𖧧 ⁞ I: Hormonas ༅
-Hormonas... ¿alguno sabe el nombre de alguna de ellas?- la maestra preguntó a modo de introducción mientras se sentaba en la mesa de su escritorio. Cruzó sus piernas y miró a la clase frente a ella, escaneado el rostro de cada uno de sus alumnos.
Notó como todos evitaban su mirada y sonrió de lado por ello, le gustaba que le tuvieran miedo.
-Si, tú allá atrás- le dio la palabra a un estudiante que había levantado su mano al fondo del auditorio.
-Umh... la testosterona es una, también conozco la oxitocina, la dopamina, serotonina...- nombró las que conocía haciendo memoria.
-Muy bien, la mayoría de las que nombraste tienen algo en común. Estas nos proporcionan el sentimiento de agrado, felicidad, placer, satisfacción...- explicó, pero se detuvo al escuchar a alguien interrumpir.
-Son las que se liberan cuando follamos- Nayeon escuchó que uno de sus alumnos le murmuraba a otro y ambos reían por el comentario.
Muy de adolescentes... pensó para sí misma y decidió avergonzarlo un poco por su inmadurez.
-Así es... Jungkook, ¿no es así?- se dirigió al chico que la miró con temor al escuchar su nombre salir de su boca, este asintió casi temblando en su asiento -...son hormonas que liberamos durante el acto sexual, la testosterona dirige la producción de espermatozoides y la oxitocina es liberada antes y durante el orgasmo, por lo que tu pareja aún no debe conocerla- dijo con una sonrisa burlona.
Todos los alumnos estallaron en carcajadas y vio con satisfacción como el rostro del chico se ponía rojo como un tomate y se ocultaba atrás de su laptop avergonzado.
-Estoy bromeando Jeon, solo quería incomodarte porque detesto que hablen mientras explico algo. Y con esto me aseguro de que no lo volverás a hacer- le habló por última vez y el chico se disculpó agachando su cabeza.
Bien... lo iba a dejar en paz. Sabía que era temida por sus alumnos y sabía que era porque a veces era una perra.
-¿Conocen alguna otra?- le volvió a preguntar a sus alumnos para avanzar con la lectura. La sala de clases se sumió en un silencio total y volvió a notar como todos los alumnos evitaban su mirada, todos menos una.
¿Cuál era su nombre? No lo podía recordar y tuvo que revisar la lista con los nombres de los estudiantes para hacerlo.
-Hmh... Yoo Jeongyeon, ¿no es así?- se dirigió a su alumna, la reconocía porque era la con mejor notas en su clase hasta el momento. Le gustaría mucho que fuera más participativa durante las lecturas y menos tímida así que decidió darle un empujón. La estudiante la miró con nervios al escuchar su nombre y asintió con inseguridad -...¿quieres agregar algo?- le preguntó.
Nayeon podía notar que la otra chica sabía del tema, pero le avergonzaba hablar y tener la atención sobre ella.
-S-Si... yo umh... sé algo sobre la hormona del crecimiento. Cumple su mayor función en los niños, hace crecer la masa muscular y los diferentes órganos del cuerpo, y además estimula el sistema inmune- recitó mientras enumeraba con sus dedos y hacía memoria. Nayeon sonrió de lado, orgullosa.
-Muy bien, señorita Yoo. Debería darle la palabra más seguido- dijo y vio con diversión como un rubor crecía en las mejillas de la estudiante por el cumplido.
¿Por qué todos se sonrojaban o avergonzaban cuando les dirigía la palabra?
-Hoy veremos todos los tipos de hormonas y sus funciones. Es importante conocerlas para entender cómo y por qué nuestro cuerpo y todos sus componentes funcionan de la forma en que lo hacen...- empezó a introducir el tema. Esto era fisiología pura y a pesar de que se alejaba un poco de anatomía, le gustaba pasarlo porque permitía entender de mejor manera lo que venía después.
De inmediato las palabras y oraciones comenzaron a salirle con facilidad. Este era uno de sus temas favoritos y amaba poder compartir su conocimiento con los demás. Llevaba siendo profesora de universidad por poco tiempo, 3 años nada más y ya sabía que esto era lo que quería hacer por el resto de su vida.
Había sido estudiante de esa misma universidad y les ofrecieron el trabajo a penas se recibió como profesional. Al principio le había costado que los demás maestros la tomaran en serio por ser tan joven, apenas tenía 26 años mientras que sus colegas en su mayoría superaban los 35 años.
