.
Y es que en realidad, sí lo era.
Para resumirles, el profesor de artes Kim era uno de los más queridos del lugar, no solo por su gran corazón para ayudar a todos, sino por su forma de explicar y llevar la clase. Él era de esa clase de personas que no puedes odiar por nada del mundo.
Y para Beomgyu encontrárselo era como un milagro.
El hombre de piel más morena, de cabello entre negro y canoso, se giró con la pila de libros que llevaba en manos, deteniéndose para esperar que el adolescente acabara de llegar hasta su lugar en su larga carrera maratónica en busca de alguien que fuera capaz de brindarle una mínima ayuda en su búsqueda. Lo primero que hizo el azabache fue la acostumbrada y gran reverencia que correspondía por formalidad, esa que con gusto hacia para el profesor de artes Kim, puesto que el hombre era un sol con sus estudiantes y no se cansaba de ayudarlos, ser educado con él era lo mínimo que podría hacer.
一Oh, Beomgyu 一el docente recibió con una sonrisa el llamado del estudiante que conocía principalmente por sus dibujos extraños que en algún momento llamaron su atención incluso si no le correspondía darle clase一. ¿Sucede algo?
El más alto gracias a la pubertad respondió con un asentimiento.
一Disculpe… ¿Ha visto a la profesora suplente de artes? 一Preguntó Beomgyu en un tono lento y educado, tan respetuoso como siempre.
一¿La profesora suplente? 一El estudiante asintió a la vez que murmuraba un bajo “sí”一, ella se fue hace una hora.
Entonces Choi quedó congelado en su lugar.
一Hace una hora… 一Repitió en un susurro desconcertado.
一Sí 一contestó de nuevo el mayor一, dijo que tenía cosas que hacer y por eso se fue antes 一al ver la cara de desgracia que colocó el azabache, el profesor se tomó la molestia de preguntar一. ¿Qué ocurre? ¿Necesitabas hablar con ella?
一No… ¡Es decir! Sí 一el menor se corrigió a sí mismo a la vez que pensaba, generando curiosidad en el hombre esbelto de cincuenta y tantos一. Ella dejó mi teléfono en la gaveta del escritorio y me dijo que lo retirara al terminar el día.
La boca del mayor se abrió con sorpresa antes de convertirse en una mueca lastimera. “Pobre muchacho”, pensaría él seguramente, Beomgyu lo dedujo por la forma en la que miró a todas partes, escaneando el área, verificando que ningún otro docente se apareciera de repente antes de acercarse a él y entregarle la pila de libros por un momento, sacando después un juego de llaves de su chaqueta oscura y dejándolo en el bolsillo del blazer del contrario antes de tomar de nuevo la pila de historia entre letras que llevaba consigo.
一Ve rápido por tu teléfono. Eso sí 一con su mirada pareció señalar al menor como si lo hiciera con su dedo índice一, trae las llaves pronto o tendré que regañarte.
Con una amplia sonrisa emocionada, Beomgyu asintió repetidas veces a la vez que le agradecía al docente y corría con apuro en busca de su tan preciado teléfono.
Por otra parte, el destino de Beomgyu se veía ocupado por un alto castaño de lentes que recogía con paciencia los papeles regados sobre el largo escritorio donde dejó sus notas, apuntes, temas a discutir, proyectos y planificaciones, todas mucho más serias de lo acostumbrado para un puesto como el de presidente estudiantil, el cual la mayoría del tiempo se trataba de presumir el título, más que hacer algo significativo para el gran alumnado del instituto.
Pero Dongmin sí se tomaba su trabajo en serio, mucho más de lo que los estudiantes a su alrededor creían. Era gratificante para él estar en esa clase de puesto importante, incluso si solo es para un colegio o instituto, resaltar en el ámbito académico era parte de su naturaleza.
Era por una razón tan simple como esa que verse amenazado por un castaño al que le llevaba cabeza y media resultaba irritante.
La reunión con el club de artes para la organización de la decoración del próximo decatlón había acabado, el único salón disponible que hubo al momento era donde la mayoría de miembros del club estudiaban, aún así no se quejaría, lo importante era obtener la información al final de todo. La hora final del día se había pasado ya por una media hora como mínimo, el cansancio del día no era mucho, pero las ganas de llegar a casa para tirarse a terminar de ver el video de su obra de teatro favorita era algo que lo llamaba con cierto poder sobre la velocidad de sus movimientos al guardar la carpeta infestada de papeles dentro de su bolso.
