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el hijo de poseidón es un falso retrato.

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;; NO SE OLVIDEN DE COMENTAR Y VOTAR. NO LECTORES FANTASMAS.

CAPÍTULO 03.
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—¿Puedes quitarte de encima?

La verdad es que estar tan cerca de mi enemigo, me ponía los pelos de punta. Podía ver a la perfección sus imperceptibles pecas, su cabello enrulado y rubio, sus ojos verde mar y esa expresión atontada en los hijos de Poseidón; tal y como me había dicho mi madre.

Muchas veces había soñado con tener una oportunidad en la que pudiera enorgullecer a mi madre Gea, sobre todo; una oportunidad de demostrarle que no iba a fallar en algo tan importante, pero tras mi decepción con el árbol de las Hespérides, lo dañé todo. Era obvio.

Gea ya no confiaba en mí, y no habría nada en este mundo que me hiciera ganármela de nuevo. Los ojos que sentía en mi espalda eran una señal de ello, también las manos invisibles sobre mi cuello. Aunque en realidad no estaban allí, en realidad estaba solo en este campamento y tenía que apañármelas como fuera; tampoco podía depender de mis amigos, porque se suponía que nos conocíamos de nada, y tenía que seguir aparentando lo mismo hasta, al menos, hacer algún tipo de contacto que nos hiciese hablar cómodamente y con normalidad.

Y si no se podía, pues encontrar algún lugar en el que hablar cómodamente y en privado.

—¡Oh, sí, lo siento! —dijo, simplemente entre una risa nerviosa—. ¿Estás bien?

Después se levantó de golpe y con expresión avergonzada, me extendió una mano con una sonrisa amable. Yo traté, de verdad, de no nublar los ojos, pero me resultó imposible. Incluso en ese mundo, incluso teniendo en cuenta que tenía que fingir para no levantar sospechas de ningún tipo, no quería que me tratasen como un débil.

 La aparté con un ligero movimiento brusco para levantarme por mi propio pie. El tomó una pequeña distancia conmigo y mientras limpiaba mis ropas de la poca arena que me había caído encima, me recordé que tampoco podía ser algún tipo de basilisco. Sobre todo, teniendo en cuenta que el chico se había quedado allí plantado, con una mano tras su nuca y pareciendo querer decirme algo. Me adelanté.

—Ha sido culpa mía, de verdad. No veía por donde iba —dije, fingiendo una sonrisa. Aunque todavía no me descubrí el rostro de la capucha, para atraer un aire misterioso—. Siento haberme metido de por medio, parecía que estaban teniendo un buen momento.

Señalé detrás de su espalda a sus —seguramente— amigos, que se habían quedado algunos pasos más hacia atrás. Quizás para darme más comodidad, no me importaba.

Percy me miró con curiosidad mientras terminaba de sacudirme el polvo de encima.

—Eres nuevo, ¿verdad? No te había visto antes por aquí y, créeme, he pasado muchos años aquí dentro para recordar viejos rostros. —Me volvió a dedicar una sonrisa amable, y traté de no saltar sobre él de inmediato para borrársela de un tajo.

—Eh, sí. Acabo de llegar. —La verdad es que no sabía cómo entablar una conversación interesante con mi enemigo.

Él se sacudió los hombros, mostrando una posición mucho más relajada que antes mientras volvía a extender su mano hacia mí. No sabía si podía vislumbrar mi rostro por completo bajo la capucha, pero esperaba que no porque lo estaba fulminando con mi mirada.

Me resultaba tan falso.

—Yo me llamo Percy Jackson —dijo como si ya no lo supiera.

Me dieron ganas de decirle: «Ya lo sé, estúpido. Vengo aquí por ti, para matarte». Pero me contuve al ver que me seguía hablando con esa familiaridad que se me hacía incómoda, como si ya fuéramos amigos.

—Bienvenido al Campamento Mestizo, supongo. Una mala impresión para tu primer día, ¿no?