Le pasaba lo mismo con sus alumnos, estos estaban en el rango de los 18 a 22 años y le costó mucho hacer que la respetaran por lo cerca que estaban en edad. Pero logró adaptar su personalidad y ahora podía notar como los estudiantes le temían y respetaban.
Le gustaba sentir ese poder...
Siguió explicando y haciendo preguntas de vez en cuando sobre lo que acababa de decir y se sintió satisfecha al notar que sus alumnos comprendían. Llevaba poco más de un mes impartiendo clases con este grupo de estudiantes y hasta ahora todo iba bien, no tenían las mejores calificaciones, pero eran bastante aplicados.
La única excepción era esa chica... ¿Jeongyeon era su nombre? Junto con ese otro estudiante que fue el único valiente que levantó su mano y respondió su pregunta al inicio de la clase. Ambos tenían calificaciones casi perfectas y destacaban del resto.
-Bien, tomaremos un descanso de diez minutos- dijo cuando ya fue suficiente, ya llevaba más de una hora hablando sin parar. Podía notar que sus alumnos estaban perdiendo la concentración y decidió que era el momento de detenerse. Se sentó tras su escritorio y le dio un sorbo a su café. Encendió su laptop para revisar su correo y estaba en medio de leer uno cuando alguien se le acercó.
-¿Profesora? ¿P-Puedo hacerle una pregunta?- levantó la vista de su computadora y se encontró con su alumna, igual de tímida y nerviosa que siempre.
-Por supuesto Jeongyeon, adelante- le contestó sin dudar. Le encantaba que sus estudiantes fueran más allá y pidieran su ayuda.
-Tengo una duda sobre la insulina... entiendo su función y que se encarga de dirigir la absorción de glucosa, pero... ¿cómo es que se produce la diabetes? ¿es por culpa del páncreas o es por otra cosa?- preguntó curiosa. Aún ni si quiera llegaban al tema de las diferentes patologías y Jeongyeon ya se le estaba adelantando.
Le gustaba lo curiosa que era.
-Te estás adelantando un par de clases, pero te explicaré de todos modos. La diabetes puede ser por una falla en el páncreas que no produce la suficiente insulina, o que las células no respondan a esta de manera correcta por diferentes factores...- le explicó y vio con ternura como Jeongyeon se ponía a escribir con rapidez todo lo que decía en una libreta, casi enterrando su cara en esta con concentración.
Hablaron del tema hasta que los diez minutos se agotaron y Jeongyeon volvió a su asiento más satisfecha.
Siguió con la clase y no lo pudo evitar, pero toda su atención se fue a Jeongyeon. La otra chica era la única que la miraba con atención luego del descanso y sentía como que estaba dándole la lección solo a ella. Podía notar cuando esta no entendía algo y lo repetía para que lo hiciera, o le hacía pequeñas preguntas para que no perdiera el hilo de lo que explicaba.
-Y volvemos a hablar de la oxitocina, Jeon presta atención a esto...- dijo y sus alumnos volvieron a reír por su comentario. El chico mencionado no sabía dónde esconderse y su rostro volvió a ponerse rojo como un tomate -...esta hormona es producida por el hipotálamo y modula comportamientos sociales, sentimentales e incluso nuestros patrones sexuales- comenzó a explicar -...produce una sensación agradable cuando nos relacionamos con alguien que nos gusta, aumenta la frecuencia cardíaca, nos hace sentir alegres e incluso nos hace sudar. Es por eso que es conocida como la hormona del amor ya que aumenta mucho cuando estamos enamorados.
Jeongyeon sintió la mirada de su maestra sobre ella una vez más y sintió su cara arder al escuchar lo que explicaba.
Palpitaciones, sudoración, alegría... estaba describiendo todo lo que le estaba pasando en ese momento mientras la tenía frente a ella. Le estaba costando más de lo normal el concentrarse en lo que explicaba, su profesora se había pasado la mayor parte de la clase mirándola solo a ella y no podía evitar sentirse nerviosa.
No lo pudo evitar y la recorrió con la mirada, hoy su maestra usaba una falda de tubo gris ajustada que marcaba todas sus curvas, tacones de aguja negros y una camisa blanca con un par de botones deshechos. Su cabello estaba amarrado en un moño y sus lentes descansaban en el puente de su nariz haciéndola ver tan ardiente como el mismo infierno.
