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un viaje para
recordar.
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;; NO SE OLVIDEN DE COMENTAR Y VOTAR. NO LECTORES FANTASMAS.
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▐ CAPÍTULO 01.
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—¿No puede ir un poco más deprisa, por favor? —pregunto al taxista que se toma la vida entera para atravesar las infinitas arboledas y paisajes verdes que ya me sé de memoria.
Sin embargo, me dedica esa sonrisa suave pidiéndome paciencia y solo atino a echarme hacia atrás, siendo abrazada por mis amigos: Astrid Liming, Elliot Lixue y Rhea Delythena.
Por suerte, la cercanía de mis amigos no me molesta realmente porque el taxi en el que vamos es bastante grande; petición hecha por nuestra sabionda del grupo, por supuesto y no, esa no soy yo.
—Laila, sé que tienes muchas ganas de verle, pero sé un poco más receptiva con el pobre hombre, anda. Solo hace su trabajo y es imposible que esta tartana vaya más deprisa —menciona Astrid, rondando los ojos hacia el cielo.
Obviamente lo ha dicho por lo bajo, para que el único humano del interior no se ofendiera con sus palabras. Aunque para nadie es un secreto que los cuatro juntos destacamos más de lo normal, y la respuesta es bastante sencilla: los cuatro somos semidioses.
En otras palabras, hijos de dioses griegos y humanos, aunque a estos últimos nunca los conociéramos realmente. Por lo menos Rhea y yo; las dos nos conocimos en el mismo orfanato y estuvimos juntas incluso el día en que nos persiguió un Ogro gordo, de piel verdosa y realmente feo. No paraba de decir «¡Mestizas ricas! ¡Mestizas Ricas!» y cuándo descubrimos que nadie más dentro del orfanato podía verlo, ambas nos escapamos de ese odioso lugar.
Estuvimos vagando durante muchos meses en solitario y sin recibir la ayuda de nadie, realmente nos convertimos en hijas de la calle. Hasta que claro, un día, Rhea recibió un mensaje por medio de los sueños. Ambas decidimos intentarlo y llegar hasta esa parte de Long Island en la que se suponía que la mujer encapuchada y repleta de estrellas le había dicho a Rhea que su hogar allí la esperaba.
En resumidas cuentas, cogimos prestado lo suficiente para pagarnos un viaje por taxi hasta dicha calle y cuándo llegamos, lo que se nos pasó por la mente en aquella época fue que realmente nos habían engañado porque no había nada, solo bosque y más verde.
Sin embargo, Rhea sintió que había algo arriba, que de alguna manera supo que teníamos que subir y que allí se revelarían nuestras respuestas. Menuda sorpresa nos llevamos al encontrar un campamento en medio de la nada; luego descubrimos que era el Campamento Mestizo y que era el único lugar en el que estaríamos a salvo personas como nosotras. Mestizas, hijas de dioses divinas y sin un aparente destino claro.
Ese mismo día, a los siete años, Rhea fue reconocida como hija de Asteria, la titán diosa de los sueños proféticos, la astrología y la nigromancia. Su símbolo era una galaxia de estrellas, y aunque ella no tiene hermanas/os de la misma diosa titán, para mí es mi hermana pequeña.
Obviamente ya no somos esas niñas de siete años, han pasado muchos años de esa época y cada día que pasa, Rhea se vuelve más hermosa. Tiene un largo cabello pelirrojo, pómulos altos y una barbilla puntiaguda. Es un año menor que yo, es decir tiene diecinueve, y aunque a veces suele ser bastante reservada, siempre tiene sus ojos morados clavados en el cielo. Quizás porque sea muy soñadora, o busque respuestas que todos sabemos que no va a encontrar.
Además, ama las serpientes y jugar con las cartas del Tarot.
De todas maneras, mis otros amigos son Astrid y Elliot.
Astrid es lo contrario a Rhea; es pequeña, de cabellos rubios y ondulados, y bastante más extrovertida. Suele sonreír mucho, soltar comentarios mordaces y a veces es algo intensa, pero todos la queremos. Tiene ojos de tonos grises, lo que es usual en los hijos e hijas de Atenea, la diosa de la sabiduría, la guerra y los oficios. Ama escribir con plumas de tinta, y en su último cumpleaños le regalé una caja con tres de ellos; son muy difíciles de encontrar.
Oh sí, bueno, esto es un anécdota que me suele recordarle de vez en cuando porque es muy divertido. Ella es lesbiana y se dio cuenta a sus dieciséis (ahora tiene 18) porque me besó. Yo al momento le dije que no podía, ya que bueno, estaba tragada —y sigo estándolo— de una persona. Al final se quedó como un buen recuerdo privado de ambas.