Y se ríe a carcajada suelta, como si acabara de soltar la broma más graciosa del mundo. Por puro teatro, solté una pequeña risa que oculté con el dorso de mi mano enguantada. El chico se detuvo entonces para preguntarme cómo me llamaba, y sí sabía algo de este mundo.

Totalmente comprensible. Sin embargo, ahora venía lo fuerte; ya que al tener el mismo nombre de un dios titán que él mismo había vencido hace varios años atrás, no sabía cómo podría corresponderme. Aún así, traté de jugar un poco en mi tablero.

—Oh, sí. Yo... realmente no sé mucho de este mundo, solo lo básico que me ha dicho mi madre pero, aquí estamos. —Luego me descubrí mi capucha para soltar la siguiente bomba—. Me llamo Cronos, encantado.

Ahora fue mi turno de extender la mano, pero me dio gracia su rostro estupefacto. Sabía la respuesta; mi madre Caos siempre me había dicho que mi rostro parecía haber sido formado por los ángeles y que eso, me daría puntos extras en muchas situaciones. Como esta, por ejemplo. Porque mientras une nuestras manos, su sorpresa se reflejaba con cuidado.

—¿C-Cronos has dicho?

«Ahora como lo practicamos», pensé, algo inquieto. Me solté de su agarre para revolverme el cabello con una sonrisa tímida. Añadí otra mentira parcial en un tono suave.

—Sí, mi madre solía ser fanática de la mitología y dijo que tener nombre del titán del tiempo me ayudaría a apreciarlo. Una tontería, ¿no es cierto? Ni te imaginas las burlas que he recibido por ello. —Ahí fue cuando lo pillé.

Porque cerró la boca de inmediato, para tragar grueso. Luego sacudió sus hombros, recuperó la postura relajada a la vez que se daba un pequeño pellizco en un brazo. Regresó a la normalidad en cuestión de segundos y todo gracias a la carta de la víctima que me recomendó mi madre Gea.

—Siento... siento escuchar eso, de verdad. Bueno —aplaudió brevemente con las palmas— ya que es tu primer día, ¿qué te parece presentarte ante Quirón y el Sr. D, y luego si quieres te doy la guía del Campamento Mestizo? —Ladeé la cabeza, tratando de lucir confuso.

Pero en realidad ya sabía que tendría que hablar con esos dos vejestorios antes de poder quedarme en este cuchitril. La idea no me entusiasmaba demasiado.

—Eh, sí, claro. —Agarré la manga de mi mochila—. Si quieres hacerlo, no tengo ningún problema.

—Entonces, vamos.

Percy entonces despachó a sus amigos de un movimiento de manos y aunque me fijé en uno en especial que tenía cabellos oscuros y negros, pronto dieron media vuelta algo inquietos. No dejaban de mirarme, nadie dejaba de hacerlo realmente. Supongo que mi aspecto no podía pasar desapercibido ni aunque quisiera.

Caminamos entonces por todas esas cabañas en donde descansaban mestizos que no dejaban de cuchichear sobre mí. Como siempre, siendo noticia y en boca de todo el mundo.

Percy no dejó de darme miradas de soslayo y cuándo comencé a irritarme, pareció darse cuenta. Me señaló con una expresión avergonzada.

—Lo siento, en serio, pero es que no he conocido nunca a nadie antes que tenga unos ojos dorados como los tuyos. ¿Tienes idea de quién puede ser tu padre divino?

Eso respondió mi molestia de inmediato. Aún así, me hundí de hombros tratando de verme algo apenado, quizás triste. Percy me sacudió un hombro, dándome apoyo. Su toque me quemó de inmediato y me aparté involuntariamente; de inmediato, volvió a poner ese rostro apenado y llegamos finalmente a la casa de dos pisos, rodeada de columnas blancas.

Nos detuvimos en el porche y suspiré algo inquieto. Percy me sonrió, mientras acariciaba uno de sus hombros.