Al terminar de guardar todo en su mochila se dispuso a colgarla sobre su hombro, el movimiento provocó un malestar en el costado de su torso que lo hizo gruñir, sobre todo al recordar la razón de su dolor. Lamentablemente Eunwoo no tuvo mucho tiempo para desahogarse cuando un azabache más bajo entró apresurado al aula, deteniéndose en seco en la puerta al notar que tal vez no era el único estudiante presente.
一Buenas tardes, hyung.
Dongmin lo vio, pero no le tomó importancia, respondió con una inclinación de su cabeza solo por educación a la vez que terminaba de ajustar su bolso en la posición más cómoda posible.
Beomgyu, algo tímido, se permitió terminar de adentrarse en el aula, caminando de la forma más silenciosa posible para no molestar al estudiante de los grados mayores que no alcanzó a reconocer hasta que 一para llegar al escritorio一 estuvo obligado a pararse frente a él y tuvo la oportunidad de leer el broche que brillaba sobre su blazer oscuro en un grabado brillante que lo hizo espabilar.
“Lee Dongmin.”
El fulano estaba por irse al pasar por un lado del menor, pero este mismo lo detuvo a mitad de camino solo con el hecho de hablarle.
一¿Eres Cha Eunwoo?
Sin poder evitarlo, se detuvo en su lugar tan pronto la voz del contrario llegó hasta él, resoplando con molestia ante la mención de tal apodo que ni siquiera recordaba cómo había obtenido o por qué cada que lo nombraban de aquella manera terminaba metido en algún problema.
El castaño miró al azabache por encima de su hombro, la actitud tranquila se disipó de repente y eso le puso los pelos de punta al menor. ¿Qué le había hecho para que se colocara a la defensiva?
一¿Qué quieres?
Beom tardó casi un segundo entero en reaccionar, afortunadamente lo logró antes de perder el interés de tan valioso muchacho.
一Me llamo Choi Beomgyu, soy un par de grados menor que tú y supe que hace un tiempo también estuviste relacionado con el profesor Choi…
Para interrumpir al joven que detuvo sus palabras al bajar cada vez más el volumen de su voz, Dongmin suspiró con fastidio a la vez que se sacaba sus lentes, una media vuelta fue suficiente para poder encarar al estudiante que, aunque no era fanático de conversar con desconocidos, estaba dando su mejor esfuerzo para ayudar a la causa que tenía junto con sus amigos.
Aún así no era suficiente.
No para Eunwoo que ya estaba preparado para esto.
“Ni Kang Taehyun ni nadie. No puedes ayudar a nadie que quiera algo de ti con Choi Yeonjun, ¿Comprendes?”
Sí, él comprende.
一¿Quieres que sea honesto contigo? 一las palabras del mayor y más alto escaparon con un sensación de intentar lastimar, terminó de girarse en su lugar para enfrentar al azabache que tragó grueso cuando de forma seca se le acercó un poco más一, de antemano, lo que sea que quieras no me importa.
Al azabache no le quedó más que sorprenderse por tal tajante actitud que salió a la luz, bastante diferente a las características con las que Kai había descrito al mayor.
一Ya sé lo que tú y tu grupito planea 一aseguró Dongmin.
一Hyung, escuche. Esto es cuestión de justicia…
一Justicia mis pelotas 一interrumpió Lee usando su dedo índice para señalar y juzgar al más bajo一. ¿Qué tanta justicia podría hacer un grupo de adolescentes que se abrieron de piernas como unas perras para su profesor?
Bingo.
Ese fue un golpe bajo.
La expresión amable y tímida de Choi se deformó por completo, el desagrado que se apareció de forma ardiente en su garganta le hizo fruncir su ceño y torcer su boca como si esas ganas de vomitarle al estúpido que tenía en frente fueran suficientes para ordenarle a su cuerpo que realmente cometiera tal acto asqueroso en su contra, cosa que habría sido vergonzosa, pero divertida a la vez. Beomgyu se perdió en sus pensamientos de venganza por un segundo, mantuvo el silencio al igual que el apodado Cha Eunwoo, el distinguido alumno estrella que tenía a centenares de estudiantes y docentes satisfechos con cada cosa que hacía, pero que en tan solo una oración se había ganado todo el desprecio de un joven que buscaba enmendar su error.