Y cuando hablaba de estas cosas... Oh Dios, sentía que Nayeon sabía todo lo que pasaba en su cuerpo en ese momento. ¿Acaso estaba delirando y se estaba imaginando a su profesora mirarla más de lo habitual, o realmente estaba pasando?
Sus niveles de oxitocina debían estar por los cielos.
-Nos permite crear lazos, nos conecta con las personas y nos hace reconocer a nuestra pareja sexual- dijo esto último con su voz grave y rasposa característica mientras la miraba directo a los ojos y Jeongyeon pudo jurar que vio una sonrisa burlona formarse en sus labios gruesos y rosados al decirlo.
Oh Dios... su rostro ardía, lo podía sentir. Le sudaban las manos, su corazón latía loco contra su pecho y su respiración se atoró.
No supo qué hacer ni cómo actuar cuando sintió excitación repentina. Su maldita maestra la tenía encendida en medio de su clase y lo único que quería era salir de ahí y alejarse de ella.
Era la primera vez que le pasaba y sabía que estaba mal, muy, muy, mal. No podía sentir ese tipo de atracción por su maestra, era incorrecto e inapropiado y se sintió como uno de sus compañeros varones que no podían ocultar la atracción que sentían por Nayeon.
A veces los escuchaba hablar de lo mucho que les gustaría follarla contra su escritorio y hacerla callar de una vez. Ella detestaba cuando hablaban de ella de esa forma tan irrespetuosa.
Pero Jeongyeon no era mejor que ellos en ese momento... porque estaba empezando a tener fantasías similares.
Sacudió su cabeza y miró una vez más a su libreta, apretó su lápiz con fuerza en su mano y se maldijo por sentirse así.
-Nos permite reconocer lo que nos gusta, causa erecciones y prepara a la mujer para el acto sexual de una manera diferente que a los hombres. Hace que las caderas se abran, estimula la secreción de lubricante natural y hace que todo nuestro cuerpo se ponga sensible al tacto...-
Dios... ya cambia de tema por favor.
Jeongyeon rogó en su cabeza. Le hacía mal escucharla hablar sobre cosas sexuales y sintió su cabeza dar vueltas cuando vio como su maestra pasaba su mano por su atractivo cuello cuando mencionó lo de sensibilidad al tacto. Sintió como su centro empezó a palpitar y como brotaba humedad de este. Se removió incómoda en su asiento y casi chilla cuando por accidente rozó su ahora sensible clítoris con el borde de su silla.
Tapó su boca con espanto y se congeló en su lugar.
Oh... qué mal estaba todo esto. Debía controlarse y comportarse, no era posible que estuviera así de excitada en medio de una maldita clase de anatomía.
¿Era la única así? ¿Acaso sus compañeros no se sentían de la misma manera? Creía que se estaba volviendo loca y que su maestra estaba jugando con ella.
-¿Todo en orden, señorita Yoo?- se sobresaltó aún más al escuchar a su maestra decir su nombre. La vio caminar un par de pasos hasta donde estaba sentada y Jeongyeon la miró hacia arriba, sintiéndose pequeña y vulnerable bajo su sombra y su intensa mirada.
-S-Si, todo bien- contestó como pudo. Estaba tan sonrojada y alterada que su maestra debió pensar que algo malo pasaba con ella.
Lo que era cierto... algo muy, muy malo pasaba con ella, específicamente entre sus piernas.
No pudo seguir prestando atención, se quedó lo más quieta posible sobre su silla durante todo lo que restó de lectura y sintió un alivio enorme cuando su maestra por fin terminó la clase. Se puso de pie, guardó sus cosas con rapidez y salió casi corriendo de ahí. Con cada paso que daba podía sentir como su ropa rozaba su sensible sexo, dándole más placer aún y no pudo soportarlo más.
Se metió al baño más cercano, se encerró en un cubículo y se sentó sobre el retrete. Intentó calmar su respiración agitada y pasó su mano por su cuello notando las gotas de sudor que caían por este.
-Dios, perdóname por lo que voy a hacer- murmuró al cielo antes de llevar sus manos al broche de su pantalón de manera casi desesperada, lo deshizo, bajó el cierre y lamió dos de sus dedos antes de meter su mano en sus bragas.
Soltó un suspiro de alivio al por fin tener algo de liberación. Tiró su cabeza hacia atrás y se afirmó de la pared del cubículo mientras pasaba sus dedos entre sus pliegues. Chilló cuando sintió la enorme cantidad de humedad en su entrepierna. Sus bragas estaban arruinadas y tuvo que tapar su boca con su mano libre cuando rozó su sensible y erecto clítoris directo con sus dedos empapados.