—Tranquilo, son majos con los nuevos. —Lo miré dudoso. Yo en realidad temía que me descubriesen a la primera—. Buena suerte, eh... Cronos. —Y pronunció mi nombre en un tono extraño, y lo entendí.

Suponía que decir en alto el nombre de uno de tus enemigos vencidos, sería de alguna manera como atraerlo de nuevo a la vida. Aunque claro, se suponía que yo no sabía nada del tema.

Con una última mirada de asentimiento, dejé a Percy en el porche para encontrar a ambos hombres sentados en una mesa de cartas. Ambos parecían enfrascados en algún tipo de partida de vida o muerte, y por mi interrupción, sabía por la mara cara del dios Dionisio, que ya no le cabía bien; aunque extrañamente, a mí por esa simple razón me cayó un poco mejor.

Quirón en su silla de ruedas se giró a verme, con un amable rostro. Ya lo odiaba.

—Un recién llegado —mencionó con una voz profunda—. Bienvenido al Campamento Mestizo. Soy Quirón, director de actividades y este es el Sr. D, director en general del campamento.

El mencionado dios del vino ni siquiera me miró, concentrado en su juego de cartas.

—Sí, sí. Bienvenido, qué emoción —murmuró con un sarcasmo evidente.

—Créeme, no estoy más emocionado que usted por estar aquí. —Uy, se me escapó.

Quirón se me acercó y puso una mano reconfortante en mi brazo, o al menos, en lo que llegaba a tocar por su clara " discapacidad ". Otra vez, una voz amable.

—Sé que suele ser duro para jóvenes como tú estos cambios de vida, pero te acostumbrarás con el tiempo. Estás a salvo aquí, y te ayudaremos a descubrir quién eres y cuál es tu lugar en este mundo. ¿Cómo te llamas, chico?

Y aquí venía lo incómodo, porque me llamaba igual que su padre.

—Eh, Cronos. Me llamó Cronos Sweeney, y antes de que digas algo, sí. Mi madre tiene una pequeña obsesión por la mitología y creyó en su momento que era una buena idea ponerme un nombre tan ridículo. —Sus rostros llenos de sorpresas no tenían remedio.

Me hacían algo de gracia, incluso el Sr. D había levantado su mirada de sus cartas para detallarme mejor. De todas formas, traté de parecer lo más humano posible.

Quirón salió de su estupor cuando pareció verme más incómodo, su agarre se había afianzado en mi brazo pero ya se separó con naturalidad. De todas maneras, se fijó en Percy, quien seguía esperándome y me dijo: —Veo que tienes ya un guía. No te distraemos más, márchate y conoce las maravillas del campamento. Nos veremos pronto, joven Sweeney.

Casi me carcajeó en su rostro con la manera más literal en la que trataba de evitar deliberadamente mi nombre. Aún así, con un asentimiento rápido y conciso, les di la espalda mientras por dentro sonreía con gusto. No se han dado cuenta de que habían dejado paso a su enemigo acérrimo, y mientras me acercaba a Percy que me esperaba con una sencilla sonrisa, me digo que quizás esto lo tuviese más fácil de lo que pensaba.

Ahora el tema era cómo conseguir estar más cerca del hijo de Poseidón, porque lo mejor de tener una presa en tus manos, era disfrutar de una tortuosa persecución.

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✭ " NOTA FINAL ;

:: bueenooo, lo prometido es deuda y finalmente pude continuar la historia. me gusta demasiado como va yendo, y de haber cumplido esta semana. amo a mis niños que serán totalmente, enemies-to-lovers.

díganme que les ha parecido este cap, y aunque sea mas corto que el anterior, ya pronto se vendrán más largos. nos vemos pronto mestizos, con la siguiente actualización el próximo domingo, ¡qué ganas! no se olviden de comentar, votar y compartir.

Se despide xElsyLight.

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