一Al menos respeta.
一¿Respetar? 一Repitió con ironía el castaño, exhalando una vasta risa que irritó exitosamente al contrario一, tú debiste respetarte primero si querías respeto. No es mi problema si te ofendes, ¿De acuerdo?
一¿Cuál es en realidad tu problema? 一Cuestionó Beomgyu con un tono tajante en su voz, alzando un poco el volumen de sus palabras para encarar al más alto con la misma arma con la que él lo atacaba一, tú y yo no somos tan diferentes. Tú también te acostaste con él.
一Yo no me acosté con el profesor Choi 一refutó Dongmin con seguridad, el azabache lo miró incrédulo一. Sí, tuvimos algo, pero jamás llegamos a eso.
一Y esperas que me crea eso… 一Susurró Beom más para sí mismo, antes de que el contrario pudiera decir algo volvió a hablar一, escucha Dongmin, me caíste de la patada, pero al menos quiérete un poco ¿Sí? Es mi consejo para ti. ¿Por qué proteges a Choi Yeonjun? 一Preguntó con falsa calma一 ¿Crees que acaso él se preocupa por ti o qué? Tiene a cientos detrás suyo, ¿Qué te hace creer que eres especial?
Palabras toscas y llenas de un sentimiento poderoso similar a la ira, pero más cercano a una auto-revelación escaparon por los labios de Beomgyu, quien había expulsado lo que pasaba por su mente sin pensar, sin analizar a profundidad o al menos procesar por encima lo que realmente quería decir, y que por ello sintió todo como si tuviera una navaja doble en su mano, una que de un lado se clavaba en el pecho de Lee Dongmin mientras que la otra punta se enterraba en su propio cuerpo, encajándose en su caja torácica con mayor intensidad por cada milisegundo en el que se detenía a escucharse a sí mismo, doliendo más y más cada que la adrenalina bajaba, cuando su ira se disipaba y se encontraba a sí mismo hablándose, incluso si para el exterior se suponía que se dirigía al de los grados mayores, quien con desagrado se había quedado callado mirando una parte cualquiera del espacio sin masa a su alrededor, pero sin atreverse a volver a enfrentar su rostro.
El silencio perduró, Beomgyu fue el primero en darse la molestia de decir algo.
一Dongmin… Lo que haces no está bien. Lo que hicimos… No está bien 一el azabache habló con suavidad a la vez que dejaba que sus palabras salieran solas, sin mortificarse tanto antes de decir algo一. No merecemos amar a alguien que jamás apreciará algo como eso.
La tensión en el aire permanecía, el ambiente llegó a un punto en el que la afonía se sentía como una espesa masa de sentimientos entremezclados que no llegaban a nada más que el sencillo roce del viento caliente de afuera entrando por la ventana. Hacía calor, de la nada era más fácil de notar que hace unos minutos atrás, tal vez fue por la discusión que dejó al menor más acelerado que de costumbre, o quizás en realidad el sol se movió un poco más y ahora se dedicaba más que antes a picotear la espalda del mismo alumno que hace menos de diez minutos se mostraba como una bolita y ahora parecía ser capaz de arañar en caso de tener que hacerlo.
Eunwoo respiró hondo, se enderezó en su lugar y miró al más bajo a los ojos con una expresión entre desganada y fastidiada.
一No te me acerques de nuevo.
Las palabras fueron las más tranquilas que el castaño le pudo haber dicho a Beomgyu durante todo ese encuentro. Acomodó su cabello con su mano derecha, se colocó de nuevo sus lentes, inspeccionó a Choi una última vez y se retiró del aula en silencio, dejando al más bajo solo con la mayoría del aire que necesitaba para sobrevivir siendo retenido de forma inconsciente en sus pulmones hasta escapar eufórico cuando la puerta se cerró por completo en un sonido seco.
Bueno Beomgyu, se hizo lo que se pudo.