Lo masajeó en círculos lentos y constantes, sintiendo como se endurecía más contra sus dígitos. El placer recorrió su cuerpo y sus caderas comenzaron a moverse de adelante hacia atrás con desesperación.
No lo pudo evitar y se imaginó a su maestra, se vio sentada sobre su escritorio mientras Nayeon era la que masajeaba su clítoris, murmurando cosas en su oído y besando su cuello. Su mano era la que estaba dentro de sus pantalones y sus dedos eran los que recorrían su piel sensible. La halagaría y diría lo bien que huele, lo sexy que es y sacaría a relucir lo mojada que estaba por ella, con esa voz autoritaria que tanto le gustaba. Luego la bajaría de la mesa, le daría vuelta y comenzaría a follarla desde atrás sin piedad alguna, golpeando su trasero y jalando su cabello como un maldito animal en celo.
Aumentó el movimiento de sus dedos sobre su clítoris y suprimió sus gemidos contra su mano. Podía escuchar a las personas afuera del baño, lavando sus manos o conversando de cualquier cosa, ajenas a lo que estaba haciendo ahí adentro.
Oh... esto estaba muy, muy mal. Pero por más que lo intentara no podía detenerse, necesitaba liberarse, no había otra manera. No podía creer que se estaba masturbando en el baño de su universidad por culpa de su maestra y su lectura.
Realmente había alterado sus hormonas...
Hizo más presión sobre su manojo de nervios, ahora masajeando de lado a lado con sus manos temblorosas y respiración acelerada mientras intentaba no hacer ruido. Sintió el familiar tirón en su vientre bajo y se preparó para lo que venía, mordió su mano y no se detuvo.
Esta vez se imaginó a su maestra desnuda sobre ella, rebotando sobre su regazo mientras se la follaba con sus dedos. Sus pechos rebotaban en frente de su cara y se metía su pezón con desesperación a su boca mientras sentía sus paredes apretarse en torno a sus dígitos. Su maestra gemía su nombre y otras groserías mientras empapaba su mano con sus jugos y enterraba sus atractivas manos en su cabello, rogándole que no se detuviera y que la hiciera suya una y otra vez.
Fue cuestión de segundos para que cayera, llegó a su orgasmo y se corrió en su propia mano. Se movió desesperada y sin control contra sus dedos, sus caderas eran impacientes mientras el placer la recorría de arriba a abajo con la imagen de su maestra fuerte y clara en su mente.
Gimió contra su mano libre mientras intentaba calmar su cuerpo. De a poco su respiración se relentizó, sus gemidos se extinguieron y su mano se detuvo entre sus piernas, la sacó de dentro de sus pantalones y pasó su antebrazo por su frente para quitarse el sudor.
-Maldita sea...- dijo al ver sus dedos empapados de sus jugos. Podía ver los hilos de sus fluidos conectarlos y entró en pánico, tomó un puñado de papel higiénico y se limpió sintiendo vergüenza.
Era una maldita puerca que merecía ir al infierno.
No podía creer lo que acababa de haber y la culpa cayó sobre ella como un montón de ladrillos. Su maestra no se merecía esto y sintió que le faltó el respeto de la peor manera posible.
Realmente estaba enferma y notó que no era diferente a sus compañeros varones, era igual de hormonal y grotesca que ellos. De verdad que era la primera vez que le pasaba algo así y no sabía cómo reaccionar al respecto. ¿Debía conseguir ayuda? ¿Por qué le pasó ahora y no en clases anteriores?
Siempre había encontrado a su maestra atractiva pero no al punto de sentir excitación sexual por las más mínimas cosas que hacía. ¿Acaso era por el tema del que hablaron hoy? ¿Era porque Nayeon la miró más de lo habitual durante toda la lectura? Realmente no sabía qué diablos pasaba con ella.
Calmó su respiración, se puso de pie, tomó sus cosas y salió de ahí. Caminó hasta el lavabo sin despegar la mirada del suelo, lavó sus manos y mojó su cara intentando enfriar su cuerpo acalorado y sudado. Salió del baño sintiendo incomodidad entre sus piernas y se marchó avergonzada hacia su casa.
¿Cómo iba a ver a su maestra a la cara ahora?
Nuevo fic! Espero les guste y lo disfruten<3
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