Capítulo 3: Body
Advertencias: Ninguna.
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"Ranpo, se hace tarde para cenar" esa cálida voz me llamó nuevamente, era la séptima vez. Ni siquiera recuerdo con exactitud el por qué de mi melancolía ese día, pero mi cerebro estaba deprimido "Ya sé que negaron tu solicitud para la beca para el Centro de Investigación Japonesa, pero podrías enviarla de otra vez" Fukuzawa me dijo detrás de la puerta; siempre respetó mi privacidad, pero ese día estaba preocupado, así que abrió -rompió- la puerta.
“¡No lo entiendes!" Grité mal criado y lo que pensé que sería una bofetada, fue en realidad un cálido abrazo.
“Yo siempre voy a proteger tus sueños”.
Me gusta soñar así, es reconfortante saber que aún tengo la capacidad de verlo en sueños.
Las pisadas me hacen saltar, alguien se acerca y a gran velocidad. Miro en todas direcciones pero no hay nada para cubrirme, en cambio envuelvo al mapache entre un montón de periódicos antes de que lo vean.
—No te muevas, no hagas ruido, o ambos moriremos —dije antes de encerrarlo en una gaveta vacía del anaquel. Me pongo de pie y alzo los brazos para que no tengan excusas para hacerme daño—. Soy Edogawa Ranpo. División dos, número de identificación cero cinco, cero uno.
El hombre que me apunta ladea la cabeza—. El coronel Fukuchi quiere verlo en su oficina.
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—Es bueno verte, después del disturbio de ayer pensé lo peor —su mirada es de todo menos de preocupación—. Me dijeron que escapaste cuando hubo disparos, eso estuvo bien. Supongo que ese viejo Fukuzawa te enseñó algo útil.
Eso no me gustó, es extraño que él lo mencione—. Bueno, supongo que nos enseñó algo útil a ambos.
Me mira como si supiera algo que yo no—. Él trató de renunciar, no sé por qué pero un día llegó y dijo que terminaría su año como coronel máximo y pasaría el tiempo que le quedaba con su hijo. Pero a la semana siguiente regresó y usó sus influencias para su beneficio, mi amigo era un tonto sentimental, pero eso nos mantuvo cerca a ambos. Yo podía seguir controlando esto mientras él controlaba la seguridad del país.
Me congelo un segundo. Entonces Fukuzawa…
El coronel sonríe a medias—. De acuerdo, puedes volver a tu habitación, si quieres tómate el día, apuesto que fue traumático estar en las alacenas mientras tus compañeros morían y sacrificaban sus vidas.
No me ofende lo que dice, es en realidad alentador—. Gracias. Me retiro, coronel —salgo apenas siendo escoltado hasta el pasillo, supongo que es porque hay cosas más importantes para preocuparse que por mí, de repente escucho el traqueo de un anaquel moviéndose. Fyodor, cuyo laboratorio privado está junto a la oficina de Fukuchi, parece estar frustrado. Asomó la cabeza para encontrarlo recogiendo todo lo que tiró—. ¿Mal día?
—Una pequeña fuga —responde—. Cualquier cosa del sujeto A90-1 ahora es más importante que todo lo que hacemos aquí, espero que Fukuchi te lo diga en la junta dentro de unas horas.
—¿Junta? No sabía nada sobre eso —me da la sensación que esto es de mucho nivel, por ello casi nadie de las instalaciones lo sabe—. Ni hablar, entonces nos vemos después, y suerte encontrando a la niña prodigio.
Soltó un gruñido mientras me alejo, siendo sincero, me alegra que sus planes salgan mal. Odio este lugar, odio lo que hago, odio a mis compañeros, me odio a mí. ¿Por qué debería seguir luchando en este lugar? ¿Soy especial? ¿Este era mi destino?
Lo primero que hago al llegar a mi habitación es acostarme y esperar a que sirvan la comida, obviamente me perdí el desayuno. Sin darme cuenta meto la mano por debajo de mi almohada, dónde hay un pequeño envoltorio de algún caramelo, fue el último que Fukuzawa trajo para mí. Si esto era lo que él deseaba para mí, debí hacerlo.