Cinco minutos después, estando en la salida, con su teléfono en sus manos de nuevo y luego de haber huido de la potencial represalia del director al verlo devolverle el juego de llaves del instituto al profesor Kim, el azabache divisó a su grupo de amigos haciendo bailes extraños y oras cosas para llamar su atención del lado de la vereda, fuera de los límites del patio y la entrada, cosa que le hizo suspirar una risa mientras caminaba más rápido hacia ellos.
一Les dije que no me esperaran 一fue lo primero que dijo Beomgyu al llegar hasta el trío problemático.
Taehyun se encogió de hombros por el comentario, Kai comenzó a quejarse sobre la larguísima espera que había tenido que soportar por culpa del más bajo en una larga penuria hiperbolizada con algunas canciones de fondo cortesía del teléfono del mismo pelinegro quejón. Soobin por otra parte se limitaba a contradecir lo que el menor de todos decía solo para hacer la situación más divertida.
Así fue como, con todo el grupo reunido, se fueron caminando entre charlas y planificaciones de lo que harían al día siguiente, todos ignorantes de la mirada lejana de un castaño de los grados superiores que había quedado solo entre las personas que caminaban en la otra vereda.
(…)
Luego de un día tan largo y ajetreado, Beomgyu por fin sintió paz cuando todo su cuerpo cayó libremente en el colchón de su cama, esa que en incontables ocasiones se convirtió en su lugar seguro entre pósters de bandas que seguía, fotos familiares y música que retumbaría en sus audífonos cada que quisiera llorar. Un gruñido cansado hizo vibrar su pecho, estirarse resultó la sensación más placentera que pudo haber experimentado en un momento como ese y que su bolso cayera en cualquier lado ni le importaba.
Al salir del instituto dio un paseo con sus amigos, al inicio habían dicho que solo acompañarían a Kai a su casa, ya que era el menor y el que vivía más lejos, sin embargo los planes cambiaron y tuvo que correr cuando se dio cuenta que había pasado casi tres horas en el parque junto con los muchachos, hablando sobre tonterías que les habían pasado a lo largo del día, escuchando uno de los álbumes más recientes del grupo de rock favorito de Taehyun y tomando de un refresco de uva que Soobin había sacado de quién sabe dónde luego de Kai mencionara que tenía ganas de tomar un poco.
Descansar luego de correr unas tres cuadras para llegar a tiempo a casa era una bendición que debía ser agradecida con el manejo pleno y correcto de sus normativas.
Conclusión: Beomgyu estaba muy cómodo y se negaba a moverse para cambiarse el uniforme.
Aún así lo hizo, tristemente para su comodidad perfecta.
Bajo el ritmo de su larga lista de canciones K-pop que sonaban a un volumen disfrutable desde su recién recuperado teléfono, el azabache que tenemos por protagonista se quitó su asfixiante uniforme, se dio una ducha refrescante en la que se gastó la mayoría del tiempo cantando con todas sus fuerzas canciones de un grupo que le había pasado Kai sin ninguna razón específica y jugando con la fascinante y abundante espuma con olor a coco del champú en su cabello, al terminar se puso uno de sus conjuntos de ropa improvisada y se tiró en su cama aún con el cabello mojado, bajándole un poco el volumen a su teléfono y revisando sus aplicaciones en un intento por entretenerse a las seis y media de la tarde, casi siete.
[ C.L.C ]
Taehyun
Sigo sin procesar que Dongmin no sea la bolita de masa que aparenta ser.
↪6:37 p.m.
Kai
A veces las personas no son lo que parecen.
↪6:37 p.m.
Y otras veces sí son lo que parecen, como Taehyun, que parecía que realmente podría morderme.
↪6:37 p.m.
Soobin hyung
Y lo hizo.
↪6:37 p.m.
Taehyun
Y lo hice.
↪6:38 p.m.
Mientras reía en alto por aquel dato tan aleatorio, Beomgyu negó con su cabeza. El humor que había entre esos tres era tan extraño que le agradaba, demasiado en realidad, se sentía libre de decir cualquier cosa que se le atravesara por la mente.
En el momento en el que pensó en eso, el menor del grupo envió un vídeo casi tan random como todo lo demás.