Y por último, desviando mis ojos a través de una Rhea que intenta coger señal en su móvil, encuentro a Elliot, el chico de la luna; a veces lo llamamos así. Es alto, y tiene tanto la piel pálida como el cabello blanco, suponemos que por hijo de Selene, diosa de la luna y que es muy idolatrada por la diosa Artemisa y sus cazadoras, aunque eso es otro tema. Sus ojos son azules oscuros y tienen brillitos por todas partes, un detalle que le serviría mucho para ligar si no fuese porque (como yo) andaba tragado de una chica; y no, no era Astrid por muy buenas razones.
Se moría por Rhea, y siempre estaba haciendo cualquier cosa para llamarle la atención. Como ahora, que había arrebatado el móvil de Rhea para sacarlo por la ventana en busca de tener más conexión. Una mala decisión desde el principio, porque Rhea se estiró para intentar obligarle a que se lo devolviese y por una sacudida del coche, Elli lo dejó caer.
Uf, bueno, digamos que el resto del viaje se ha mantenido en silencio por parte de los dos y ahora no habrá poder humano que le haga bajar la furia a Rhea; o bueno, quizás Luke.
Sí, Luke Castellan, líder de la cabaña de Hermes y el chico que me hace tilín desde que me clavó una flecha en el trasero. Recordarlo a veces me hace que me duela la nalga izquierda, y ni siquiera sé cómo los hijos de Apolo pudieron sacarme aquello y que no me quedase ninguna cicatriz. Aunque realmente debería ser un día para olvidar, no puedo hacerlo.
Ese día me ayudó porque me propuse a demostrarle a ese hijo de Hermes que podía controlar mejor el arco y las flechas y me hice una de las mejores arqueras del campamento, incluso varios hijos de Apolo me solían pedir algún tipo de consejo. Y claro, ese día también hice amistad con Luke y es algo de lo que nunca me arrepentiré de haber hecho.
Nuestra amistad se fortaleció con los años, y aunque a Rhea no le gustaba al principio, después nuestro grupo se volvió de tres, luego se unió Astrid y más tarde Elliot. También Luke nos presentó a su verdadera familia, su madre, May Castellan que... sinceramente era una lástima ver cómo había acabado después de conocer su historia y luego a Annabeth Chase, una pequeña actualmente de doce años que idolatraba a mi amigo.
Lo cual era totalmente entendible.
De todas maneras, finalmente el taxista llegó a nuestra parada. No preguntó porqué le pedíamos que nos dejase en medio de la nada, como si de alguna manera estuviera acostumbrado. Le pagamos y nos bajamos. La estela de humo que dejó fue lo último que vimos antes de acomodarnos nuestras propias mochilas, y echásemos a andar hacia el interior del campamento.
Por cierto, normalmente siempre permanecemos en el Campamento casi todos los días del año, pero de vez en cuando nos vamos todos a quedarnos una buena temporada con el padre de Astrid (un hombre muy amable) que siempre nos recibe a Elliot, Rhea y a mí como hijos propios. Los días en esa casa eran pura fantasía.
Elliot no tiene buena relación con su padre, en palabras del propio chico es porque su padre mantiene la idea de qué es igual a su madre y que le duele verle. Por eso siempre está en donde estamos los demás; yo intento que vaya a ver a Scott Lixue, su padre, pero por ahora el tema está bastante negro.
—¡Por fin estamos en casa! —exclama un Elliot, estirando sus brazos alrededor de Astrid.
Ahora Rhea permanece a mi lado, haciendo morritos en sus labios porque obviamente sigue enfadada con el chico de la luna. Y oh sí, aparte de Astrid, los demás permanecemos en la cabaña de Hermes que suele acoger a los no reconocidos (como yo) o a los que no tienen cabaña, como Rhea y Elliot.
Traspasamos el umbral del campamento con renovados movimientos porque volvemos a casa, sin embargo, el ambiente oscuro y algo agitado del interior nos pone los pelos de punta. Parece realmente como si un huracán hubiese pasado por encima de todo el campamento.
Agarramos nuestras pequeñas mochilas, sujetándolas con fuerzas, buscando a una sola persona en todo ese lugar: a Luke. La única persona que podía darnos explicaciones de todo lo que parecía estar pasando aquí.
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✭ " NOTA FINAL ;
:: muchas gracias por apoyar esta historia sin pedir nada a cambio, como dije, las actualizaciones son los miércoles y he cumplido mi promesa.
:: espero que os haya gustado y pronto veremos a Luke con los chicos, ¡los espero la semana que viene!
→ Se despide xElsyLight.
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