No tengo tiempo que perder—. Guardia, llévame al laboratorio —pedí por detrás de mi puerta, y sin dudarlo la abrieron dejándome salir, uno de esos hombres se puso frente a mí, mientras que el mayor caminaba detrás de mí, fue incómodo, pero al llegar no dijeron ni una sola palabra, simplemente deslizaron un sobre con papeles y expedientes a mi lado. Eran cosas relacionadas al laberinto, pienso que es por el recorte de personal lo que hizo que ahora repartieran más trabajo entre los que estamos vivos.
"Búsqueda de patógenos como cura del virus" junto a ese título está la foto de un hombre extranjero, sus cabellos son largos y sus ojos color ámbar "Rimbaud" no tengo tiempo de revisar totalmente los registros de un desertor, pero lo haré con calma.
Comencé mi jornada, aunque mi mente estaba repleta de pensamiento "La niña prodigio inmune" "El traidor" "El mapache que dejé en las alacenas" todo era un caos. Me gustaría poder hablar con Fukuzawa, para preguntarle sobre su opinión ¿Qué haría él?
Pase toda la tarde rompiendo huesos de la criatura que surgió a raíz de Marlon, nuevamente había muerto por un paro cardíaco cuando me ausenté. Ni siquiera éramos amigos, ni me importaba lo que le sucediera…¿Entonces por qué estoy llorando? ¿Por qué no puedo parar de sollozar?
—Ya no quiero hacer esto…yo quiero hacerte sentir orgulloso, papá.
La junta no es como normalmente lo sería, no hay gráficas, ni tontos papeles sobre la mesa, solo hay un tazón de dulces al centro, pero no me atrevo a tocarlos; ahora lo que era dulce, se volvió amargo. No están todos -los sobrevivientes-, eso es propio de un ascenso.
Fyodor llega y toma asiento frente a mí, está sonriendo pero no dice nada. Fukuchi está hablando de algo que no me interesa hasta que menciona mi nombre—. Lo mejor será que Ranpo-kun tenga control sobre la zona B del laberinto.
—La prueba de la zona A terminó con casos extremos de canibalismo, ¿No deberíamos atender eso? —pregunta Fyodor.
Yo alzó la mano lentamente y me ceden la palabra—. Ese es el trabajo de Fyodor.
—Estoy más ocupado en otras cosas, pero puedo manejar el laberinto. Solo queremos que controles una zona donde serán las siguientes pruebas —su voz se escucha con frustración, debe estar verde de coraje por dentro, su complejo de Dios lo cega de la realidad.
—Ranpo-kun, esto es un ascenso —concluye Fukuchi—. No está a discusión, ustedes son las personas más capaces aquí, por eso les doy prioridad y más privilegios, arruinen esto y los arrojaré al laberinto.
Los dos intercambiamos una mirada cómplice—. Entonces quiero que se me dé libertad en el proyecto que Rimbaud llevaba, ahora que él no está ese trabajo quedará desperdiciado.
—Adelante, todo tuyo —esa manera de ganarme es tonta, no soy alguien que se deja llevar por los halagos de quienes no me importan.
Fyodor me estira un portafolio, lo hojeo solo por curiosidad—. Edgar…Sebastián, ¿De dónde salieron estás personas?
—Ayer un grupo atacó las instalaciones, resulta que tenían a rehenes con ellos y decidí que lo mejor era conservarlos, de todas formas van morir —el actual coronel a veces actúa como una persona totalmente distinta, y finge ser gracioso.
Me quedo en silencio unos segundos. Fukuzawa se condenó a seguir con este trabajo que odiaba, por mí…yo fuí egoísta, pensé que mi vida fue mala cuando él tuvo que esforzarse para cuidarme.
"Eres bueno, Ranpo"
—Si esto me asegura sobrevivir, entonces lo haré.
Haré lo que sea para honrar la vida que Fukuzawa me dió.
—Bien hecho, Ranpo-kun.
No la desperdiciaré haciendo un trabajo tan bajo. Destruiré todo esto, desde dentro, por tí.
Regresé después de una semana muy estresante para publicar el fanfic con más lore que tengo. Repito que las chicas que llevan las otras historias relacionadas son grandes escritoras y me ayudan a relacionar a los personajes.
Y hago el pequeño recordatorio de que cada semana se actualiza una de las historias.
-Honey
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