Beomgyu rodó los ojos por lo conveniente que resultaba en conexión con sus pensamientos, poco después se estiró sobre su cómoda para alcanzar su mochila y tomar de allí sus audífonos por manía, porque en realidad estaba solo en casa otra vez. En el proceso que implicaba rebuscar en el fondo del pozo infinito que muchas veces se asemejaba a su morral los dichosos auriculares, Beomgyu se encontró primero con la USB que Soobin le había dado en la mañana por si lograban convencer a Cha Eunwoo de apoyarlos en su misión.
Frunció su ceño solo con recordar su encuentro tan desafortunado.
Qué irritante.
Tiró la memoria de nuevo en su bolso 一para no olvidar devolverla luego一 y tomó sus audífonos aplastados bajo uno de sus cuadernos para concentrarse de nuevo en su teléfono.
Luego de un largo rato conversando con el grupo, el azabache se permitió perder algo de su no tan valioso tiempo en buscar algo más entretenido que las publicidades de Instagram a la vez que se encaminaba al baño para hacer lo que su vejiga le pedía, pasando así más de cuatro minutos de pie como un idiota mirando la página inicial de la dichosa aplicación parado frente a la puerta del baño porque nunca se tomó la molestia de terminar de entrar.
Procrastinar, se define como la actividad que Choi Beomgyu ejerce cada día de su vida en cosas tan básicas como esa.
Publicaciones aleatorias llamaron su atención por suficiente tiempo, y el azabache había creído que era suficiente en el momento en el que un cosquilleo lo invitó a correr al inodoro, pero antes de que pudiera hacerlo el clásico sonido de una notificación se caló en su sentido auditivo y llenó el poco espacio de su habitación por completo.
El adolescente frunció su ceño con confusión. ¿Cuándo él había hecho algo relevante en internet para tener una notificación? En definitiva había gente rara.
Ignoró el hecho por el llamado de la naturaleza, entró al baño con apuro e hizo 一por fin一 lo que realmente debía hacer, al terminar se lavó las manos y las secó con una toalla que siempre colocaba a un costado del lavamanos antes de tomar su teléfono y ponerse en la tarea de averiguar quién era tan idiota como para hacer una notificación para una cuenta tan fantasma como la suya que claramente no cumpliría con el “seguir de vuelta” que la mayoría de personas utilizaba al usar Instagram como medio serio para darse a conocer por diferentes motivos.
Pero grata fue su sorpresa cuando se percató que 一a diferencia de otras ocasiones一 no se trataba de otra publicidad desesperada de algo que no le interesaba, sino que era un nuevo seguidor en su cuenta, uno que casualmente se le hacía conocido tan solo por la linda foto de perfil del usuario posando con una sombrilla junto a un árbol y el nombre tan peculiar que poseía. Ni tres segundos después de revisar aquello otro tintineo similar al anterior hizo que la barra de notificaciones se desplegara frente al azabache.
“Tienes tres (3) nuevo(s) mensaje(s).”
Chaew_
¿Tu propuesta sigue en pie?
7:35 p.m.
Lo pensé mejor.
7:35 p.m.
Tal vez Choi Yeonjun no valga la pena.
7:36 p.m.
Damas y caballeros, esta es la entrada inesperada de un aliado.
•••
No me digan nada todavía, solo aprecien esta ofrenda de disculpas de +7300 palabras luego de desaparecer por ???????? Ni siquiera me acuerdo cuando actualicé por última vez JAJSAJS.
Liceo, te odio.
Buens, ¿Cómo están? Yo bien(? Mientras no estuve CLC llegó a 12k lecturas, y 2k votos, y eso me puso tan feliz que luego de ser amenazada por una amiga cercana me pareció adecuado venir a actualizar.
Btw, no tengo datos, sjdksjdjakjdak, esto es una aparición milagrosa de parte de Jesucristo.
En otras noticias, cuéntenme, qué les parece el cap de hoy, me costó un chingo, digan algo por favor.
¿Será posible que M_Hyuka actualice esto de nuevo antes de su cumpleaños?
Probablemente no, faltan tres semanas para eso.
Spoiler: Confíen en Beomgyu.
En fin, los quiero mucho, lamento haberlos hecho esperar un siglo por esto y mil gracias por todo su amor y cariño 😔💞.
Los quiero mucho, mucho.
一Hyuka.
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