Hina y Naoto estaban caminando hacia la escuela, la mayor veía con curiosidad al menor.

—¿Dormiste bien Naoto?—pregunta la mayor

—Si... ¿Por qué?—responde somnoliento

—. . .— Hina se quedó viendo dudosa a su hermano —Bien...

Los dos siguieron caminando, hasta llegar al colegio, cada uno yendo a sus salones.

Hina en todo el día estuvo nerviosa y pensativa, aunque no lo pareciera, se preocupaba por el menor.

Al terminar las clases como era de costumbre los dos fueron juntos a sus casa.

Hacer tareas y dormir para que el día siguiente repetir la misma rutina.

La cuestión es que, Naoto no lograba conciliar el sueño, aunque quisiera, cada vez que cerraba los ojos, todo lo que había escuchado la noche anterior volvía su cabeza.

Repitiendo la una y otra vez.

Hasta llegar el punto de dormir cuatro horas al días, ojeras demasiado notables aparecían en el.

Estaba distraído, esto no pasó desapercibido por Hina.

Pero ¿y su madre? Ella nisiquiera se había dado cuenta de lo que estaba pasando con su hijo.

Nunca estuvo en casa para hablar de con ellos, por lo único que se preocupaba era de tener dinero suficiente para dárselo a Hina.

Hina, iba a hablar con su hermano, si su madre no lo hacía ella si.

—Naoto, podrías venir un minuto...—habla suave la chica.

El menor que estaba en la mesa haciendo su tarea se levanta para ir hasta donde estaba su hermana.

—Esta todo bien Hina?—pregunta Naoto

—No... Nada está bien, ¿por qué no estas durmiendo bien? Tienes notables ojeras, para alguien de tu edad no es normal—dice ella con preocupación

—Solo... Ah sido una semana difícil

Naoto ignora lo que le dijo su hermana, no quería preocuparla.

—Mirate en un espejo, eso no es normal—insiste la chica

—No te preocupes, estoy bien, ahora volveré a hacer mi tarea...

Naoto vuelve a la mesa, Hina suspira y camina hacia el baño con el teléfono en mano, iba a marcarle a alguien.

—Takemichi?—dice bajo la chica en cuanto respondieron

Si Hina ¿esta todo bien?—pregunta desde el otro lado de la línea

—Si... Solo que quería pedirte un favor... ¿Podrías venir a mi casa?

E-eh a tu casa? Estas segura? —responde con la voz temblorosa

—No te estoy llamado para eso!—exclama Hina bajito

Perdón, lo mal intérprete—dice el disculpándose

—Es sobre Naoto creí que tal vez tu podías hablar con él...

Esta bien, voy en un rato...—

Fue lo último que dijo para después colgar, Takemichi te vio, estabas con el en el momento que Hina llamó.

—Lo siento, me tengo que ir, problemas con Hina y su hermano...—dice Takemichi levantandose de la mesa.

Estaban en tu casa, tu ayudándole a estudiar. Agradecía poder dejar de estudiar.

Su oreja no soportaría más jalones por cada vez que se equivocaba.

—Voy contigo tal vez pueda ser de ayuda...

Takemichi no le dio mas opción que aceptar, ya que de una u otra forma terminarías yendo.

Y si serias de ayuda, mucho mejor.