Estabas por salir de la casa de los Tachibana cuando abriste la puerta principal encontrándote a Takemichi consolando a Hina.

— ¿Está todo bien? — preguntas desconcertada.

— Pensó que Naoto ya no le tenía confianza...— murmura Takemichi.

— ¿Por qué no te tendría confianza? — pregunta de golpe Naoto

— ¿¡Te lo dijo!? — exclama la chica

— No, vamos a caminar, entren afuera hace frio... — les dices con una sonrisa para salir del lugar y detrás de ti siguiente el pelinegro.

Los dos caminaron hasta llegar al parque que estaba cerca de la casa de los Tachibana.

Se sentó en uno de los columpios mientras tu te apoyabas el un árbol que estaba cerca, Naoto se mecía levemente manteniendo la cabeza agachada.

— Naoto...— le llamaste

— ¿sí?

— Te prometo que no le diré a tu hermana que es lo que pasa, el por qué no estas durmiendo, puedes confiar conmigo... — dijiste tranquila

— ¿Cómo puedo confiar en ti? ¿Cómo sé que no le dirás? — pregunta el, tenía un buen punto.

— Bueno, tu dime que es lo que puedo hacer para que me creas... — dices viéndolo — Podemos buscar una solución juntos para esto, no involucrare a tu hermana ¿okey?

— ¿Por qué haces esto? ¿Por qué quieres ayudarme? — vuelve a cuestionar el

— No hay una razón en sí, lo hago porque quiero y quiero verte bien, no obtengo ningún beneficio con ayudarte, pero quiero hacerlo...

Naoto agacho la cabeza quedándose en silencio, una pequeña punzada en el corazón hizo que quisiera llorar.

Casi nadie se preocupaba por él, su mama por el mismo caso que nunca estaba en casa, solo le alegraba al ver las buenas calificaciones de su hijo.

Y con Hina, ella siempre lo estuvo apoyando, pero para el era algo normal ya que era la mayor, no tenia en nadie más en quien refugiarse.

Pero, el ver como tú, le estabas brindando tu apoyo sin pedir nada a cambio, hizo que quisiera abrir sus problemas a ti.

— ¿Naoto? — preguntas acercándote a él y colocándote de cuclillas para quedar a su altura en el columpio — ¿Por qué lloras?

El chico toco sus ojos, viendo como sus dedos estaban humedecidos, sin darse cuenta estaba llorando.

— Si te digo lo que me está pasando ¿me ayudarías? — pregunta con miedo el menor.

— Sí... Te voy a ayudar, solo tienes que decirme que es lo que sucede — dijiste suave

Naoto respiro tratando de tranquilizar su respiración.

— Veras... el problema es con mi mama — dice el triste, no sabía si podía o no contarte eso a ti, ya que tenía miedo de que lo vieras como un raro o a su madre — Sabes que- mejor no! Me quiero ir

El chico se levantó de golpe pero le tomaste de la muñeca evitando que se fuera, al tener mucha más fuerza que el trataste de no dejar marca en su muñeca.

— No me voy a burlar de ti o de tu madre, te dije que te ayudaría ¿no es así?

—. . .— se quedó en silencio

—Okey... — dijiste soltando su mano — No te volveré a presionar en temas así...

El chico se sentía mal, habías intentado apoyarlo pero el solo se encerró en su burbuja, pensando que nadie más lo iba a ayudar.