𝑶𝒏𝒄𝒆
Jimin se despertó solo en la cama, la bebé dormía en la cuna a un lado. Se aseguró de que ella estuviera bien, parecía cómoda y relajada, así que solo se puso de pié y salió descalzo de la habitación en busca del otro omega.
Bajó las escaleras después de revisar el baño y cerciorarse que no se encontraba la persona que buscaba. Se repetía en la mente que el mayor no podía haber ido tan lejos y dejar a la pequeña bebé así como si nada para no tener una crisis ansiosa tan temprano. Aunque al no hallarlo ni en el living o la cocina se estaba sintiendo muy desesperado.
Sin importar el frío que seguramente hacía, salió fuera por la puerta trasera de la casa. El chico tampoco estaba ahí, por lo que caminó por la angosta vereda de cemento que rodeaba el departamento y lo vió, sentado en la hamaca que colgaba en la galería. Pisó el cerped con sus pies descalzos y, como si recién llegara a la vivienda, subió las escaleras para terminar sentado junto al mayor que le ignoró en todo momento.
-¿Yoonie? ¿Estás bien?-cuando quiso tocarlo, rehuyó de él.
-¿A dónde vas por las mañanas?-preguntó sin mirarlo. Min no era alguien desconfiado, o al menos no con Jimin, pero algo en su cabeza había hecho click y no terminaba de cuadrarle.
No quería mentiras, se sentía vulnerable. Y por lo menos entre ellos dos tenían que ser lo más sinceros posibles para el resguardo de Youngmi.
-Al trabajo.
-El restaurante de Seokjin abre por la noche-le recordó, volteando para observarle-. ¿Tú a dónde vas por la mañana?
Jimin se sintió avergonzado. Sabía que a YoonGi no le tomaría tanto tiempo descubrirlo, pero no estaba preparado para contarle. No quería que luego se la pasara preocupado o echándose a sí mismo la culpa.
-Ha-hago limpieza en un complejo de cabañas hasta la una, y luego simplemente me quedo con Jin hasta la noche. No te lo dije para que no te preocuparas por mí. L-lo siento.
YoonGi acunó el rostro del otro omega con sus manos y besó su nariz.
-Jim, es mucha carga.
-No, Yoonie, para mí está bien. Puedo hacerlo, yo... La paga es muy buena, y hoy recibo la primera-sonrió-, regreso para almorzar y vamos los tres de compra luego, ¿si?
-¡Por supuesto! Necesito salir de casa, Youngmi también necesita tomar algo de aire.
Habían hecho las compras de la semana, aunque solo por ser ellos, duraba hasta casi quince días. Ninguno comía demasiado, y la cachorra seguía tomando leche del pecho de su padre, sin embargo, algunas veces, YoonGi tenía atracones con alimentos a base de harina.
Jimin le había comprado también una ruana en tonos celestes al otro omega, a Min le gustaba la textura de la tela y desde que habían entrado al local, estaba interesado en auqella prenda. Al peli-violeta le gustaba consentirlo y verlo feliz por sobre todo.
Pasadas las cuatro trinta de la tarde, caminaban rumbo a la vivienda otra vez, siendo Park, por su puesto, quién cargaba con todos las bolsas.
-Oye, Jiminie... ¿A tu departamento lo sigues pagando?
-Hmm, no. Debo casi dos meses enteros... ¿Por qué? ¿Me vas a correr de tu casa?-bromeó.
-De hecho, estaba pensando en que podías venir a vivir con nosotros. Definitivamente. Y traes tus cosas a casa... Así pagaríamos menos alquiler, solo el de mi departamento.
-¿En verdad lo dices?
-Si, tonto-dejó escapar una risita cuando el menor lo abrazó por la espalda con fuerza, sin dañarlo. Sintió la respiración de Park en su mejilla, y cerró los ojos un momento.
-¡Soy la persona más feliz!
Youngmi los miraba con curiosidad desde su carriola, con el chupete en la boca. Claramente no entendía ni media palabra de lo que los chicos decían, pero el aroma de ambos y el aura que los envolvía la hacían sentir muy tranquila. Y le gustaba oír ese sonido extraño que salía de sus labios, ella no sabía con exactitud como hacerlo, pero mientras Jimin logrará que su padre pudiera, estaría contenta.
-¿En verdad? Es que no se nota ni un poquito.
-¡Claro que si!-casi que saltaba de la emoción prendido a la cintura del mayor, la gente les miraba con ternura desde la lejanía-, en verdad, estoy muy feliz.
-Hmm, está bien-con la mano derecha acarició su mejilla.
-Te amo, Omega-susurró solo para él en su oído, aún con la mano del mayor en su rostro-, ¿lo sabes, no?
YoonGi estaba sorprendido, pero más que eso, aturdido por la reciente confesión. Jimin no parecía estar jugando. Pestañeó varias veces, quería responder... Mas no sabía qué decir. Esas era palabras fuertes, muy, y no estaba seguro aún.
Es decir, sentía cierta atracción por el peli-violeta. Desde siempre había sido así, cuando lo miraba de casualidad en los pasillos, o se lo encontraba en la calle. Jimin era atractivo, alguien agradable de observar, pero sus sentimientos estaban demasiado confusos.
-Lo sé, Jiminie.
Pasadas las seis de la tarde, los dos omegas y la bebé caminaban con desinterés por los pasillos del centro comercial, como ya habían comprado lo necesario estaban de regreso al departamento de YoonGi.
Jimin cargaba las bolsas mientras el otro omega empujaba la carriola de la niña, por que aunque Min se había ofrecido a llevar uno de los bolsos, al menos el más liviano, Jimin se negó rotundamente.
-¡¿Chicos?!
-Hey, Jungkookie-sonrió mientras el otro se les acercaba-, ¿que haces por aquí?
-Vine a hacerle compañía a Hobi en la peluquería, pero me dió algo de hambre. ¿Ustedes que hacían?
-Compras-Yoongi se encogió de hombros, apoyandoseten el mango de la carriola-, aunque ahora solo estábamos paseando.
-Ya son casi las seis, ¿les molesta si los acompañamos hasta el departamento?
-No te preocupes, estamos bien así-respondió tajante. Apreciaba a su amigo, pero algo muy dentro le hacía ponerse de malhumor cuando el alfa y Yoongi compartían el mismo espacio físico.
YoonGi hizo una mueca, y miró al alfa.
-¿Jungkook?
-Mande-le miró.
-Quedate con mí bebé un segundo, necesito hablar con Jiminie a solas un momento.
Y tras el asentimiento del alfa que se arrodilló frente al cochecito de la nena para hacerle caras raras, Min arrastró al otro omega hasta un pasadizo vacío entre los locales.
-Jim, mirame-pidió, tirando suavenente del cuello de su ropa para que dejara de observar al alfa y a Youngmi-, ¿qué hay de malo en que vayan con nosotros?
-No es eso-suspiró.
-¿Y entonces?-lo soltó, cruzando los brazos sobre su pecho.
-No tiene sentido, solo estoy siendo un idiota-murmuró avergonzado, haciendo amago de comenzar a alejarse fuera del callejón-. Vamos con los chicos, Hoseok hyung ya llegó.
-Jimin, espera.
El mayor quería besarlo. Sentía como si ese sentimiento quemara en su interior, pero el miedo lo opacó en cuanto dio un paso hacia delante. Se sintió pequeño ante el deseo de tener al chico como él quería, estaba mal ser así. No era justo arrastrarlo consigo al castigo de la diosa luna, ahí, a donde él de a poco se metía cada vez más.
-Hmm, ¿qué...?
-Te quiero mucho, alfa-se aferró a su cuerpo en un abrazo. Colocó la cabeza cerca del corazón del otro omega, lograba escuchar los latidos acererarse de repente con claridad.
Jimin se quedó congelado unos segundos, no porque el peli-negro nunca le hubiera abrazado, sino porque había sido repentino. Y finalmente sonrió, hundiendo la nariz en sus cabellos, correspondiendo la acción con sus extremidades también.
-Y ojalá sea así por siempre.
Si. Ojalá.
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